—¿Quieres que te lleve? Ya es muy tarde, y es peligroso que andes a éstas horas de la noche.
—Estaré bien, no sería la primera vez que salgo.
—Eso no quiere decir que no corras peligro.
—Estaré bien, señora Evans.
—Otra vez con lo mismo —pronunció con fastidio, rodando los ojos—. ¿Por qué debes decirme señora? ¿Tanto te cuesta llamarme por mi nombre?
—Sí, pero podría decirte Evans.
—Al menos es un avance.
—Que tengas buenas noches, Evans —le dijo saliendo.
—Adiós Dariem, ten cuidado.
En cuanto cerró la puerta, arrastró las pies hasta su habitación, y se dejó caer en la cama de frente.
—Maldito olfato que tienen —gruñó apenada.
***
—¿Y Luna?
—Está durmiendo con los demás niños en la habitación —sonrió una joven muchacha castaña—. Ella estaba tan feliz.
—Lo sé —sonrió levemente, subiendo las escaleras para ir a buscarla.
—Espera ¿a dónde vas?
—Por ella.
—Pero la niña está bien con los otros niños, Dariem.
—Ella siempre duerme conmigo, y sólo así podré hacerlo tranquilo.
—Espera —le dijo tomándolo del hombro—. Tal vez... Podríamos encontrar un lugar para estar a solas un rato.
—Hoy no, estoy cansado y sólo quiero ir por Luna.
—Mm bueno —pronunció no muy convencida.
Subió las escaleras, y buscó entre las camas a la niña, y no fue difícil, ya que era la única durmiendo abrazada a un conejo.
Se acercó con una suave sonrisa hasta ella, y la despertó con un beso en la frente.
—Ya volví.
—Hola Dar —le dijo adormilada, pasando sus bracitos por detrás de su cuello, así él la tomaba—. ¿Le diste mi dibujo a Narel?
—Sí, a ella le gustó mucho —le contó mientras bajaba hacia la habitación donde él dormiría, junto con otros adultos.
—¿Mañana vendrá a vernos?
—Tal vez sí.
***
Se despertó temprano en la mañana, ya que debía trabajar, y luego ir hacia el asentamiento, e intentar lograr que aceptaran a las personas para que los ayudaran.
Pero no hizo más que abrir la puerta, que se encontró con Camille y su primo.
—¡Narel! ¡Mira quien volvió de viaje!
—Hola Orión —fingió una sonrisa, al saludarlo.
—Hola hermosa —le dijo abrazándola, apretándola con fuerza contra su cuerpo—. Cuanto había extrañado verte.
—Sí —Pronunció incómoda, intentando alejarlo de ella—. Mucho tiempo sin vernos.
—Pero ya no, me instalé en la ciudad, ahora podremos vernos todos los días.
—Que genial...
—Lo que es genial, es que no tendrás que trabajar —sonrió Camille—. Hablé con mi papi, y él con sus contactos, y te dieron una licencia.
—¿Licencia? ¿Por qué?
—No lo recuerdo, pero es lo de menos ¡Ahora tendremos tiempo para pasarla juntos!
—Cami, ven conmigo —le dijo tomándola de la mano—. Y tú Orión, puedes esperarnos en la sala, regresamos en un momento.
—Lo que digas preciosa.
—Ajá, se.
Se llevó rápidamente a la rubia hacia la cocina, y la miró con el ceño fruncido.
—¿Por qué demonios trajiste a éste idiota a mi casa? —le recriminó en en un tono bajo.
—Es que hoy volvió, y no podía dejarlo solo. Además, creí que estarías contenta de verlo.
—¿Estás bromeando? No lo soporto al pelmazo de tu primo.
—Pero fue tu novio.
—No, no fue mi novio, sólo tuve mi primera vez con él, porque ya no quería ser virgen, y él idiota se me había ofrecido tantas veces, que terminé por ceder.
—Él dijo que ustedes fueron novios
—Delirios de su pobre cabeza estúpida.
—¿Al menos lo disfrutaste? —le preguntó sonriendo divertida.
—Estaba tan emocionado... Que ni te cuento como fue.
La escuchó reír divertida, y rodó los ojos.
—En serio Camille, no lo quiero cerca mío. Siempre busca la excusa para tocarme, y no me gusta. Logrará que le entierre un puño en la cara.
—Él sólo está enamorado de ti.
—Él sólo quiere volver a follar.
—Pues tú estás sola, si quisieran, podrían volver a hacerlo —pronunció despreocupada.
—Antes lo hago con una Bestia.
—Duele.
—¿Qué? —Preguntó frunciendo el ceño.
—Que duele un poco al principio, ellos son grandes.
—Dios, no quiero saber como la tiene tu amante —suspiró cubriéndose el rostro.
—Yo sólo te lo advertía.
—No quiero saber —le dijo caminando hacia la puerta de la cocina.
—Te recomiendo muuucho lubricante.
—¡Ya Camille! —exclamó avergonzada, escuchándola reír.
***
—Ven aquí.
Luna se sentó sobre los muslos de Dariem, y él con cuidado cortó la carne y los vegetales, para que la niña comiera.
—Eso no huele bien —le dijo frunciendo sus cejas, refiriéndose a los vegetales.
—Debes comerlo de todos modos, abre la boca.
—Pero yo prefiero la carne, Dar.
—Comerás todo lo que hay en el plato.
—De acuerdo —murmuró resignada, antes de abrir la boca, y comer lo que él le daba.
Luna tenía sólo tres años, y aunque ya podía comer sola, Dariem era muy sobreprotector con ella. Sentía que si la niña no estaba a su lado, no iba a estar bien.
—Él es tan lindo, tan fuerte.
—Olvídensen de Dariem —pronunció otra muchacha, mirándolo también—. Él no quiere estar con nosotras, sólo con esa niña.
—Sí, desde la muerte de Venus, él sólo se preocupa por ella.
—Pero ellos ni eran pareja.
—Que más da, hace tres años que Dariem rechaza a todas —pronunció molesta una rubia.
—No a todas, hace unos meses aceptó a Fabi.
—¿Qué? ¿En serio?
—Eso fue lo que ella dijo —se encogió de hombros.
—De seguro ni es cierto —rodó los ojos una morena—. Ella siempre estuvo atrás de él.
—Dariem no lo negó.
—Tampoco lo aceptó, ya saben como es él.
Dariem le limpió las mejillas a la niña, y luego le acomodó los brochecitos que le estaban sosteniendo el cabello, mientras Luna hacía hablar al conejo, y lo movía de un lado hacia el otro.
—¿Quieres que te ayude, Dar? —se ofreció la jovencita de la noche anterior, acercándose a la mesa de ellos.
Luna observo a la chica, y tiró sus orejitas hacia atrás, afilando sus pupilas.
—Gracias, la he peinado desde que era una bebé, puedo solo.
—De acuerdo, si necesitas ayuda, avísame —sonrió antes de irse.
—Ya, basta —susurró el moreno con una sonrisa, acariciándole la espalda a la niña.
—No me gusta.
—Lo sé, ahora deja de estar tan tensa —le dijo acariciándole suavemente la espalda, y luego una de sus orejitas.
Luna se recostó contra su pecho, y cerró los ojos, ronroneando, haciéndolo sonreír.
—Eres muy arisca a veces.
—Dar, no quiero compartirte con ellas —le dijo abrazándolo—. Eres mi papá solamente.
Abrió los ojos sorprendido, sintiendo su corazón latir frenéticamente dentro de su pecho. Era la primera vez que se refería a él de ese modo.
—Sí —sonrió abrazándola, acariciando suavemente su mejilla contra la cabeza de ella.
Aunque esas chicas, no lo buscaban justamente para que fuera su padre...
...
Último cap, en compensación del que faltó de ayer 😘❤ a dormir bellezas, Sayla ya está en coma (? Jajajaja ❤💞