1976
—Mierda—me escondí al instante que vi a Sirius con James, Remus y Peter.
—¿Estás bien...?—me preguntó Regulus al ver mi reacción.
—Para nada, ahí está tu hermano.
—¿De qué te preocupas?—sonó irritado—. Es un caza novas-
—Ya lose....ese es parte del problema.
—Si se niega a estar con su familia ¿por que estaría contigo Kára? Después de todo eres sangre pura como todos nosotros—suspiré, una punzada en en mi pecho se formo dándome a entender qué tal vez estaba dándole demasiado importancia a Sirius aunque en el fondo quería yo importarle tanto como él me importaba a mi.
—Tienes razón estoy haciendo el ridículo.
—Pues....tal vez deberías , ya sabes, aceptar salir con Rabastan.
—¿Estás loco, Lestrange? Ni de broma.
—En algún momento tus padres te pedirán que les presentes un novio y tiene que ser sangre pura—hice una mueca—. Que no sea desertor.
—No pensaba en....
—¿Sirius? Claro como si no te conociera Yaxley.
—¿Desde cuando tú y yo somos tan amigos? Recuérdame por que no lo recuerdo gustosa.
—Desde aquella clase en pociones, además necesitas a alguien con quien hablar de tus tonterías, incluyendo a mi hermano en ellas—rodé los ojos, tenía razón.
—No se que hacer Regulus—apreté los libros contra mi pecho queriendo desaparecer el dolor que seguía molestándome.
—Olvidarlo sería lo mejor, piensa....¿crees que hablaría de ti frente a sus amigos, o si quiera te mencionaría?—negué con la cabeza.
—Ahí lo tienes—me abrazo—. Vámonos de aquí.
Así transcurrieron los días sin que yo le dijera la palabra a Black o él buscara acercarse a mi. Un día de noche, el toque de queda se acercaba y yo me dirigía a mi sala común, había terminado accediendo a las súplicas de Regulus por encontrar a alguien mejor y termine teniendo una cita con Lestrange, una de las peores citas en mi vida podría decirse, el chavo no parloteaba más que para decir lo guapa que estaba, bastante hermosa y quedaría perfecta con él, quien a su parecer es perfecto para cualquier chica, lo único que el solo quiere es una sangre pura con la que procrear. Es lo que odiaba, estoy de acuerdo que el linaje es todo lo que importa para muchos pero tengo suficiente con mis papás organizando mi futuro y recordándomelo a diario para que alguien más venga a darme el mismo sermón.
—Te ves agotada—alguien hablo a mis espaldas, enarqué una ceja y volteé encontrándome con un chico de cabello azabache recargado sobre una pared mirando al suelo.
—¿Por qué te importa?
—Por que mi amigo está igual que tú—me miro a los ojos y pude observar el color avellana a través de las gafas. James.
—No se de que me hablas—me gire sobre mis pies y comencé a caminar a paso firme.
—¿También vas a negarlo?
—¿Él que?
—El que te gusta Sirius—me pare en secó y lo mire por sobre mi hombro—. Tanto como TÚ le gustas a él.
—¿Porque crees que me gusta tu amigo?—le pregunte sin mirarlo, mis manos sudaban.
—Por que en cuarto año accediste a ir a la torre de astronomía—permanecí callada y mis ojos se abrieron sorprendidos por lo que acababa de escuchar.
—¿Cómo....
—Fui yo quien lo convenció de enviarte esa carta—me interrumpió—. No hace falta decir más que le importas—me voltee enfrentándolo.
—Se suponía que era un secreto, me dijo que nadie debía saberlo.
Enarque una ceja, confundida y molesta.
—¿Segura, no fuiste tú la primera en mencionar que era mejor que no se supiera?
—Yo no.....—me quede callada recordando mi primer encuentro con Black, si no mal recordaba no fue como tal "que nadie sepa" pero insinué que si se enteraban tal vez me matarían.
—Exacto—se despegó de la pared para ponerse frente a mi—. Para tú suerte el no me sabe mentir, desde que él y yo nos conocemos en cambio Remus y Peter no saben nada pero yo si y conozco a mi mejor amigo tanto que se que es tan idiota como para no saber cómo acercarse a ti, yo le di la idea de invitarte a un lado.
Suspiré.
—Ambos son tan difíciles de entender que ahora veo el por qué se llevan tan bien, deberían de aceptar que se gustan, lo que sienten y bueno dejarse de tonterías—bufo—. Decide que quieres para ti Kára por que estoy seguro que ni tú ni Sirius están bien sin la compañía del otro—sin más se fue dejándome confundida.
Al día siguiente teníamos el día libre pero yo no inicié mi día con la mejor de las sonrisas, James me había dejado con muchas más dudas que antes pero al menos sabía que su mejor amigo si sabía de mis encuentros con él lo cual me llevaba a pensar que existía una posibilidad, estaba cansada que lo único que me importaba era llegar al comedor cuanto antes, llevaba mis ropas abrigadas, por que la nieve afuera aunque no nos tocara si que se sentía a través del castillo y provocaba frío dentro de.
—¡Kára!—una estruendosa voz sonó detrás de mi y los pocos que se encontraban dirigieron su mirada para ver quien había gritado. Voltee y me encontré a mi adorado hermano.
—¿Qué?—respondí de mala gana.
—No te hagas mustia....se tu secreto—Lo mire interrogante.
—¿Cuál? !¿De qué parloteas?
—De tus encuentros con él Gryffindor—abrí mis ojos sorprendida no anticipando su respuesta —. Así que es cierto....
—¿Quién te dijo?—respondí molesta.
—Eso no importa pero me sorprende que te dejarás influenciar por alguien así, eres una vergüenza para la familia—tome mi muñeca—. Mis padres se enterarán de todo esto.
—Pues adelante diles Corban no les tengo miedo, no me importa ustedes y su....—sin más un eco se escuchó en todo el pasillo y todas las miradas se dirigieron a nosotros, comenzaron a murmurar.
—Pide perdón—me susurró, quede en silencio mientras sostenía mi mejilla tratando de calmar el ardor en esta, la marca de la mano de mi hermano estaba plasmada en rojo vivo en mi cachete.
—Un Slytherin jamás pide perdón—le escupí y me fui corriendo de ese lugar, salí al patio trasero donde la nieve caía continuamente, me acerqué al bosque y retuve las lágrimas de rencor. Me recargue en el árbol más cercano y me senté escondiendo mi cara entre mis rodillas, queriendo olvidar a tan cruel familia a la que pertenecía, maldiciendo en voz baja respiré profundamente repetidas veces, cerré mis ojos. Sin más comencé a cantar mi vieja canción, la cual solía cantarme mi abuela, antes de fallecer y deje que las palabras fluyeran con mis sentimientos, cuando un ladrido interrumpe mi melodía, abrí mis ojos y me encontré frente a un perro enorme color negro y grandes ojos que me miraban atentos. Era el perro de Hagrid si no me equivoco.
—Hola—salude mostrando una sonrisa triste y acaricié su cabeza, me dejó e incluso pidió que siguiera, el perro lamió mi mano. Suspiré melancólica y comencé a cantarle en voz baja, mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas y una vez más me las tragué no queriendo dejar salir ni una, el viento helado comenzaba a sentirse a través de mis ropas y recordándome que no llevaba ni un abrigo tal vez me enfermaría por permanecer tanto tiempo fuera y en la nieve además pero lo que menos quería era volver a ver a mi hermano y su estupidez.
Deje de cantar y acaricié al can por última vez antes de pararme.
—Es hora de que me vaya, lo siento—le dije y me volteé para dirigirme al castillo. Lo mire desde lo lejos y con la nieve se veía esplendorosa la vista, caminé lento queriendo retrasar el inminente destino, entonces una calidez me invadió y mi cuerpo sintió un calor inigualable. Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta que unos brazos estaban envueltos alrededor de mi cintura, reteniéndome.
—Cantas hermoso....—recargó su cara en el hueco de mi cuello aspirando—. Cómo un ángel.....—mis ojos casi se salen de la impresión.
—Sirius....—susurré con apenas una pizca de aire.
—Perdona—me volteó en su dirección sin soltarme de la cintura y me abrazo fuertemente impidiendo que escapara, pero él no sabía que yo no iba a hacerlo—. No sabía cómo dirigirme a ti, no sabía que decirte o si ibas a correr y alejarte, no soy bueno con las palabras cundo de algo importante se trata.
—¿Qué haces aquí?—pregunte con la voz quebrada.
—Ví todo, tú hermano es un.....no podía dejarte así, así que te seguí pensaras qué tal vez de manera muy cobarde pero fue la única forma que pude acercarme a ti y me cambie a mi forma animaga.
—Yo....—suspiré, me contuve de abrazarlo y dejar que mi torpe corazón me delatara.
—Mi bella y dulce Kára.....no te contengas—depositó un beso en mi mejilla, donde mi hermano me había abofeteado, sin decir más lágrima tras lágrima bajo por mis mejillas y llore en silencio desahogándome en el abrazo de Sirius, sin decir nada, pues a él le incomodaba cuando una chica lloraba frente suyo pero también sabía que yo necesitaba descargarme, odiaba sentirme triste e incluso odiaba más el ser débil solo cuando se trataba de tenerlo cerca de mi. Odiaba al mismo tiempo que amaba a Sirius Black.