—¿Aquí es donde todos nos preparamos para comenzar a cantar a lo high school musical?— Zach me susurraba al oído mientras la profesora trataba de seguir con su clase, a la cual realmente nadie ponía atención gracias a que estábamos a segundos de que nuestras vacaciones de primavera dieran inicio.
Miré el reloj que se encontraba en la pared del aula y reí al ver como solo era cuestión de segundos para salir del lugar.
—Claro, Zachary.— tomé al castaño de las mejillas con fuerza, apretándolas un poco, acerqué sus labios a los míos dejando un beso sobre ellos en el momento en que la campaña del lugar sonó. Reí tratando de separarme del chico pero solo se acercaba más a mí cada vez que trataba de hacerlo.
—Zach, ahora no.— Reí una vez más tratando de que el chico diera el beso por terminado de una vez.
—Tú empezaste.— frunció el ceño y dejó un pequeño pico sobre mis labios para después separase completamente de ellos.
—Esto no se queda así, Williams.—
—Como tú digas, Herron.— Reí de nuevo mientras tomaba mis cosas, Zach tendió su mano esperando a que yo la tomara y así pudiéramos salir juntos del lugar, lo cual yo hice.
—¿Estás lista para hoy?— preguntó una vez que caminábamos sobre el pasillo del lugar, fijando su miranda en mí.
—Siendo sincera, anoche no pude dormir de la emoción.— Lo miré sonriéndole y asentí.
—Así que sí, estoy impaciente, Dios.—
—¿Eso significa que ya tienes todo listo?— Asentí. —Entonces, te veo más tarde, ¿sí? tengo que acompañar a los chicos a comprar un par de cosas.— Asentí de nuevo, él sonrió y dejó un pequeño beso de despedida sobre mis labios. —Te veo más tarde.—
—Igual.— Respondí con una sonrisa para después dirigirme a la salida del lugar en busca de mi amiga la rubia, la cual se mostraba impaciente frente a su auto. —Hola Anna.— La llamé una vez que estaba cerca de ella.
—Alyssa, te tomas mil años para salir, ¿sabes?— Fruncí el ceño y miré la pantalla de mi teléfono.
—Han pasado dos minutos.—
—¡No hay tiempo que perder el día de hoy!— La chica subió al auto y reí, al parecer no era la única impaciente.
El viaje a casa no fue muy entretenido, solo era Anna creando escenarios de lo que podríamos hacer durante los próximos días fuera del colegio y del lugar.
—Anna, te veo en la tarde, ¿sí?— Le sonreí mientras bajaba del auto.
—Claro, ¡no vayas a olvidar nada!— Mencionó y arrancó, la chica sin duda necesitaba calmarse.
La noche anterior realmente no había podido dormir ni un poco, así que opté por arreglar mis cosas y así no tendría nada de qué preocuparme hoy, supuse que Matthew seguía dormido cuando entré a casa y todo estaba en completo silencio, por lo que decidí subir directamente a mi habitación y así poder recuperar el sueño que no pude la noche anterior.
(....)
—¡Alicia Maria!— un agudo grito se hizo presente en la habitación.
—¿Qué quieres, Matteo?— le respondí mientras me levantaba de donde estaba, llevé una de mis manos hasta mi mejilla mientras sentía como ardía.
—Zach llamó, dice que te ha estado llamando y no respondes así que me pidió que te dijera que ya viene llegando.— rodeé mis ojos y golpeé mi frente recordando el viaje. —Me debes una explicación, ¿irás de viaje con tus amigos y no me invitaste?—
Reí. —Después, Matt.— dije mientras me levantaba, tomé el atuendo que la noche anterior había preparado y me lo puse; una simple falda color azul pastel con botones dorados al costado, junto con una blusa rosa claro y acomodé mi cabello en una simple cola de caballo.
—Deberías presentarme a tu amiga la rubia.— El castaño estaba recargado en la entrada de mi habitación con un leve gesto pícaro.
—¿Anna?— Negó. —¿Ashley?— Está vez asintió. —Prometo hacerlo cuando vuelva.— Tomé el par de maletas que había preparado para llevar conmigo y fui hasta donde él. —Lo siento por no haberte contado, pero al menos tendrás la casa sola por un par de días.— le dejé un beso sobre la mejilla para después pasar por su lado, escuché como tocaban la puerta y bajé tan rápido como pude, aún sentía como el sueño me consumía y moría por volver a dormir, lo cual estoy segura que haré en cuanto suba al auto, por ahora solo abrí la puerta para encontrar un Zach sonriente frente a ella esperando a que saliera, el chico tomó mis maletas y se dirigió a subirlas al auto mientras yo me despedía de Matt.
—¿Lista?— Preguntó para que pudiéramos salir de casa, yo solo asentí, ambos nos dirigimos al auto donde iríamos junto a Jack y Daniel. Jonah, Corbyn y las chicas irían en un auto aún más amplio que el nuestro. —Aly, sube al auto.— llamó Zach al ver como no reaccionaba, asentí de nuevo y obedecí.
—Hola, Aly.— saludaron Jack y Daniel.
—Hola chicos.— les sonreí.
—¿Pasa algo?— Miré a Zach con los ojos tan abiertos como si alguien me hubiera hecho algo, después negué.
—Estoy bien.— Zach frunció el ceño y di un leve suspiro, el auto arrancó, me acomodé sobre mi asiento a manera de que terminé recargando mi cabeza sobre el hombro de Zach, este sonrió y comenzó a acariciar mi cabello.
—¿segura de que no pasa nada?— Asentí, me miró a los ojos y después rió. —estabas durmiendo, ¿cierto?— Asentí de nuevo, el chico dio una pequeña risita y después se acercó a dejar un beso sobre mi frente.
—¡Alto ahí, Zachary!— gritó Jack antes de que pudiera besar a Zach.
—¿Qué?— Respondió un Zach confundido.
—Recuerda las reglas.—
—¿Reglas?— Dije mientras fruncía el ceño y me levantaba del hombro de Zach.
—Jack puso un par de reglas antes de venir, o bien, solo una.— Rodeó sus ojos.
—¿Y cuál es?—
—Nada de besos.— Respondió Jack, sabía que seguir con aquello me llevaría a ruborizarme un poco, así que solo reí.
—Cállate, Jack.— Dijo Zach, para después tomarme de las mejillas y besarme, yo reí. —Toma eso.— Jack entrecerró sus ojos y miró mal al menor.
—¿Qué pasa con estas generaciones?— El ruloso se giró para mirar a Daniel. —Ya no tienen respeto por sus mayores.— imitó una pequeña lágrima falsa y Daniel rió.
—Déjalos, no es culpa de ellos que estés tan soltero.— Respondió, Jack lo miró mal.
—¿Qué pasó? ¿Cuando te he faltado al respeto? pensé que éramos compañeros en esto, Seavey. — llevó una mano a su pecho haciéndose el sufrido. —Malditos adolescentes y sus relaciones.— Zach y yo dimos una carcajada.
—Yo no tengo la culpa de que mi chica tenga labios tan bonitos.— Me tomó de la mejilla y sonreí.
—Ninini.— Imitó Jack al chico en tono de burla.
El resto del viaje fueron sólo quejas de Jack y bromas por parte de los chicos. No voy a negarlo, fue muy divertido.
Un montón de cabañas comenzaron a mostrarse frente a nosotros, sin duda eran cabañas sacadas de una película, en su máximo esplendor. Todas parecían hechas de madera oscura, acompañadas de altos árboles y palmeras, definitivamente no esperaba encontrar nieve, no es tiempo para eso, pero tampoco esperaba encontrar tanta flora viva.
Me sentía como una niña pequeña, llevaba mi rostro más pegado al vidrio de la ventana de lo que debería, me sentía tan perdida y agradecida, nunca había estado en un lugar así.
Sentí como alguien me apartaba del vidrio empañado, gracias a mi respiración, me tomaban de la cintura con fuerza y terminé recostada sobre las piernas de Zach, el chico me sonrió y yo sé lo devolví, después se acercó y dejó un corto beso sobre mis labios.
—Llegamos.— Dijo Daniel, al instante me levanté de las piernas del chico e intenté salir.
—¿Qué hacen?— Me quejé al ver como Jack había activado el seguro de niños para que no pudiera salir. —¡Jack, ábreme!—
—Solo no te vuelvas loca.— Dijo, yo me recargaba en la puerta con fuerza mientras seguía intentando abrirla, pero el seguro lo impedía. De un segundo a otro, Jack optó por quitarlo y la puerta se abrió de una, causando que yo, gracias a la fuerza con la que estaba recargada en ella, cayera al suelo en seguida, rodando del auto hasta el suelo.
—¡Jack!— bufé una vez que estaba abajo.
—¡Te dije que no te volvieras loca!— Rodeé mis ojos.
El otro auto llegó y aparcó a un lado de nosotros, las chicas bajaron de él y me miraron raro.
—Hola.— dije, aún en el suelo.
—No voy a preguntar nada.— Dijo Ashley y se dio la vuelta, yo extendí mi mano y Esther la tomó, ayudándome a levantarme.
—Gracias.— Le dije, ella guiñó un ojo y se fue por el mismo camino que Ashley, Jonah bajó del auto y se posicionó junto a mi. —Así que... aquí creciste.—
—Síp.— Dijo mientras daba un leve suspiro y hacía énfasis en la "p".
—Estoy segura de que nunca fuiste un niño aburrido, hay una infinidad de cosas por hacer aquí, hasta me muero de ganas de trepar los árboles en busca de cascadas.— Hice una mueca y lo miré, él río y aplastó mis mejillas.
—Por eso eres mi favorita.— Reí junto a él y después fuimos a la entrada del lugar.
—Antes que nada, los conocemos, así que hicimos un plan y ya escogimos una habitación para cada quien.— Esther alzó sus cejas mientras nos veía. —Anna y Ava, la habitación de Svea. Daniel y Jonah tendrán la habitación de mi hermano, Ashley y yo estaremos en la mía, Jack y Corbyn en la sala y Zach y Alyssa en la de nuestros padres.— Jonah sonrió, Jack levantó su mano.
—Disculpen, pero estoy en contra de que mi chico duerma con una chica en la misma habitación.— Dijo y puso un brazo sobre el hombro de Zach, fruncí el ceño y lo quité, los demás rieron.
—Bien, ustedes pónganse cómodos, yo iré por Sawyer.—
—¿Sawyer?— pregunté una vez que el chico salió del lugar.
—El perro de la familia.— Ava río y yo asentí.
—Aly, ven acá.— Seguí a Zach, quién cargaba nuestras maletas y se negaba rotundamente a dejar que lo ayudara, llegamos a la habitación que nos había sido asignada y, antes de que pudiera decir algo, Zach dejó las maletas sobre el suelo sin cuidado y se lanzó en la cama para abrazar una de las almohadas.
La habitación de los padres de Jonah sin duda era la más grande de todas, además de que tenía baño propio, contaba con un estrecho balcón donde estaba segura de que pasaría un buen tiempo. El lugar estaba arreglado de manera elegante y algo rústica, los detalles de madera se hacían presente en la habitación entera junto a un par de toques de seda blancos.
Una leve risita se me escapó y al instante corrí hasta el balcón, puse mis manos sobre el barandal y sentí como el aire del lugar me recorría, este era sin duda uno de los mejores sentimientos, no por nada la gente siempre me había considerado chica de naturaleza, sin más ni menos, no hay nada que me haga más feliz que eso.
O eso pensé.
Las cálidas manos de Zach recorrieron mi cintura haciendo que diera un pequeño brinco del susto, el chico me acorraló al barandal tan rápido como pudo hasta que logró que quedara frente a él, sonreí junto a él ante aquel movimiento, el castaño mordió de su labio con cuidado y apartó un mechón de mi cabello de mi rostro.
—Nunca había tenido una vista tan bonita frente a mi.— Y antes de que pudiera responder, me tomó del mentón y juntó sus labios con los míos, en un nada-tranquilo beso, elevé un poco mis brazos hasta rodear su cuello con ellos y poder tener un mejor acceso. Zach aprovechó de aquello para sujetarme con más fuerza y apegarme a su torso, sus manos bajaban poco a poco de donde estaban, haciendo que el beso se intensificara aún más.
Ambos estábamos en lo nuestro, no pensábamos en otra cosa hasta que un pequeño ruido causó lo contrario.
—¡Saluden a la cámara!— Jonah y Corbyn se encontraban a nuestra derecha, aquel molesto ruido de la cámara de su celular había causado que Zach y yo dejáramos lo que hacíamos.
—Estúpido Jonah, estuvimos a nada de grabar una porno, todo fue culpa de tu cámara ruidosa.—
Fue imposible no sonrojarme.
—¡Casi la tragas entera, Herron!— los gritos agudos provenían de un balcón a nuestra izquierda, un poco más abajo que el nuestro, pero estaba segura de que aun así pudieron observar todo.
Ashley, Esther, Anna, Ava, Jack y Daniel, todos mirando desde el mismo balcón.
—Idiotas.— Mencionó Zach un tanto molesto, rodeó sus ojos y tomó una de mis manos para llevarme dentro de la habitación.
—¡Espera a que tu madre vea esto, Zachary!— Los gritos de Jack y Daniel aún se hacían presentes —¡Usen protección y no le hagas daño!— Estaba tan apenada que lo único que hacía era reír entre dientes.
Zach bufó y se recostó en la cama de nuevo, del lado opuesto al que yo estaba, así que, por ende, me daba la espalda. Volteé a mirarlo y sonreí al notar que se había enfadado, no hice nada mas que recostarme detrás de él y abrazarlo por la espalda, el chico se volteó y se soltó de mi abrazo para rodear mi cintura con sus brazos y apegarme a él, colocó su mentón por encima de mi cabeza y yo abracé su torso, después de eso, nadie dijo nada, y de un segundo a otro ambos caímos en un profundo sueño.
(...)