CAPÍTULO 32

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—¿De una bestia? ¡Estás enferma Narel! ¡¿Cómo pudiste haberte acostado con un animal?! ¡Es lo peor que podías haber hecho! —exclamó completamente furiosa su madre.

—Eso creí que dirían, quiero que se vayan.

—Por supuesto que nos iremos —pronunció su padre con asco, al mirar su vientre—. Olvídate de nosotros, Narel. Y espero... Esa bestia que llevas en tu interior, no te mate en el parto.

Caminó furiosa hasta la puerta, y la abrió.

—Largo, fuera ¡Ya! ¡No les a voy a permitir a nadie hablar así de mi hijo! ¡Quiero que se vayan!

Ambos se fueron, y cerró de un portazo, llorando de rabia, de impotencia. Tocó su panza, y la sintió muy rígida, sabía que debía calmarse, al bebé no le hacía bien.

Volvió a la sala, se subió al sofá, buscando una posición cómoda.

—Tranquilo, tranquilo bebé —lloró de forma silenciosa, acariciando su panza—. Soy una estúpida por haberme alterado, y no pensar en ti primero.

Respiró profundo varias veces, y poco a poco sintió como su vientre se relajaba, con cada respiración, con cada caricia.

—Eso pequeño, tranquilo, sólo escucha la voz de mamá. Siempre voy a estar contigo.

***

"—Ella ya tuvo al bebé, es una niña —sonrió una joven rubia.

—¿Crees qué ella me deje pasar a verla?

—Venus está muy débil para replicar. Además, no creo que se ofenda, pasa —sonrió.

Inseguro, Dariem abrió la cortina, y entró en aquella precaria habitación, donde estaba Venus, tendida en un colchón en el suelo, tapada con una mantas. A su lado, había un pequeño bulto, moviéndose, quejándose bajito, que pronto comenzó a llorar.

—¿Qué quieres aquí, Dariem? —preguntó molesta, cansada.

—Sólo saber como te encuentras. Es una niña, felicidades.

—¿Felicidades? ¿Hablas en serio?

—Tu hija nació sana ¿No deberías estar feliz?

—Hubiese preferido que se muriera durante el parto... Pero ni así tuve suerte —masculló las palabras con lágrimas en los ojos—. Ella nació de todos modos.

—Venus —Suspiró con pesar, al ver que la bebé no dejaba de llorar, y ella no hacía nada para calmarla.

—¿Puedes irte? Bastante tengo con soportar sus gritos, para aguantarte a ti también.

—Tal vez tenga hambre.

—No me interesa, vete Dariem.

Se acercó al colchón, y tomó a la bebé. Tan pequeña, con apenas unas pelusitas negras sobre su cabeza, y dos orejitas.

—Es una niña preciosa.

—Es algo que jamás debió nacer.

—Venus, ella ya está aquí, y nada lo cambiará.

—Sí, tal vez algo lo cambie."

Observó a Luna dormir con el oso que Narel le había regalado, abrazándolo. Se había dormido luego de que él le leyera dos capítulos del nuevo libro que la castaña le había traído, y luego de hablar de lo ansiosa que estaba por conocer a su hermanito, había cedido ante el cansancio.

Bajó su rostro, y besó suavemente su frente. ¿Cómo era posible qué Venus la hubiera despreciado tanto? Y se parecía tanto a ella.
Su principal miedo, era que Narel también odiara a su bebé, por ser una Bestia. Pero se había equivocado una vez más con ella, la muchacha realmente amaba a ese pequeño.

Se movió levemente en la cama, intentando no despertar a la niña que apoyaba la cabeza sobre su brazo, y tomó el celular que estaba en la mesa de noche.

Observó sus contactos, y luego el número de Narel. Lo más seguro es que ella ni le respondiera, pero de todos modos lo intentó igual y la llamó.

"—Dariem" —pronunció sorprendida.

—¿Te desperté? Sé que es tarde, pero no podía dormir.

"—No, yo tampoco podía dormir, justo me estaba preparando algo para comer. ¿Cómo está Luna?"

—Durmiendo plácidamente —sonrió—. ¿Cómo... Cómo está el bebé?

"—Hambriento —rio bajo—. Siento como si tuviera una viborita en la panza, moviéndose incesante."

—Debe tener mucha hambre entonces —sonrió enternecido—. ¿Fuiste a ver a la médica?

"—Ajá, hoy. Él se encuentra muy bien, en la ecografía salió que mide un poco menos de treinta centímetros, y pesa casi cuatrocientos gramos —sonrió—. Tendré un Michelín de bebé se me hace."

—¿Un michelin? —repitió confundido.

"—Luego de explicó —pronunció divertida—. Pero a lo que iba, es que él se encuentra muy sano, es un gordito hermoso."

—Me hubiese gustado verlo también —murmuró con pesar.

Se generó varios segundos de silencio entre ambos. Pero Dariem podía escuchar su respiración del otro lado.

—Lo siento —suspiró—... Yo estaba muy alterado, sé que un embarazo no es fácil de llevar, que debí ser más comprensivo contigo, y hay cosas que no tendría que haber dicho.

"—Está bien Dariem, supongo que yo también estoy muy sensible. Y cualquier cosa que digan de mi hijo, me enfurece."

—Lo entiendo, y me gusta saber que lo defenderás de lo que sea. Sé que amarás a mi hijo y lo cuidarás como nadie.

"—Puedo enviarte la ecografía del bebé si quieres verlo."

—Está bien, pero me gustaría estar presente la próxima vez.

"—Sí... Mañana iré a ver a Luna ¿te parece?"

—Sí, ven por favor, ella está muy ansiosa por verte, como siempre.

***

Terminó de escribir en el cuaderno de su hijo, pegando la ecografía y una foto de su panza, y lo guardó dentro de una de las gavetas de la cómoda. Observó la cuna, y tomó un osito azul, sonriendo.

—Ya quiero que pasen rápidos los meses, bebé. Ya quiero cargarte en mis brazos, besarte, decirte cuanto te amo.

Caminó hasta su cama, y tomó un pote de crema que había sobre la mesa de noche. Se abrió la bata, y subió su camiseta, colocándose un poco en la panza.

—Estaba preocupada por ti, pero luego de que la doctora me asegurara que estás bien, creo que ésta noche podré dormir tranquila, a pesar de lo que ocurrió.

Suspiró, y se quitó la bata, metiéndose en la cama.

—Pero ellos no importan, sólo tú y yo. Y que tu papá ahora parece que está reconsiderando que actuó mal... Y mamá también, lo acepto, estuve muy susceptible, pero desde ahora intentaré hacer lo mejor, para ti. No quiero que crezcas sin la figura paterna, especialmente porque parece que él quiere estar.

Rodeó en la cama con cuidado, y observó la ventana... Aún dolían las palabras de Dariem, pero debía hacer lo mejor para su hijo.

...

Ahora sí, hasta mañana bellezas 😘❤💞

DariemWhere stories live. Discover now