Observaron a un grupo de niños jugar, correteando, riendo y gruñendo. Ellos, como la mayoría de las bestias, tenían cola y orejas de gato.
—Ow, míralos Narel, son muy tiernos.
—Yo lo único que veo, es la ropa sucia y gastada que tienen, sin contar que están descalzos. ¿Cuánto deben tener? ¿Entre cuatro y seis años?
—Tal vez —le dijo comenzando a caminar junto a la castaña—. En serio son muy lindos, nunca había visto niños Bestias.
—Shh, no hables de ellos así —le susurró Narel.
—Ey ¿qué hacen ustedes aquí? —preguntó serio un alto tipo de cabello negro.
—Hola, mi nombre es Narel Evans, trabajo en el ministerio de justicia y derechos humanos, y estoy aquí, porque me gustaría hacer un informe de la calidad de vida que tienen. No quiero molestarlos, sólo intentar demostrar las precarias condiciones en las que viven, para intentar buscar una solución.
El tipo frunció el ceño, luciendo realmente irritado.
—Los humanos saben perfectamente como vivimos, fueron ustedes que nos obligaron a vivir así.
—Comprendo su molestia, pero...
Camille ignoró completamente lo que su amiga seguía explicando, al ver que varios hombres más se acercaban a ella, y entre ellos, estaban aquel muchacho rubio que había conocido.
—Oh Dios —chilló bajo, tomando del brazo a Narel, para llamar su atención.
—¿Qué pasa?
—C-Creo que deberíamos irnos.
—Sí, pienso lo mismo —gruñó el tipo que las recibió.
—Camille —pronunció sorprendido el muchacho al verla—. ¿Qué haces aquí?
—H-Hola —murmuró mirando hacia abajo.
—¿La conoces, Onías?
—Sí, es la chica de las que les hablé. ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?
—A-Am sí, n-nosotras-
—Nosotras estamos aquí para intentar buscar una solución a su condición actual de vida —la interrumpió Narel—. No queremos molestarlos, solo evidenciar a través de videos e imágenes, su día a día.
—¿Y eso cómo nos ayudaría? —preguntó Onías.
—Sé que piensan que todos los humanos sabemos como viven, las condiciones a las que fueron obligados a estar, pero no es así. Muchos de nosotros no tenemos idea de lo que es vivir en un basural, de lo difícil que debe ser intentar conseguir comida para sus niños y mujeres.
—¿Crees que nos ayudarán si ustedes muestran eso?
—Quiero creerlo, aquí además tengo una copia del proyecto de ley que obligaremos a tratar lo antes posible, y la organización que queremos abrir a nombre de su especie, para mejorar su calidad de vida. Ya sea con alimentos, medicamentos, y ropa.
Onías observó a Camille, que aún seguía mirando hacia abajo.
—¿Tú quieres hacer esto por nosotros también? —le preguntó con una suave sonrisa.
—Sí.
El muchacho observó a Narel, y sonrió.
—De acuerdo, dime como puedo ayudarte.
***
—Wou, en serio ese tipo está enamorado de ti.
—No me lo recuerdes —le dijo cubriéndose el rostro con la almohada
Ambas estaban en la habitación de Narel, ella estaba editando las filmaciones que habían tomado para poder hacer el vídeo, mientras que Camille estaba acostada.
—En serio, te miraba con tanto amor, tanta admiración, como si-
—¡Ya! —exclamó tirándole la almohada, haciéndola reír—. Me haces sentir más culpable.
—Dime cuantos hombres te han mirado así antes.
—Ninguno —le dijo mirando el techo—. Nunca nadie me había mirado como él... Ni hecho sentir las cosas que él me hizo.
—Bueno, si todo sale bien, tal vez...
—No —Reconoció girándose en la cama, abrazando una almohada en forma de corazón—. Nosotros jamás podremos estar juntos.
***
—Era ella, vino aquí —pronunció ilusionado—. Y nos quiere ayudar.
—No te vuelvas a ilusionar, Onías —le dijo desinteresado un muchacho—. Volverá a herirte una vez más.
—No, ella está aquí para ayudarnos.
—Fuiste su juguete por unos meses, no le creo nada. Es humana, siempre buscan algo a cambio.
Tiró sus orejas de gato hacia abajo, y observó a su amigo Dariem, quien estaba sentado en un viejo sillón, pensativo.
—¿Tú qué crees? ¿Piensas que es mentira?
—Tal vez —le dijo sin mirarlo—. Pero... Esa mujer me ayudó a mi también.
—¿Quién? ¿Camille? —Inquirió afilando sus pupilas.
—No, Narel...
***
—Semanas después—
—¡Mira todo lo que hemos recaudado! —exclamó asombrada Camille, observando el depósito donde las personas habían hecho sus donaciones.
—Sí, es increíble que tantos se hayan solidarizado, ahora es cuando más debemos trabajar para que se salga el proyecto de ley.
—¿Y cómo haremos para llevar todo esto? En nuestros autos no va a entrar.
—Claro que no, tonta, ni que pudiéramos llevar materiales de construcción en simples autos.
—¿Materiales de construcción?
—Sí, una empresa de construcción dijo que nos donaría materiales para construir tres casas, si los utilizábamos como "patrocinadores". Pero yo le dije que no.
—¿Por qué no? Narel, eso hubiera sido muy bueno para los niños.
—Porque en vez de tres casas, les dije que me dieran los materiales necesarios para hacer un gran edificio, con subdivisiones adentro, para utilizar como habitaciones y baños.
—Okay, suena genial, pero ¿En dónde la construirán? Porque no tiene sentido llevar todo esto al basural.
Sonrió divertida, y le pasó una carpeta amarilla.
—Ábrela, y dime si conoces esa firma.
La miró curiosa, y al abrirla, sus ojos expresaron el claro asombro que sentía.
—¡¿Qué?! ¡¿Papi les dio un lote?!
—Sí —sonrió—. Tu papá puso a disposición un lote de diez mil metros cuadrados.
—¡No puedo creerlo! —chilló con una gran sonrisa.
—Pero no creas que lo hizo por buena persona. Se acercan las elecciones, y cree que será una buena imagen.
—Eso es lo de menos, lo importante es que ahora tendrán un mejor lugar.
—Me preocupan que no quepan todos, no sabemos cuantos son en realidad.
—Creo que eso es lo de menos, mientras podamos sacarlos de ahí, cualquier cosa será mejor. ¿Cuándo iremos a darles la noticia? —preguntó con una gran sonrisa.
—¿Iremos? ¿Quieres ir a ver al rubio, eh? —pronunció divertida.
—Claro que no, sólo... No lo sé —suspiró mirando hacia abajo.
—Andando tonta —sonrió dándole una palmada en el hombro—. Llevaremos ahora algo de ropa y alimentos para ellos, y a darles la noticia. Y de paso, tú también verás al rubio —le dijo sonriendo.
...
Como he visto que ha tenido una buena aceptación ¡Les dejo el tercer capítulo! Espero les guste ❤💞