¡Sí, soy gay! 🌈kiribaku/baku...

By cupcakemofoo30

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Kirishima a sus 16 años podía dudar de muchas cosas, pero había algo de lo que estaba seguro: era gay. No se... More

🏳️‍🌈 uno 🏳️‍🌈
🏳️‍🌈 dos 🏳️‍🌈
🏳️‍🌈 tres 🏳️‍🌈
🏳️‍🌈 cuatro 🏳️‍🌈
🏳️‍🌈 cinco 🏳️‍🌈
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🏳️‍🌈 prólogo 🏳️‍🌈

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By cupcakemofoo30

Eijirō Kirishima era gay, de eso él no tenía duda.

Desde que tenía memoria era consciente de que la masculinidad en los hombres era algo que le llamaba mucho la atención, pero siempre pensó que se debía a que él desde muy pequeño ha aspirado a ser alguien muy masculino; jamás lo asoció al gusto por los hombres, o al menos no se le había pasado por la cabeza... hasta que pasó el "incidente". E incidente entre comillas, porque fue más bien algo a propósito.

Todo ocurrió a principios del último año de secundaria, un viernes por la tarde. Estaba en su celular viendo cosas que jamás se había atrevido a ver hasta ese entonces, y es que apenas sus amigos se enteraron de que su mente y ojos eran vírgenes e inocentes prácticamente le ordenaron que lo intentara, camuflándolo entre broma y broma. Y pues, obvio lo que primero aparece cuando buscas simplemente "pornografía" en el buscador incógnito de Google es hetero, y aunque lo intentó no surtió el efecto esperado, de hecho le daba hasta asco los exagerados gemidos de la actriz —mala actriz, ha de recalcar—. Y es que ¡verla desnuda no le provocó absolutamente nada!

Pero entonces pasó.

En los videos recomendados apareció uno entre dos hombres y, cómo no, la curiosidad le ganó. Y fue en ese momento que se dio cuenta de que era gay. Así de simple y vergonzoso, pero no menos importante para él.

¿Se lo había dicho a sus amigos de la secundaria? Claro que no, y tampoco se lo había dicho a sus amigos de la UA porque sabía muy bien que podría causar efectos negativos en la relación con ellos, así que lo ha mantenido en secreto desde ese entonces siendo él mismo la única persona enterada de esto, y no tenía pensado decírselo a nadie más hasta quién sabe cuando. ¿Por qué? Fácil: su imagen masculina se vería afectada, porque aunque él supiera que "gay" y "afeminado" no eran sinónimos, la gente suele tener ese estereotipo en la mente cuando mencionan la palabra "gay", y eso no era algo que él quería que pensaran, menos cuando algunos de sus amigos no eran lo suficientemente maduros como para saber que eso solo era un mal estereotipo.

Debía admitir que a veces tenía la tentación de mandar a la mierda todo y simplemente sacarse ese peso de su pecho cada que alguien asumía que él llegaría a tener una novia, queriendo decirle en la cara que él nunca llegaría a tener una novia, pero sí un novio... Y uno lo más masculino posible, por favor. O también cuando el idiota caliente de Kaminari le mostraba alguna foto de una mujer en paños menores asumiendo que le llamaría la atención, teniendo que siempre mentir que no era su tipo para no ser cuestionado el porqué de su rechazo más allá de un "qué aburrido tú" por parte del chico con el quirk eléctrico. Aunque en verdad no mentía al decir que no era su tipo, porque su tipo era más musculosos y masculinos.

Y es que siempre que se imaginaba la hipotética situación en el caso de que decidiera salir del clóset le costaba imaginarse un resultado 100% positivo donde absolutamente todos lo aceptaran como si nada o lo siguieran tratando de igual forma, como si el que fuera gay no lo cambiara en nada. ¡Y en verdad no lo hacía! Pero aunque tuviera fe en algunos de ellos, dudaba que sus amigos fueran a entender eso de forma inmediata.

¿Lo seguirían invitando a almorzar con ellos? ¿Lo seguirían buscando para hablar con él de par a par? ¿Lo seguirían invitando a jugar videojuegos los sábados en la noche como en esos momentos ocurría?

Suspiró, saliendo de sus pensamientos gracias a aquello último mientras dejaba el control a un lado. De hecho, no entendía porqué siempre terminaba de la misma forma cuando jugaba videojuegos en conjunto con sus demás compañeros, y es que, ya llegaba a cansarle un poco el griterío que armaba Katsuki cada que perdían... o ganaban. La cosa es que siempre el resultado involucraba explosiones y gritos.

Era un sábado por la noche, y tal como empezaron a hacerlo desde hace ya medio año cuando compraron en conjunto una consola nueva para ellos, cierto grupo de hombres del 2-A se juntaban a las nueve de la noche a ser partícipes de un "mini torneo" de algún videojuego de los que tuvieran. En esta ocasión, los que participaron fueron Mineta, Satō, Tokoyami, Ojirō, Kirishima, Bakugō, Sero y Kaminari, y el juego que escogieron fue el Super Smash Bros., cortesía del último chico nombrado. Y pues al parecer Denki pasaba jugándolo ya que salió victorioso junto a su compañero de equipo Hanta por sobre los otros finalistas: Eijirō y Katsuki.

Y este último no estaba muy contento.

—¡AHHHH! ¡TRAMPOSOS DE MIERDA, NO VUELVO A JUGAR MÁS CON USTEDES! —gritó el rubio completamente furioso, poniéndose de pie y tirando el control de la consola al suelo, aunque eso no afectó en nada la ruidosa celebración que sus contrincantes tenían tras haberles ganado la "final" del mini torneo. No les preocupó ya que era una reacción bastante común proveniente de Bakugō, por no decir que era la que siempre tenía cuando perdía. Conste que los demás eran los tramposos, él jamás perdía por no ser lo suficientemente bueno en un juego.

—¡M-mi control! —exclamó Mineta mientras se tiraba al suelo junto a los restos del objeto nombrado, lágrimas habían empezado a acumularse en sus ojos. Y es que esos controles eran demasiado caros para su gusto.

—¡Y A MÍ QUÉ ME IMPORTA TU CONTROL! —Lanzó una explosión al objeto en el suelo para que ya no quedara nada de este, provocando otro gritito por parte de Mineta.

—Oye, oye, ¡cálmate! —Kirishima se acercó al rubio, poniendo una mano en su hombro, la cual fue inmediatamente apartada con brusquedad. Diablos, ¿por qué tenía que ser tan mal perdedor?

—¡DÉJAME TRANQUILO! ¡MUÉRANSE, PUTOS TRAMPOSOS! —gruñó por última vez antes de retirarse a los ascensores, lanzando aún más maldiciones e improperios al aire.

—¿A dónde crees que vas? ¡Todavía tienes que pagar lo que apostamos! —exclamó Denki entre risas, mas no recibió respuesta tal y como se esperaba.

Apenas se escucharon las puertas del ascensor abrirse y cerrarse, el silencio que se había formado en la sala a excepción de los sollozos del más bajo de los presentes fue roto tras unos cortos segundos por Kaminari y Sero, que estallaron en risas y los demás siguiéndoles al poco rato... A excepción de Kirishima, claro. Aunque no iba a gritarles insultos a los ganadores como su amigo, también le dolía un tanto el haber perdido... Y por tan poco.

—Voy a ver a Bakugō... —dijo el pelirrojo poniéndose de pie e ignorando las risas de sus dos amigos mientras festejaban, sacándole en cara la victoria a los otros jóvenes allí.

—¡Anda a consolarlo, a ver si aprende a perder! ¡Y de paso que nos dé el dinero! —dijo Hanta entre una carcajada y otra, golpeando la espalda de su rubio compañero que seguía riendo junto a él.

Kirishima rodó los ojos y soltó una risa floja, dirigiéndose por el mismo lugar donde se fue el de ojos escarlatas antes. Entró al ascensor, subió al piso donde se encontraba la habitación, y se encaminó a esta. Una vez llegó tocó la puerta, recibiendo como respuesta un gruñido. Volvió a tocar la puerta con más fuerza, ahora escuchando pisotadas acercándose a esta para seguido revelar la imagen de un Katsuki notablemente molesto.

—¿Qué quieres, peinado de mierda? —Le preguntó casi que gruñendo sin levantar tanto la voz.

—¿Cómo que qué quiero? No tenías por qué enojarte así, es solo un juego. Además no deberías escaparte así de la apuesta, tienes que aprender a perder —Lo regañó intentando ser lo más sutil posible, y es que con su amigo nunca se sabía.

—¡Yo no perdí, si no hubiera sido por ti hubiera ganado! ¡Estabas distraído pensando en quién sabe qué mierda! —Se cruzó de brazos por unos segundos en los que Kirishima lo miraba alzando una ceja.

—Claro, sí. Fue mi culpa... perdón por eso —murmuró rodando los ojos. Sin embargo sabía que no era mentira, todo por ponerse a divagar cosas literalmente homosexuales en un momento como ese—. Aún así debes pagarles —Le repitió extendiendo la mano. El rubio la miró con el ceño fruncido como usualmente solía estar.

El más alto alzó la vista para encontrarse los ojos escarlata de Eijirō observándolo, viendo estos abrirse más y sus cejas alzándose mientras movía la mano una vez más. Bakugō gruñó y entró otra vez a su habitación, haciendo algo de ruido y tirando algunas cosas al suelo. Volvió donde su amigo para darle un billete en la mano con brusquedad.

—Gracias, Blasty.

—Vuélveme a llamar así y te reviento a golpes —amenazó el rubio, aunque Kirishima sabía que no era más que una amenaza vacía... O bueno, al menos no haría eso en los dormitorios. Seguro al día siguiente se desquitaría en los entrenamientos.

El pelirrojo no alcanzó ni a despedirse antes de que la puerta se cerrara bruscamente en su cara. Rió mientras se daba media vuelta para volver a la sala, y es que ese Katsuki en verdad no sabía perder. Nunca era su culpa, siempre o era culpa de él (porque siempre eran compañeros de equipo) o del otro equipo porque son tramposos. Ah, pero cuando ganan, "¡Soy el mejor! ¡Mueran, perdedores!".

Era un caso perdido ese idiota, aunque idiota y todo lo quería.

Llegó al ascensor y presionó el botón para bajar. Cuando las puertas se abrieron, sonrió al encontrarse con su amiga de cabello rosa.

—¿Mina? Pensaba que estarías con las chicas —Fueron las palabras con las que saludó a la más baja recibiendo como respuesta una sonrisa mientras él se ubicaba a su lado, chequeando el número del piso y viendo que el que estaba marcado era el mismo al que se dirigía.

—¡Eiji! Pues sí, estaba con ellas, pero a varias le dio sueño así que se fueron a dormir... Yo vine a buscar algo de comer. ¿Tú qué hacías? ¿Estabas con Bakugō? —preguntó ella presionando el botón para que la puerta cerrase.

—O sea, sí. Es que perdimos en la final contra Kaminari y Sero, y pues él como que no se toma muy bien perder... Y menos cuando apostamos dinero —explicó rascando su nuca—. Así que tuve que ir a pedirle el dinero y de paso pedirle que se calme, pero eso último no funcionó mucho. Al menos sí se dignó a pagar —rió mientras movía el billete en su mano, contagiándole las risas a ella, las cuales se apagaron tras unos segundos al igual que la mirada de Ashido.

—Aún no entiendo porqué no me dejan venir a jugar con ustedes... —murmuró Mina mientras las puertas del elevador se abrían.

Eijirō se encogió de hombros y pasó un brazo por los de ella—. Yo tampoco... Ellos dicen que "no, porque es noche de chicos", pero seguro eso es porque no han jugado contigo y piensan que solo porque eres una chica no sabes jugar bien... —El más alto rodó los ojos, pensando en lo absurda que era aquella excusa. Le recordaba un poco a lo que estaba pensando antes, "estereotipos"—. De hecho si quieres podemos mostrarles lo buena que eres ahora ya que siguen a... quí.

Kirishima se encontró con que el salón estaba vacío, no había nadie allí. Ante esto, el pelirrojo gruñó y maldijo a todos por lo bajo.

—Esos idiotas, ¡ni se dignaron a recoger las papitas que quedaron en el sofá! —El pelirrojo se separó de la chica rosa mientras ella soltaba unas risitas—. Mina, espérame un rato... No creo que te quieras sentar en el sofá con todos los restos de comida que quedaron regados... Y creo que tampoco le gustaría a Iida encontrarse con esto en la mañana —murmuró eso último más para sí mismo que otra cosa, suspirando rendido y dejando caer su cuerpo hacia delante levemente, como si sus brazos pesaran bastante.

—No te preocupes, si quieres te ayudo y de ahí jugamos un poco. Eso sí, déjame ir a comer algo primero, que muero de hambre —Se excusó ella, tomándose el estómago intentando acallar el gruñido que este soltó, avergonzándola un poco mientras soltaba una pequeña risa.

—No te preocupes, tú anda come tranquila mientras yo ordeno un poco todo esto... Ni sé si las papas se les cayeron o si las escupieron, qué asco —Aquello último volvió a hacerles reír un poco a ambos antes de que ella se fuera a la cocina mientras él recogía todas las papas esparcidas por el lugar.

Hizo lo que pudo para que no quedase tan desordenado y sin mucha basura el lugar, aunque obviamente se le escapó una que otra migaja pero no tenía tiempo para ponerse a pasar la aspiradora ni nada —hace un tiempo tuvieron que comprar una. Larga historia, culpa de Midoriya y Bakugō—.

Agradeció que el paquete de papas estaba ahí mismo, intacta, y con unas cuantas restantes. Echó lo poco que quedaba en el bowl donde habían servido algunas horas atrás sus amigos y metió lo ya no comestible en la bolsa de aluminio, arrugándola lo suficiente como para que no hiciera tanto bulto y así ir a botarlo al basurero, encontrándose en el corto camino a la cocina con su amiga ya volviendo de esta misma llevando consigo un plato hondo servido con natto. Hizo una pequeña mueca de asco, no entendía cómo a su amiga le gustaba esos granos de soya fermentados. Le daba asco, sí, y más aún viendo cómo se hacía esa especie de mucosidad.

Suspiró alejando ese pensamiento de su cabeza mientras pisaba el pedal del basurero para que la tapa de este se abriera, botando así la bolsa de aluminio y luego sacando su pie para que cerrase. Se sacudió las manos y aprovechó de estar en la cocina para sacar una lata de gaseosa del refrigerador. No era de las que prefería ya que esas las tenía en el refrigerador de su piso, pero no tenía ganas de subir para tan solo una bebida.

Mientras volvía a la sala común abría la lata con facilidad usando su dedo índice, tomando un sorbo cuando llegaba al sofa junto a la chica. Arrugó la nariz al sentir el desagradable —según él— aroma del natto, ella claramente notando esto. Mina rió al mismo tiempo que él tomaba asiento, dejando en la mesa de centro la lata para sacar unas cuantas papas del bowl y comerlas.

—No importa cuántas veces lo he dicho, pero siempre te recordaré cuánto asco me da eso —Le dijo él mientras masticaba las papas con sus afilados dientes.

—Y a mí me da asco ver cómo cuando comes carne por dentro está roja. Pero ya ves, no te digo nada —contradijo ella encogiéndose de hombros, comiendo otros poco de su plato con los palillos.

—¡Es más jugosa así! Ya muy cocida pierde la gracia; está casi que seca y cuando se enfría se pone desabrida —explicó él mientras se ponía de pie.

Caminó hasta el mueble con la TV, prendiendo la consola y seguido tomando su control y el de Kaminari, que seguro no le molestaría si lo usa.

—¿O sea que te gusta jugosa y sabrosa? —dijo ella intentando permanecer seria a la vez que el pelirrojo se dirigía hacia el sofá otra vez, pero apenas Kirishima la miró con los ojos entrecerrados sabiendo la doble intención de esa pregunta, ella estalló en risas.

Quizá se hubiera reído igual de fuerte que ella si también hubiese pensado que era una simple broma, pero para él tan sólo era la realidad. Bueno, ¡obvio no le gustaba jugosa literalmente!, pero lo que ello significaba sí. Lástima que Mina no lo supiera.

Ella al parecer notó la mirada perdida del otro, por lo que se calmó y le palmeó el brazo.

—No te quedes ahí parado como tonto, fue una broma, y me salió buena además —Se excusó soltando unas risitas, pensando que quizá se lo tomó algo a pecho el chico. Al parecer él reaccionó, ya que sólo soltó una pequeña risa y le extendió el control amarillo de Pikachu (súper original Denki, ¿eh?) mientras él se quedaba con el suyo que era el modelo original, negro. Se sentó en el sofá de nuevo y se dejó caer levemente.

—Además —dijo ella mientras Kirishima apretaba el botón de "aceptar" para que el videojuego iniciara—. No es cierto, o bueno, no sé. Pero nunca diría algo así para burlarme en serio.

A Kirishima eso le sorprendió, quedándose paralizado unos segundos y dejando de apretar un botón repetidamente por aburrimiento. Se quedó estático por un eterno segundo, el que también se demoró en girar su rostro para encontrarse con la sonrisa sincera de ella.

Pasó saliva. Quizá esta era una señal, o una jugarreta para ponerlo a prueba, incluso ambas al mismo tiempo. Pero el que hace un rato estuviese pensando sobre ello y que su mejor amiga lo mencionara sin querer, debía de ser una señal.

—Mina —dijo su nombre con una seriedad extraña, demasiado extraña para provenir del usualmente alegre Eijirō Kirishima. Y la nombrada lo sabía, porque apenas oyó su nombre ser dicho de aquella forma su expresión cambió radicalmente—. Debo contarte algo. Pero promete que no le contarás a nadie.

Mina pestañeó, perpleja. De repente el ambiente se sintió un poco más pesado, tenso, y su corazón se apretó con ansias. No podía creer a dónde iba esto, porque se imaginaba muy bien qué era lo que confesaría Kirishima y en verdad quería creer que era solo una broma de vuelta, pero aún así estaba ahí, ansiosa, esperando que él confirmara lo que jamás había cruzado por su mente en ese tiempo de amistad junto a él.

La pelirrosa asintió, pasando saliva, tratando de ignorar la música de la introducción del juego que reproducían los altavoces de la televisión.

En cambio, Kirishima estaba que moría por dentro. ¿Por qué diablos decidió en menos de un segundo en confiarle a ella su secreto? ¿Por qué no se detuvo a pensarlo mejor? Pues porque ya necesitaba decírselo a alguien, necesitaba un confidente con el cuál por fin quitarse tanto peso de encima que llevaba acumulando desde que lo supo. Habían tantas cosas que quisiera hablar con alguien, pero no tenía ese alguien que tanto necesitaba, y se tenía que guardar todo eso para sí mismo. Pero sabía que ya era tiempo, y que este era el primer gran paso para dar a conocer una gran e importante parte de él.

La miró a los ojos, y le sonrió.

—Sí, es cierto. Me gustan jugosas y sabrosas.

Ashido parpadeó, perpleja, procesando esa simple y ridícula frase en su cabeza. Entrecerró los ojos e intentó hablar, pero le costó otros cinco segundos hacerlo.

—¿Seguimos hablando de la carne o...?

—No, no. Eh... —Kirishima apretó los labios y tomó una leve bocanada de aire, sin dejar de mirar a su amiga a los ojos—. Mina, yo... —hizo una leve pausa—. Soy gay.

La nombrada abrió sus ojos en sorpresa.

¡Buenas a todos! Heme aquí, pendejando y escribiendo weas gays una vez más después de mil años, pero esta vez no lo borraré porque amo la idea, skdjd.

Antes que todo, quiero aclarar de inmediato que esta historia va a ser algo lenta y larga. Les digo de una que esto no es cuestión de cinco capítulos y ya se aman. Tomará tiempo, y también tomará tiempo que se correspondan.

¿Cómo nació la idea? Pues, sé que son fanfics y hacemos lo que se nos da la gana, pero siempre me he cuestionado cómo todos los personajes se lo toman súper a la ligera cuando pasa que "somos gays y somos novios jiji". Así que bueno, les traigo algo un poquito más real.

edit 08/2022: en verdad se me ocurrió lavando los platos jajan't

Weno, si leíste hasta acá te agradezco, ya tienes mi amor, bb. Se aceptan críticas constructivas. Mucho lov pa todos 💕💥

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