El asesino de ojos azules

By Cristhian_Calderon

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"Los ojos son las ventanas del alma, y los de John son las puertas del infierno" El odio encendió su corazón... More

PRÓLOGO
1. DEL AMOR AL ODIO
2. EL DESPERTAR
3. CONTINUA MI LEGADO
4. BUEN PROVECHO
5. NADA ES LO QUE PARECE
6. LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
BOOKTRAILER
7. SAGBRE
8. LA LLAMADA
9. CALIENTE
ESPECIAL 1K LECTURAS
10. EL INFIERNO EN LA PIEL
11. CENIZAS DEL PASADO
12. EL REENCUENTRO
13. EL SOBRE
14. NO CONFÍES EN TU SOMBRA
15. NO PIERDAS LA CABEZA
MEMES I
MEMES II
16. FALSAS APARIENCIAS
ESPECIAL 5K LECTURAS
17. LA DUDA
18. LA ULTIMA DECISIÓN
ÁNGEL DE LA MUERTE
ESPECIAL 10 K LECTURAS
19. VIDA O MUERTE
20. ENCUENTROS PELIGROSOS
21. METAMORFOSIS
22. FANTASMAS DEL PASADO
23. SECRETOS DE FAMILIA
24. CACERÍA
25. ESTRATEGIAS MACABRAS
26. EL ADMIRADOR
27. BUSCANDO LA MUERTE
28. DIARIO NEGRO
29. DETRÁS DE TI
30. AMISTAD CON EL DIABLO
ESPECIAL MEJORES MOMENTOS
BOOKTRAILER OFICIAL
MEMES III
31. DIARIO ROJO
32. NO CREAS SUS MENTIRAS
33. DIARIO AZUL
34. DESTINOS SELLADOS
35. MÁSCARAS
36. CORRE
37. DETRÁS DE TI
38. AL BORDE DE LA LOCURA
39. PERSECUCIÓN
40. OJOS CARMESÍ
41. ROSAS AZULES
42. PRESAGIO
43. NUEVE ROSAS
44. EL SECRETO DE ELIZABETH
45. CATARSIS
46. COLAPSO
47. CUENTA REGRESIVA
48. 369
49. ESPINAS SANGRIENTAS
50. DOLOR, RECUERDOS Y VENGANZA
51. SANGRE DE FAMILIA
53. PIELES SANGRIENTAS
54. EL REFLEJO DEL PASADO
55. LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO
56. EL INICIO DEL FINAL

52. ÉXTASIS Y TORTURA

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By Cristhian_Calderon

Su parentesco le resultaba inverosímil, aunque a estas alturas cualquier cosa podría suceder, sabía que Bill y Kate no eran sus verdaderos padres, mas no que tuviese una tía o mucho menos que ella fuera su madre. No obstante, si quería saber la verdad, debía buscarla en la tienda.

Una orden de allanamiento resultaría útil en estos momentos, pero solicitarla sin pruebas suficientes que vinculen al sospechoso con los crímenes, implicaría un problema. A pesar que contara con ellas, revelarlas no era seguro, tendría que continuar de la manera poco convencional.

Por fortuna, los planos en el registro catastral contaban con elementos clave que le serían de gran ayuda, tales como las dimensiones del terreno, áreas adyacentes a la propiedad y puntos de acceso al edificio. Debía conocerlos a profundidad antes de dar un paso en falso, por lo que, sin dilación, se dio a la tarea de indagar en ello.

Tras imprimir el croquis para verlo a detalle, lo primero que atrajo su atención fue una habitación al fondo del salón principal en la planta baja, seguramente en su momento, e incluso en la actualidad, funcionaba como despacho u oficina, por lo que, de ser así, cualquier información de valor podría estar ahí.

— Vista Frontal —

—Vista Trasera —

Por su parte, el nivel superior comprendía dos habitaciones gemelas situadas una frente a otra, conectadas a una tercera al final del pasillo que las dividía. Esta última era la de mayor tamaño, aunque demasiado grande para ser una simple recamara. Dicha contaba con ventanas apuntando tanto a la calle como al patio trasero, siendo este sitio como "el ojo" de la casa.

—Vista Superior — (Nota: yo hice los renders de la casa, no sé al 100 de modelado 3D, pero creo que quedaron lindos)

Las ventanas figuraban como posibles puntos de acceso, aunque resultaban poco seguras en comparación a la puerta trasera. Era el mejor punto para entrar, aunque para llegar ahí primero tendría que ingresar al restaurante adyacente, desplazarse al lado posterior y franquear el muro que separa ambos establecimientos. Era arriesgado, pero él no se lo esperaría, o al menos ese era el plan.

Toda el área compartía una línea de fluido eléctrico, por lo que un corto circuito desde el restaurante bastaría para ocasionar un apagón que afectase a toda la cuadra, incluyendo la casa del sospechoso. Eso desactivaría las cámaras de seguridad dándole una ventaja extra. Tendría que estar en el lugar media hora antes del cierre, y tras preparar todo, entraría en acción. Estaba dispuesta a todo, aunque eso implicase manchar su traje de nuevo.

Luego de cavilar al respecto y realizar algo de pápelo, era momento de volver a casa y aprovechar el trayecto para abstraerse de la realidad, o sepultarse en ella.

Conduciendo embelesada ante las dudas agobiantes que arrebatan su tranquilidad, veía la carretera frente a ella y como esta parecía extenderse hacia un horizonte desconocido, sin rumbo ni destino y con un final incierto, tal como su vida a estas alturas del juego.

Su regreso se sintió eterno, como la hosca noche que lo prosiguió; una serena y silenciosa noche, llena de melancolía y sentimientos encontrados que la mantuvieron despierta gran parte de esta, con la mirada clavada al techo en medio de la oscuridad.

A la mañana siguiente y tras escasas horas de sueño, Eli preparaba todo para el gran día. Luego de darse una ducha fría, vestirse y suprimir su evidente desvelo con un expreso doble, estaba casi lista para partir, sólo restaba subir todo a la cajuela y buscar sus guantes favoritos. Una vez lista, subió al auto y se marchó a trabajar.

El día transcurría con normalidad, hasta que, a mitad de camino y como de costumbre, una llamada desvió su destino; Un 36-9 había ocurrido, pero esta vez en la avenida que conduce al vecindario River Rock. Pisando con fuerza el acelerador e ignorando altos y semáforos, condujo rápidamente hasta llegar al lugar, donde, tras avistar la escena, no podía creer lo que estaba viendo.

Entre la verde arboleda, centrado al final de la alameda, un frondoso roble de hojas carmesí resaltaba imponente por su ingente tamaño y el singular fruto que pendía de una de sus ramas. Se trataba de una chica caucásica, de unos veinticinco años de edad, quien, como piñata, colgaba atada por el cuello mientras, de su abdomen rasgado y con líquido intestinal aún goteando, rosáceas y pálidas entrañas contrastaban con las negras mariposas muertas adheridas al estómago.

Sumado a ello, un bate de beisbol tirado bajo sus pies con el número ocho inscrito, era la cereza del pastel. El patrón se repetía en ella tanto por el número como en el blanco, pero rasgado vestido que traía puesto. Ella era la número ocho, y la segunda rosa cortada.

Eli llevaba a cabo sus observaciones cuando notó a John quien ya se encontraba cerca tomando notas como de costumbre, por lo que, sin perder tiempo, se acercó a abordarle.

—Déjame adivinar ¿informante anónimo? —preguntó Eli con obvio sarcasmo

—Wow, eres muy lista ¿Cómo lo supiste? —replicó John de igual manera

—Sentido común ¿o acaso te la topaste mientras pasabas por tu café?

—Ni lo uno ni lo otro, lo supimos por esto —enserió mostrándole un papel

—¿Qué es? —preguntó Eli

—Un mapa, te puede ser de ayuda para ubicarte ¿no lo crees? —exclamó riendo —¿Qué pasó con el sentido común amiguita?

—No es momento para bromas —replicó molesta

—Vaya, se ve que alguien no durmió bien anoche

—¿Te importaría? —solicitó

Luego de callar a John e inspeccionar el papel, efectivamente se trataba de un mapa con la ubicación del hallazgo marcado con un ojo azul y que además contenía la leyenda.

"No basta contenerlo; debes dejarlo salir."

—¿Tú la recibiste? —preguntó consternada

—Evidentemente no; la hicieron llegar a la central esta mañana junto con el correo de siempre, pero no venía con remitente.

—¿algún detalle más sobre la nota o la chica?

—Claro, la víctima se trata de Liane Kawit, 24 años, estudiaba psicología en la Universidad de Melbury.

—Excelente información, bastante específica, aunque algo adelantada por lo que veo

—Es el resultado de trabajo duro y dedicación, no procrastinación y desvelo innecesario —respondió dirigiendo una indirecta

—Pareciera que la conocías —insinuó —si aún no la han bajado y obviamente no porta pertenencias, ¿cómo sabes eso?

—Había sido reportada como desaparecida hace una semana, lo sabrías de ser más atenta —replicó —

—Debiste avisarme

—¡¿E interrumpirte?! No lo creo —contestó

—Por lo visto no me necesitan aquí

—Claro que te necesitamos Liz, es decir, Eli. —aclaró— Eres quien mantiene unido todo esto.

—¿A que te refieres con "mantener unido"?

—Tu iniciaste esta investigación y eres quien mejor conoce los detalles, eres muy importante.

—Lo dices con palabras, pero no lo reflejas con acciones. —enfatizó— ¿Sabes qué? creo que estoy de más aquí, si me necesitas estaré en la oficina elaborando otro reporte del caso, como siempre he hecho, y preparando lo perfiles psicológicos y haciendo todo lo realmente importante que te adjudicas —exclamó molesta alejándose del lugar

El teatro parecía haber funcionado, con eso no tendría que estar en la escena y podría continuar con su cuartada, sin embargo, ahora estaba más que segura que John tenía algo que ver. Por lo visto también tendría que programar una visita a su casa. Marchándose del lugar y tras llegar a la oficina, notó que al parecer ella también había recibido correo, entre este una carta de su querido admirador la cual decía:

"La verdad está en tu corazón."

Lo único que había en su corazón era sangre bombeando a toda velocidad por los altos niveles de ansiedad que manejaba, aunque viéndole desde otra perspectiva quizá se refería a sus emociones. La única manera de encontrarlo era dejando salir lo que hay en su corazón.

A pesar del oscuro mensaje en la nota, Eli estaba consiente que solo se trataba de una distracción del asesino para desviarla de las pistas reales, por lo que, omitiéndola, se dio a la tarea de continuar en sus asuntos.

Un par de horas más tarde luego de su llegada a la central, el cadáver de la chica había arribado a la morgue y tras los primeros análisis, como era de esperarse, no contaba con huellas dactilares, cabello, saliva, sangre o algún otro rastro del asesino. A pesar de ello, el número en el bate afianzaba más la teoría de una cuenta regresiva mortal.

Sin contar dicho incidente, el día estuvo más tranquilo de lo usual, ya que, a excepción de los cometidos por el asesino, el crimen era casi inexistente en la ciudad. Eli ya tenía en claro cuál sería su siguiente jugada y no permitiría que el miedo siguiera sembrándose en Adelaida.

La mañana pasó volando mientras la tarde se negaba en acabar. El tic tac del reloj agotaba su paciencia mientras los infinitos escenarios posibles llenaban de duda su cabeza, sin embargo, era momento de actuar o dejar que la muerte lo hiciera. Manteniendo la cordura al límite y evitando levantar sospechas, logró terminar el día como si nada sucediera, aunque mucho estuviese por ocurrir.

Recogiendo todo al acabar su jornada, salió de la oficina, subió a su auto y se dirigió directo al taller; fingiría que su vehículo se averió y gracias al seguro le darían uno temporal mientras revisan el suyo, eso le ayudaría a mantener un perfil bajo al momento de visitar al asesino.

Tras completar el protocolo en el taller, condujo camino a enfrentar su destino mientras el sentimiento de su viaje anterior resurgía con fuerza, esa agobiante sensación de adentrarse a ciegas hacía lo desconocido. Tenía tiempo para retractarse, sin embargo, eso ya no era opción.

Faltando treinta minutos para las nueve, Eli ya estaba frente al restaurante lista para todo. Brillantes luces de neón puestas en un letrero de "abierto" resaltaban sobre la rustica fachada del viejo local, a través del ventanal de vidrío frontal se podía apreciar que el lugar estaba casi vacío, exceptuando a los empleados y una clienta que estaba por salir.

— Referencias —

El momento había llegado, tomó su bolso, bajó del auto y se dirigió al local, donde al cruzar la puerta, fue envuelta por una inquietante pero acogedora atmosfera; el mobiliario en tonos negro y carmín hacían juego con las luces rojas y azules que iluminaban el techo y las lisas paredes en tonos mate de las cuales cuadros con imágenes retro colgaban llenando el espacio. Una ventana detrás de la barra de atención dejaba a la vista la blanca cocina con los mesones y el equipo de brillante acero inoxidable, únicamente se hallaban dos cocineros atrás y un cajero/mesero al frente terminando de atender a la otra clienta. Luego de despacharla, muy amablemente tomó su pedido.

—Bienvenida a Bojohn's Burguers, ¿puedo tomar su orden?

—quisiera el especial de la casa —respondió mientras veía el menú sin saber que elegir

—El combo bopper triple carne, ¿le parece bien?

—si claro —respondió fingiendo interés —para llevar por favor

—no hay problema, serían $3.69 señorita

—aquí tiene, quédese con el cambio

—muchas gracias, por cierto, si me permite decirle, tiene unos ojos preciosos —añadió coqueteando

—mmm, gracias —respondió incómoda —¿podría decirme donde están los baños? —preguntó para zafarse de la platica

—al fondo a la derecha, frente a la puerta de servicio

—muy amable, permiso.

Elizabeth se marchó dando pie a la etapa dos del atraco; entrar a la bodega y localizar la caja de corriente. Encontrarla no le tomó mucho tiempo al igual que ocasionar el apagón, cortar los cables y rociarlos de liquido limpiador fue más que suficiente para oscurecer toda la zona. Sin perder tiempo, salió de ahí y se escabulló hasta la cocina donde los cocineros ya habían despejado el área. Avanzando con cuidado llegó hasta la puerta trasera donde luego de salir ubicó el muro y lo saltó; era oficial, estaba en la guarida del lobo

Atravesando el patio con cautela, se trasladó hasta la puerta posterior, forzó la cerradura con su navaja y entró. Ahora se encontraba en la cocina donde, además de una vajilla perfectamente limpia y una alacena organizada a la perfección, no encontró algo de valor. Avanzando hacia el frente en medio de la oscuridad, llegó a la sala principal iluminada tenuemente por la luz casi cerúlea de la luna que entraba por los ventanales frontales. El estudio estaba a su derecha, sin embargo, antes de acercarse, su mayor miedo comenzaba a materializarse; lentas y austeras pisadas se oían en la planta superior, venían de una de las recámaras y se dirigían directo a las escaleras. Reaccionando ágilmente, se desplazó hasta el despacho que para su suerte se hallaba abierto. Desde ahí podía escuchar como el sonido se hacía cada vez más audible a medida descendía los escalones, parecía el fin, pero en realidad solo era el comienzo.

En cuestión de segundos el ruido se detuvo justo al pie de la escalera y de inmediato un silencio rotundo tomó lugar, dicho mutismo duró poco ya que luego las pisadas retomaron su andar, pero esta vez rumbo a la puerta principal. Eli no sabía del todo que sucedía, hasta que el rechinido de la puerta fue como la campana salvadora; una silueta oscura abandonaba el lugar, el sujeto se había ido y ahora estaba sola en casa.

Aprovechando la soledad, prosiguió con su inspección encontrando de inicio nada más que estantes llenos de libros y papeles viejos, sin embargo, no fue hasta que encendió su linterna que supo su verdadero valor. Eran textos de historia medieval, ingeniería, enciclopedias de química, medicina, psicología y mucho más. Tenía una biblioteca completa pero ningún documento revelador. Las gavetas tampoco contenían algo, solo facturas a nombre de un tal Bob, de igual modo tomaría una de ellas consigo.

Concluyendo ese lado de la casa, pasó a la cocina donde estaban las escaleras al segundo piso, estaba por subir cuando justo luego de pisar el primer escalón, dos frías manos se posaron en su rostro tratando de asfixiarla. Maniobrando con agilidad, Eli empujó al atacante hasta el mesón y se alejó chocando de espaldas con la estufa, el sujeto se levantó rápidamente, mas antes que pudiera reaccionar, ella tomó un comal que estaba sobre uno de los quemadores y lo golpeó con este, deteniéndolo momentáneamente. El golpe no lo mató, pero si le sacó un diente.

Con la boca ensangrentada y con una risa demoniaca, el desquiciado tomó su incisivo desprendido y lo clavó apretándolo con fuerza en su encía enrojecida que sangraba sin control. Luego levantó la mirada hacía Elizabeth y con arrogancia y desprecio esbozó:

—La perra sabe pelear, veamos que más puede hacer

Acto seguido se lanzó sobre ella sin embargo esta reaccionó antes rociándole gas pimienta y tirándolo al suelo.

—¿Qué es lo que quieren de mí? —preguntó con voz fría

—Lo mismo que tú

— Basta de acertijos y dilo de una vez —exigió empuñando su arma

—La respuesta está en tu corazón —respondió riendo mientras se frotaba los ojos por el gas

Elizabeth lo golpea en la cabeza con el arma.

—Nunca sabrás la verdad y cuando la sepas no será por mucho. Aunque cortes una rosa siempre habrá quien plante otra —añadió burlándose

—Ya basta —gritó golpeándolo de nuevo

—No puedes detener lo que sientes, debes dejarlo salir —exclamó mientras escupía sangre —no niegues tu naturaleza, Elizabeth, tu pasado te perseguirá hasta la muerte —exclamó con una apática y malévola risa mientras de un giró la tumbó al suelo. —Tranquila Eli, esto no dolerá —exclamó tomándola del cuello mientras la arrinconaba en el lavabo.

Ella no se rendiría sin pelear, por lo que, tanteando con la mano a su alrededor, logró meter su mano en una de las gavetas del lavabo, tomó un tenedor y sin mediar palabras lo clavó en el ojo de su atacante quien de inmediato la soltó.

—Espero eso borre tu estúpida mirada

—al contrario, la sangre solo resalta su color—respondió riendo con el rostro cubierto en el líquido carmesí —mírame y dime que no es cierto —exclamó

—vete al diablo imbécil —inquirió pateándolo en el abdomen

—al final era cierto, eres como nosotros —espetó con dificultad mientras se atragantaba con sangre

—no lo soy, y nunca lo seré —respondió de pie mientras con una fría mirada lo veía sufrir en el suelo

—siempre los fuiste y lo seguirás siendo, no podemos huir de nuestros demonios cuando están dentro de nosotros

—si no puedo huir de ellos tendré que acabarlos

—él tenía razón, tienen tanto en común

—¿de quién estás hablando?

—de tu jardinero pequeña rosa —replicó riendo enloquecido

Elizabeth no pudo contener su furia por lo que, tomando un el mismo tenedor lo clavó nuevamente, pero esta vez en su otro ojo.

—LIBÉRATE, LIBÉRATE, LIBÉRATE —gritaba el sujeto completamente adolorido.

Eli no se detuvo ahí, luego de sacar el tenedor con restos del ojo en el, tomó un mazo de ablandar carne y empezó a golpear repentidas veces a su acosador. Huesos crujían, lágrimas rodaban mezcladas en sangre, el piso se tenía de rojo y el éxtasis incrementaba con cada golpe del metal sobre la piel. Las gotas escarlatas cubrían su rostro mientras su respiración se aceleraba y con cada golpe solo quería dar más. El pasado cobraba el lugar del presente, no había vuelta atrás, su lado oscuro había resurgido, pero cuando parecía que todo iba a culminar en medio de su festín de sangre, las luces se encendieron

—Eli, pero ¿Qué hiciste?

—No es lo que parece

—Lo sé Eli, lo sé, nada es lo que parece

Entonces tomó un cuchillo y comenzó a apuñalar al chico junto con ella,

—No te preocupes Eli, tu secreto estará a salvo conmigo.

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