—Está muy pálido.
—Cayó de millones de metros, ¿qué esperabas?—ironicé, quite un mechón mojado de mi frente y estornude.
—Si Ron, haber que te parece que te tiremos de la Torre astronómica y a ver qué tal—ironizó ahora Fred, todo el equipo de Quidditch, Wood se veía muy afligido, algunos Gryffindors también estaban reunidos visitando a Angelina quien ya estaba mejor, otros mirando a Harry, quién hace unas dos horas cayó de su escoba por suerte Dumbledore lo salvó, cuando lo vi caer sentí una enorme presión en el pecho y demasiado angustia, de no haber sido por el creo que estaría llorando sobre Harry en estos instantes.
—Luciría igual de pálido que siempre....—una voz ronca intervino, miramos a la cama donde el azabache reposaba, y con una sonrisa de lado desanimada y agotada nos miro. Todos reímos levemente.
—Harry—me abalancé sobre el—. No tienes una idea de lo horrible que fue....pensé que estabas muerto.
—Tranquila, estoy....bien—detecté su vacilar pero no dije nada y seguí abrazándolo tan fuerte como fuera capaz, acaricio mi cabeza todavía empapada de lluvia.
—¿Qué pasó?—preguntó.
—Bueno....te caíste de tu escoba—explicó Ron, me separé de él aún sentada sobre la cama.
—¿Y....—vaciló otra vez—, ganamos?
Herms hizo una mueca.
—No es tu culpa.....los dementores no debieron estar ahí, Dumbledore estaba furioso, después de salvarte, los hecho.....
—Los dementores estaban muy hambrientos—habló Ginny preocupada, sentí su intención de acercarse y en sus ojos se notaba lo mucho que quería acercarse a Harry pero al final su titubeo pudo más y permaneció en su lugar, desvíe mi mirada a Harry con un dolor leve en mi pecho.
—Supongo que ver tanta gente reunida....en un solo lugar en el exterior, no se pudieron resistir—expliqué mirándolo a los ojos.
—En cuánto Diggory vio que tú no estabas jugando al 100% quiso repetir el partido pero para entonces el ya había atrapado la snitch—habló Seamus—. La profesora Hooch lo marco como juego limpio.
—No te pongas triste—intento animar George—. Aún podemos ganar si Ravenclaw derrota a Hufflepuff en el siguiente partido, y nosotros le ganamos a Ravenclaw. El solo pudo sonreír abatido
—¿Mi escoba?—preguntó, aparte la mirada, Ron se acercó con un bulto envuelto en una manta.
—Tratamos de repararla—habló Neville.
—Pero no se pudo.....—explicó Ron desenvolviendo la escoba rota de Harry, mismo modelo que el mío—. Después de caer voló lejos.
—El sauce boxeador la atrapó....—explicó Katie, Harry miraba con tristeza su escoba rota en manos de su mejor amigo, estornude.
—Creo que lo mejor sería irnos a cambiar—intervino Wood—. Déjenlo descansar y...vámonos.
Le di un último abrazo a Harry mojándolo otra vez un poco y me separé.
—Lo siento....—asintió con una sonrisa triste, deposite un beso en su mejilla—. Sigues siendo mi buscador favorito.
Después del incidente, las clases siguieron y con eso una mejora, Remus volvió a dar sus clases aunque aún lo notaba débil, Ravenclaw derrotó a Hufflepuff que significó que aún podíamos ganar la copa de Quidditch, Wood al saber esto nos animó y entrenó en las mañanas, aunque eso me molestaba yo estaba dispuesta a sacrificar eso por ver ganar a Gryffindor. Llegó la pascua y eso significaba la segunda visita a Hogsmeade, nos despedimos del azabache y nos dirigimos al pueblo. Primero visitamos la tienda de dulces de la cual salimos tiempo después, luego nos dirigimos a la casa de los gritos desde lejos.
—Es la construcción más embrujada de Inglaterra ¿se las mencioné?
—Si como cinco veces—respondió Ron, la construcción era curiosa a lo lejos se podía ver abandonada y deteriorada por adentro no esperaba encontrar tampoco algo interesante.
—Ahhh....
—¿Quieren acercarse?—preguntó Herms con cierto interés.
—Si.
—¿Ahh?
—A la casa de los gritos—le respondió la castaña al confundió y nervioso pelirrojo
—La verdad es que aquí estoy bien—bufé—. Aquí estoy bien...
—Miren quien esta aquí, ja miran la casa para ver si la compran—giramos en dirección al rubio oxidado que se dirigía a nosotros con su pose de diva—. ¿No es muy grande para ti Weasley? Tu casa solo tiene una habitación.
—¿No tienes mejores cosas que hacer?—cruce mis brazos con una mueca de disgusto.
—Cállate Malfoy—respondió el pelirrojo.
—Uhhhh....lo que dices no es muy agradable—miro a sus torpes gorilas antes de sonreírnos ladino—. ¿Qué opinan chicos? Creo que es tiempo de darle una lección a Weasley para que aprenda a respetar a sus superiores.
—HA, espero que no hables de ti—intervino Hems poniéndose delante de Ron, como una linda pareja....creo que no es el momento de eso, Draco mostró una mueca de asco mientras barría a mi amiga.
—¿A ti quién te habló? Sangre sucia inmunda.
—Espero que te arrepientas de eso—enojada me acerqué a él, burlón me miró de arriba a abajo, una bola de nieve callo en su rostro, volteamos pero no había nadie.
—¿Qué fue eso?—preguntó asustado, como respuesta recibió otra cerca del pecho, y más de ellas, retrocedió junto con sus amigos y de paso empujó a Goyle—. Hagan algo.
Abrí mis ojos.
—¿Qué?—preguntó el otro, su gorra le cubrió los ojos y el pantalón de Goyle se bajó solo, no sabía lo que ocurría pero era gracioso, no pude contener mi risa.
El chico levantó su gorro para poder ver de nuevo, Goyle intentaba subir sus pantalones pero alguien pareció patearlo y cayó de cara a la nieve.
—PFFF—no pude evitar reírme de ellos, era terriblemente divertido, Herms también reía conmigo y Ron miraba algo asustado la escena. Draco se asustó y tropezó con Goyle, a su amigo larguirucho lo jalaban de la bufanda dándole vueltas mientras gritaba como niña, el rubio empezó a ser arrastrado en dirección a la casa embrujada mientras gritaba alarmado, sus pies cayeron y se levantó como pudo y comenzó a correr con sus dos amigos detrás gritándole que les esperara.
Reí más fuerte.
Alguien levantó el cabello de Herms, luego levantó las tiras del sombrero de Ron quien parecía asustado. Deje de reír....alguien apretó mis mejillas.
—Harry—río Herms quitando algo, dejándome ver a Harry.
—No es gracioso Harry—Ron hizo una mueca.
—¡Oh por DUMBLEDORE!—lo mire con la boca bien abierta, solo río al verme—. ¡Tienes una
....capa de invisibilidad, si—respondió con un guiño, no pude evitar abrazarlo.
—Eres un maldito genio—reí alegre, tenía a mi mejor amigo aquí conmigo, era lo mejor, deposite un beso en su cabellera desordenada.
Platicamos un rato de cosas triviales, Herms le preguntó el cómo llegó ahí y fue cuando nos contó del Mapa del Merodeador, estoy segura que el nombre me sonaba pero nose de dónde en este momento, nos habló que Fred y George fueron los que se lo entregaron diciendo que ellos piensan que lo necesita más el que ellos además se lo saben de memoria, no esperaba menos de los gemelos Weasley.
—No entiendo cómo nunca me hablaron de él—dijo Ron algo molesto.
—Harry no se lo quedará, se lo entregará a la profesora McGonagall—habló Herms—. ¿Verdad Harry?
—Pues....
—Tú si estás loca—le dije sin ofender pero me parece que si lo hizo.
—Si claro, se lo entregará juntos su capa de invisibilidad, ja—río Ron.
—Mira quien está ahí—sonrió con ironía Herms—. Madame Rosmerta.....
—A Ron le gusta—explique a Harry, era una señora rubia de cabello rizado, quien se encontraran martillando un cartel o eso parecía, no muy grande de edad.
—¡No es cierto!—exclamó el pecoso con un sonrojo en sus mejillas.
—¡Profesora McGonagall!—el ministro Cornelius bajaba de su carruaje del ministerio, cubrí a Harry con mi gorro metiéndolo en su cabeza.
—Cornelius—saludo la maestra.
—¿Qué tal te va querida Rosmerta?
—Me iría mejor si no mandaran dementores a mi bar todas las noches—le apuntó con el martillo.
—Bueno...tenemos un asesino suelto—bufé parecía que nadie hablaba más que de Sirius y su gran escape.
—Sirius Black en Hogsmeade, ¿Qué lo traerá por aquí?
—Harry—bajó la voz pero no lo suficiente.
—¿Harry Potter?—al parecer Rosmerta no era muy discreta tampoco, ellos la callaron y se metieron al bar.
—No creo que.....—mire a Harry pero ya no estaba, vi las pisadas dirigirse al bar, lo seguimos, entramos.
—¡No se permita la entrada a menores!
—¡Cierren la puerta!
Unas cabezas colgantes nos interrumpieron el paso, genial...cerré la puerta y oí a Herms llamarles cabezones.
Esperamos un rato a fuera, yo estaba sentada haciendo un lindo muñeco de nieve miniatura, el pobre estaba sufriendo una destrucción de ira en este instante, el no tenía la culpa de mi enojo, lastima.
—Mira—Herms señalo las marcas de pies que se alejaban tirando a unos coristas de por medio, seguimos las huellas hasta el pequeño bosque cercano a la casa de los gritos y estas se habían detenido en una roca, escuche sollozos, mi sangre se heló.
—¿Harry?—vacile, mi garganta estaba secas, la primera en acercarse fue Herms ignorando el brazo de Ron que intentó detenerla, se arrodilló estirando la mano y quitó la capa dejando ver a Harry con lágrimas corriendo en sus mejillas....
—¿Harry que pasó?—preguntó Herms, ¿Porque lloraba? ¿Sabía la verdad? ¿sabría acaso de mi? Me sentí mareada, intenté decir algo lo que fuera, mas nada salió y cerré mejor la boca y apreté mis labios temiendo lo peor.
—Era su amigo.....—un hueco muy profundo— y los traicionó....
—¿De que....
—¡Era su amigo!—furioso miro a Herms y sus puños cerrados mostraban lo furioso que estaba, su cuerpo también estaba tenso y rígido, la mirada que profanaba era una completa ira y odio— Ojalá que me encuentre—siguió, su respiración estaba agitada y yo apenas podía sostenerme de pie—ojalá que me encuentre y estaré listo....
—¿Qué quieres....—mi voz sonaba ronca.
—Voy a estar listo, cuando me encuentre—me interrumpió—. ¡Voy a matarlo!—sentí el color de mi cara bajar, pálida sentí mis piernas temblar, al ver su mirada de venganza clavada y más dispuesta que nunca, con fuego.
—El muy....y mi padre eran mejores amigos, los traiciono, los entrego.....y el maldito tenía un hijo, ni su familia le importaba.
—¿Quieres decir que...—Ron intervino, mis ojos picaban, sentí las lágrimas y baje mi mirada solo escuchando las frías palabras de mi mejor amigo, quería gritar y salir corriendo de ahí, Harry sabía....me quede de pie esperando lo peor.
—Que pudo haberlo ayudado a entrar al castillo, y que si quiero encontrar a Sirius Black.....tendré que llegar a él por medio de su hijo.
Subí mi mirada en su dirección sorprendida. Sentí angustia al verlo por primera vez en un estado tan agresivo.
Sentí temor de perder a la única familia de sangre viva que tengo.
Sentía alivio, el saber que no sabía aún de mi.
Pero aún así me sentía un asco.