Dariem

By SaylaTrack

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Luego de que Narel defendiera a un muchacho, de la golpiza que le estaban propinando unos vándalos, descubre... More

SINOPSIS
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43: Pasado
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
Epílogo
🎄Especial de Navidad🎄

CAPÍTULO 16

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By SaylaTrack

La observaron comer, y ambos sonrieron con ternura. A Luna realmente le había gustado la hamburguesa, y el juguetito que le había tocado en su caja.

—¡Quiero ir ahí! —exclamó señalando el área de niños, donde habían juegos para los pequeños.

—Iremos ahí también —sonrió Dariem, limpiándole las mejillas que se habían ensuciado con salsa.

La tomaron uno de cada mano, y ambos caminaron con la niña, llevándola con los demás revoltosos.

—Gracias por traerla aquí.

—No hay de qué —sonrió viéndola como se subía por las escaleras, y se tiraba a una piscina de pelotas de colores, riendo

—¡Mira Dar! —exclamó con una gran sonrisa, antes de arrojarse una vez más.

—Sube con cuidado, te puedes lastimar —le dijo el muchacho.

Narel giró su rostro, y observó con una suave sonrisa al moreno.

—Te ves bien.

—Tú también, pero sabes como te prefiero.

Sonrió, y bajó la cabeza. Sí, lo sabía... Así como también sabía, que no la dejaría dormir una vez más.

***

—¡Fresa, chocolate, banana y vainilla! —exclamó con una gran sonrisa, mirando todos los sabores de los helados.

Aunque ella aun no pudiera leerlos.

—Sólo uno Lu, después no te lo acabarás —le dijo con calma Dariem.

—Pero yo quiero de fresa, chocolate, banana y vainilla —le dijo haciendo un mohín—. Prometo comerlos todos, por fis.

—Si no los termina, podemos llevarlo a la casa —propuso Narel, sonriendo.

—De acuerdo —suspiró Dariem.

—¡Papá dijo que sí! —sonrió divertida Narel, tomando a la niña en brazos, para alzarla, y que mirara como le preparaban su pedido.

—¿Pueden ponerle chispitas?

—¿Te gustan a ti?

—¡Sí!

—En ese caso, póngale chispitas también —le pidió la castaña a la chica que los estaba atendiendo.

—¡Y salsa de chocolate! Por favor Narel, me gusta también.

—De acuerdo —sonrió—. Y salsa de chocolate también.

—Y-

—Y nada más —la interrumpió Dariem—. Con eso es suficiente.

—Que malo.

—Sí, muy malo, luego te dolerá la panza ¿y quién tendrá que cuidarte?

—Narel puede cuidarme ¿verdad? —le preguntó mirándola a las ojos, llevando sus orejitas hacia abajo.

Esa pequeña era toda una manipuladora.

—Claro que sí hermosa, pero mejor es que no te enfermes, Dariem tiene razón.

Tomaron el pote de helado, y los tres volvieron al auto, ya era muy tarde para estar con la niña en la calle, y Dariem no quería arriesgarse.

—Ponte el cinturón cariño —le dijo la castaña, colocándose el suyo.

Con ayuda de Dariem lo abrochó, y luego el muchacho le quitó la tapa al helado, para que pudiera ir comiendo por el camino de regreso.

—¿Está bueno?

Sólo asintió con la cabeza, mientras se devoraba una gran cucharada.

Dariem se apoyó contra el vidrio de la puerta, y observó aburrido la ciudad. Él ya quería regresar a la casa, y hacer dormir a Luna.

Narel lo miró por unos segundos, y luego extendió su brazo, para poder tomarlo de la mano.

El la miró curioso, ya que ella había entrelazado sus dedos.

—¿Qué pasa?

—Nada —sonrió.

Permanecieron tomados de la mano varios minutos, mientras ella conducía de regreso a su casa.

—Narel.

—¿Qué pasa Lunita?

—¿Tú quieres que venga Rubí? —le preguntó la niña, jugando con la cuchara y los confites del helado.

—¿Quién es Rubí?

—La chica que se besa con Dar, a mi no me gusta ella.

—Ah... —murmuró Narel, soltando la mano se Dariem.

—Hoy quería venir con nosotros, y yo le dije que no... Ella es mala.

—Luna, mejor sigue comiendo tu helado —gruñó el moreno.

—Está bien —le dijo haciéndolo, inocente de lo que había hecho.

Dariem observó a Narel, pero la castaña se negó a mirarlo. ¿Por qué se enojaba?

***

—Descansa hermosa —sonrió la joven castaña, arropando a la niña, y besando suavemente su frente, acomodando el conejo junto a ella.

Eran alrededor de las once de la noche, y Luna finalmente se había dormido, luego de que Narel le leyera varios cuentos que ella misma había traído.

—¿Podemos hablar ahora? —le preguntó el moreno.

—¿De qué?

—De que estás molesta conmigo, no se suponía que íbamos a terminar la noche así.

—Bueno, tal vez puedas terminar mejor la noche con Rubí.

—Narel, ¿me estás reclamando lo que hago?

Negó con la cabeza, y le dio la espalda, caminando hacia la habitación, seguida por él.

—Escucha, no he estado con ella... Al menos no ayer, ni hoy.

—Ah, bien, me quedo más tranquila, Dariem —pronunció irónica.

—¿Estás celosa?

—No.

—Mírame entonces, y dime que no estás celosa.

—No tengo tiempo para esto.

Sonrió y se acercó a ella, tomándola del rostro para que lo mirara.

—¿Quieres qué sólo tenga sexo contigo?

—No me gusta estar con hombres, que están a la vez con otras. Si vamos a estar juntos más de una vez, o lo haces sólo conmigo, o no lo hacemos más.

—Me pones condiciones.

—Sí, no suelo repetir con el mismo hombre si es una relación casual.

—Así que si quiero follarte todos los días, sólo debo hacerlo contigo —sonrió a escasos centímetros de sus labios.

—Sí.

Los probó suavemente, antes de besarla, y que ella lo abrazara, guiándola hacia la cama.

La acostó, y se subió encima de ella, acariciándole los muslos, levantándole el vestido para poder recorrer su piel. Bajó su boca a su cuello, y comenzó a morderlo, escuchándola jadear, acariciándole la espalda.

—D-Despacio —le pidió con los ojos cerrados, al sentir sus dientes pellizcando su sensible piel.

Le separó los muslos, y se colocó entre ellos, antes de volver a besarla, tomándola del rostro, ansioso por volver a estar en su interior.

—Dar... ¿Qué hacen? —preguntó con temor una suave vocecita.

Narel lo empujó rápidamente al escuchar a la niña, y su rostro tomó un color rojo. No habían cerrado la maldita puerta. El estúpido de Dariem no lo había hecho.

—L-Luna, ay, Dios mío —pronunció avergonzada Narel, cubriéndose el rostro.

Era definitivo, Dariem no tendría suerte aquella noche.

El moreno se acercó a la niña, y la tomó en brazos, llevándola a la sala nuevamente.

—Dar ¿Por qué estabas encima de Narel? ¿Qué le estabas haciendo? ¿Por qué-?

—Ella sólo no se sentía bien —la interrumpió acostándola nuevamente en el sofá, y tapándola.

—¿Qué le duele?

—La panza, por comer mucho helado.

—¿Y tú por qué estabas encima de ella?

—Sólo... Sólo la estaba ayudando a acostarse. ¿Y tú por qué te levantaste?

—Me desperté porque no quiero dormir sola ¿puedo dormir con Narel?

Suspiró, y se sentó resignado en el sofá, haciéndole una seña con la mano a la niña, para que se levantara.

—Ve a preguntarle si quiere.

—¡Gracias Dar! —chilló colgándose de su cuello, dándole un beso en la mejilla, antes de salir corriendo hacia la habitación.

Al menos se lo había creído, o eso creía...

...

Jajaj hasta aquí por hoy amores míos 😘❤

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