¡Mamá, me casé con el perro!

By YuumaNico

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AU.- Asesinatos, secuestros, robos a mano armada, balaceras, tráfico de drogas, yakuzas, etc. Katsuki Bakugo... More

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Aviso Importante
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parte extra porque me sale de los huevos

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By YuumaNico

Miércoles, 05:27 am.

Faltaban treinta y tres minutos para que la alarma de su teléfono sonase.

No pudo decir que esa mañana fue igual que las anteriores, porque para ese punto, muchas cosas habían cambiado. Entre ellas, su persona y la compañía.

Hacía más frío de lo usual. Su cuerpo era muy sensible a los cambios de temperatura, por lo que esa mañana se vio jodido por el frío que se colaba por la ventana rota del primer piso –gracias a la perra desquiciada de Uraraka- a pesar de estar debajo de las sábanas y tener al perro idiota de Kirishima abrazándolo.

Claro, Bakugou sabía que era el único dentro de la habitación que se estaba viendo molestado por el frío matutino, ya que a esos dos híbridos el frío no les afectaba mucho debido a la temperatura de sus cuerpos anormales. O al menos eso entendió por parte del veterinario Shinsou un día pasado y que ya no recuerda correctamente.

Si bien le había permitido una vez a Kirishima poder subirse a la cama y dormir allí, Katsuki nunca más volvió a permitírselo. Aunque sabía que eso se debía a que el mismo nunca más volvió a pedírselo, añadiendo de que a partir de ese momento sucedieron muchas cosas que los distanció y que dificultó la interacción entre ellos. Pero ahora que habían arreglado sus problemas y la historia que ambos compartían los llevó a terminar prácticamente casados, Katsuki comprendió que no había razones para impedírselo. Ni siquiera para que pidiera permiso.

La noche pasada, luego de que les explicara a esos descerebrados que solo entre una mujer y un hombre podían hacer bebés, añadiendo y recalcando de la misma forma la importancia de que ambos individuos debían ser de la misma puta especie –para el caso del bastardo y la ardilla fetichista-, Kirishima le pidió a Katsuki si esa noche podían dormir juntos.

Él iba a negarse en un principio, pero no pudo hacerlo. Ni siquiera alcanzó a decir algo en cuanto ese idiota comenzó a hacerle sus pucheros asquerosos, los cuales llevaron a Katsuki a maldecir entre dientes y a dejarle un espacio en el otro lado de la cama. Un espacio personal entre ambos que se fue al carajo en cuanto ese maldito perro –a eso de la medianoche- se arrastró como una oruga por debajo de las sábanas y lo atrapó en un abrazo, despertándolo y haciéndolo susurrar cabreado maldiciones para no despertar al otro idiota dentro del armario, rindiéndose al cabo de un rato para luego terminar despertándose a treinta y tres minutos de las 6 debido al puto frío.

Seguía con los ojos cerrados esperando a que eso lo volviera a hacer dormir, pero se le era imposible. Quizás la baja temperatura no era algo bastante grave, pero le molestaba, y si algo le molestaba, se cabreaba demasiado y no paraba de quejarse hasta que ello se esfumara.

Sabía que a partir de ese momento Kirishima querría dormir todas las noches allí, sumándole a eso las siestas, y, aunque quisiera molestarse en verdad por ello, no podía hacerlo.

Pero, ¿por qué debería? Y con toda la sinceridad que hasta ahora tenía podía decir que tampoco quería hacerlo. Fueran esposos o no, ahora Kirishima tenía los derechos suficientes para dormir allí las veces que quisiera. Además, ¿para qué mentir? Se sentía bien tenerlo como a su maldito guatero personal.

Todoroki también se vio un tanto beneficiado de ello, ya que ahora tendría el armario para él solo y tendría más espacio en el cual dormir ya sin tener que aguantar al pesado de su hermano, con el cual siempre terminaba durmiéndole encima, asfixiándolo.

Bakugou volvió a removerse entre los brazos del híbrido de cabellos rojos, no sabía cuántos minutos ya habían pasado desde que se despertó y le apestaba el hecho de perderlos sólo por el frío.

-¿Qué pasa, Bakugou? –Preguntó el híbrido pelirrojo, adormilado.

-Tengo frío, joder... -Respondió Bakugou entre molesto y cansado.

"Entiendo", fue lo que pensó Kirishima.

Eijirou se levantó de la cama dejando al humano confundido, pero no debía pensar que lo dejaría. Ese no había sido el motivo por el cual se levantó perezosamente de allí y empezó a desnudarse a un costado de la cama, dejando a su esposo aún más confundido, haciéndolo ver gracioso ante su expresión somnolienta y molesta, incapaz de encontrar una respuesta a su estupidez canina.

-Todoroki. –Llamó a su hermano bajo el idioma materno de ambos. Este se despertó enseguida, pero sin verse agitado. Su hermano le preguntó qué sucedía. –Bakugou tiene frío.

Shoto se levantó y salió del armario una vez asintió suavemente con la cabeza. –Entendido. –Respondió y comenzó a despojarse igualmente de sus ropas de dormir. Su nueva madre tenía frío y era su deber junto con el de su nuevo padre protegerla de las incomodidades. Podría enfermar y eso sería catastrófico.

El cenizo se apoyó con el codo sobre el colchón para observar a esos dos retrasados quitarse la ropa de la nada, sin ningún motivo aparente e ignorando el hecho de que lo estaban perturbando y haciéndolo pensar que entre los dos se lo iban a violar esa maldita mañana. -¿Qué demonios están hacien-?

Pero Bakugou no pudo terminar su pregunta, ya que en tan sólo segundos los híbridos se lanzaron a la cama, y antes de que sus manos "humanas" cayeran sobre ella, estos se transformaron en lobos gigantes que por poco la parten a la mitad ante un estruendoso y doloroso crujir de la misma.

Los animales se echaron sobre la cama, uno a cada lado del humano a quien por poco aplastan entre ellos, atrapándolo entre sus patas y sus pechos de lobo ignorando sus quejas una vez se quedaron dormidos.

-¡Maldita sea, quítense, perros de mierda...! –Se quejaba Katsuki entre ellos, tratando de empujar inútilmente a Kirishima –al cual tenía al frente- y tratando de despertar al otro bastardo dándole codazos que tan sólo le causaban cosquillas. -¡Por un demonio, joder...! –Se quejó por última vez, incapaz de despertarlos o escapar de ellos, ya que lo habían aplastado entre ambos y encerrado entre sus patas de animal.

Bakugou se quedó gruñendo un par de minutos más y luego de un rato se quedó dormido, no sin antes añadirle a la alarma unos 20 minutos más para poder descansar otro poquito. Porque, después de todo, esos dos perros fueron unas excelentes almohadas para dormir, lo suficientemente suaves y calentitas como para desperdiciarlas tan temprano.

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Aizawa aún no volvía a la estación, tampoco nadie sabía las razones por las cuales se había tomado tan repentinamente vacaciones, sobre todo cuando era un hombre que nunca las tomaba. A todos les preocupo aquello. Su jefe no había dejado explicaciones, aunque todos sabían que a nadie se las debía. Todos con excepción del jefe del mismo, en este caso, el señor "All Might", un sobrenombre con el cual todos conocían al mejor oficial del país, al cual le guardaban mucho respeto y cariño, recibiéndolo con alegrías casi infantiles las pocas y raras ocasiones en que se presentaba en esa estación en particular.

Y ese día lo recibieron allí con la misma alegría y fascinación, otorgándole al hombre una avalancha de preguntas del por qué había venido. Él fue lo bastante amable y les respondió que lo tendrían allí unos cuantos días, ya que había venido vigilar la estación y a reemplazar a su amigo Aizawa-kun, del cual no debían preocuparse pues se encontraba bien y volvería quizás al término de la próxima semana.

Todos suspiraron con alivio.

Bakugou había llegado esa mañana tan temprano como siempre a pesar de haberse tomado unos minutos para prolongar su sueño. Era un joven bastante puntual y eso nunca cambiaría, un hecho admirable del cual comentaban sus fastidiosas compañeras a las cuales desde hace minutos le estaba pidiendo que cerraran el pico. Sobre todo a la cara de anfibio, quien era la que más le tocaba los huevos desde temprano y a la cual nunca lograba ahuyentar por mucho que la insultara y la amenazara de muerte.

-¡¿POR QUÉ CARAJOS NO TE LARGAS, MALDITA?!

Tsuyu ladeó su cabeza. -¿Quizás porque este también es mi lugar de trabajo?

Su respuesta lo cabreó aún más. -¡¿Y ESE ES MOTIVO SUFICIENTE PARA QUE ME VENGAS A TOCAR LOS HUEVOS TODOS LOS PUTOS DÍAS?!

-A eso se le llama amistad, Bakugou-chan.

-¡¿QUIÉN MIERDA DIJO QUE YO ERA TU AMIGO, CARA DE SAPO?!

Yaoyorozu observaba toda la escena desde una silla de escritorio a unos cuantos metros de distancia. No quería verse involucrada en sus peleas "amistosas", pero tampoco podía irse lejos porque alguien debía salvar a su amiga por si algo llegase a ocurrir. Aunque sabía que todo sería culpa de la misma Tsuyu si es que algo llegaba a sucederle.

All Might, luego de escapar de sus fans, se dirigió hacia los escandalosos después de que los hubiera escuchado discutir cuando subía las escaleras. -¡Buenos días, mis jóvenes suboficiales! –Saludó enérgicamente llamando la atención de a quienes dirigió su palabra, ganándose una sonrisa por parte de la joven con ojos saltones y un bufido molesto por parte del varón.

Por supuesto, Katsuki no iba a demostrar su entusiasmo al tener cerca a su ídolo.

-¿Por qué están discutiendo desde tan temprano? ¡Los amigos no deben pelear!

-¡ELLA NO ES MI AMIGA, JODER!

Tsuyu miro a Bakugou tranquilamente. –Sé que de todas formas me quieres, Bakugou-tsundere-chan.

-¡¿A QUIÉN MIERDA LE LLAMAS ASÍ?!

Yaoyorozu se levantó de su asiento y se dirigió hasta el hombre que se veía confundido y desconcertado por la situación entre esos dos, viéndose obligada a ir a explicarle la relación entre esos dos antes de que el Símbolo de la Justicia se diera ideas equivocadas. –N-No se preocupe, All Might-san, él no habla en serio.

-¡¿AH?! –Reclamó Katsuki.

Momo lo ignoró. –Podrán ser como el agua y el aceite, ¡pero esa no es razón para que no se quieran entre ambos! –Bakugou volvió a quejarse a sus espaldas.

Katsuki se cruzó de brazos haciendo de su disgusto y oposición bastante notables. -¡Esa tonta no es mi amiga, así que deja de hablar porquerías y mejor vayan a molestar a otro imbécil!

-Bakugou-chan, acabas de llamarte a ti mismo un imbécil. –Le notificó la misma Tsuyu esbozando una sonrisa, provocando una vez más al explosivo de su compañero de cabellos cenizos.

-¡¿QUIERES CERRAR LA PUTA BOCA, MALDITA?!

Pero antes de que comenzaran nuevamente a pelear, All Might intervino entre ambos, abrazándolos a los dos al mismo tiempo y soltando una gran risotada. -¡Mis queridos jóvenes, molestarse e insultarse no es la mejor forma de expresar su gran amistad! – "¡Que no somos amigos, joder!", gritó el dulce joven cascarrabias que tenía atrapado debajo de su brazo derecho. –Puedo apostar que ustedes formarían una gran y linda amistad, ¡es por eso que yo los ayudaré y los guiaré por el camino correcto hacia el compañerismo!

-¡Yo no necesito esa basura, viejo! –Reclamó Katsuki intentando escapar de su agarre, pero fue inútil.

-¡La amistad es importante, mi muchacho! –Soltó a los jóvenes sin dejar de sonreír con fuerza y energía admirable. -¡Será un largo camino que recorrer, pero daremos nuestro mejor esfuerzo para que esto funcione! ¡Hahaha! –Volvió a soltar su enorme y particular risotada.

-¿Y qué debemos hacer? –Le preguntó Tsuyu al hombre. Sabía que probablemente terminaría siendo asesinada, pero sería divertido intentarlo.

All Might los apuntó con un dedo. -¡Un informe!

-¿Un informe? –Preguntaron Momo y Asui al mismo tiempo, completamente confundidas, mientras que, del otro lado del oficial rubio, se escuchó a Bakugou reclamar con irritación "¡¿Por qué carajos un maldito informe?!".

Él respondió. –Ustedes dos realizarán un informe acerca de la amistad. Este deberá estar bien detallado y tendrán que relacionar todos los conceptos e ideas relacionadas a este tema con ustedes mismos, realizando observaciones y pensamientos que tengan uno del otro y dando una opinión personal de su compañero al final del informe.

-¿Y qué carajos vamos a ganar con toda esta mierda? -¡Lo que le faltaba! Ahora tendría que hacer aquella mierda innecesaria y todo por culpa de esa estúpida.

-¡No lo sé! –Respondió con mucha sinceridad, dejando perplejos a los otros dos, recibiendo –ya sin ser sorpresa- quejas por parte de Bakugou. -¡Pero no se preocupen, ya verán que algo bastante bueno saldrá de todo esto!

-¡Ughh...! –Bakugou se dejó caer sobre la silla que tenía detrás, cruzándose de brazos totalmente disgustado.

Yaoyorozu sonrió, sin saber con exactitud por estar emocionada o por los nervios de no saber cómo terminaría todo aquello, sin ser capaz de convencerse a sí misma de que las cosas terminarían en buenos términos. Obviamente, nadie saldría lastimado físicamente. No obstante, eso no significaba que entre esos dos fueran a volverse agradablemente cercanos. Realmente querían que fueran amigos en su totalidad, pero... ¿no estaban bien ya con lo que tenían?

De todas formas, ya nada podían hacer. Sabía que esa idea a su amiga ya la tenía emocionada, y por la forma en la que sonreía podía deducir claramente que aceptaba el desafío. Y quizás con Bakugou ocurría lo mismo, o algo parecido. Obviamente no se veía igual de emocionado que Froppy, pero conocía muy bien a Bakugou-san y sabía que él no se negaría a ningún reto que le propusieran, incluso si este en particular le resultaba molesto e innecesario. Incluso si no lograban obtener nada más que gritos y dedtrucción.

Ninguno de los dos se iba a dejar intimidar, y perder o rendirse no serían opción. Para ninguno de los dos.

-¡Ah, se me olvidaban ciertos requisitos! –Avisó el hombre antes de retirarse y dejar que los jóvenes siguieran con su trabajo. –Deben hacerlo en conjunto, por ende, no recibiré ningún informe que haya sido preparado por separado desde sus casas.

-¿Y cómo sabrá usted si lo hicimos así o no? –Consultó Tsuyu.

-¡Deberán traerme evidencia de su trabajo!

-¿Y cómo demonios vamos a hacer eso?

-¡Fotos! –Exclamó él entusiasmado imitando una cámara fotográfica con sus manos.

-¡¿Qué?! ¡No me joda! -Reclamó, otra vez, el joven rubio. Apuntó a la chica con el pulgar. -¡Ya tengo más que suficiente con tenerla en la misma estación todos los putos días!

-¡No digas esas cosas, joven Bakugou! -Le dio palmaditas en la espalda que por poco se la destruyen. -¡La amistad es importante! -Sobre todo para los gatitos cascarrabias como él. -¡Así que, junto con tu compañera, den su mejor esfuerzo!

El hombre abandonó al trío de suboficiales para otorgarles privacidad, excusándose con que debía ir a otro lugar porque debía ir a atender una importante reunión, cuando en realidad debía ir a buscar su encargo de donas que había pedido hace casi media hora.

Se despidió de todos los trabajadores del edificio gritando desde la puerta un energético y potente "¡Me estoy yendo... como una persona normal!", lo cual se escuchó hasta el segundo piso.

Ninguno de los tres dijo algo. Las chicas entendieron que ya nada debía decirse respecto al tema del informe o de cualquier otra cosa con tan sólo una mirada por parte del cenizo, el cual las mandó al carajo con tan sólo el filo de sus ojos enojados.

No obstante, ninguno abandonó el pedacito de sala en la que se encontraban, solamente se fueron a realizar sus tareas en silencio y en sus escritorios y cubículos respectivos.

Bakugou entró a su pequeño cubículo, siendo más que probable el único lugar en donde podía obtener privacidad, pues ni en la estación ni en su propia casa podía obtener eso. Y lo peor, es que todos esos desgraciados que violaban su privacidad eran completos idiotas fastidiosos. Fueran humanos o no. Y sinceramente, no sabía cuál de las dos especies era la peor.

Pero, aunque se hubiera metido a su cubículo para tener un poco de paz y tranquilidad y sin tener caras fastidiosas mosqueándole cerca... no pudo obtener nada de eso.

-Kacchan... -Midoriya apareció por la entrada del cubículo con sus ánimos por el suelo, arrastrando tanto los pies como su voz, demostrando que nada bueno traía.

-¡¿Qué mierda haces aquí, basura?! -Pero, obviamente, eso a Katsuki le valió tres cuartos de pepino. -¡Largo, escoria!

-Me siento de lo peor, Kacchan... -Pero el malhumor y sus peticiones de abandonar su espacio se le fueron meras palabras fugacez, las cuales ignoró y simplemente se sentó en el suelo quedando frente a él, ignorando también las probabilidades de ganarse una patada directa en la cara. -¡Me siento horrible! -Exclamó casi desesperado, deprimido, recogiéndose de piernas y abrazándolas con una expresión dolida. -Soy el peor... -Murmuró.

Katsuki rodó los ojos volviendo a dirigir su mirada y postura a la mesa. -Pues a mí eso no me interesa, así que fuera.

-¡¿C-Cómo puedes decir eso?! ¡Yo te pedí ayuda y me ignoraste, Kacchan!

-¡¿Ah?! ¡¿De qué mierda hablas, desgraciado?! ¡Lo hice y ahora no morirás conservando tu asquerosa virginidad!

-¡P-PERO NO DE ESA FORMA, KACCHAN!

-¡¿Y DE QUÉ OTRA FORMA HUBIERAS QUERIDO, IMBÉCIL?!

-¡URARAKA-SAN POR POCO Y ME LA METE A MÍ, IDIOTA!

-¡¿DE QUÉ MIERDA ME ESTÁS HABLANDO?! ¡ELLA NO TIENE PENE!

-¡¡PERO SÍ TIENE UNA COLA!!

Yaoyorozu y Tsuyu observaban junto con ciertas personas que por allí pasaban cómo de aquel cubículo volaban bolígrafos y carpetas, esperando y rezando de que tan solo no lo hiciera la cabeza del joven pecoso que había llegado a la estación recientemente. La chica de ojos saltones le preguntó quién era esa tal "Uraraka-san". -Es... una amiga de Midoriya-san un tanto "especial". -Quizás en todos los sentidos posibles.

// -¿Qué demonios quieren ahora...? -Preguntó Shinsou. //

Los jóvenes policías habían llamado al joven veterinario una vez terminaron de pelear para consultarle ciertas cosas. -¿Qué demonios contigo, cara de mierda? ¿Son las 10 y sigues durmiendo?

// -Tú sabes que no duermo, Bakugou. Así es mi voz. //

Bueno, sí. -Shinsou, n-necesitamos preguntarte algo. -Habló Midoriya. La llamada estaba en altavoz.

// -Que sea rápido. Estoy ocupado y no puedo hacer mucho ruido. //

Midoriya iba a hablar, pero al ver que se estaba tardando demasiado debido a la vergüenza y la culpa, Bakugou decidió tomar la palabra él mismo y apresurar la causa. -El des-virginado de Deku ayer se acostó con la salvaje. -El pecoso soltó un gran chillido, avergonzado y disgustado por las para nada suaves palabras de su supuesto amigo. -Y queremos saber qué mierda con la actitud de la desquiciada, ya que por poco y ella se lo monta a él.

// -Jaja... Eso debió ser turbio. //

-¡S-SHINSOU, TÚ DEBERÍAS  APOYARME, NO REÍRTE! -Midoriya se recostó en el suelo para llorar.

Katsuki sonrió. Su sufrimiento era su felicidad.

// -Bueno, la verdad es que esto no es algo fuera de lo normal. Creo... En pocas palabras, sin quitarle un poco el crédito al celo, ella te eligió como a su compañero. De vida, siendo más específicos. -Del otro lado se escuchó sutilmente al Jefe de ambos pedirle a alguien que parara de roer los cables de la televisión, seguido de pasos apresurados, como si estuvieran corriendo, que se alejaron del que atendía la llamada. -Santa mierda... Chicos, debo irme. ¿Alguna otra pregunta antes de colgar? -Shinsou se escuchaba agotado. //

Izuku se levantó del suelo y se acercó al teléfono de su amigo. -¿Qué debería hacer ahora, Shinsou...?

// -Bien, tienes dos opciones bastante obvias y simples, dependiendo de tu propia persona y tu moral. Una opción sería que olvidaras este problema y lo tomaras como un simple calentamiento, rechazándola correctamente. Y la otra, es que te responsabilizes de lo ocurrido incluso si tú no tuviste la culpa de que esto ocurriera. Aunque, pongo en duda eso, ya que sé que con mucha facilidad te la hubieras quitado de encima si en verdad no hubieras querido tener sexo con ella... Pero, bueno, no quiero entrometerme en ello demasiado, pero piénsalo bien antes de tomar una decisión final, porque ya sabes, todo ese tema de la depresión y de-¡AGH, JODER! //

Antes de que el joven de cabellos violetas colgara, se escuchó a él mismo gritar que la "mocosa" lo había mordido en la pierna, escuchándose inmediatamente otra vez a Aizawa pedirle que no fuera tan escandaloso pues eso no se comparaba en nada a la jodida mordida que la "mocosa" le había dado en el ojo, dejando a los jóvenes suboficiales completamente confundidos y con la intriga de saber qué demonios estaba ocurriendo en esa casa.

Bakugou dejó su teléfono sobre su escritorio y giró un poco su cabeza y cuerpo hacia el pecoso que seguía sentado sobre el suelo sosteniendo una expresión bastante lamentable. -¿Y? ¿Qué vas a hacer, nerd?

-Me haré cargo de ella, Kacchan... Ni siquiera puedo considerar la primera opción de Shinsou como tal, y no puedo decir que yo no tuve la culpa de que esto sucediera. Él tuvo razón en las cosas que dijo y no quiero huir de esto como un cobarde... No podría hacerle eso a Uraraka-san.

La verdad es que a Katsuki le importaba una mierda lo que ese nerd hiciera, pero supo desde un principio que esa sería la opción que elegiría. Sin embargo, no lo convencía del todo. No con una expresión tan lamentable como esa. -Si vas a decirme algo como eso al menos trata de poner otra maldita cara, imbécil. Con esa expresión de mierda cualquiera pensaría que estás obligándote a hacerlo. -Dijo con voz molesta, girándose nuevamente hacia su escritorio.

Midoriya suspiró sin poder verse capaz de cambiar su propia expresión que sabía no ayudaba mucho en la credibilidad de sus palabras, siendo estas simples verdades, aunque no se escucharan así. -No es por eso... Es sólo que... me hubiera gustado que las cosas hubieran sucedido de una forma diferente, Kacchan. Tú sabes sobre mis sentimientos hacia ella, y algo como esto... se me hace imposible de aceptar, incluso si para ti o para alguien más parece algo genial. Ahora ella ni siquiera me dirige la mirada y desde la madrugada se ha mantenido encerrada en una alacena. Y si Uraraka-san termina odiándome para siempre... la verdad es que yo lo entendería perfectamente.

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Ahora jamás podría volver a su manada.

Tenía más que seguro que ellos le hubieran perdonado el aroma a humano que había sobre ella, pero hace unas horas había perdido todas sus chances de volver con su familia y con sus padres, ya que nadie le perdonaría aquel hecho atroz de haberse entregado a un humano.

Y todo por su propia culpa.

Ahora jamás volvería a ver a sus padres. Les había fallado de la peor manera posible, y pensar que ellos le perdonarían tan fácil incluso cortándose la cola por su idiotez era soñar muy alto. Ni arrancándose los dientes y las orejas como castigo propio ellos le perdonarían, y no sólo ellos la odiarían, sino que también la manada a la cual les prometió devolverle a sus guerreros.

Les había fallado a todos y a ella misma, convirtiéndose en nada más que una decepción y una mujer aborrecible. Sobre todo por haber obligado al humano a hacer tal cosa, dándose cuenta dentro de ese oscuro e incómodo lugar de todos sus errores, asegurando que los dioses debieron haberle dado la oportunidad de vivir a cualquiera de sus hermanitos muertos en lugar de a ella, porque al menos ellos no se hubieran vuelto una vergüenza para sus progenitores y para todos esos pequeños cachorros que estaban esperando a la guerrera Ochako para que les relatara su travesía dentro del mundo humano.

Pero ahora, en esos mismos momentos, ellos se encontraban esperando a una simple traidora que seguramente engendraría al cachorro del humano de quien se enamoro, al mismo a quien ya no podía verlo a los ojos por el mismo problema: por haberlo defraudado.

¿Ahora qué pensaría de ella? ¿Sentiría asco, repulsión? ¿Ya no la querría más? ¿Pensaría de ella como a una atrevida? ¿Una cualquiera?

Ya no tenía un hogar al cual ir. Sus errores la llevaron a perder todo y a todos.

Sabía que debía irse de allí también, pero no quería, incluso si sabía que su vida a partir de ese momento junto a Deku-kun sería incómoda y silenciosa, por no querer decir dolorosa. Porque ella lo amaba a pesar de todo, pero la culpa y la tristeza de saber que jamás volvería a ver a sus padres la bloqueaban de todo y no podía pensar en nada más que en el exilio y la decepción propia.

Ya nada podía hacer, y en el caso de que sí pudiera hacerlo para cambiar su lamentable futuro que hasta ahora se presentaba, Ochako se encontraba tan aturdida y dolida que no podría imaginarse nada hasta que dejara de pensar en sí misma como un monstruo.

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Izuku llegó a casa luego de un exhaustivo día de trabajo, tornándose agotador sólo por el hecho de que no pudo dejar de pensar en ningún momento en aquello que lo atormentaba.

No pudo pensar en nada más que en eso durante todo el día, siendo incapaz de poder encontrar las palabras correctas con las cuales disculparse con ella o de encontrar alguna solución para lo acontecido, si es que existía alguna.

Comprendió y aceptó que la culpa fue de ambos, ya que los dos se dejaron llevar por aquello que se les fue difícil de evitar, sobre todo para ella, pues Izuku quería entender que el tema del celo no era algo muy fácil para quienes parecía todo afectarle mil veces más fuerte y peor. En este caso, los hombres lobo. Y es por eso mismo que no pudo echarle la culpa a ella.

Pero para Izuku, mientras más lo pensaba, más se daba cuenta de que la mayoría de la culpa la tenía nadie más que él. Porque Shinsou tuvo razón en sus palabras y todo ese problema se pudo haber evitado si tan sólo hubiera sido más duro con ella y se la hubiera quitado de encima, pensando en esos momentos que quizás el disgusto por ser rechazada  hubiera sido mucho mejor y más tolerable que su repentino distanciamiento aterrado. Pero por el simple hecho de no querer lastimarla no lo hizo, dándose cuenta que quizás ya lo había hecho.

¿Y para qué mentir? Él la había deseado quizás mucho más que ella a él en aquel encuentro.

Pero ya nada se podía hacer. Ahora sólo quedaba disculparse y arreglar el asunto, resultándosele aterrador y difícil pensar en cómo le diría sin tener que sonar brusco o un total desgraciado que él se haría cargo de ella. Porque viera por donde lo viera, la estaba tratando como a su carga y eso era lo que menos quería que ella pareciera para él, puesto que Izuku la quería demasiado como para tratarla de esa forma.

Y no podía sentirse aliviado al recordar que ella posiblemente no le entendería ni pío, porque algo como eso sería demasiado y lo que más quería en el mundo era que en ese momento ella fuera capaz de entender su idioma. Y para su mala suerte, en esos momentos no podía contar con la ayuda de Todoroki-kun, ya que ella aún les tenía un poco de miedo por lo que ellos no hicieron, pero él sí, sintiéndose mil veces peor.

Izuku entró a casa, dejó sus cosas sobre el sofá y se dirigió a la cocina para verificar si la chica seguía allí o ya había cambiado de escondite, pero para su mala suerte, ella seguía encerrada en ese pequeño mueble. Aunque era un alivio que ella fuera pequeña, porque no sabía de qué otra forma hubiera cabido allí.

El joven policía se acercó sigilosamente esperando poder entablar una pequeña conversación junto con ella, creyendo que estaría dispuesta, pero no. La pequeña puerta del mueble se cerró de inmediato al tercer paso que el pecoso dio hacia el mueble, dejándolo desconcertado.

Midoriya se agachó y suspiró en su lugar, ¿cómo se acercaría a ella?

Al final se decidió por hacer la cena.

Incluso si no tenía ganas de hacer nada, Midoriya optó por preparar algo que lo mantuviera ocupado un buen rato. Se tomó su tiempo siempre atento al mueble del cual la chica no salió, teniendo más que seguro que ella no estaba durmiendo y que no saldría de allí hasta que él se fuera a dormir. Pero, aunque hubiera sido mejor que él se hubiera marchado para darle su espacio, Izuku no pudo dejarla más tiempo sin comer. El día de ayer no había comido nada, esa mañana no había querido desayunar, normalmente no almorzaba durante la semana y no quería dejarla sin cenar esa noche.

Cuando tuvo todo listo volvió a acercarse a su lugar de encierro, armándose de valor para dar pequeños golpecitos sobre la puertecilla intentando llamar su atención. Esta no se abrió, pero Midoriya sabía que la chica estaba despierta y atenta. Volvió a golpear sin recibir alguna señal, por lo que decidió solamente hablar. -Uraraka-san, la cena ya está lista... ¿Quieres cenar?

Esperó unos minutos para que le respondiera, con algún gruñido o con que saliera de su escondite. Sin embargo, después de que la hubiera esperado allí por casi 20 minutos sin recibir alguna respuesta de ningún tipo, Izuku comprendió que ella no quería comer o al menos no con él cerca.

El pecoso apretó los labios y se levantó en silencio. Si ella necesitaba espacio, entonces él se lo daría. Ya no quería molestarla, y en caso de que quisiera algo, ella sabía que estaría en la habitación para escucharla.

Era muy tarde y mañana debía trabajar.

A eso de las 2 am fue que la híbrida salió de su escondite. No para comer, pues la verdad es que no sentía hambre, sino que más bien para ir a asomarse a la ventana de la sala. El exterior se veía más oscuro de lo normal debido a que esa noche ocurrían esos cambios en la Luna que siempre la dejaban llena de curiosidad, observándola en ese momento con la forma de una banana. Dando como consecuencia el oscurecimiento del bosque.

Ella amaba la noche solamente por la existencia de la Luna, pues era muy hermosa y mucho más cuando obtenía esa forma circular que siempre iluminaba sus noches de insomnio. Aunque de por sí, a Ochako le encantaban todas sus formas. Sin embargo, esa noche no le parecía tan atractiva y alegre que las noches anteriores. Sabía muy bien por qué y no era por culpa de esta. Ella no tenía la culpa de su tristeza.

Los superiores de Ochako le habían enseñado a tomar decisiones rápidas, y esa noche realizaría una de ellas.

Sabía que se sentiría mal al cabo de un tiempo, pero todo era por el bien del humano. Él ya no podía vivir con alguien tan despreciable como ella. Se había vuelto una mujer de mala suerte y era mejor huir al exilio antes de que otros vinieran a buscarla, preguntándose por qué demonios una supuesta gran guerrera como ella aún no volvía a la manada con los perdidos. Porque eso marcaría el fin del humano y no quería que eso sucediera.

Además, si debía vivir el resto de su vida culpándose y lamentándose por la pérdida de sus padres pues no lo haría dentro de la casa del humano. No quería amargarle la vida por asuntos que ella debía cargar por sí sola, y en caso de que alguna criatura como resultado de aquello naciera, ella se encargaría de que nadie lo lastimara. Y mientras el humano no lo supiera, quizás su dolor sería menor.

Era mejor hacer las cosas desde ya.

Abrió la ventana con mucho cuidado, afortunadamente el seguro nunca estaba puesto y no hizo casi nada de ruido. La híbrida primero sacó al exterior sus piernas y luego todo lo demás, volviendo a cerrar la ventana con cuidado y rezando con que el humano la perdonara.

Agradeció el hecho de que su celo hubiera terminado luego de que se hubiera entregado, porque, de lo contrario, su camino se volvería un completo infierno al llamar inevitablemente la atención de otros machos que estuvieran parcialmente cerca. Sin embargo, no todo fue color de rosas, pues ni siquiera alcanzó a adentrarse al bosque en cuanto olfateó a sus hermanos acercarse por sorpresa.

-¿Qué hacen aquí? -Les preguntó sin ser grosera, más bien nerviosa y preocupada de que ellos pudieran notar sus intenciones.

Todoroki tomó la palabra, siendo acompañado por su querido hermano lejano pelirrojo, quien esa noche llevaba un extraño peinado que lo hacían ver súper genial. -Eso es lo que nosotros deberíamos preguntarte a ti, Uraraka. ¿Qué haces aquí afuera tan tarde?

Ochako tragó un poco de saliva. La mirada fría de su hermano siempre la dejaba complicada, pues nunca podía saber qué era lo que estaba pensando o cómo se sentía. Y en esa situación, él parecía estar viendo a través de ella, lo que la asustó. -Adentro hace mucho frío, así que pensé que sería una buena idea salir a correr un rato.

-¡¿C-Con este frío?! ¡Eso es bastante extremo, Uraraka! -Comentó Eijirou medio dormido, llevándose consigo una de las sábanas que se robó de la cama de su esposo antes de salir junto con su hermano, agradeciendo de que Bakugou no se hubiera despertado. -Eijirou aprueba tu valentía. -Levantó un pulgar como aprobación a las agallas de su hermana bruta.

Shoto rodó sus ojos. Se supone que lo había traído para que lo ayudara, no para que hiciera de lobo ingenuo e idiota. -No te vamos a creer algo tan absurdo como eso, hermana. Sabemos en lo que estás pensando y no te vamos a dejar ir.

-¿D-De qué están hablando?

-Bakugou nos dijo lo que sucedió, aunque eso fue un poco innecesario, pues ya habíamos olfateado lo ocurrido entre tú y Midoriya. -La chica se ruborizó apenada desde la distancia. -Pero nos ayudó a comprender tus acciones de ahora. Porque tú nunca has salido a estas horas de la noche, mucho menos a "correr". Y si eso hubiera sido cierto, Midoriya estaría despierto, porque sabemos que él te estaría vigilando de la misma forma en la que Bakugou lo hace con nosotros.

-¡Ustedes no lo entienden! -Exclamó ella al verse intimidada y descubierta por sus hermanos.

-Eso es mentira. -Volvió a hablar Todoroki estando más que dispuesto a hacer y decir cualquier cosa con tal de que ella no tomara la misma decisión que él afortunadamente no tomó. -Aunque no lo creas o no quieras reconocerlo, entre los tres compartimos el mismo problema y las mismas pérdidas, hermana.

-Eso es cierto, Uraraka. -Prosiguió Eijirou. -Quizás yo ya no tenga padres, pero tanto yo como mi hermano abandonamos a nuestra manada, a nuestra propia familia por esto. Y no es correcto tener que sentirse mal por ello.

-Y tampoco recurrir al exilio. -Y es que Shoto sabía que ella también obtendría lo mismo que él hubiera tenido si es que hubiera optado por irse: soledad, dolor y arrepentimiento por no haber pensado bien las cosas y valorado lo que ya tenía, pero que no supo cómo aprovechar para ser nuevamente feliz. Y eso era lo que exactamente debía aprender su hermana también. -No pienses de esto como un error, Uraraka. Mucho menos como algo peor que eso, porque sólo estarías valorándote en menos y pasando por alto los sentimientos de Midoriya.

Agachó sus orejas viéndose incapaz de mirarle a los ojos. La presión que la mirada de él causaba sobre ella era demasiada. -No puedo permitirme estar aquí. Mi manada o la de ustedes mandarán más de nosotros a buscarnos, y cuando nos encuentren ellos querrán asesinar a Deku-kun.

-¿Y eso qué? Ellos también querrán matar a Bakugou. -Habló Eijirou recogiéndose de hombros. -Pero aquí estamos nosotros dos, ¡para protegerlo! ¡A él y a Midoriya!

-Pero para eso necesitamos también de tu ayuda, Uraraka. Mi nueva madre y Midoriya han sacrificado sus propias vidas por nosotros y es nuestro deber sacrificar las nuestras por ellos también, y si eso significa tener que irnos en contra de los nuestros pues deberemos hacerlo. No tenemos de otra.

-¿N-Nueva madre...? -¿Por qué su hermano se dirigía al humano rubio de esa forma? -Chicos, realmente no sé qué pensar de esto... Yo hice muchas promesas a mi familia y a mis propios padres, es por eso que yo... -Pero Ochako, entonces, olfateó un extraño y nuevo aroma que entre los tres nunca se había presentado anteriormente. Una esencia que ella conocía muy bien y sobre todo ahora, quedando confundida y completamente sorprendida al descubrir quién era el portador de ello con tan sólo un par de olfateos. -K-Kirishima-kun... ¿Acaso t-tú también...?

Su hermano pelirrojo desvió su mirada enrojecida a medida que se rascaba el cuello. Avergonzado. -No me lo recuerdes, por favor...

El rostro de Ochako explotó en colores rosa. -¡P-Pero...! ¿Cómo es que...? ¡¿T-Tú también tienes de esto?! -Apuntó sus zonas íntimas.

-¡N-No, nada de eso! -Exclamó Eijirou negando con la cabeza y las manos, notándose claramente avergonzado. -¡Yo también pensé que algo como eso era imposible entre machos, pero Bakugou hacer cosas extrañas allí atrás y en verdad se sintió muy bien! -Pero su actitud cambió repentinamente a una totalmente emocionada.

-¡¿A-Allí atrás?! -Gritó impactada, sujetándose el rostro sin poder imaginarse que cosas como esa cupieran allí atrás. -¡Pero eso debió haber dolido, Kirishima-kun!

-Sí, pero... Bakugou fue tan amable... -Respondió embelesado, recordando los buenos tratos por parte de su ahora amado esposo.

-¡Oigan! -Los detuvo Shoto ya cansado de esa charla absurda que parecía no acabaría jamás. Ellos se callaron de inmediato. -Está bien que quieran hablar de esas cosas, pero ahora no es el momento, ¿está bien? -A Shoto ya le bastaba tener a sus nuevos padres todas las noches intentando iniciar sus rituales de apareamiento que afortunadamente nunca llegaban a niveles elevados, ya que al menos respetaban la dulce y poca inocencia de su hijo que compartía habitación con ellos.

Eijirou, luego de que se disculpara con su hermano-hijo adoptivo, avanzó un poco hasta posicionarse a un lado de él sin dejar de sostener la sábana que ya estaba completamente manchada con tierra y lodo. -Hermana, no debes pensar que con esto se resolverán tus problemas. Como ya te lo dijimos: te necesitamos aquí para que nos ayudes en esto... Sé que es difícil y triste saber que no volverás a ver a tus padres, pero al igual que nosotros, deberás aceptarlo. Aunque duela.

-Si te exilias, para nosotros sería fácil encontrarte y visitarte. Pero, ¿qué hay de Midoriya? Él te aprecia mucho, y si él accedió a realizar tal cosa junto contigo es porque en realidad quiso y no tuvo problemas en hacerlo... Porque quizás tú seas la única despistada que aún no se haya dado cuenta de sus sentimientos por ti... Midoriya no sería capaz de odiarte o pensar cosas malas de ti, sabes que él no lo haría por muy enojado que estuviera.

-Si lo elegiste como a tu compañero está bien, Uraraka, y no hay razones para que pienses que fue un error. Eres muy inteligente y sabes lo que haces, incluso si en ese momento no te encontrabas totalmente cuerda.

-Como te lo dijimos antes, los tres perdimos demasiado del otro bando. -Prosiguió finalmente Todoroki acercándose a ella con calma junto con su hermano. -Al igual que tú, nosotros tomamos la decisión de quedarnos sabiendo las consecuencias que eso nos traería. Sé que jamás podremos volver con nuestras familias, pero lo hemos aceptado, ya sea inconsciente o conscientemente. Tú a él lo amas, así que, ¿por qué no intentas ser feliz con él en esta nueva vida?

-¿Nueva vida...?

-Eso es lo que tenemos ahora, hermanita. -Respondió Eijirou poniendo su mano sobre su hombro frío. -Haber perdido todo respecto al otro bando no significa ya no tener nada. Esto es lo que elegimos, y debemos sentirnos agradecidos de que estos humanos nos hubieran entregado una nueva oportunidad de vivir. Quizás no es a lo que ya estamos acostumbrados y nos cueste aprender muchas cosas de aquí en adelante, pero debemos sentirnos afortunados por haber sido aceptados por aquellos a quienes nos enseñaron a asesinar. -Luego, le dio una palmadita en la cabeza. -Midoriya no te va a abandonar nunca, así que tú tampoco lo hagas, por favor.

Izuku se despertó en cuanto su teléfono comenzó a sonar sobre el otro extremo de la cama, tanteando sobre la misma hasta encontrarlo. -¿Kacchan...? -Preguntó con voz adormecida.

// -¡Oye, esos idiotas no están! //

-¿Q-Qué? -Aquello lo hizo sentarse sobre la cama preocupado y confundido. -¿Pero, cómo...?

// -¡¿Qué demonios voy a saber yo?! ¡Desperté y ninguno de estos imbéciles está, y por si fuera poco, dejaron la puta puerta de entrada abierta! //

¡¿Acaso Kirishima-kun y Todoroki-kun habían escapado?! -¡No te preocupes, Kacchan, te ayudaré a encontrarlos! -Cortó la llamada y se levantó de inmediato de la cama. Debía ir a por su linterna, un abrigo y sólo por seguridad, su arma.

Sin embargo, el joven policía ni siquiera llegó hasta la puerta de su propia habitación, ya que unas voces desde el exterior lo hizo detenerse a un lado de la ventana. Caminó hasta la cortina y la hizo a un lado para observar hacia afuera, volviendo a marcar a su amigo sin quitar la vista de allí. -Kacchan. -Éste no tardó en responder. -Ya los encontré.

// -¡¿Dónde carajos están?! ¡Voy a matarlos! -Se escuchó gritar a Bakugou seguido del tintineo de su cinturón. //

-Kacchan, por favor... -¿En serio iba a golpearlos con eso?

Quizás lo que más le sorprendió fue el haber visto a Uraraka también con ellos afuera, aunque sin saber qué estaba haciendo pues desde ese angulo le estaba dando la espalda, comenzando a construir dentro de su mente miles de teorías respecto al encuentro de ese trío.

¿Iban a salir a pasear? ¿A cazar? ¿Acaso esa noche los hombres lobos celebraban algo especial? ¿Ellos celebraban Halloween? ¿Navidad? ¿Tendrían hambre? ¿Tendrían frío?

¡¿Pío, pío?!

-¡Kacchan, iré a investigar! -Dijo al teléfono.

El joven policía fue hasta el primer piso y salió rápidamente de la casa para averiguar qué era lo que realmente estaba sucediendo entre ellos. Llegó y lo único con lo que se encontró fue con la híbrida agarrando a golpes a los dos machos, preguntándose por qué demonios lo estaba haciendo sin dejar de llorar.

-¡U-Uraraka-san, ¿por qué los estás golpeando?! – "¡Voy a matar a esa maldita desgraciada!" fue lo que se alcanzó a escuchar desde el otro lado de su teléfono.

-¡Ustedes me están haciendo llorar a propósito! -Reclamaba ella sin dejar de llorar y sin dejar de propinarle golpes en la cabeza a sus hermanos que yacían en el suelo por haberla hecho llorar tan cruelmente, agradeciéndoles mentalmente por haberla hecho recapacitar y percatarse a tiempo de los verdaderos errores que estuvo a punto de cometer.

-¡Uraraka-san, los vas a matar! -Izuku fue a intervenir antes de que esos dos quedaran más tontitos de lo normal.

La chica se detuvo de inmediato al escuchar la voz del humano de cabello verdes. -¡Deku-kun! -Abandonó a sus hermanos medio-muertos y sin pensarlo dos veces corrió y saltó sobre él, siendo atrapada por el mismo sin muchos problemas, pero totalmente confundido por su repentina actitud. Sin embargo, no pudo evitar sentirse feliz y aliviado porque esta hubiera vuelto a dirigirse hacia él.

Pero entró en pánico en cuanto esta comenzó a llorar desesperadamente como un humano y como un perro, haciendo de la situación aún más extraña e inquietante. -¡¿P-Por qué estás llorando ahora...?! -Algo de lo que no debería preocuparse y de lo que tampoco se enteraría por sí mismo, ya que la chica se estaba disculpando en su idioma materno y prometiéndole que lo iba a cuidar y proteger el resto de su vida. -¡Uraraka-san, me estás asustando...! Vamos, no llores... -Y él tuvo que mecerla como a un niño pequeño para que se tranquilizara al menos un poco.

-¿Hicimos bien...? -Preguntó Kirishima levantándose del suelo y tratando de que su cerebro volviera a tomar su correcta posición.

Shoto igualmente se levantó, tambaleándose y sujetándose la cabeza. -Claro que sí, hermano...

Desde el camino de tierra apareció la camioneta de Bakugou a velocidades infernales, deteniéndose estrepitosamente a un lado del auto del joven policía pecoso. El rubio se bajó de su vehículo hecho todo un demonio cabreado. -¡¡¿A DÓNDE CARAJOS CREEN QUE IBAN, AH?!!

-¡Ah, Bakugou! -Exclamó el híbrido de pelos rojos emocionado, a quien se le esfumó todo el mareo y corrió felizmente hacia el cenizo.

Por inercia, Katsuki agarró al perro de pelos feos en cuanto este saltó hacia él, dirigiéndose cabreado hasta el pecoso y la perra para pedir explicaciones, ignorando ya por costumbre que Kirishima estuviera refregando su asquerosa cara sobre él y soltando gruñidos emocionados de perro enamorado. -¡¿Por qué la desgraciada los estaba golpeando?!

-¡N-No lo sé, Kacchan...! ¡Pero no lo sabremos si es que sigue llorando! -Respondió Izuku.

-¡Pues entonces dile que se calle, maldición!

Todoroki apareció una vez se recompuso. -Yo te explicaré por qué si es que me preparas un sándwich.

-¡¿POR QUÉ DEMONIOS TODO LO HACES POR COMIDA?!

El híbrido lo miró extrañado, como si la respuesta a eso fuera más que obvia. -No trabajo gratis, Bakugou.

-¡¿Y EN QUÉ MIERDA SE SUPONE QUE TRABAJAS TÚ, PERRO DE MIERDA?!

-Traductor. -Respondió él con orgullo, recordando que Yaoyorozu le había dicho que ese era su trabajo dentro de la sociedad híbrida.

-¡NO ME JODAS...!

Midoriya se rio en silencio, siempre le resultaba divertido ver a esos dos pelear por cualquier cosa, fuera importante o no.

Una vez la chica se calmó aún siendo sostenida por él, decidió regresar a su casa, invitando a esos tres para que comieran algo, en especial Todoroki, ya que parecía siempre tener hambre. Afortunadamente, la cena seguía en las ollas y había preparado mucho, por lo que sólo sería cuestión de calentar la comida y servirle a quienes quisieran.

Katsuki tuvo que aceptar de todas formas, ya que no podía volver solo y dejar a esos dos imbéciles allí, pues tenía más que seguro que agarrarían confianza y terminarían arrasando con todo el refrigerador del nerd de mierda. Y lo decía por experiencia propia, joder.

No tuvo de otra que aceptar y seguir al séquito de enfermos aún sosteniendo al imbécil de Kirishima que no dejaba de comportarse como lo que era: un imbécil, refregándose contra él como si fuera un puto gato, ¡cuando se supone que era un maldito lobo guerrero, macho de machos!

¡Maldita sea, lo habían timado!

-... -Pero esa mierda le importaba muy poco, realmente.

¿Qué demonios hubiera hecho si ese idiota en verdad hubiera escapado? ¿Acaso no pensó en cómo se sintió en cuanto no lo encontró en ninguna parte de la casa? Ni a él ni al otro bastardo, haciéndolo por una fracción de segundo olvidar que él era un maldito policía, queriendo llamar a la misma para reportar dos desapariciones, haciéndolo recapacitar y sentirse como un completo imbécil por pensar en tales mierdas.

Pero ahora que lo tenía entre sus brazos y podía ver a ese cara de pene entrar a la casa del pecoso, pudo sentirse tranquilo otra vez. 

-Bakugou va a enfermarse por el frío. –Dijo Kirishima sonriendo.

-¿Y de quién mierda crees que será la culpa, imbécil? –Siquiera le hubieran avisado que iban a salir, pero no, prefirieron escabullirse como unas ratas y tenerlo casi a las 3 de la mañana descalzo y apenas con su pijama afuera en el bosque, viéndose arrastrado ahora, por si fuera poco, a la casa del nerd a comer.

-¡Pero Bakugou preocuparse por Eijirou y hermano! ¡Eijirou estar feliz! –Se aferró aún más al humano, agitando su cola a más no poder. -¡Sobre todo porque Bakugou no llorar, Jajaja!

Katsuki comenzó a pellizcarle los costados sin importarle que eso le dejara moratones. -¡¿Quién mierda iba a llorar por eso?! ¡Agh...! ¡Deja de reírte, maldición! –Y le molestaba aún más que al otro idiota tan sólo se le hiciera gracioso.

Después de que los tres híbridos se devoraran toda la comida existente dentro de la casa de Midoriya, Bakugou se devolvió a su casa junto con los dos híbridos machos, los cuales, antes de irse, le pidieron a Uraraka que se fuera junto con ellos, puesto que como el celo ya había terminado ella ya no correría peligro.

Pero la chica se negó a eso, y no porque tuviera miedo a que eso se repitiera, sino porque ella ya había elegido su nuevo hogar con el cual iniciaría su nueva vida. Decisión que ellos comprendieron y aceptaron sin quejas, pidiéndole que no los olvidara, que fuera a visitarlos y que no dudara en ir a pedirles ayuda ante cualquier problema que tuviera.

Ochako les agradeció y les aseguró que iría a visitarlos apenas todas sus energías volvieran a ella.

Luego de eso, se marcharon a casa y durmieron hasta que la alarma de Bakugou sonó, haciéndolo maldecir por apenas haber dormido menos de dos putas horas gracias a esos imbéciles, que si no fuera porque se hubieran escapado por razones bastante buenas y razonables él ya los hubiera matado.

Se duchó, desayunó con los bastardos y le sobró tiempo, el cual utilizó para prohibirles a esos retrasados que salieran de la casa, obstaculizándoles la puerta de entrada. ¿Por qué? Porque había comenzado a llover y esos idiotas siempre salían corriendo hacia afuera para empaparse debajo de la lluvia, revolcándose, por si fuera poco, en el lodo como si fueran cerdos.

Pero ese día no se los iba a permitir, pues si lo hacía y se iba a trabajar esos imbéciles entrarían a la casa totalmente enlodados y dejarían la casa echa un desastre que ellos no limpiarían, sino él.

-¡Atrás, bestias! –Les advirtió a ambos, amenazándolos con una revista enrollada con la cual les daría en toda la cabeza para acabar con las pocas neuronas que aún tenían. -¡Nadie va a salir por esta puta puerta! –Sentenció.

Y en ese preciso momento, un enorme lobo castaño ingresó a la casa de Bakugou utilizando nada más que la ventana de la sala como entrada, atravesándola y haciéndola añicos de una sola embestida.

-¡Maldita perra! –La maldijo Katsuki teniendo más que seguro que ese maldito animal no era nadie más que Uraraka, reconociéndola solamente por el color de sus ojos, la cual llamó a sus hermanos con un potente ladrido invitándolos a salir a jugar afuera.

¡Y obviamente esos imbéciles no se lo iban a negar, joder!

Los otros dos híbridos adoptaron su forma animal sin importarles romper sus ropas –las ropas de Katsuki-, saliendo al exterior por la misma puta ventana que ya no lo sería más hasta que le pagaran el mes y pudiera arreglar el puto hueco que esa desquiciada dejó allí, y, además de eso, comprar el bendito vidrio. 


*****************************

No supo cuántos días transcurrieron después de lo sucedido con la ventana.

Ese día era domingo por la mañana y Katsuki se encontraba tomando su querido café tal y como siempre con la compañía del bastardo con cara de enfermedad venérea, ambos en silencio y contemplando el bosque matutino que se presentaba a través del agujero en la pared que aún no arreglaba.

Si bien su semana había sido una completa locura, ese día lo sintió bastante tranquilo. Se sentía pleno y agradecía el hecho de que ninguno de esos dos idiotas lo hubiera despertado tan temprano, y mucho más que esa zorra de Uraraka no hubiera aparecido todavía junto al pecoso asqueroso.

Aquello sería la cereza del pastel.

Pero no, o al menos aún no.

Lo único bueno que podía rescatar de ese cara de mierda era su silencio, el cual siempre estaba presente de forma agradable cuando ninguno de los dos se encontraba peleando o insultando al otro. Y es que quizás aún era muy temprano para aquello, pero mientras más tiempo estuvieran así, mejor para él y sus nervios.

Pasos bajar la escalera lo hicieron dirigir su mirada hacia ella, observando como un joven híbrido aparecía por el primer piso tan radiante y feliz como todos los días desde que se había casado con el humano dueño de la casa agujereada.

-Maldita sea, Kirishima. –Se quejó Bakugou desde el comedor llamando la atención del aludido. -¿Por qué demonios sigues haciéndote ese peinado de mierda?

Todoroki volvió a tomar un sorbo de su té, reconociendo mentalmente que Bakugou jamás sería directo con su hermano y que nunca sería capaz de decirle que le gustaba mucho más con el cabello sin arreglar.

Pero los comentarios de su querido humano no podrían hacerlo cambiar de idea. -¡No es mierda, Bakugou! –Afirmó con determinación. –Eijirou llevar un peinado varonil y estildoso.

Bakugou rodó los ojos y acercó la taza hacia su boca. –Esa porquería te hace ver más imbécil de lo que eres, pelos de mierda... -Y antes de tomar un sorbo, añadió. –Y no se dice "estildoso", retrasado. Se dice "estiloso"... –Y tomó su líquido.

-¡Eso Eijirou ya lo sabe!

Kirishima se fue a recostar a la nueva alfombra que Bakugou había comprado para la sala, la cual ya no se veía tan nueva debido a que al híbrido ya se le había hecho costumbre rasguñarla y morderla, comenzando a destruirla de a poco a pesar de que estuviera hecha de material ultra resistente.

¡Pero nada podía hacerle frente a las afiladas garras de Eijirou, mucho menos a sus poderosos dientes!

Y era malo que Bakugou no quisiera darse cuenta de eso, porque si seguía comprando cosas tan debiluchas se le harían muy fáciles de vencer. Aunque... Eijirou comenzaba a creer que las cosas que su humano compraba no eran para fines de peleas ni entrenamiento. –Mm... -Soltó aquello mientras seguía rasguñando la famosa alfombra, pensando...

-Si ese hijo de perra me sigue rompiendo mis malditas alfombras lo volveré a él una... -Gruñó Katsuki tratando de que no le ganara la rabia.

-Lo amas. Serías incapaz de hacer tal cosa.

-¿Me estás retando, basura?

-No, más bien tómalo como una amenaza.

Eijirou escuchó a su hermano y a su humano gruñir dentro de la cocina, llevándolo a suspirar y pensando en el día -bastante lejano- en que ambos pudieran pasar al menos una hora sin insultarse o amenazarse. Pero sabía que eso acabaría con la diversión que entre ellos formaban dentro de la casa, haciéndolo a él también tomar un papel dentro de sus juegos como el árbitro que evitaba dos o tres veces al día que se mataran entre los dos.

Kirishima se revolcó sobre la alfombra de espaldas para que esta le rascara la misma, agitándose como un gusano feliz y babeante.

Sin embargo, su felicidad y tranquilidad duró muy poco.

Kirishima se levantó del suelo en menos de un segundo, mirando hacia el exterior a través del gran agujero que Uraraka había dejado en la pared, poniendo sus orejas en punta atentas a aquellos pasos veloces que se dirigían hacia la casa, sintiendo sus palpitaciones acelerarse aterradoramente.

Y para Todoroki sucedió lo mismo. Desde su asiento pudo captar a esos individuos correr velozmente hacia la casa, olfateando sus aromas casi de inmediato, reconociéndolos de inmediato al igual que su hermano, quien sabía que en ese momento estaba deseando con todas sus fuerzas que dieran media vuelta y no se acercaran más a la casa.

El cenizo los vio reaccionar de esa forma ante lo que para él era totalmente desconocido, pero antes de que pudiera decir algo Todoroki le ordenó guardar silencio y que se fuera a esconder en algún lado, y si es que era posible, con una de sus armas.

-¡¿De qué mierda estás hablando?!

Pero no obtuvo respuestas y probablemente Todoroki ni siquiera lo habría escuchado, ya que él junto a Kirishima se transformaron en aquellas enormes y feroces bestias, saliendo al exterior agresivamente a través del agujero en la pared, dejando al joven humano completamente confundido, sin poder evitar también salir al exterior ignorando todas las ordenanzas del híbrido. Ya que él no iba a demostrar miedo ante lo que fuera que estuviera acercándose, mucho menos cuando infirió que las cosas podrían volverse peligrosas ante la mención de un arma para su propia seguridad y que ellos posiblemente también correrían peligro.

El policía abandonó la sala saliendo por el mismo agujero, observando cómo ambos híbridos se habían posicionado de frente al bosque, siendo Kirishima el que estuvo a la cabeza, respaldado por Todoroki, quien era el único de los dos que mantenía una posición defensiva a diferencia de Kirishima.

-¿Qué mierda está sucediendo...? –Se preguntó a sí mismo boquiabierto, completamente impactado y sin saber qué pensar ante el potente y profundo aullido por parte del pelirrojo, apareciendo entre los árboles y arbustos frente a él tres sujetos notablemente de su misma especie.

Dos machos y una hembra, siendo ésta la que se acercó lentamente hacia él e ignorando por completo los intensos y peligrosos gruñidos de amenaza por parte de Todoroki, a los cuales Kirishima ordenó silenciar devolviéndole los mismos sonidos, quizás mucho más enojado que el mismo por haberse atrevido a gruñirle a la hembra que llegó hasta él a tan sólo centímetros de su hocico.

Eijirou sabía muy bien lo que tendría que hacer en caso de que aquella visita no terminara en buenos términos. El problema era que de tan sólo pensarlo se le revolvía el estómago, ya que si eso ocurría él no tendría de otra que matar a sus propios hermanos, a sus amigos de siempre y a los cuales le pedía que se retiraran devuelta a la manada bajo gruñidos, sin poder evitar que la tristeza se colara en sus amenazas. Porque sabía que con tan sólo tener a Todoroki de su lado, esos tres no saldrían vivos ni enteros del jardín de su humano al cual iba a proteger a toda costa.

Porque esa sería su misión el resto de su vida, una decisión que él mismo había tomado, sintiéndose su corazón aún no preparado del todo para tener que lanzarse sobre ellos y arrebatarles sus vidas, cuando cada uno de ellos conformó hermosos momentos dentro de la misma.

Sobre todo Mina, a quien le prometió proteger siempre, por la cual y con la cual hizo mil tonterías para pasar días alegres. A su amiga y hermana del alma con la cual compartían la misma marca sobre el lado izquierdo tan sólo para salvarla a ella de la vergüenza y del mal mirar de los demás, para asegurarle una buena vida junto con alguien más a quien no le importara que estuviera loca. A la misma a la cual le pedía a lamentables gemidos y miradas que por favor, se marchara o no habría vuelta atrás.

Pero por mucho que escuchara a su querido amigo pedirle que se fuera, ella no lo haría. Porque ninguno de ellos habían llegado hasta allí solamente para que fueran echados tan fácil, mucho menos cuando entre los tres tuvieron que pelearse con casi todos sus superiores para que le otorgaran el permiso de venir a buscarlo. Ya que a ellos no los consideraban tan fuertes ni aptos para una misión tan peligrosa como esa de la cual nadie parecía jamás volver. Sobre todo a ella a pesar de estar "casada", por el sólo hecho de aún no tener un cachorro, haciéndoles creer a todos que su esposo en realidad no la quería.

Sin embargo, aquellos comentarios a ella no le importaban en nada pues ellos no tenían idea de absolutamente nada, y aun siendo una esposa "no querida" pudo patearles el trasero a sus propios maestros para que la dejaran venir a buscar a los que se habían perdido en el mundo de los humanos. Porque ellos, sus amigos, lo querían de vuelta en la manada. La vida allá ya no era tan divertida sin él, y su misión junto con la de los otros dos era devolverlo a su verdadero hogar para mantenerlo a salvo.

Ella tomó su hocico dulcemente entre sus manos. -Vinimos a buscarte, Eijirou... Tus amigos...

-No voy a volver, Mina... -Le respondió con tristeza y determinación, disculpándose con ella mediante su mirada carmesí.

Pero eso ella ya lo sabía, porque aquellos nuevos aromas que su amigo desprendía le dejaron más que claro que él no iría a ningún lado, mucho menos cuando parte importante de esas esencias provenían del mismo humano que seguía allá de pie, mirándola a ella y a sus acompañantes con amenaza protectora. -¿Es a él a quien has elegido?

-Sí. –Respondió con aquel nuevo brillo en sus ojos.

Lo suficiente como para saber que su amigo estaría a salvo y que ya se encontraba en su verdadero hogar, en el cual, después de tantos años, se veía y se sentía ya no fuera de lugar. –Entonces, eso está bien.

Eijirou dejó que su hermana abrazara su cabeza con fuerza, sintiendo y comprendiendo tanto su dolor como su preocupación con las que estuvo cargando desde que él abandonó la manada sin decirle nada, por el miedo que tuvo al pensar que ella iría a buscarlo y que la tacharan como a una traidora más. Abandonándolos tal y como lo hicieron sus padres y fuera rechazada por todos, razón única por la que Eijirou tuvo que abstenerse de decirle cualquier cosa que tuviera que ver con sus planes de fuga para no involucrarla, y así, que ella no perdiera a su familia, algo que él no tenía y que sólo pudo encontrar en verdad allí con Bakugou y su hermano, agregando también a su hermana bruta y a Midoriya.

Y es por eso que, en ese instante, no supo si sentirse feliz por haberla visto una vez más después de tanto tiempo, o si sentirse desconcertado, pues ahora ella portaría su aroma y no tan sólo la repudiarían por ello, sino porque también ellos descubrirían que seguían vivos y no tardarían en enviar a más guerreros a buscarlos. Sobre todo a Todoroki, quien su padre no le perdonaría nunca el hecho de que estuviera viviendo con humanos durante todo ese tiempo a sus espaldas, aún más por no haberse comportado como el buen hijo del Jefe de la manada que debería sí o sí tomar su puesto en el futuro.

Pero, incluso si sabía que debía preocuparse seriamente por ello y arreglar el asunto antes de que todo empeorara, no pudo soltarla y pedirle que se fuera junto con sus otros dos hermanos.

La había extrañado demasiado y a los otros dos también, y no le importaba que ellos no se hubieran acercado a él y tan sólo se hubiesen quedado alejados, porque con tan sólo ver nuevamente sus rostros le bastó para volver a sentirse feliz y agradecido de tener hermanos tan fieles como ellos. Y pensar que ellos tan sólo habían venido para acompañarla era una idea muy equivocada y que ni siquiera podía considerarse como existente, porque sabía muy bien que ellos también lo habían extrañado demasiado y que ambos anhenalaban acercarse y abrazarlo como lo estaba haciendo ella.

Sobre todo el llorón de Denki, que desde ahí podía escucharlo llorar y pedirle a su hermano Hanta que se acercaran.

Y es que a Hanta también le tenía mucho aprecio, por lo que podía entender su postura un tanto precavida respecto a ello. Él era un hombre muy inteligente, mucho más que ellos tres juntos si se contaba a sí mismo en el grupo, y fue por esa razón que respetó y entendió el hecho de que le hubiera respondido a su hermano rubio y tonto que mejor esperaran a que él se acercara a ellos, porque debían mantener la guardia frente al humano, aunque fuera el nuevo compañero de vida de su hermano.

Pero eso realmente no le importaba. Ellos estaban allí, junto a él, y eso era lo que más lo hacía feliz. Mucho más al percatarse que de ninguno provenía algún sentimiento de disgusto hacia Bakugou, sintiéndose orgulloso de ellos al ver que recordaron aquellas palabras que Eijirou les dijo hace años, la misma que entre todos prometieron aplicarse el uno al otro.

"Cuando crea encontrar a mi compañero de vida los observaré a ustedes; porque si de ustedes no proviene el odio ni la desaprobación, será entonces que podré entender que he elegido correctamente. De lo contrario, tendré que seguir buscando."

Y es porque entre los cuatros se habían transformado en uno solo, y si a uno de ellos no le agradaba la pareja del otro, eso sólo significaba que allí faltaba o no funcionaba algo, siempre y cuando la envidia o el rencor no estuvieran involucrados en sus puntos de vista.

Bakugou terminó por avanzar hasta Todoroki, manteniendo el silencio y su mirada fija a todo lo que se presentaba en el jardín de su casa, sintiendo que todas las tensiones ya se habían esfumado y que esos nuevos sujetos ya no serían un peligro para él ni para los híbridos a su cuidado. –Supongo que vienen en son de paz.

Todoroki volvió a adoptar su forma semi-humana, terminado sentado en el césped y completamente desnudo. Claro, eso a él nunca le importaba. –Más le valía que lo hicieran, o de lo contrario, tú hubieras tenido que limpiar los cadáveres de todos nosotros de tu jardín.

-Qué asco...

Bien por ellos que quisieran arreglar todos sus problemas y diferencias con violencia, pero él no pensaba de la misma forma, y mucho menos le hubiera gustado que tres completos desconocidos para él hubieran llegado a las afueras de su casa para matar a sus malditos perros. Eso no se los hubiera aguantado y le hubiera importado una mierda tener que ir a entrometer sus narices humanas para detenerlos y devolverlos a sus cuevas a tiros.

Pero fue bueno ver que nada peligroso hubiese pasado, y comprendió que esos tres eran gente muy importante para Kirishima, quedando en evidencias más que claras en cuanto el mismo se acercó a ellos junto con la chica y estos reaccionaran felices y aliviados, abrazándolo con fuerza del cuello y subiéndoseles sobre el lomo ante jugueteos y ladridos alegres.

-Saluda a la otra parte de tu familia. –Le dijo Todoroki.

-Esa mierda ya no me sorprende, imbécil.

-Entonces, tampoco te sorprendas ni te enojes cuando quieran entrar a tu casa en 5 minutos más.

-¡¿Ah?! –Exclamó escandalizado observando cómo el híbrido se levantaba del suelo y se encaminaba a la casa. -¡No voy a permitir esa mierda!

-Pues dile eso a tu esposo, no a mí.

-¡Ni de mierda, joder...!

Y su esposo perruno llegó ante él a sus espaldas. –¡Bakugou! –Llamó Kirishima al humano, tratando de controlar su emoción para no molestarlo.

Ah, y desnudo, también.

Bakugou se dio la vuelta para prestarle atención sin molestarse en apaciguar su expresión irritada, la cual se intensificó aún más al ya saber lo que ese pulgoso iba a pedirle. -¡No! –Respondió adelantándose a su pregunta más que innecesaria.

-¡Pero, pero...! –Lloriqueó Kirishima jalándolo de los pantalones y portando sus peligrosos pucheros de bebé/cachorro.

-¡Maldición, Kirishima! ¡No quiero otro puto agujero en mi maldita pared! –Le reclamó apuntando con su mano el regalo que Uraraka había dejado la vez pasada.

Kirishima tuvo que aguantarse la risa, haciendo de sus expresiones un verdadero espectáculo y que sus súplicas lastimosas ya no se escucharan como tales. -¡P-Pero ellos no destruir nada, Eijirou lo promete!

-¡Deja de reírte, joder...! –Le propinó un jalón de orejas.

Denki alzó una ceja con severas dudas respecto al trato por parte del humano hacia su hermano que pudo observar desde su lugar. –Oigan, ¿qué demonios? ¿En serio son pareja? Yo sólo veo que lo está golpeando... -Habló cruzándose de brazos en medio de sus otros hermanos, todos ellos sentados en el suelo pacientemente tal cual les había pedido Eijirou que lo hicieran.

-Denki, hermano... ¿De qué te quejas? Tú sabes que a Eijirou le gusta que le peguen. –Le respondió Hanta, dándole palmaditas sobre el hombro para que se tranquilizara.

-¿Y crees que eso es normal?

-En él, sí. –Afirmó Mina.

-Chicos...

-¡Hey! –Exclamó Mina repentinamente llena de emoción. -¿Por qué no vamos a saludar?

-¡¿Qué?! –Denki exclamó completamente aterrado. -¡¿Estás loca?! ¡Va a matarnos!

Pero ella no se mostró atemorizada por algo como eso. -¡Exageras, Denki! Si nos hubiera querido matar ya lo habría hecho con sus poderes mágicos, ¡y lo sabes! –Se levantó del suelo y empezó a caminar sobre sus cuatro patas hacia su hermano pelirrojo. –Además, ¡es su pareja! Él no podría hacernos nada malo.

Hanta se levantó ante un suspiro. –Ella se está confiando demasiado...

Denki se aterró aún más al ver que su otro hermano también lo estaba abandonando allí sin más. -¡¿T-Tú también?!

-Hermano, alguien tiene que ir a vigilarla. –Le aseguró sin detener su paso. –Vamos, tú también ven con nosotros.

-¡No, me rehúso! –Se negó rotundamente cruzándose de brazos y mirando hacia su izquierda. Él no iba a caer tan fácil y no iba a arriesgar su vida por algo tan estúpido como ir a saludar a un humano. ¡A un humano! ¡¿Es que acaso ellos no apreciaban su vida?! -¡Idiotas! Yo no me haré partícipe de esto... -Aseguró entre dientes negándose a avanzar junto con ellos, o al menos hasta que sus ojos se encontraron con aquella extraña y enorme criatura mística con pies anchos y redondos, a tan sólo metros de él y que amenazaba con devorarlo con sus enormes ojos blancos y translúcidos. -¡C-Chicos, espérenme!

El híbrido rubio salió corriendo detrás de su hermano pelinegro, escondiendo su cola entre sus patas para que la camioneta de Bakugou no lo alcanzara.

Él no quería morir.

-¡Kirishima...! –Iba a reclamarle una vez más por su inútil insistencia, pero acalló su voz en cuanto vio al nuevo trío de híbridos llegar hasta las espaldas del mismo Kirishima.

Todos ellos lo observaron con mucha curiosidad, esperando a que hiciera o dijera algo, completamente en silencio sin quitarle la vista de encima. La chica de cabello rosa y pomposo parecía ser la que más a gusto y emocionada se encontraba ante su extravagante presencia, cuando la existencia de ella, para Bakugou y toda la raza humana, lo era aún más. A su lado había un chico de cabellos negros, quizás el que más neutro se encontraba frente a él. Y a su lado, sujetándolo y escondiéndose a sus espaldas, había otro muchacho, el cual poseía el cabello rubio con un extraño mechón negro y el cual lo observaba aterrado, con ansiedad.

No supo cuál de los tres, o más bien de los cuatro tenía más cara de imbécil.

¿Por qué carajos siempre le tocaban los raros?

¿Qué mierda querían que hiciera? ¿Qué les bailara o les hiciera malabares? Que sus madres le hicieran malabares, ¡él no haría tal cosa! Lo único que lograrían que hiciera para ellos sería que los agarrara a puñetazos humanos por seguir mirándolo como unos malditos pendejos.

Aunque las intenciones de los híbridos no era incomodarlo, ya lo estaban logrando. Era bastante incómodo y jodido tener a tres anormales mirándolo como si se tratara de algo de otro mundo, y se volvía mucho más molesto saber que no podía golpearlos –aún- para que dejaran de molestarlo. Ya que ellos podrían reaccionar mal –obviamente- y Kirishima también se vería afectado por lo que pudiera suceder, y si esos tres tontos eran parte de su familia, Katsuki no tenía otra opción que aguantarlos hasta que al menos el rubio idiota dejara de verlo como a un maldito monstruo.

-¡¿Puedes decirle a ese imbécil que deje de temblar?! ¡Me está sacando de quicio! –Le pidió a Kirishima, haciendo que sus palabras impactaran a los híbridos y estos se vieran completamente sorprendidos y emocionados. Claro, todos menos el de pelos rubios.

Ese y por poco se caga encima.

-¡H-Habló! –Exclamó Hanta ignorando que su hermano Denki estuviera destruyéndole la espalda con sus garras debido a su temor.

-¡Va a matarnos! ¡Va a matarnos! –Ladraba Denki temblando, rasguñándole la espalda a su hermano tratando de que entendiera el mensaje "¡Vámonos, por favor!".

-¡Va a matarnos! –Exclamó Mina emocionada, agitando su cola y esperando con ansias a que el humano dijera algo más.

-¡¿P-Por qué te emocionas con algo como eso?! –Le reclamó Denki asegurando que su hermana ya había perdido la cabeza.

Eijirou soltó una dulce carcajada dirigiéndose hacia ellos. -¡Él no va a matar a nadie, chicos!

-¡¿Quién nos asegura eso?!

Hanta giró un poco su cabeza para regañarlo. –Idiota, ellos están casados.

¡Eso él ya lo sabía, carajo! -¡Eso lo tengo más que claro, Hanta! ¡Pero esa no es razón suficiente como para que estemos seguros de que no nos va a hacer nada a nosotros! –Se refirió a su hermano pelirrojo.

-¡Denki! –Lloriqueó Eijirou alcanzándole una pierna y arrastrándolo hacia él, atrapándolo por el cuello en un "abrazo" que comenzaba a asfixiar al rubio. -¡No pienses mal de él, por favor! Bakugou es un humano súper dulce y súper genial, ¡y no sería capaz de hacerles daño!

-¡Ah! ¿Ese es su nombre? –Consultó Mina.

-En realidad es "Katsuki", pero por el bien de ustedes es mejor que lo llamen "Bakugou", Jajaja.

-¡¿Ves?! –Habló nuevamente el rubio tratando de escapar del agarre de su hermano bestia. -¡Él va a matarnos!

-¡Ya te dije que no es así...!

Shoto, luego de que volviera a colocarse nuevas ropas, salió al exterior de la casa para reunirse con el grupo de híbridos que no dejaba de discutir. Decidió que sería mejor ir a ayudar a su hermano. –Oigan, él está diciendo la verdad. El humano no va a hacerles nada. Es más, si logran portarse bien y se quedan un par de horas más, seguramente les dará de comer.

-¡¿En serio?! –Exclamaron emocionados los tres por igual.

-Sí. 

Eijirou asintió a eso con entusiasmo. -¡Todoroki tiene razón! ¡La comida de Bakugou ser deliciosa!

-¿"Todoroki"? -Preguntaron todos al mismo tiempo, confundidos. -¿Que no te llamabas "Shoto"?

-Es mi nuevo nombre. Mi nuevo yo.

-¡¿En serio?! -Tal parecía que a Mina le emocionaba todo aquello de lo cual se enteraba. -¡¿Tú también tienes uno, Eijirou?!

-¡Por supuesto!

-¡Hey, yo también quiero uno! -Habló Hanta ansioso por la idea de también poseer un nombre humano.

Eijirou se alegró al escuchar eso y por verlos tan entusiasmados. -¡Todos podrán tener uno, chicos!

Shoto a ellos ya los conocía desde hace tiempo, sin embargo, nunca fue tan cercano como lo era su hermano, razón por la cuál hace unos momentos actuó tan violento contra ellos en el momento en que aparecieron. Pero ahora comprendía que se había hecho ideas equivocadas, sintiéndose aliviado por verlos tan animados e interesados por conocer más de cerca a Bakugou. -¿Por qué no entran a la casa para que puedan hablar mejor entre ustedes?

Pero su hermano Kirishima miró al suelo cabizbajo. -Bakugou no quiere dejarlos entrar...

-¡¿Ehhh?! -Mina se vio indignada. -¿Y por qué no?

-Hermano. -Shoto le dio ánimos posando su mano sobre su hombro. -Tan sólo dile que si no los deja entrar por las buenas, ellos entrarán por las malas y que le dejarán otro agujero, pero en el techo... Solo sé rudo con él y verás que te dará su permiso.

-¡Ah, buena idea! -Eijirou se dio media vuelta y caminó sobre sus cuatro patas hasta su humano, mostrándose determinado y serio ante él tratando de ignorar su intimidante mirada. -¡Bakugou! -Llamó a su nombre con fuerza, frunciendo su ceño.

-¿Qué? -Preguntó el humano bajo una voz de ultratumba y que por poco levanta las tierras para darle paso a los infiernos.

Suficiente como para que Eijirou chillara asustado y se colgara de sus piernas. -¡Por favor...! -Suplicó.

-¡Kirishima, ya basta! ¡No voy a dejar que ningun otro anormal entre a mi puta casa!

-¡Pero si Bakugou lo hace, Eijirou le permitirá procrear con su trasero!

-¡¿QUÉ?! -Exclamó el humano casi en un grito por las palabras del híbrido desvergonzado.

-Tómalo o déjalo, Bakugou. -Le dijo Todoroki a la distancia. Sus otros hermanos ni se enteraban de lo que estaba sucediendo frente a ellos.

-¡Sí, Bakugou! ¡Tómalo o déjalo! -Repitió Kirishima sus palabras al parecer sin importarle que volvieran a abusar de su trasero no virgen con tal de hacer felices a sus hermanos, volviendo a chillar del susto en cuanto el mismísimo Bakugou lo agarró de los cabellos. -¡P-Pero si  quieres déjalo! ¡Déjalo...!

-NO TE ARREPIENTAS AHORA, HIJO DE PERRA...

Esa fue la señal. -Muy bien, acompáñenme. -Les pidió Shoto a sus hermanos, quienes exclamaron felices  al ver que el humano había accedido a dejarlos ingresar a su hogar.

Los tres siguieron al hermano con cabello de colores, siendo Denki el que avanzaba sin poder sentirse cómodo ni seguro con lo que estaban haciendo, mirando hacia todos lados con temor mientras se aferraba con más fuerza al brazo de su hermana. -Sigo pensando que esta es una mala idea... ¡una muy mala idea!

*********************************

Y tal y como lo había predecido Katsuki.

Todo se había vuelto un verdadero caos dentro de su casa.

Katsuki corría de un lado a otro tratando de que ninguno de esos adefesios de la vida rompiera algo más o para que ninguno de ellos volviera a tratar de comerse los pocos libros que le quedaban, gritando y pidiéndole a Kirishima o al bastardo que lo ayudaran y que no los animaran a causar más desastres. Pero ya no contaba con la ayuda de ninguno de los dos, porque el bastardo había terminado por esconderse dentro del armario de la limpieza, completamente asustado y perturbado por el salvajismo de todos ellos, mientras que Kirishima iba por todos lados celebrándole las porquerías a sus hermanos.

-¡Kirishima, te dije que ya dejaras de...! ¡No, no! ¡No hagas eso, joder! -Gritaba acercándose a la chica de cabellos rosa para que no se volviera a trepar a la librería, resultando ser ella la más problemática de todo el grupo. -¡No, eso no se hace! -La regañaba Bakugou bajándola con cuidado del mueble, escuchándose desde la cocina un par de risas que llamaron su atención. -¡Por un demonio! ¡Les dije que no se metieran en el refrigerador, ratas asquerosas!

Denki volvió a meter la cabeza dentro de aquel extraño objeto largo y frío en donde había diversos alimentos, riendo con diversión al sentir cómo su nariz poco a poco iba congelándose. -¡Esto es fantástico!

-Denki, si dejas mucho tiempo tu cabeza dentro de la congeladora podrías morir... -Le advirtió su hermano pelirrojo, a cuatro patas sobre el suelo para ayudar a su hermano a subir hasta allí.

-¡Es como otra dimensión! -Opinó Hanta entusiasmado e igualmente con la nariz congelada, trepado también junto con su hermano Denki sobre la espalda de Eijirou.

-¡Fuera, pedazos de mierda! -Los espantó Katsuki de un grito y cerrando el maldito refrigerador de un portazo, viéndolos huir a diferentes secciones de la casa. -¡Jodeeer! -Gritó irritado y frustrado a más no poder, yendo furiosamente a detener nuevamente a la perra entrometida que había corrido hacia el segundo piso, tropezándose con unos cuántos escalones.

Quiso matarse, recordándo que volvían a repetirse los mismos problemas de estrés por los que tuvo que pasar gracias a Kirishima y su curiosidad en el pasado ante su llegada a la casa y a su vida.

Recuerdo que en otro momento lo hubiera hecho sonreír nostálgicamente, porque ahora solamente tenía ganas de pegarse un tiro en la cabeza por tanto bullicio.

Shoto sacó su cabeza de su escondite para verificar si las cosas se habrían calmado un poco, teniendo que volver a esconderla antes de que su hermano Denki se la volara con el cuerpo de una lámpara larga que se supone debía estar en la sala y no en sus garras. -Vamos a morir... -Pensó cerrando nuevamente la puerta del armario.

-¡No, espera! ¡No alcancé a revisar nada! -Se quejaba Mina siendo escoltada nuevamente al primer piso del hogar del humano.

-¡Deja de ladrar, estúpida! ¡Me estás dejando sordo! -Se quejaba Bakugou llevándosela sobre el hombro, aguantando los golpes que la chica le daba con las manos y la cola ante sus intentos de librarse de él y volver a subir hasta el segundo piso.

Eijirou sacó el último utensilio del pequeño armario donde se guardaban los mismos, sosteniéndolo entre sus dedos para que sus hermanos lo contemplaran con más precisión. -Y esto, hermanos míos... ¡es un tenedor!

-¡Wow...! -Exclamaron Hanta y Denki sumamente impresionados por tal artefacto brillante y puntiagudo. -¿Y qué hace? -Preguntó Denki tomando el objeto con suma curiosidad.

-¡Sirve para comer!

-O sea... ¿se come? -Preguntó Hanta.

-¡Nop! -Respondió Eijirou negando con la cabeza. -Con esto pinchas la comida y te la metes en la boca sin la necesidad de ensuciarte las manos. -Explico con una pequeña demostración imaginaria.

-¡Y tú sabes usarlo? -Preguntó nuevamente Hanta, totalmente maravillado por tal creación.

-¡Nop! -Respondió Eijirou con... ¿alegría? Y agitando su cola.

Denki se arrastró hacia una de las paredes del extraño hogar del humano aún sosteniendo el objeto brillante en una de sus manos. -¿Y para qué sirve esto? -Preguntó mientras observaba unos pequeños agujeros sobre la pared que despertaron su curiosidad. -¿Habrá alguien ahí dentro...? -Pensó mientras acercaba las puntas del objeto gigante hacia los agujeros que parecían caber allí perfectamente, emocionándose al pensar que tal vez había descubierto otra función de este. -¡Soy un genio!

Eijirou detuvo de golpe la pláctica que sostuvo con su hermano Hanta y se aterró al ver que su hermano Denki estaba a punto de meter el tenedor a uno de los enchufes de la pared. -¡Denki, no! -Ladró, pero fue demasiado tarde.

-...!

La corriente eléctrica llegó hasta el híbrido a través del tenedor, haciendo que este recibiera toda la potencia por unos cortos instantes, lo suficientes como para que terminara casi muerto en el suelo y todo chamuscado, dando pequeños espasmos. -Yeey... -Murmuró antes de que su alma abandonara su cuerpo.

-¡DENKI! -Gritaron sus dos hermanos corriendo hacia su tonto cadáver.

Bakugou llegó al primero piso y soltó a la híbrida, prohibiéndole volver a subir y girándose hacia la cocina para ir a vigilar a los otros tres, encontrándose con el cadáver de la rata amarilla en el suelo y con un tenedor en la mano. -¡¿QUÉ MIERDA?! -Gritó enfurecido.

-¡Bakugou, hermano morir! -Lloró Kirishima añadiendo a su escándalo los gemidos tristes del otro híbrido. -¡Hay que cremar su cadáver para que dioses cuidar de él en el cielo! -Le pidió yendo a buscar un encendedor.

-¡¡JODEEER!!

Aquel domingo sería día el más largo y agotador de su vida. 



☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆☆

Creo que puedo decir que la historia ya está llegando a su fin. O sea, aún faltan unos cuantos capítulos, pero no creo qur vayan a ser más de 5....

¡La verdad es que no lo sé con seguridad, Jajaja!

¡Gracias por leer y perdón por si encuentran errores o incoherencias! 💕

Si tienen alguna duda o consulta, ¡dejarla en comentarios! Y si me he olvidado de algo, por favor, notificármelo. Mi memoria es asquerosa y en verdad se los agradecría mucho.

¡Ah! Y si piensan que tienen alguna idea o escena graciosa o hot (😏) que podría añadir a la historia y se vería genial, no duden en hacérmela saber por direct(? Al igual que las peticiones (excepto de matar personajes, porque de eso me encargo yo MUAHAHAHA)

Adiós~

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