Humpty Dumpty

By Astrid3490

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Derek y Stiles eran mejores amigos desde la infancia, hasta que Stiles desapareció a los dieciséis. Ahora, ci... More

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By Astrid3490

- El pasado: martes 25 de enero, 2011 -

Stiles está caminando por el estacionamiento de la escuela cuando su teléfono suena en el bolsillo de su pantalón. Sacándolo, da un gran suspiro después de leer el corto mensaje en su pantalla—su padre está demasiado ocupado con cualquier caso en el que está trabajando para ir a comprar los víveres como se supone que haría, por lo que ahora esto recae en Stiles. Guarda su teléfono, camina el resto del camino hacia su Jeep, y se pone detrás del volante, determinado a hacer las compras rápido y así tener parte de su tarde libre.
Después que hizo una parada rápida en la estación del sheriff para recoger la lista de compras que su padre tomo de la nevera esa mañana, Stiles va a la tienda. Empuja su carrito un poco imprudentemente por los pasillos, su nueva copia de Dead Space 2 llamándolo desde donde yace en el escritorio de su habitación. Hace una nota mental de mandarle un mensaje a Derek cuando llegue a casa, para preguntarle si quiere ir y verlo juntos. Un gran paquete de papel higiénico es lo último que Stiles deja en el carrito, y luego se pone en la fila para el cajero mientras mueve su pie con impaciencia.
Quince minutos después, se detiene en su entrada y se siente aliviado de estar en casa. No hay nadie en el área cuando sale de su Jeep y camina hacia el maletero para comenzar a descargar las bolsas de papel, pero, como la mayoría de sus vecinos deben estar trabajando, esto no lo parece extraño. No hasta que siente una respiración detrás de él:
Una respiración tranquila, tan cerca que le mueve el cabello.
Antes de que pueda reaccionar, Stiles siente un pinchazo en su nuca, y todo se vuelve negro.

* * *

- El presente: lunes 25 de enero, 2016 -

Derek está sentado en la estación del sheriff, mirando malhumorado la fotografía en el marco de plata en su escritorio. Fue tomada cinco años atrás, en la fiesta de su cumpleaños número 21, y en ella él y Stiles están parados uno al lado del otro, el brazo de Stiles alrededor de los hombros de Derek mientras sonríe a la cámara. La expresión de Derek es todo lo contrario, un ceño fruncido, porque en su cabeza esta un ridículo sombrero rosa neón de fiesta que Stiles insistió que debía usar en el día. No le podía decir que no al chico, así que accedió a regañadientes.
Lo conoció cuando Stiles iba en el jardín infantil, y no se separaron en los años que pasaron, incluso cuando Stiles descubrió el gran secreto. Cuando Derek tenia dieciséis, su madre lo llamo para una charla seria. Estaba nervioso, seguro de haber hecho algo mal, pero todos esos nervios se tranquilizaron cuando Talia le explico el concepto de destinados, algo que solo había escuchado antes. Todo hombre lobo tiene a alguien especial para él, ella dijo, su otra mitad. Los padres de Derek eran destinados, obviamente, y cuando Derek pregunto porque le estaban diciendo eso ahora, la respuesta que recibió puso su amistad con Stiles en una nueva luz.
Talia había sospechado por mucho tiempo que Stiles era el destinado de Derek, un sentimiento que su padre compartía. Fue por eso que Derek se sintió atraído por el chico en primer lugar, su lobo reconoció la conexión tan pronto como Derek lo vio. Por eso Derek nunca se fijó en las chicas de su escuela como los demás chicos, su lobo solo estaba enfocado en uno, aunque esos sentimientos todavía no eran de naturaleza sexual, y no lo serían hasta que Stiles también hubiera pasado por la pubertad y descubierto su propia sexualidad.
Cuando Talia lo dejo solo para asimilar la información, se dio cuenta de cosas que antes no comprendía, pero al mismo tiempo estaba confundido. Solo había una cosa de la que estaba seguro: mantener en secreto que eran destinados hasta que Stiles fuera mayor, una tarea que rápidamente resultó difícil.
Por semanas, cada vez que Stiles estaba cerca, que era casi todo el tiempo, una parte de Derek quería revelar esa conexión especial, su lobo rugía por el deseo de cercanía. Así que decidió esperar hasta que Stiles cumpliera dieciocho y pudiera tomar sus propias decisiones. Stiles fácilmente se dio cuenta de su confusión, pero nunca volvió a preguntar cuando Derek le dijo que estaba trabajando en cosas personales. Después de unos meses fue fácil, y las cosas volvieron a la normalidad.
Derek decidió esperar.
Eso habría ayudado.
Eso habría ayudado demasiado.
Nunca olvido el pánico cuando recibió esa llamada. El sheriff llego a casa tarde esa noche y supo que algo estaba mal cuando vio el auto estacionado afuera. El Jeep de Stiles estaba estacionado como siempre, pero el maletero estaba completamente abierto, los víveres aun dentro, y las llaves estaban tiradas a un par de pies como si hubieran caído. Tratando de no saltar de inmediato a las conclusiones, el sheriff corrió a la casa buscando a Stiles por todos lados, pero no lo encontró. Frenético, llamo a los Hales por ayuda. Sus sentidos servirían para la pronta búsqueda, estaba seguro. Derek dejo todo y fue el primero en llegar a la casa de los Stilinski, donde olfateó el aire en busca de pistas. Olio miedo, un poco de sangre, y, asustándose, nada más.
No había ningún olor desconocido que le diera una pista.
Solo el de Stiles, e incluso ese desaparecía a unos pies de la propiedad.
Todos los Hale buscaron al adolescente por meses, narices y oídos atentos ante cualquier señal de que Stiles pudiera estar en el área, pero nunca encontraron nada. Derek camino por toda la ciudad a diario, y por cada ciudad vecina también, para buscar a su destinado. El sheriff reunió ayuda a la fuerza, pero ninguno de los ayudantes necesitaba mucha convicción, Stiles era como el pequeño hermano de cada uno de ellos, después de todo, creció frente a la mayoría de ellos.
Intentaron todo lo que se les ocurrió. Dieron vuelta la habitación de Stiles buscando pistas. Hackearon la computadora de Stiles, pero, aparte de un montón de sitios web de pornografía gay, a nadie se le escapo que la mayoría eran hombres musculosos, de pelo negro y con barba de unos pocos días, un descubrimiento que hizo que Derek evitara el contacto visual del padre de Stiles por un tiempo, no había nada notable. Solo trabajo escolar, música y una carpeta de fotos, la mayoría eran de Stiles y Derek. Todo el mundo con el que Stiles pudo haber estado en contacto fue entrevistado, sus compañeros, sus maestros, cualquiera que estuviera en la tienda al mismo tiempo que Stiles, gracias a las cámaras de seguridad.
Todo este esfuerzo fue en vano.
Meses y años fueron pasando, las esperanzas de todos fueron cayendo, y tanto Derek como el sheriff trataron de seguir, incluso cuando pensaban lo peor. Las búsquedas comenzaron a ser menos frecuentes y más superficiales, y allí fue cuando Derek pensó en golpearse a si mismo por su cobardía pasada.
Si hubiera tenido la valentía de decirle a Stiles la verdadera naturaleza de su relación, quizás las cosas habrían sido diferentes, habría tenido una conexión que habría servido para encontrarlo. O al menos, eso le habría ayudado para saber si Stiles seguía vivo. Derek lo pensó, pero no sabía si su destinado se estaba descomponiendo bajo tierra en estos momentos, dejando a todos con la duda para siempre, para que siguieran con sus vidas sin ningún tipo de cierre que los ayudara a superar. Si supiera con seguridad, aunque Dios no lo quisiera, que Stiles estaba muerto, podría comenzar su luto, pese a lo difícil que sería, a lo mucho que no quería pensar en eso y a lo culpable que se sentía cada vez que ese pensamiento se le colaba en la mente. En vez de eso se sentía tenso todo el tiempo, inseguro, y nada lo hacia sentirse mejor.
– ¡Oye, Hale!
Derek alejo sus ojos de la foto enmarcada y levanto la vista.
El oficial Parrish estaba parado tras su escritorio, con una expresión de lastima en su rostro que Derek odio. No había sido su intención dejar que su máscara de estoicismo cayera, pero considerando que día era, el quinto aniversario de la desaparición de Stiles, estaba teniendo problemas con mantenerla.
– ¿Qué quieres? – pregunto con frialdad.
– El jefe quiere verte en su oficina, – respondió Parrish.
– ¿Dijo para qué?
–No, pero yo no lo dejaría esperando.
Con eso, Parrish se alejó, regresando a su estación de trabajo.
Derek se quedó solo una vez más, donde se mantuvo sentado otro minuto, no queriendo tener la conversación que sospechaba el sheriff quería tener con él. El día ya era difícil sin tener que interactuar con el hombre para que le recordaran la parte de su corazón que le faltaba. La vergüenza que sentiría al dejar de lado al sheriff era un precio que estaba dispuesto a pagar para evitar el dolor en su corazón, pero a veces no era una opción.
Con un suspiro, Derek se puso de pie y se dirigió a la oficina del sheriff. Encontró la puerta abierta, una señal que todos en la estación sabían que significaba que el sheriff no estaba ocupado con nada. Toco de todas maneras, por respeto, apoyado contra el marco de la puerta hasta recibir una respuesta verbal de que podía pasar. John levanto la cabeza ante el sonido y una amable sonrisa se formó en sus labios mientras dejaba a un lado los papeles que estaba revisando  antes de la  interrupción. Cerrando la puerta cuando el sheriff le pidió que tomara asiento, Derek se mordió los labios, nervioso y espero por lo inevitable. Estaba casi seguro de lo que vendría, el papá de Stiles le había dicho lo mismo el año anterior, y seguro con la misma sonrisa amable en su lugar, John se movió de atrás del escritorio, se apoyó frente a este y le dijo las ya familiares palabras:
– ¿Porque no te vas temprano hoy, hijo? No estamos ocupados ahora, así que podemos permitirnos perderte por un día, o toda la maldita semana, si lo necesitas, –  continuo el sheriff poniendo un mano sobre la rodilla de Derek. El gesto probablemente quería ser uno de confort, pero en vez de eso Derek sintió que lo estaban desechando. Como si fuera inútil.
– Estoy bien, – mintió, luchando por mantener su rostro impasible.
– No creo que lo estés, Derek... es obvio para cualquiera que te conozca.
Derek dejo escapar un bufido. – ¡Dije que estoy bien! – reitero con irritación en su tono lo que causo que la pena cubriera el rostro del sheriff. Derek de inmediato sintió que desaparecer la irritación y con rapidez comenzó a disculparse. – Lo siento... es solo que, Stiles no solo era mi destinado. Él era tu hijo también, así que este día debe ser difícil para ti también. No entiendo porque me envías a casa cuando tú sigues aquí. Eso no me parece correcto.
– Soy el sheriff; me necesitan aquí. A ti no.
– Gracias.
– No lo dije para lastimarte hijo, pero es verdad, – dijo el sheriff. – Ve a casa. Descansa.
Derek abrió la boca para protestar de nuevo y la cerró con rapidez al encontrar que ya no tenía ganas de discutir. Pese a lo mucho que no quería admitirlo, mucho menos a sí mismo, no sería una parte útil para el equipo si algo sucediera. Solo sería un estorbo, cometería errores con su disposición y podría causar que algún civil resultara herido. Con un suspiro se puso de pie, dejo la oficina del sheriff, de manera petulante ignorando la despedida del hombre y fue en busca de su abrigo que tenía colgado en su silla. Después de apagar su computadora, salió de la estación con la cabeza en alto, consciente de que sus colegas y los dos criminales que estaban siendo procesados observaron su partida.

* * *

Derek con rapidez descubrió que ser enviado a casa fue una bendición disfrazada. Si aún estuviera en la estación, probablemente habría pasado toda la tarde sentado en su escritorio, ignorando su creciente papeleo mientras pensaba en Stiles. En vez de eso, con su tarde libre pudo encontrar adecuadas distracciones. Se puso al día con todo lo que tenía atrasado, limpió y relleno su refrigerador, limpio su apartamento e incluso dejo perfecto su preciado Camaro, cambiándole hasta el aceite para que corriera mejor que nunca.
Justo después de las 8 p.m., Derek volvió a entrar a su apartamento con grasa en sus manos y sudor en su cuerpo. Se estiro contento, sintiendo dolor en cada musculo, lo que indicaba que había sido un día productivo. Después de ordenar comida china, estaba demasiado cansado para cocinarse algo, y tomar una rejuvenecedora ducha, Derek se paró en su dormitorio con solo una simple toalla blanca alrededor de su cintura y delibero que ropa podría ponerse. Algo cómodo, por supuesto, así que fue de inmediato al último cajón de su cómoda, que contenía todos sus chalecos y pantalones de buzo. Todos se sentían divinos, pero nunca había mostrado su rostro en público usándolos, tenía una reputación melancólica que mantener después de todo.
Es entonces que lo ve.
De manera reverente, Derek toma el  sweater azul marino de Stiles y lo aprieta contra su pecho desnudo, una oleada de cariño lo invade. Está cargada de tristeza por obvias razones, pero el sweater viene con una de sus mejores memorias, una que nunca falla en calentar su corazón. Era una ordinaria tarde de domingo. Estaban sentados lado a lado en la cama de Stiles, habían estado jugando videogames por horas y Derek estaba dando la pelea en Mario Kart Wii. Era la vuelta final de Rainbow Road y Derek estaba en primer lugar, listo para gritar victoria, una completa anomalía, porque normalmente le pateaban el trasero. Pero entonces Stiles había salido de la nada con una impecablemente bien dirigida Green Shell y le había ganado la victoria. Derek había terminado en cuarto lugar, pero no podía enojarse por eso. No cuando miro a Stiles, quien estaba usando el sweater, y vio  la gran sonrisa en su rostro.
Derek hace años que sabía que él y Stiles eran destinados, pero siempre lo había sentido como el destino, como algo que debía suceder. Fue en ese momento que de verdad se dio cuenta lo que significaba ser destinado. Stiles se estaba riendo de la falla de Derek y todo lo que Derek podía pensar era en lo enamorado que estaba.
Cuando Stiles había desaparecido, Derek se había robado unos cuantos artículos de ropa del closet de Stiles, incluido el sweater. El  aroma de Stiles era la única cosa que lo ayudaba a dormir de noche, manteniendo a raya las pesadillas que había comenzado a sufrir, en las que veía todos tipo de cosas horrorosas que le sucedían a su destinado perdido. Dormía con algo de la ropa de Stiles en su mano cada noche, incluso después que el aroma de Stiles se había ido.
Con una cálida sonrisa, Derek se puso el sweater y selecciono unos pantalones de buzo gris para completar el traje relajado. El sweater le quedaba apretado pero no le importaba. Habiendo calculado las cosas a la perfección, salió de su habitación justo cuando sonó el timbre. Su estómago gruño en anticipación, dejo entrar al repartidor al edificio y espero que tocara a su puerta y entonces, 35 dólares después, Derek se sentó en su sofá de cuero negro en la sala para comer su merecida cena, en la TV estaban pasando una película antigua que sirvio como ruido de fondo mientras unas cervezas frías lo esperaban en la mesa de café.

* * *

Cuando aparecieron los créditos finales, Derek estaba a punto de quedarse dormido, su estómago lleno de comida y de alcohol mezclado con wolfsbane. Justo cuando se dejo caer completo sobre el sofá, su teléfono sono a su lado, despertándolo de manera ruda. De mala gana agarro el pequeño aparato y lo reviso, rodando los ojos cuando vio que es otro texto de Laura. Había recibido varios en el transcurso del día, al igual que en los últimos cuatro años en este horrible día.
Derek entiende la razón tras esto, ella está preocupada por él después de todo, pero aun así lo molesta demasiado. Los textos normalmente están escritos de manera muy cuidadosa, preguntándole como esta y si quiere compañía, pero el texto nuevo es diferente. No es gentil si no duro, y contiene una amenaza tan típica de Laura que atenúa un poco su molestia. Solo un poco. Si él no le responde, cosa que no ha hecho en todo el día, entonces ella marchara hasta su apartamento para chequearlo en persona. Nada suena más desagradable para Derek en esos momentos, así que con rapidez escribe una respuesta y se la envía, esperando que sea suficiente para disuadir a su hermana de que no venga de visita cuando más desea estar solo.
Estoy bien. Te hablare en la mañana.
No espera a ver qué le responde ella.
Sus ojos se empiezan a cerrar y Derek decide acostarse temprano. Deja los contenedores de comida china vacíos sobre la mesa de café para lidiar con ellos en la mañana y se dirige al baño, sin ganas se lava los dientes y sin desvestirse se deja caer en la cama sin siquiera taparse. En cosa de minutos está profundamente dormido.

* * *

- El presente: martes 26 de enero, 2016 -
Unas cuantas horas después Derek despierta por un ruido, con ojos alerta revisa la habitación en busca del responsable. Nada parece fuera de lugar, y cuando el ruido se repite suena distante, como si viniera de afuera. Su ventana está abierta, inundando la habitación con aire frio, y por primera vez Derek se da cuenta que está tiritando. Se levanta y asoma su cabeza por la ventana, pero no ve nada cuando mira el callejón abajo, está demasiado oscuro. Justo cuando entra y va a cerrar la ventana, escucha el sonido por tercera vez y lo identifica como un largo gemido.
Probablemente un ebrio errante, piensa Derek calmándose mientras camina por su apartamento hasta la puerta principal. En su camino piensa brevemente en agarrar su arma que está colgada en un gancho en la pared, pero al final decide que no. Debería esperar lo inesperado, quizás la perturbación no es algo tan inocente como un civil ebrio después de todo, pero si necesita defenderse tiene sus garras.
Sus instintos entran en función, Derek abre la puerta y sale al pasillo. Todos en su piso parecen estar durmiendo pacíficamente, cosa buena porque le hace lidiar con lo que sea que esté pasando afuera con más tranquilidad. Avanza por el pasillo y baja por las escaleras hasta el primer piso, pasa por las casillas de correo y el elevador hasta la entrada. El vestíbulo está bien iluminado, así que Derek no puede ver nada a través de las grandes puerta de vidrio si no que una masa oscura. Le toma unos segundo a sus ojos ajustarse a la oscuridad, pero la luz del foco en la calle esta cumpliendo con su función, y cuando puede ver mejor se mueve en silencio y con cuidado hacia un costado del edificio, hacia donde está ubicada su ventana. El callejón oscuro contiene normalmente unos botes de basura viejos y una oxidada escalera de incendios.
Pero allí, yaciendo en medio del delgado callejón esta un hombre joven.
Los únicos rasgos que Derek puede distinguir en estos momentos son su estatura, aproximadamente la misma de Derek, su contextura, y su corto cabello castaño. Algo de él le parece familiar, pero Derek no se da tiempo para ver que puede ser. Porque cuando se acerca, al parecer inconsciente hombre, huele sangre.
Sangre fresca.
– ¿Hola? –  llama Derek parándose junto al hombre.
No hay respuesta, pero puede escuchar que la respiración del hombre es profunda y pausada. Tranquila.
Entonces solo está dormido.
Agachándose, Derek toca el hombro del extraño, moviéndolo esperanzado de que despierte. Pero no responde. Frunciendo el ceño, Derek lo rueda de espaldas, pensando que quizás se golpeó la cabeza o algo, su equilibrio perturbado por el trago. No registra el hecho de que no huele alcohol en el aire, porque cuando ve el perturbador rostro pálido del hombre, su cerebro deja de funcionar.

* * *

Laura llega al edificio de Derek y entra apresurada, apurando sus pasos por la preocupación por su hermano. Recibió su llamada hace solo diez minutos, y su molestia por la interrupción de su tiempo a solas con su marido desapareció apenas  escucho lo desesperado que sonaba. No era típico de él mostrar tal emoción, tanta que no pudo articular más que "Por favor, tienes que venir. Necesito saber si esto es real."
Así que ella dejo todo.
Corriendo por las escaleras hasta el segundo piso, Laura se apresuró hasta la puerta de Derek y se detuvo al encontrarla abierta. Una vez más, esto no era típico de su hermano, quien, debido a su trabajo y al hecho de que tenía un arma de fuego con él, era muy escrupuloso sobre la seguridad. Con precaución, Laura empujo la puerta y entro, llamando a Derek. Ella no escucho movimiento, ningún sonido, lo que hizo aumentar su preocupación. Avanzando, Laura echo una ojeada en la cocina y siguió avanzando al verla vacía. La sala fue su siguiente parada, donde encontró a Derek sentado en la mesa de café, sus manos cubriendo su boca. Tenía los ojos muy abiertos mirando algo sobre el sofá, algo que ella no podía ver desde su posición en el pasillo.
– ¿Derek? –  repitió nerviosa. – ¿Que sucede?
Su hermano no dijo nada por un momento, y luego:
– ¿Puedes verlo? –  pregunto con voz baja. – Dime que también puedes verlo.
– ¿Ver a quién?
Acercándose, Laura se paró al lado de su hermano para entender que lo tenía tan cautivado. Cuando lo vio, comprendió el porqué.
– ¿Es ese...? –  jadeo.
Lucia diferente de la última vez que lo había visto, pero aún era el mismo. Sus piel cubierta de lunares estaba muy pálida, tenía el rostro demacrado, profundas ojeras bajo sus ojos cerrados y tenía cicatrices en su mejilla izquierda que Laura sospecho con una oleada de rabia podían ser causadas por garras. Tenía un pequeño corte en la frente, ya con costra, y su cabello castaño estaba enredado y con sangre. Su ropa parecía lucir nueva pero estaba increíblemente sucia.
– Tú también lo ves, ¿cierto? ¿Esto no es un sueño?
La pregunta hizo reaccionar a Laura y encontró que ahora los ojos de él estaban posados sobre los de ella. Estaban brillosos, lágrimas esperanzadoras a punto de caer y eso le rompió el corazón. –  Sí. Yo también lo veo, – le respondió ella con una sonrisa.
Derek se arrodillo frente al sofá y puso una mano sobre el pecho del hombre inconsciente.
– Stiles...

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