CAPÍTULO 43: Pasado

36.1K 3.1K 60
                                    

Se encontraba hurgando entre los grandes contenedores de basura, buscando algo que se viera útil para ingerir. Sus compañeras, con quienes habían ido a la ciudad, no estaban muy lejos de ella.

—Oye, eres una bestia ¿verdad? —preguntó un tipo que había salido del edificio, donde ella se encontraba hurgando.

La joven intentó ignorarlo, y tomó la bolsa que estaba descansando junto a sus pies, con la clara intención de irse de allí. Pero él la tomó de uno de sus antebrazos, deteniéndola.

—Espera —Pronunció con una sonrisa divertida—. No sólo te pareces a un gato, eres arisca como ellos.

Ella no dijo nada, sabía que sería peor. Sólo se quedó callada y mirando hacia abajo, deseando que alguna de sus compañeras llegara en ese momento.

—No eres fea, déjame verte mejor —le dijo tomándola con su otra mano por debajo del mentón, para levantarle la cabeza.

La muchacha frunció el ceño, y el tipo la observó detenidamente.

—Eres bonita, tienes una belleza exótica —pronunció girándole el rostro—. Un poco de agua y jabón, un buen vestido, y quizás podrías llegar lejos.

Sus ojos de gato se afilaron peligrosamente al escuchar aquello. No le importaba cuales podían llegar a ser las consecuencias, pero si ese humano intentaban hacerle algo, se defendería.

—¿Entiendes lo que te digo? ¿Hablas mi idioma?

—Sí.

—Bien, al menos sé que hablas. Escucha bonita, ¿nunca soñaste con salir de ese horrible lugar? ¿Tener una cama caliente? ¿Ropa decente? ¿O siquiera comida de verdad?

—Nada que venga de los humanos, será bueno.

Sonrió divertido.

—Pueden pagarte muy bien, por algo que harías gratis. Piénsalo, y si cambias de opinión, ya sabes donde encontrarme.

Se alejó de ella, y salió de aquel callejón, dejando pensativa a la joven castaña.

***

—Mira lo que encontré hoy —pronunció con una gran sonrisa ilusionada, un joven muchacho de cabello negro, y ojos verdes azulados—. Están en muy bien estado, y creo que con estos tablones, ya podríamos construir nuestro propio refugio.

—Eso es genial, Dar.

—Venus ¿estás bien? —le preguntó preocupado—. Te noto algo extraña.

—Sólo pensaba en la vida de mierda que llevamos aquí.

—Amor —suspiró afligido—. Lamentablemente... Esto es lo que somos, lo que tenemos.

—Pero no es justo —pronunció con rabia—. ¿Por qué tenemos que conformarnos con la basura de los humanos? ¿Por qué tenemos que ser las "Bestias"? Dariem, yo... Creo que si tuviera la oportunidad, para sacarnos de aquí, lo haría.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —le inquirió con el ceño fruncido.

—Nada amor, olvídalo —sonrió pasando sus brazos por detrás de su cuello, para ponerse en puntas de pie, y besar sus labios.

***

—No te imaginas cuanto me alegra esto —le dijo con plena felicidad un joven rubio, ayudando a su amigo a construir su refugio.

—Gracias Onías, encontrar esto, fue como hallar un tesoro. Finalmente podremos tener nuestro propio hogar con Venus.

—Ella debe estar tan emocionada como tú —sonrió.

—Em, no tanto. Ella sigue con la idea de querer irse de aquí, de tener una vida como la de los humanos. Y es frustrante, porque es algo que no puedo darle.

—Yo creo que el sueño de todos es el mismo, Dar. Y no está mal que Venus sueñe con eso.

—No digo que esté mal, sólo que debería aceptar de una vez por todas, que ésta es nuestra vida, que esto es lo que somos.

—Déjala soñar, Dariem, es lo único que no pueden arrebatarnos.

***

—Estás quedando preciosa —sonrió Venus, mientras trenzaba el cabello de una jovencita.

—Puedo hacerlo sola, pero me gusta que lo hagas tú —sonrió Rubí.

—Has crecido tanto. Aún recuerdo cuando eras un niñita, y correteabas por todos lados, cortando flores —recordó con nostalgia.

—Sí, pero ya no soy una niña, me estoy convirtiendo en mujer.

—¿Mujer? —repitió divertida—. Cariño, tienes doce años, te falta mucho para ser una mujer.

—No mucho...

—¿Es que acaso te gusta un niño? —preguntó traviesa—. ¿Quién es? ¿Tadeoh?

—No —exclamó frunciendo el ceño—. No me gusta él... En realidad, no me gusta ningún niño, es más grande que yo.

—¿Más grande que tú?

—Sí, pero él jamás se fijaría en mí, tiene mujer.

—Mejor así, además eres una niña, tendría que ser un enfermo para fijarse en ti.

Rubí no dijo nada, ya que no le convenía hacerlo. Muchos menos, decirle quien era ese hombre.

***

Había pasado una semana desde que había visto a aquel tipo, y había decidido volver a aquel lugar. De sólo pensar que tendría que volver al basural, se sentía asfixiada. Odiaba aquel lugar, odiaba su raza, sus orejas y ojos, que tan diferente la hacían al resto de los demás.

Odiaba a los humanos, y de cierto modo, envidiaba a aquellas Bestias, que pareciendo humanos, no hacían nada para mejor su situación. Si ella no tuviera ojos u orejas de gato, ya se habría ido hace mucho del basural.

—Vaya, vaya, parece que la gatita ha vuelto —sonrió divertido, apareciendo en el callejón—. Supongo que estás aquí porque pensaste en lo que te dije, y lo aceptas.

—No es tan fácil. Quiero saber cuales son tus verdaderas intenciones.

—Tú me ayudas, y yo te ayudo, bonita. Es simplemente eso, no hay nada oculto.

—¿Y cómo se supone que debo "ayudarte"?

—A veces a mis clientes, mientras comen y beben, les gustan presenciar algún tipo de show. Como bien te dije cuando nos conocimos, pueden pagarte por algo que tú harías gratis.

—¿A qué te refieres con eso?

—Hagamos algo, bonita. Ven ésta noche, luego de la una, y te mostraré un poco de lo que mis chicas hacen, y de lo que espero de ti.

—Yo no quiero tener sexo con ningún tipo.

—No hace falta que tengas sexo con ellos, al menos no por ahora.

—¿Y qué haría entonces?

—Bailar —sonrió—. Pero para que lo entiendas mejor, ven ésta noche luego de la una. Y creo que no hace falta que te diga que debes hacerlo sola.

Venus lo observó insegura, y luego de meditarlo por unos segundos, asintió con la cabeza.

...

DariemWhere stories live. Discover now