Juramento Inquebrantable [Fre...

By MerlinaRothbart

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« ¿Cuánto estás dispuesta a sacrificar con tal de salvarle? » Nina Illich es una bruja sangre pura seleccio... More

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By MerlinaRothbart


________________________

Feliz cumpleaños, Nina.
________________________

La mañana estaba fresca cuando la luz atravesó la ventana de las chicas de Slytherin. Un rayo de sol penetrante provocó que Nina abriera sus ojos poco a poco, molesta por haber perdido el hilo de su descanso. Sin previo aviso, Irina –su gata, quien solía perderse por períodos extensos –saltó a su cama y comenzó a lamerle el rostro y a masajear su cuerpo con sus patas.

—¿Así que recuerdas el cumpleaños de la dueña de tu amor, Iri? —le habló de forma tierna y en voz baja para tomarla entre sus brazos y acurrucarla a su lado. El animal maulló complacido por no ser rechazado después de la ausencia que constantemente dejaba por salir a cazar pajarillos o explorar el castillo.

La chica trató de dormir otra vez y poco a poco se vió envuelta en los brazos de morfeo nuevamente, pues era día sábado y tenía que aprovechar antes de que Draco viniera a echar la puerta abajo como le dijo que haría la noche anterior. Pudo dormir profundamente hasta que luego de una hora más sintió los chillidos de sus compañeras de habitación quejarse.

—¡Vete! No te dejaré entrar —chilló Daphne Greengrass luego de echarle seguro a la puerta con su varita. —¡Nina, quieres despertar y levantarte! No quiero que Malfoy entre aquí, esta habitación es privada.

Pansy no emitió mayor comentario pues claramente le incomodaba en demasía que Draco tuviera ese tipo de atenciones con Nina. Para ella la última era una rival aunque ellos sólo fueran amigos y lo estuvieran recalcando siempre, Pansy detestaba haber sido reemplazada en la vida del rubio sobre todo cuando ella antes era la única chica con la que se relacionaba.

Nina se levantó a regañadientes con el pijama puesto y acomodándose el cabello revuelto que llevaba debido a una larga noche de sueño. Cogió la perilla y de inmediato un chico rubio y de ojos grises se lanzó sobre ella.

—¡Claramente necesitaba con ímpetu ser el primero que te saludara el día de hoy! ¡Feliz cumpleaños, Nina! —mencionó con una efusividad poco común en él.

La chica sintió una sensación cálida en su interior, pues realmente estaba dichosa de ser merecedora de la amistad de Draco y de tenerle en su vida.

—Gracias, Draco; de verdad que no esperaba que lo recordaras, hablamos de esto hace mucho tiempo —sonrió mientras aún estaba rodeada por los brazos del rubio.

—¿Qué crees, que tengo Alzheimer como los sangre sucia? Pues no —dijo tendiendole una caja pequeña con un elegante listón —Espero que te guste.

Nina volvió a sonreír y en eso su compañera Daphne se acercó para saludarle de manera cálida. A pesar de que las chicas en Slytherin eran bastante competitivas entre sí y la rivalidad era lo que más se veía entre ellas, Nina había logrado mantener una buena relación con sus compañeras.

—Ahora necesito bañarme y arreglarme un poco—comentó —¿Me esperarás?

—Bien, te esperaremos con los chicos en la sala común; no te tardes mucho, no porque sea tu cumpleaños permitiremos que te tardes una eternidad.

La Slytherin se duchó de forma rápida y decidió colocarse unos pantalones y un chaleco algo ancho de color negro; tenía que admitir que ya tenía una especie de obsesión por vestir de ese color, le gustaba como su piel destacaba en las prendas. Se peinó el cabello para que quedara liso y acomodó su flequillo con una técnica que había aprendido con la varita observando a Pansy, se colocó además un poco de rubor en las mejillas y un discreto brillo labial.

Salió de su habitación y en la sala común habían varios de sus compañeros que la saludaron, algunos de una manera cordial y otros de una forma más afectuosa. Al ser fin de semana la mayoría de los estudiantes estaban en Hogsmeade, sin embargo los amigos de Draco se hallaban allí a la espera.

—¡Illich, feliz cumpleaños! —dijeron al acercarse a saludarle. Ella estuvo conversando con ellos hasta que fueron interrumpidos por uno de los niños de primero.

—¿Eres Nina Illich, cierto?

—Sí, soy yo —respondió algo extrañada.

—Te envían esto—comentó el niño antes de que quisiera salir corriendo.

Era un ramo bastante grande con extrañas rosas negras. Estas no eran para nada comunes, no eran fáciles de conseguir, de sembrar y mucho menos de imitar mediante la magia.

—¡Espera! —le llamó la Slytherin —¿Quién lo envía?

—No lo sé, estaba fuera de la sala común; sólo lo entré porque decía tu nombre.

En efecto, la tarjeta no decía nada más que una línea «Para Nina Illich, Feliz cumpleaños» y lo que parecía ser una flor dibujada con una pluma con tinta negra. Por un momento un recuerdo atravesó su mente, se acordó de la vez en que ella y Fred se quedaron conversando detrás del campo de Quidditch y habían hablado sobre las flores.

«—En Rumania existen rosas negras, son sumamente difíciles de conseguir; pues están protegidas en el país, sin embargo hay quienes las pueden hacer aparecer mediante la magia pero es un hechizo sumamente complicado. Son preciosas, de hecho mis favoritas.

Fred había observado complacido y luego de entrecerrar los ojos y quedarse mirándola habló por fin.

—Creo que no debe ser tan difícil hacerlas, creo que sólo es cosa de práctica —le contestó —Quizás no podrías sacarlas de las plantaciones de Rumania, pero alguien podría ayudarte a hacerlas aparecer con la magia»

Su recuerdo fue evaporado por la voz de Pansy que habló por encima de todo el bullicio de los estudiantes de Slytherin.

—Vaya, vaya; Illich tiene un admirador de otra casa —se rió—Quizás un sangre sucia está enamorado de tí.

Algunos de los chicos que allí estaban se rieron ante el comentario de Parkinson, sin embargo ella decidió ignorarlo y no quitar sus ojos de las bellas flores que habían llegado para ella.

—Vamos a desayunar, además creo que tu amiga rara está esperándote afuera —murmuró Draco a su lado con el fin de que salieran antes de que Pansy montara un drama.

—Vengo enseguida—aclaró y se devolvió a su habitación para poder poner las flores en un jarro con agua para que se mantuvieran frescas, pues no sabía si la persona que se las había enviado había usado algún hechizo para mantenerlas sin marchitarse.

Luego de aquello dejó junto al ramo la cajita con el presente del rubio, pues se dedicaría a abrirlos con tiempo a lo que terminara el día. Se reunió de nuevo con el grupo que la esperaba y salieron de la puerta de la sala común. Caminaron por las mazmorras hasta la salida que daba al Lago Negro, en ese instante apareció Luna que se paró de un brinco al ver a su amiga; corrió hasta ella y Nina sintió el ataque de ternura de su rubia favorita.

—Eres mi mejor amiga y te mereces lo mejor de todo el universo— dijo mientras ambas seguían abrazadas—Ten esto es para tí—mencionó finalmente, dándole otro presente.

—¿Te sentarás conmigo en el desayuno? —le pidió la Slytherin —Podemos ponernos en la parte final de la mesa, sé como son estos —indicó para convencerla.

—Oh, no necesitas usar tu poder de convencimiento en mí —se sonrió Luna—Iba a hacerlo de todas formas.

Nina unió su brazo al de Luna y caminaron juntas hasta el Gran Comedor, donde ya estaban servidos todos los manjares que Hogwarts solía preparar para los fines de semana. Ambas chicas se instalaron en el inicio de la mesa de Slytherin, allí siempre había menos gente pues a nadie le gustaba estar cerca de los maestros.

Las miradas de algunas de las serpientes se posaron sobre ellas.

—¿Qué, hay algún problema? —cuestionó Nina al ver las malas formas con las que observaban a Luna.

Desayunaron sin prisa conversando de algunas materias. En ese momento también llegó una lechuza que lanzó una carta con un paquete pequeño arriba de ellas; era una carta que enviaban los padres de la chica para saludarles, ella no pudo evitar sonreír porque realmente extrañaba mucho a sus padres, a pesar de no ser extremadamente dependiente de ellos, sentía la necesidad de estar cerca de ellos, para pedirles cariño y para que le dieran todo el amor y contención que siempre le brindaban.

Mientras conversaban Blaise interrumpió la conversación hablándole a la chica desde el otro lado de la mesa.

—¡Nina! ¡Le hemos preguntado a Snape y nos autorizó a hacer una fiesta en uno de los salones al lado de las mazmorras! —gritó —Así que espero que nos quedemos despiertos hasta tarde y también espero que sólo seamos serpientes.

Nina sonrió de manera irónica.

—Bueno, es mi fiesta ¿No? Puedo invitar a quien quiera y no será en la sala común; así que creo que dejaré todo en sus manos —mencionó.

—Conseguiremos alcohol, creo que ya es tiempo de que bebamos sin que en Hogsmeade nos nieguen el whisky de fuego —acotó Theodore Nott.

—Bien, pero no tendré nada que ver si es que nos descubren —zanjó y luego de eso se pusieron de pie, pues les esperaba una larga tarde en el pueblo —Snape quizás que cosa podría hacernos.

El grupo de Slytherin se encaminó hacia la salida del castillo y avanzaron hacia el pueblo. Allí la gente del pueblo fue muy cercana y amable, cada vez que oían que la joven bruja estaba de cumpleaños le daban un afectuoso saludo o le regalaban algún tipo de chuchería par festejarla.

—Yo creo que debemos ir a las Tres Escobas, es el mejor sitio donde podemos estar —propuso Draco y todos estuvieron de acuerdo —Se supone que estamos celebrando.

Una vez que entraron al local, se dieron cuenta que estaba repleto de gente, aún así lograron encontrar una mesa en la que pudieron instalarse. El rubio fue junto a Gregory a pedir la cantidad de cervezas de mantequilla para la primera ronda. Habían varios estudiantes que aprovecharon de saludar a Nina por su festejo, entre ellos Harry y Neville.

—¿Harás alguna celebración? —preguntó Neville.

—Oh, sí —señaló la serpiente—Será en uno de los salones que están al lado de las mazmorras, si quieren pasarse un rato pueden hacerlo.

—No creo que estemos invitados en particular—mencionó Harry.

—Bueno la festejada soy yo, así que puedo invitar a quien quiera —comentó la joven, más por invitar a Neville que al otro mago, no por que no le agradara; si no que sabía que Neville no iría sólo en caso que decidiera aparecer por allí —Sé que mis compañeros son unos idiotas, pero si quieren bailar o comer algún bocadillo pueden ir, se supone que será algo pequeño pero lo más probable es que luego se distorsione, conozco a mi casa —rió.

Mientras reía su mirada se cruzó con la de Fred, quien estaba junto a sus compañeros en una esquina del local de Madame Rosmerta bebiendo un poco del líquido popular que allí se vendía, rápidamente su vista se apartó, antes de que él dibujara en sus labios esa sonrisa que siempre le parecía encantadora.

—«Maldito Gryffindor» —pensó.

—Creo que él está esperando la oportunidad de poder acercarse—murmuró Luna en su oído mientras le daba un sorbo a su bebida.

—¿Ah? ¿De qué hablas, Luna?

—Hablo de como le rehuyes la mirada al pelirrojo, no me digas que aún no te interesa el tema— se apuró a decirle—Es algo que no se puede evitar y a decir verdad no tengo mayor experiencia, pero siento que él realmente quiere acercarse para esclarecer las cosas que han pasado entre ustedes.

—No quiero hablar sobre eso ahora, amiga —mencionó a punto de cortar el tema y darle otro sorbo a su bebida —Creo que sólo quiero divertirme ahora.

Las horas fueron pasando y las chicas decidieron que era hora de volver al castillo. Nina se abrazó a Draco pues notó que venía un poco pasado de copas; ya que estaba bastante alegre y risueño, cosa no muy común en él. Todos se fueron al lugar donde se iba a hacer la fiesta.

—¡Todos invitados a la fiesta de Nina en el salón al lado de las mazmorras! —Vociferó Blaise —Si son sangre sucia, absténganse.

El ambiente en el salón estaba iluminado por lucesitas de color verde, había música indie que sonaba en un tocadiscos mágico, también se habían dispuesto algunas cosas para picotear y algunas bebidas. Había llegado mucha convocatoria, no tan sólo de jóvenes de la casa de Salazar.

—Debemos hacer algo divertido, salirnos de las reglas durante esta noche, después de todo mañana  es domingo —jugueteó Daphne Greengrass —Pero hay que preguntarle a Nina, pues ella es la festejada.

—¿Algo como qué?

—Pues verdad o reto, jugar a la botellita mágica o cinco minutos en el paraíso— habló Zabini.

—¿Qué? —se rió la chica —No sabía que estaban tan ebrios, no sabía que eso provocaba la cerveza de mantequilla.

—Y mira, que ahí viene el alcohol de contrabando —indicó Nott.

Cuando la bruja se volvió pudo notar que los gemelos Weasley estaban llegando con un tambor con lo que se suponía era whisky de fuego.

¿Por qué se les tenía que haber ocurrido venir?

Notó cómo Fred trató de evitar al máximo su mirada, pues no se sentía de lo más cómodo. No estaba en su territorio, esa era zona de las serpientes. Y Nina era una serpiente muy astuta y con unos ojos que eran capaz de traspasar a cualquiera con tan sólo un roce de intensidad.

—Deja de mirarle como si quisieras matarlo— le susurró Luna —Creo que la idea de Blaise es bastante acertada.

—¿En qué?

—Creo que tú y él necesitan de algo que les pueda unir más y así, ya sabes; hablar de sus desencuentros.

—Sabes que no hay nada que hablar.

—No estaría tan segura.

Fue pasando el tiempo y Nina comenzó a conversar con Neville y Harry que finalmente  habían decidido  ir. Fue una conversación muy divertida hasta que escuchó a Blaise gritar y hablar con un vociferador que conjuró con su varita.

—¡Mira nada más, nuestro querido Nott tiene que entrar al armario durante cinco minutos con la lunática!

Nina percibió que eso estaba empezando a salirse de control. Pues podía escuchar la forma en que hablaban sus compañeros, algo hiperventilados y muy alegres. Había demasiado alcohol corriendo por las venas mágicas de todos.

—¿Por qué Luna está dentro con Nott? —preguntó Nina cuando vió a Draco, interrumpiendo el beso que le estaba dando a Pansy.

—Tranquilizate, no le sucederá nada a tu amiga, es más posible que Theodore termine enloqueciendo allí adentro —se rió, en ese momento Draco tomó la varita de Blaise para hablar —¡Creo que es el turno de la festejada! ¿No es así?

Nina intentó negarse, pero en menos de un segundo estaba dentro del armario a oscuras y sola, esperando que Draco le metiera a alguien por la fuerza. Su sorpresa fue mayúscula cuando distinguió que una cabellera pelirroja de estatura bastante alta entró en el armario.

Frunció los labios e intentó contenerse, pues realmente el corazón comenzó a latirle con fuerza al notar que Fred estaba dentro con ella. Claramente eso había sido obra de Draco y no sabía si al salir le mataría o le agradecería.

—Nina —susurró Fred con la voz apenas audible, pues la música era realmente fuerte —Me alegro poder estar aquí —dijo al fin, después de varios segundos en silencio.

—La verdad Fred no es necesario que digas algo, no hemos hablado hace semanas —declaró con un tono de voz que fue demasiado desagradable para ella misma— No es que eso importe —mencionó finalmente.

Fred inspiró y después trató de acercarse, no quería aullentarla o hacer que ella se sintiera amezanada.

—Debo ser honesto contigo, no lo he sido.

Nina no pudo dejar de observar las pupilas celestes del chico. Resaltaban incluso en la oscuridad del armario.

—Sabes no. . .

—Sí, es necesario; habíamos comenzado a acercarnos —habló —A acercarnos demasiado y eso ambos pudimos notarlo, estoy seguro.

Nina desvió la mirada sin saber bien que decir ante esas palabras.

—Dejé de hacerlo porque me dieron celos.

Ella le volvió a observar y sintió que algo dió un vuelco.

—No debería decir esto, esto me hace una persona horrible; pero siendo totalmente honesto —se mordió los labios antes de seguir —No puedo ocultarlo, me gustas; me gustas demasiado y no puedo hacer nada al respecto.

—Pero tú. . .

—Besé a Angelina el otro día porque sentí celos, escuché a Zimej decir que tú y él tenían algo y no puedo reclamar nada, eso lo tengo claro; sin embargo fui un estúpido que actuó por impulso.

— No entiendo porqué lo hiciste.

—Porque me sentí idiotamente amenazado y herido y fue mi estúpida manera de demostrarlo—confesó —No quería permitirme pensar que tú. . . De verdad me gustas y estoy dispuesto a demostrarlo hasta que me creas.

—Pues eso será difícil —dejó escapar aquella frase sin saber porqué.

—Sólo quiero que me dejes demostrarlo.

No le dió tiempo para reaccionar, porque sabía que no le quedaba mucho tiempo hasta que los Slytherin abrieran la puerta. Fred se dió valor y se acercó a Nina, tomando el rostro de la chica  entre sus manos y depositó en sus labios un tierno beso.

Fue un beso fugaz, tierno e infantil.

Nina sintió el aroma varonil que desprendía Fred y a su vez él percibió que el cuerpo de ella era frágil y tenía una piel suave. Decidió tantear la situación y abrió un poco más sus labios para ver si ella le permitía explorar un poco, ambos sintieron la calidez de sus alientos, los segundos que duró la conexión bastaron para que algo de lo que ya había se expandiera entre ellos.

Ambos pudieron darse cuenta de lo desbocados que sus corazones marcaban el ritmo.

Ambos se dieron cuenta de que lo estaban deseando de hace tiempo.

—Si es que este beso no fue como esperabas, dime al menos que acerté con las rosas.

Cuando el tiempo se acabó y ambos salieron del armario. Nina se fue al lado de Draco y Fred junto a Neville.

No obstante ambos no podían dejar de observarse.

Los dos tenían el recuerdo de ese beso latente aún en sus labios.

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