Capítulo 31: Sorpresa, sorpresa, perra.
—Hola nena, te vi a lo lejos y pensé que podríamos gustarnos, ¿vienes seguido a estudiar Historia a este club? —dijo apoyándose al tronco del árbol, luciendo como Johnny Bravo tratando de ligar.
—Solamente cuando me lo piden chicos guapos —contesté guiñándole un ojo, haciéndolo reír al instante. Se desplomó en el pasto a mi lado dejando en frente la caja de pizza con el libro de Historia arriba, la cual atacamos de inmediato—. No sabes cuanto me agradas en estos momentos.
—Yo te agrado en todo momento —comentó con la boca llena—, por que soy genial.
—¿Cuánto tiempo has pasado con Becker últimamente? —pregunté teatralmente llevándome una mano al pecho.
—Sospecho que demasiado, pronto comenzaré a teñirme el cabello de rubio y le coquetearé a cualquier cosa que se mueva.
—Ahora le coquetea a presidiarias.
Nick me miró con los ojos abiertos y la pizza en la boca a medio comer, provocándome una sonrisa de inmediato.
—Se ha hecho un perfil en varios sitios de citas, en los cuales hay 16,6% de posibilidades de estar hablando con mujeres en prisión, ¿no es encantador?
—Es bastante aterrador, ¿tú permitiste que él hiciera esto? —preguntó con el ceño fruncido cuando negué con la cabeza— Jamás hubiese creído que Becker necesitara de páginas de Internet para ligar, eso significa que no hay esperanza para el resto de nosotros.
Le lancé una mirada curiosa. ¿Desde cuando Nicholas Rogers se consideraba dentro del "resto de nosotros"? Él clasificaba dentro del grupo de Dioses Griegos en Ridgewell, literalmente. Y estaba segura de que, aunque no le importaba este titulo, no pasaba desapercibido para él, ¡la población femenina entera se revolucionaba cada vez que los cuatro pasaban por los pasillos!
—Si, bueno, eso no pareció detenerlo de salir con una porrista esta tarde —dije rodando los ojos, ganándome miradas interrogatorias del quarterback—. Conoció a una porrista del internado en una página de citas a ciegas, y creyó que sería buena idea salir con ella ahora mismo.
—La tintura le oxigenó el cerebro —negó con la cabeza mientras chasqueaba la lengua—. Sólo una vez tuve una cita a ciegas, y fue la peor decisión que tomé en mi vida entera; la organizó mi madre, era con la hija de una de sus amigas de la infancia, y la chica no hizo más que mirarme con ojos soñadores durante toda la cena. ¡Incluso me pidió un mechón de pelo como recuerdo! ¿¡Quién hace eso!?
—Tal vez quería clonarte —me encogí de hombros entre risas—, y ahora que lo mencionas, quería saber si puedo conseguir un poco de tu saliva en un hisopo...
—No bromees, Scarlett, eso es tan extraño.
Carcajeé una última vez antes de tomar mi libro de Historia. Retomamos en el punto exacto en el que habíamos quedado anteriormente y avanzamos unas cuantas páginas sin problema, hasta que un destello frente a mí me llamó la atención obligándome a levantar rápidamente la vista.
Era Nick, sosteniendo una cámara frente a su rostro.
¿Qué?
—¿Tú acabas de sacarme... una foto? —fruncí el ceño, entonces él bajó la Nikon y me miró con una sonrisa.
—Si, es que... la luz, en tu cabello, es...
Entonces simplemente sacudió la cabeza y me extendió la cámara para que lo vea por mi misma. Ahí estaba yo, mirando hacia abajo con el flequillo tapando un poco de mi rostro, y el sol dando directamente en mi poblada cabellera colorada dándole más brillo y luz de lo habitual. Una foto simple y muy hermosa que despertó enormes curiosidades en mí.
Recordé a la otra Scarlett; la que estaba en la pizarra de corcho de la habitación de Nick, sentada en las gradas con el cabello recogido en una cola de caballo y una sonrisa muy diferente a la que tenía ahora. Y es extraño, por que fue en ese momento en el que me di cuenta de que era ciento por ciento yo. Diferente a la otra en esencia, pero sin dejar de ser la misma persona.
Ahora, brillaba por mi misma.
—¿Podrías... dármela? —pregunté en una mueca— Se que sonará tonto, pero hace mucho que no me veo...
¿Tan yo? Eso sonaba ridículo, pero era la única forma que tenía de expresarlo.
—Seguro, pero antes... —dijo Nick, extendiéndose para quitarme la cámara de las manos— Sonríe.
Y así lo hice. Torcí ligeramente la cabeza y le di la más deslumbrante sonrisa Colgate que tenía, aunque estaba segura de que no le llegaba ni a los talones a la suya —en mi defensa, comenzaba a creer que esa era su marca registrada y nadie más en el mundo podría hacerla—. El flash no salió esta vez, en cambio se escuchó un ligero "clic".
Esta vez, solamente era yo sonriendo.
—Heather me ha llamado a su oficina esta tarde —le digo mientras él miraba a su cámara—, para hablar sobre la obra escolar.
—¿Le hablaste sobre Chanel?
—No tuve la oportunidad, de hecho ella no dejó de hablar durante media hora seguida sobre Alemania —balbuceé, Nick me miró confundido ahora—. No importa. El punto es que hará que todos los actores de la obra tomen cursos de actuación en el club de Drama, incluso los extras. Baile, canto y actuación es mucho para un grupo de escolares.
—¿Y tú te encargarás de eso?
—Nosotros, Rogers. Ambos seremos co-capitanes durante estos cursos, que durarán... casi dos meses. Empiezan la próxima semana, siguen el mes de septiembre hasta inicios de diciembre, poco antes de las vacaciones de Navidad.
—Eso será una locura —niega con la cabeza—. Cincuenta personas encerradas durante una hora aprendiendo a cantar y bailar... ¿en serio cree que es una buena idea?
—Monroe lo aprobó, así que... —suspiré— Aunque realmente dudo que sea un problema, tú eres el capitán del equipo, será pan comido.
—No estes tan segura, Rojita. Una cosa es dirigir a un grupo de chicos que saben exactamente lo que tienen que hacer, es sólo táctica; aquí hay que enseñarles a hacer su trabajo, y eso es un tanto complicado.
Me llevé las manos a mi rostro y lo froté con desesperación. Él no era realmente tan alentador como esperaba, y comenzaba a sentir que esto se me iba de las manos incluso antes de que comenzara.
—Pero podremos con esto —aseguró, tomando una de mis manos para alejarla de mi rostro—. Somos capitanes, Scarlett. Eso hacemos.
Sonreí, y él hizo lo propio.
"I like big butts and I cannot lie, you other brother can't deny, that when a girl walks in with a itty bitty waist and a..."
Me tomó más tiempo de la vergonzosa canción darme cuenta de que Johnny estaba llamándome, y el color en mis mejillas se hizo presente tan pronto como Nick comenzó a reír.
—¿Hola? —carraspeé.
—Scarlett, tenemos un 3312 —murmuró él con voz casi desesperada.
—¿Alerta de niño en la planta? Oh, Johnny, ya te dije que debes cerrar la puerta cada vez que terminas de asustar.
—No es gracioso —bufó—. Esta cita es... estoy en aprietos, necesito que vengas.
La sonrisa de desvaneció de inmediato, y pasé una mano por mi cara.
—¿En donde estás? ¿Qué ocurre?
—Jamás lo creerás, pero ella es... —¿Una egocéntrica que se ama a si misma? Pude imaginar eso— No puedo decírtelo, necesito que vengas, ¿si? Estamos en la cafetería al final de la calle Roosevelt, ven lo más rápido que puedas.
Y cortó.
—¿Todo bien?
—No —dije, mirando a Nick verme con el ceño fruncido—, mi tonto mejor amigo está en un aprieto por una cita horrorosa y tengo que socorrerlo. Lo siento, Capi, tendremos que...
Ni bien comencé a ponerme de pie, él hizo lo mismo y comenzó a recoger todo, ganándose una mirada confusa de mi parte—: ¿Qué? Voy a acompañarte, tengo que ver esto.
***
—¿Puedes verlos? —pregunté a Nick, que estaba apretado a mi lado, y él negó con la cabeza.
Estábamos escondidos detrás de dos macetas enormes, de cuclillas, mientras tratábamos de localizar a mi rubio amigo en aprietos, pero no había rastros de él en la poblada cafetería. Mesas por doquier, un tumulto general y camareros yendo y viniendo de aquí para allá con bandejas vacías o repletas, pero en ningún momento observé la cabellera rubia de mi amigo.
—¡Ahí! —exclamó él, ganándose una mirada reprobatoria de mi parte— Delante de la chica castaña, en la mesa de la esquina, ¿lo ves?
Efectivamente, ahí estaba. Tenía su mejilla apoyada sobre su mano, depositando a la mesa todo el cuerpo, con cara de "mátenme ahora". Frente a él, una chica de cabello castaño oscuro recogido en una coleta.
—¿Ahora qué?
—Ahora... sólo hay una forma de salir de una cita horrenda —expliqué con una sonrisa. Nick elevó una ceja—. Actuación.
Y di un paso a un costado, buscando con la mirada al rubio mientras recapitulaba en mi mente que cosas iba a decirle. "¡Tú eres una despreciable y maldita cucaracha!"
No, eso no funcionaría. ¿Después qué? ¿Golpearía a Malfoy en la nariz?
Bien, tendría que ir por lo seguro.
—¿¡Johnny!? —pregunté, parándome frente a él con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Al verme, abrió ligeramente la boca— ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
—Mierda. Scarlett, yo...
—Dijiste que estarías con tu hermana.
—Lo se, pero...
—¡Apuesto a que tu hermana ni siquiera está herida en primer lugar, maldita cucaracha! —bufé, y él se levantó de su asiento de inmediato.
—No, ella si está quebrada, pasa que...
—¿Qué? ¿¡Ahora vas a decirme que ella es tu hermana!?
Señalé a la chica de cabello castaño, y cuando ella se volvió a verme, el alma se me cayó a los pies casi literalmente. Esto debía ser una maldita broma.
—¿Riley? —preguntó Nick, tomándome de uno de mis codos en un acto reflejo— ¿Tú... qué es...? ¿Qué haces aquí?
—Tengo una cita —respondió la porrista de mis pesadillas con una sonrisa de suficiencia. Luego de dejar al chico visiblemente incómodo, se volvió a mí—. No sabía que ahora salías con Becker, Scarlett.
—Y no lo hago.
—Entonces, ¿qué hacen aquí? —preguntó.
Ahora, la que se cruzaba de brazos era ella, que nos tenía a los tres sobre las cuerdas. Esto no era un 3312, era algo mucho, mucho peor.
—Se supone que Johnny no fue a entrenar durante toda la semana porque estaba en casa con su hermana herida —explicó Nick con voz molesta, siguiéndome la corriente—, pero cuando estoy con Scarlett en medio de una cita lo veo aquí con una chica, ¿cómo puedes explicar eso, fullback?
—¿Una cita? —repetimos Riley y yo, pero los dos pasaron de nosotras.
—Ella se estaba sintiendo mejor y decidí venir esta mañana —se encogió de hombros.
—Eso es muy conveniente, porque Edwards ha querido hablar contigo toda la semana —replicó estrechando los ojos—. Así que, si no quieres que pateen tu trasero fuera del equipo, sugieras que comiences a marchar, Becker.
Sentí ganas de llorar. Si no supiese que no era cierto, me lo hubiese creído totalmente.
Entonces, volteé la cabeza al notar como la sala entera se había quedado en silencio. Y efectivamente, así era. Todos nos miraban entre cuchicheos, algunos de los cuales reconocí como alumnos de Ridgewell, y no me agradaba tener el reflector en estos momentos.
—Johnny. —insistí en tono de precaución. El chico suspiró, miró una última vez a Riley y marchó hacia la salida con Nick tomándolo del hombro. Cuando quise seguirlos, alguien carraspeó detrás de mí.
—Acabas de sabotear mi cita con un chico sexy junto a mi ex novio —dijo poniéndose de pie frente a mí—, no estoy segura de cómo sentirme al respecto.
—No saboteé nada, el futuro de Johnny está en peligro y eso importa más que una tonta cita. —respondí rodando los ojos, ella estrechó los ojos amenazadoramente.
—Pues resulta que no me gusta que me quiten lo que es mío, y si no es a Becker ten por seguro que recuperaré a Nick.
—¿Es una amenaza?
—Considérate advertida —elevó un hombro con desdén—. ¿Tú crees que alguien como Nick estaría contigo si no fuese por que yo ya no estoy en Ridgewell? Cariño, créeme, no le interesas.
—No recuerdo que tú le interesaras demasiado.
—Él me ama, y a pesar de que prefiera pasar el tiempo con alguien como tú, pronto me aseguraré de que ambos recuperaremos nuestra popularidad.
—Me gustaría ver como harás eso. —reí sin una pizca de gracia, y ella dio un paso hacia mí.
—Lo harás, cuando vuelva a Ridgewell dentro de dos semanas —Entonces, di un paso hacia atrás instintivamente. ¿Volver? Ella no puede... ella fue expulsada, no hay forma de que la dejen volver, ¿cierto?— Sorpresa, sorpresa, perra, ¿me extrañabas?