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37. Comienza el gran Torneo
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Lo estudiantes que serían parte del torneo de los tres magos llegarían durante la tarde. A Hogwarts harían arribo dos colegios con magos y brujas provenientes de otros países y culturas que serían los huéspedes de la escuela inglesa durante todo el año que durase el evento.
Todos parecían felices por esta situación, sobre todo los aspirantes a participar para obtener todas las recompensas que el campeón terminaría por adquirir una vez coronado. Dentro de Slytherin muchos querían ser seleccionados, pues el espíritu de competitividad dentro de la casa era altísimo y no había nada mejor que posicionarse y ser el seleccionado.
—¿Piensas participar?
—Oh, por supuesto que no —Nina no tenía ninguna intención de ser escogida; sentía que aún no sabía nada con respecto a los chicos que se presentarían al torneo oficialmente.
Draco la observó mientras le daba una mordida a la tarta que comía y asintió.
—A mí me gustaría participar, pero no podremos.
—¿Cómo lo sabes?
—Pues sabes que lo sé todo, tengo mis fuentes.
—Entiendo —La chica supuso que hablaban de su padre y no quiso preguntar más al respecto —Oye, alguien te mira desde el fondo de la mesa —le susurró Nina.
Draco observó disimuladamente y se topó con una chica castaña de ojos verdes quien rápidamente bajó su mirada al plato de comida. El rubio se sintió intrigado, jamás había intercambiado palabras con Astoria Greengrass, sin embargo era porque no solía hablar con personas menores, no porque le desagradara.
—¿Ella es la hermana de Daphne?
—Sí y creo que la tienes encantada, siempre te mira disimuladamente.
Draco sonrió y volvió a echarle una mirada.
—Tú parece que jamás te habías dado cuenta de su presencia ¿Ves el tiempo que pierdes besuqueandote con chicas y después no llegar a nada?
—Nadie dijo que quería algo con alguien a diferencia tuya ¿Hay algo que quieras decirme o contarme?
Nina no había mencionado nada acerca de su último encuentro con Fred en la biblioteca, sentía que era algo que sólo pertenecía a ellos dos y no quería compartirlo todavía con nadie. Ni si quiera se lo había dicho a Luna todavía. Echó una mirada fugaz a la mesa de Gryffindor y observó como Fred se reía con su hermano gemelo de quizás que cosas.
Sí, le encantaba la forma de reír del pelirrojo.
—Veo que no tienes que decir nada para darme cuenta de lo que sucede —le molestó Draco —¿Cuándo va a ser oficial? No puedes decir que entre ustedes no sucede nada.
La voz de Albus Dumbledore la salvó por así decirlo ya que se colocó en el proscenio para que todos lo atendieran.
—Ha llegado la hora de que recibamos a nuestros camaradas, a nuestros hermanos en la magia —dijo de forma sonriente —Hagamoslos sentir como en casa y que su estadía sea muy confortable —hizo una pausa y abrió las grandes puertas —Primero recibamos a Madame Máxime y a los cautivadores estudiantes de Beauxbatons.
Nina observó como fueron entrando una a una las chicas que formaban parte de la delegación. Asumió que el carruaje tirado por Abraxams era el que las transportó y había arribado hacia rato atrás. La Slytherin se percató que entre ellas habían dos amigas de la infancia que no veía hacía mucho y se alegro mucho al notarlas entre las filas. No pudo evitar percatarse que todos los varones sentados en las mesas estaban más que prendados por aquellas doncellas y que las chicas notaban con interés a los chicos vestidos de celeste.
—¡Bienvenidos, bienvenidos! Ahora no los hagamos esperar más, han llegado nuestros amigos del norte —mencionó con alegría —Recibamos a los estudiantes de Durmstrang y a su director Igor Karkaroff.
Draco estaba fascinado al notar que entre las filas entró Viktor Krum, el buscador del equipo de Bulgaria.
—No sabía que era tan joven —susurró Nina en su oído —Parece que estás enamorado de él.
—Oh, cállate.
Se notaban que tenían una enseñanza muy diferente, inclusive las chicas. Todos desprendían un aura distinta a los demás colegios.
—¿Sabías que Igor Karkaroff es un mortífago?
Nina observó a Draco mientras los dos directores se abrazaban de forma fraternal.
—Sí, fue Albus Dumbledore el que ayudó en su liberación; tal como en la de Severus Snape —cuchicheó Draco.
Nina observó atentamente al hombre, era mal parecido, de tez oscura y con una mirada aguileña. Como si estuviera esperando a encontrar a una presa para la cena. Si bien no le causó una impresión decente asumió que no podía ser tan peligroso si era amigo del director, sin embargo ahora no podían fiarse de nada.
Cuando todos pensaron que las presentaciones habían terminado, llegó un hombre harapiento y mojado por la lluvia, tenía un ojo de vidrio encantado y se apoyaba en un bastón.
—¿Qué demonios? —interrogó Draco.
—Es Alastor Moody, trabajó en el departamento con mis padres —susurró —Se supone que jubiló, pero no deja de ir al ministerio. Es un cazador de magos tenebrosos y la verdad es escalofriante —replicó Nina mientras lo observaba y recordaba las cosas que a veces mencionaban sus padres.
—Ya lo recuerdo, el amigo de mi padre le arrancó el ojo.
—Y se volvió loco después de aquello —afirmó Nina guardando silencio para que Dumbledore y Ludo Bagman pudiesen terminar las indicaciones que no terminaron nada bien, ya que nadie menos de discisiete años podría participar en el torneo tal como había dicho Draco, lo que generó ronchas a la hora de terminar la cena.
—¿Dónde vas? Quiero irme a la sala común —refunfuñó Draco —Si te irás con Weasley te dejaré sola.
Nina se volvió y le levantó el dedo del medio, causando risas en el rubio. Se apoyó en una pared a esperarla y pudo notar que iba en dirección a la mesa de Ravenclaw, tal vez para hablar con Luna, no obstante su sorpresa fue mayor cuando notó que saludaba a una de las chicas más guapas de Beauxbatons.
—¡Mon dieu, Fleur! Combien de temps s'est écoulé! —le saludó con un francés perfecto que no utilizaba ya hacía tiempo —¡Gabrielle!
Ambas francesas eran sus amigas de infancia y si bien se había perdido el contacto hace años aún tenía un bello recuerdo de ellas. Los Delacour eran amigos de sus abuelos por ende todas se conocían desde muy niñas, Gabrielle era de su edad y Fleur era dos años mayor que ella.
—¡Oh! Nina comme tu es belle, te regarde est merveilleuse— chilló Fleur y después la abrazó de manera cariñosa.
Continuaron hablando un poco más utilizando el francés, pues ellas tenían que acostumbrarse a su inglés. Era muy especial para Nina volver a encontrarse con personas que fueron parte de su niñez antes de irse de Francia.
—Tu es toujours une française —murmuró Gabrielle, feliz de verla.
Y eso era verdad, Nina jamás había dejado de tener las costumbres de Francia y seguía los modales y la moda que allí había inculcado a pesar de haber estado cuatro años ya en Inglaterra.
—Me alegro mucho de que estén aquí —sonrió —Espero que disfruten de su tiempo en Hogwarts.
*****
Los días fueron pasando y así también el convivir con las demás escuelas fue haciéndose algo común. Como todo Slytherin estaba compartiendo con Durmstrang, Xavier no fue la excepción; particularmente su amistad fue con un grupo de chicos muy asiduos a las pociones avanzadas.
—¿Osea que es posible hacerlo? —les preguntó a los chicos que eran un año mayor que él.
—Sólo debes procurar usar uno de los cabellos o algo que pertenezca a la persona en cuestión —comentó uno—Recuerda que no quieres hacer amortentia, si no que algo que vaya generando el interés entre tú y la persona que selecciones.
—Bien, lo haré bien—señaló —No se preocupen si no soy un idiota.
—Igual no deja de ser bastante bizarro que quieras hacer aquello con una chica —dijo uno de los búlgaros —Creo que es algo raro. . .
—Sólo es algo académico, no voy a usarlo en realidad —mintió —Quiero probarle al profesor Snape que puedo realizar algo relacionado al romance que no sea la Amortentia.
Ese comentario no convenció del todo a los chicos que conversaban con él, ellos lo encontraban algo extraño, callado, alejado y ajeno al resto de sus compañeros de casa –como si no perteneciera allí–. Sin embargo de igual manera a los chicos les gustaba platicar con él debido a los temas sórdidos e interesantes que planteaba a la hora de las charlas.
—Yo creo que debes de estar obsesionado con una de las chicas de aquí —le espetó otro de los chicos —O de lo contrario ¿Para qué quieres el felices para siempre?
Xavier no era muy expresivo, no obstante sonrió y se carcajeó con los chicos de Durmtrang ante aquella mención que era del todo cierta aunque ellos no fueran a saberlo. Ellos no tenían idea sobre Nina y los pensamientos que el chico tenía sobre ella, no sabían del eventual rechazo de ella ante las acciones impertinentes de él y si lo hubieran sabido probablemente le hubieran alentado pues los hombres solían tener una camaradería que iba más allá de lo correcto y lo moral.
—Sólo cuestiones de ego, para el profesor Snape esa poción es algo tonto y que es prácticamente un artilugio para ilusionar o engañar a modo de placebo —susurró —Como si fuera una aspirina.
El felices para siempre, solía aparecer en los cuentos de hadas muggles cuando una chica común quería enamorar a un príncipe inalcanzable. Era una poción supuestamente inofensiva, que se aplicaba en alguna bebida o té que bebiera la persona en cuestión, después de haber bebido se debía besar a la persona y ésta caería rendida a los pies de quien se la diera.
—Espero que sea así, dicen que no es dañina pero en algunos países es ilegal.
—¿Por qué?
—Pues porque sometes a una persona a tu voluntad, la besas a sabiendas que no tiene como saber el porqué comenzará a sentirse atraída, o el cómo ocurrió que se enamoró de tí— acotó el joven —Lo que deben tener claro quiénes la ocupan que si la persona a la que le quieren dar de beber ya tiene un amor en su vida destinado a ser, la poción no tendrá ningún efecto.
Claramente lo que Xavier sentía por Nina no era amor de verdad. Era una obsesión bastante grande y un deseo infame de ser mejor que Fred –como si se tratara de una competencia– No podía asumir que ellos estuvieran comenzando algo real, pues él creía que no era nada serio y se sentía con el derecho de querer separarlos a cómo de lugar.
—Pues ya te dije —resolvió —Es sólo con fines académicos, no tienes que temer por nadie— comentó Zimej —Y la verdad es que no parecer ser de Durmstrang, eres bastante sencible.
—No se trata de eso, se trata de algo ético.
—Bien, aquí en Slytherin eso no suele suceder; así que es cosa de que te vayas acostumbrando.
Una vez con aquella información, después del fin de las clases de ese día; Xavier se dirigió a las mazmorras a escondidas de todos, inclusive de Snape a quien no le gustaba prestar el laboratorio con fines que no fueran estrictamente de estudio.
Atentamente fue mezclando los ingredientes que estaban en la receta que su compañero de Durmstrang le había entregado. Estaba concentrado y decidido a usarla cuando fuera la oportunidad. No daría ningún paso en falso, resolvería una situación para que no hubiera equivocación alguna.
Sigilosamente terminó y lavó los instrumentos que había utilizado para la mezcla. Guardó los trastes en el armario y límpió todo lo usado prolijamente para evitar ser descubierto.
Una pequeña sonrisa de satisfacción surcaba sus labios pues sabía que tarde o temprano su plan terminaría bien. Entró en la sala común una vez terminada su labor y observó a la chica en cuestión reír junto a Draco, Vincent y Gregory.
Pronto estaría riendo con él, lo conseguiría definitivamente.