Cómo soportar tener muchas personas en casa.
La fecha era veintiocho de octubre, el ambiente se tornaba mucho más frío con el pasar de los días y las nubes que tapaban los rayos del sol casi las veinticuatro horas avisaban de la próxima nevada en Seúl, sin embargo, YoonGi se sentía completamente a gusto, y no sólo porque había decidido usar la calefacción como se debía, la razón era simplemente el acompañante que estaba con él.
—Buenos días, JiMinnie —le dijo luego de plantar un suave beso en su mejilla, el otro sonrió.
—Buenos días —contestó automático—. Hyung, estás cariñoso hoy —le dijo juguetón a pesar de que sabía que ya no era necesario llamarlo formalmente.
—Creo que si te veo luego de levantarme, es algo inevitable —le lanzó un guiño.
—Eso es todos todos los días —dijo ladeando la cabeza y mirándolo con curiosidad.
—Lo sé —le dio otro pequeño beso cuando este se acercó a dejar un plato sobre la mesa, amaba que JiMin fuese tan inocente.
Mientras comía incluso pensaba que ese día sería lo mejor del mundo. De hecho, ambos estuvieron hablando sobre salir nuevamente a la pista de patinaje, se habían divertido antes y a pesar de que habían salido al centro comercial otra vez el día anterior, YoonGi tenía el dinero suficiente como para darse un par de lujos por unos días antes de que realmente le hiciera falta. Sin embargo, su día se volvió gris y molesto justo en el momento que alguien tocó la puerta, al mismo tiempo su celular sonaba en su cuarto y JiMin fue a buscarlo mientras que él recibía al molesto invitado.
—¡Hola! —lo saludó Jin sonriente. YoonGi suspiró con desgano mientras tomaba la tarta de limón que este le entregó y lo miró casi como un niño cuando le dan el regalo que no quiere, en este caso, el que no pidió—. Las tartas de limón son buenas con el frío, mi abuela siempre lo dice.
—Sí... supongo —cambió su pie de apoyo pero no le dio pase a la casa—, uh, ¿vienes sólo por eso o...?
—También quería pasar a saludar, debes dejar de ser tan cerrado a las visitas, Yoonie —despeinó sus cabellos como si fuese un niño y el pelinegro cerró los ojos con fuerza, esperando que su cuenta del uno al cien lo calmara para no estamparle la tarta de limón en la cara.
«Y tú deberías dejar de forzar una relación de amistad» le respondió mentalmente.
—De alguna manera tienes razón, pero no estoy especialmente interesado en empezar con ello ahora mis...
—YoonGi —JiMin salió de la habitación que compartían, mirando el celular del susodicho—, Nam Hyung dice que... —sus ojos se elevaron y una sonrisa brillante apareció cuando vio al hombre en el umbral de la puerta—. ¡SeokJin Hyung!
—¡Hola, JiMin-ah! —saludó igual de sonriente.
YoonGi apretó sus labios en una fina línea.
—¡Hola! —caminó hasta la entrada y empujó a YoonGi con su hombro sin darse cuenta, a él casi se le cae la tarta—, pase, pase. Estoy muy feliz de verlo de nuevo, ¿vamos a conversar como la última vez?
—JiMin, pero íbamos a sal...
—Ah, tan lindo —Jin apretó una de las mejillas del robot y caminó con él hacia el interior de la casa, YoonGi estaba implorandole paciencia a quien sea que le estuviera mandando tales desgracias—. Claro que podemos hablar como la última vez, es tan entretenido hablar contigo. Eres más amable que YoonGi~ —le susurró lo último.
—Usted habla más que YoonGi, es tan interesante~ —respondió de vuelta.
—Escuché eso —dijo de inmediato el pelinegro, lanzándoles una mirada mordaz y JiMin le sonrió encantadoramente como si no hubiera hecho nada malo—. Y bien, como sea, ignoremos el hecho de que soy el dueño de la casa y que se supone que soy yo quien invita a la gente a entrar —colocó la tarta en el bar de la cocina mientras los otros dos se fueron a sentar en el sofá.
Cuando tuvo su pedazo de tarta en un plato pequeño, caminó hasta donde se encontraban ambos hablando sobre cosas que a YoonGi no le importaban. Sin embargo, justo cuando dejó caer su trasero sobre el sofá individual, alguien tocó el timbre.
—¿Invitaste a alguien? —le preguntó al recién llegado, Jin negó y JiMin se cubrió la boca con ambas manos.
—¡Oh! Eso era lo que tenía que decirle —el pálido lo miró con una ceja alzada—. NamJoon Hyung dijo que vendría de visita...
—¿Qué? —frunció sus cejas como si algo le doliera.
—¿Esperan visitas? Oh, que divertido —Jin sonrió.
—NamJoon Hyung es bastante amigable, podemos hablar todos aquí, será divertido —decía JiMin mientras se levantaba.
Cuando la puerta se abrió y se escuchó el típico saludo emocionado de JiMin, YoonGi ya estaba lamentándose y maldiciendo porque creía que no podía tener un día de calma completa. Pero claro, YoonGi siempre se quejaba de las personas.
—Hola YoonGi —Nam apareció en su campo de visión, sonriendo de esa manera adorable y amigable que rompería el hielo con cualquiera, él sólo se limitó a hacer un gesto de saludo y a picar un pedazo de la tarta con su tenedor.
«Ojalá me ahogue con esto» pensó mientras tomaba un gran bocado.
[💢]
Hubo un par de cosas que descolocaron a YoonGi durante la velada, una de ellas fue la creciente atención que había desarrollado SeokJin por el grandulón de hoyuelos y también por la facilidad que ambos tenían de hablar sobre cosas tecnológicas. El pelinegro estaba casi seguro de que SeokJin era una especie de pastelero frustrado que le gustaba el rosa y molestar la privacidad ajena, y le sorprendió ver que estaba bastante falto de información cuando ambos Kim se pusieron a conversar. Era extraño, llevaba conociendo a Jin desde hacía un par de años, pero no lo "conocía" realmente. Se sintió un poco mal por eso.
NamJoon por otro lado, llegó con la excusa de que estaba "de paso" cuando el pelinegro estaba seguro de que sólo buscaba alguna razón para verlos luego del mes pasado. Le recordó que de igual manera se verían en unos pocos días, Nam ignoró eso y siguió defendiendo su punto. Aunque nadie puede culpar a YoonGi, su único amigo era HoSeok y él no sabía del todo sobre cómo se suponía que las personas actuaban cuando querían acercarse amistosamente, Jin lo había llenado de malas experiencias.
Y finalmente, JiMin. Él sólo estaba ahí respondiendo las preguntas de NamJoon, a veces riéndose de los chistes de Jin (aunque Min estaba seguro que no los entendía), y, como no, se la pasaba contándoles a los "invitados" un par de cosas vergonzosas. Sin embargo, a YoonGi no le molestó tanto que lo hiciera y su felicidad creció cuando JiMin se le acercó y lo abrazó por la espalda mientras los otros dos parloteaban sobre las nuevas actualizaciones en hologramas y comida impresa.
JiMin sabía a la perfección qué hacer y qué palabras usar para hacerlo sonreír, de lo último tuvo un buen ejemplo, ya que el rubio al verlo tan gruñón simplemente le dijo «NamJoon Hyung y Jin Hyung me agradan, pero tú eres YoonGi, eres diferente a ellos, así que no esté celoso».
En algún punto de la tarde la familia Jung también apareció en la puerta de su casa con la excusa de que JungKook había querido visitar a JiMin para invitarlo a su casa en Halloween y porque estaban de paso. Así mismo, a pesar de que negó la invitación del menor y de que este hizo un pequeño berrinche, ninguno se fue y aprovecharon la reunión.
YoonGi, quizás, estaba llegando a su límite, pero sólo suspiró pesadamente mientras le servía un poco de tarta a JungKook. HoSeok y TaeHyung se llevaron de maravilla con NamJoon y el niño no paraba de hablar sobre lo divertido que era estar con JiMin y lo deliciosa que estaba la tarta, así que se ganó el corazón de SeokJin en el proceso.
YoonGi no tenía idea de en qué momento su casa se había convertido en un centro social.
—¿Sabes? —le dijo al robot cuando ambos estuvieron solos en la cocina, este lo miró atento—, no estaba en mis planes que tanta gente entrara en mi casa. Creo que me estoy sofocando —JiMin frunció sus cejas en preocupación y colocó una mano sobre su frente,
YoonGi sonrió con ternura.
—Uh, ¿quieres que les diga que se vayan? —preguntó en voz baja, no quería que los demás lo oyeran y se ofendieran por eso, sabía que podía pasar.
—No, porque veo que te estás divirtiendo, pero promete que como recompensa podremos quedarnos acostados todo el día de mañana —ladeó una sonrisa y JiMin frunció sus abultados labios—. Bueno, mitad del día —entonces sí pareció pensarlo.
—Está bien —sonrió y volvió a tocar su frente—. Pero si realmente te sientes mal debes decirme.
El corazón del pelinegro empezó a golpear emocionado contra su pecho, una sonrisa sincera formándose en sus labios.
—Lo haré —asintió, tomó la mano del contrario y besó sus dedos.
Fue tarde cuando se dio cuenta de lo que hacía, aquello fue por impulso, su cuerpo reaccionaba solo y espero que NamJoon no se hubiera dado cuenta. Entonces sus mejillas se encendieron y le sonrió nerviosamente a JiMin, el robot sin embargo, no hizo más expresión que cubrir una sonrisa tímida con su mano y el corazón del pelinegro siguió retumbando eufórico.
Si JiMin seguía siendo parte de su vida, él podía soportar todas las reuniones que hicieran falta.