El chico de la calle de atrás

By rafaalmaguer

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Max y Ryan son vecinos y van al mismo Instituto Desde pequeños, Max es el típico chulo de gym al que le lluev... More

Capítulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23 - Parte 1
Capitulo 23 - FIN

Capítulo 4

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By rafaalmaguer

     Aquella noche Ryan no paro de darle vueltas a la cabeza de un lado a otro, la historia de Max le había dejado confundido, pensativo, no entendía muy bien de que se trataba pero algo si era cierto, ¿como sabía lo del libro? Por más respuestas que buscara no encontraba ninguna que pudiera explicar lo sucedido, entonces utilizó aquella técnica que también le iba, evadirse de su mente detrás de la música y meterse de lleno en sus estudios, así que prendió el Appel Music a todo lo que sus oídos podían aguantar y se adentró en lo más adentro de sus libros de texto y sus problemas de matemáticas.

   Max se sentía frustrado, a cada rato miraba la ventana de la habitación de Ryan, pero esta estaba cerrada herméticamente, como si quisiera huir, era evidente que aquel tema le estaba trastornando, así que también busco una solución que le ayudara a evadir aquella obsesión en la que se estaba convirtiendo dicho tema, se puso su ropa de deporte y salió camino al gym.

   Al llegar a casa después de unas largas horas de un duro entrenamiento Max Robinson se ducho y se acostó en su cama, el reloj marcaba que la hora de dormir ya había pasado, sin embargo la ansiedad y la frustración le mantenían despierto. De vez en cuando se asomaba por la ventana y miraba a la casa de Ryan, aún permanecía cerrada, aquello le molestaba y es que el joven y guapo Max no estaba acostumbrado a que pasaran de él.

   Una divertida serie en Netflix fue lo único que le ayudó a evadirse un poco del tema, se distrajo un buen rato hasta sus párpados empezaron a pesarle, apago el ordenador, lo echo a un lado de la cama y se quedó dormido.

     3:00am y sus ojos se abrieron, se puso en pie, esta vez más tranquilo, se observó tendido sobre su cama,  no se alteró, estaba dispuesto averiguar que era lo que estaba pasando. Anduvo por su casa, salió a la calle y anduvo todo lo que pudo, dejó que sus pies le condujeran a donde quisieran, todo estaba oscuro, de repente unas luces rojas y azules llamaron su atención, se acercó al sitio, sintió gritos, murmullo de gente hablando, había sangre en el suelo, no entendía que era lo que estaba pasando, no veía a nadie, pero se empezaba a poner nervioso, ¿era aquello un aviso? ¿Había alguien en peligro? El temor y la desesperación lo llevaron a correr lejos de aquel lugar cuando repente despertó sobre su cama de un sobresalto. Intento entender que era aquello que había visto, quería intentar recordar el lugar, la carretera, todo se hacía eco en su cabeza, era difícil volverlo a visualizar, intenta relajarse después de un vaso de agua, la ventana de Ryan se mantenía cerrada, parecía todo tranquilo allí, no se había despertado aquella noche y tampoco había aparecido en su habitación como noches anteriores, a lo mejor tampoco tenía tanto que ver como el pensaba, recostó de nuevo su cabeza a la almohada y volvió a dormir.

Cuando Max alcanzó el sueño prácticamente era la hora de levantarse para ir al Instituto, así se lo avisó el despertador que iba sonando de cinco en cinco minutos hasta que al fin logro despertarse.

- ¿has dormido bien? - le preguntó su madre cuando lo vio aparecer en el comedor algo cansado - pareces agotado, ¿te encuentras bien?

- si - contestó serio y sin dar mayor explicaciones.

Se tomó la taza de café mientras su madre lo observaba detenidamente. Se levantó de prisa de la mesa, se despidió con un frío "hasta luego" y salió corriendo hacia su coche hasta llegar al Instituto.

Ryan guardaba las cosas en la taquilla, casualmente a unas tres taquillas más de las de Max, miraba hacia el frente, sin hacer caso a los ojos de Max que no paraban de mirarlo.

- debemos hablar - le dice bajo, tan bajo que apenas ni el mismo Ryan alcanza a escuchar. 

- ¿cómo? - pregunta.

- que debemos hablar, de lo de ayer, necesito contarte algo.

- no creo que sea posible, tengo cosas que hacer.

- ¡hey vamos! Es necesario que me escuches - le dice molesto.

- tengo que entrar a clases - cierra la taquilla, se pone la mochila en la espalda y anda de prisa por los pasillos hasta llegar al aula.

   Cuando entra las miradas de todos los alumnos empiezan a fulminarlo, murmullos, risas y alguna que otra lo miraba con pena, se quedó ahí, de pie mientras observaba como era el centro de burla, estaba seguro que aún todos comentarían aquella dichosa foto de internet de la cual esperaba que ya estuviera borrada. Giró la cabeza hacia donde estaba sentada su amiga Tiffany, la cual tenía los ojos rojos llenos de ira e impotencia quien le hace una seña para que viera aquello que estaba dibujado en la enorme pizarra, una caricatura bastante desagradable de él arrodillado frente a un pene gigante, una metáfora bastante bochornosa. Se giró hacia atrás, donde justo esta Max quien venia detrás de él, le clavó sus ojos llenos de odio y con muy mala forma le hablo.

- ¿estas contento? - Max negó con la cabeza, aún no había visto el dibujo, sus mirada parecía perdida, como si no supiera de que estuvieran hablando.

- sea lo que sea yo no tuve nada que ver - le dice excusándose muy bajo.

   Lejos de salir huyendo y esconderse en donde nadie lo pudiera ver, Ryan Taylor subió las escaleras del aula y se sentó en su sitio, con la mirada en algo y sin nada de lo que avergonzarse. Tiffany sonríe orgullosa, era la mejor forma de callar a todos los que pensaban que era un joven débil aunque la verdad es por dentro se moría de miedo, sin embargo no fue aquella su única sorpresa. Max que aún permanecía inmóvil frente al dibujo de la pizarra se giró hacia sus compañeros y empezó a gritar.

- ¿¡quien fue?! - dijo con voz alta logrando un silencio absoluto en toda el aula, parecía molesto, todos le observaban perplejos, precisamente si por algo no era conocido Max Robinson era por defender a los más débiles - ¡vaya, parece que al valiente que dibujo esto se le han atragantado sus huevos en la garganta! - dijo con ironía sonriendo.

- ¿que pasa Max? - se levantó entre los alumnos Ernest Reynolds, integrante de honor del grupo de seguidores de Max - ¿ahora defiendes a los maricas del Instituto? - preguntó a toda voz provocando la risa de algunos - ¿o es que al final te esta gustando la idea de que Ryan se toque mientras te espía desnudo desde la ventana de su habitación?

   Bien, aquello fue pasarse, la gente se echo a reír, al menos hasta que vieron como Ryan enfurecido se levantó y salió corriendo del aula, Tiffany que no podía parar de imaginar como podría estar su mejor amigo salió tras el, Max no dijo nada más, se quedó mirando a Ernest que victorioso por el momento se reía con los demás.

- ¡hey! - le agarra por el brazo - ¡detente! Soy yo - le mira a sus ojos a punto de romper a llorar - soy yo... - El se queda mirándola y luego la abraza fuerte - sshh - le intenta calmar - tranquiló, va a pasar, son unos gilipollas, pasa de ellos, con los días todos olvidarán esto, solo será hasta que encuentren una nueva víctima, mira lo que han echo con Victoria, o con Rick - le consuela recordándole algunas de las víctimas del grupo de Max - vamos a tomar algo.

- no, es mejor que vaya a casa.

- vale, pues entonces me voy contigo.

- no es necesario que faltes a clases por mi culpa.

- escúchame - le gira la cabeza hacia logrando que la mire fijo a los ojos - no te voy a dejar solo, me da igual lo que me digas, me voy contigo.

   Y es que Tiffany era una amiga de verdad, lo había sido siempre, desde pequeños, desde la primera vez que se conocieron hubo una conexión especial entre ellos que les unió desde ese momento hasta ahora, ambos conocían todo el uno del otro. Una vez llegaron a casa, Tiffany preparó un delicioso té relajante que subió a la habitación de su amigo.

- toma - le dice poniéndolo encima de la mesa de noche - esto te ayudará a relajarte.

- Gracias - responde aún con los ojos rojos.

- oye ya se que no querrás hablar del tema, pero ¿no te pareció raro la forma en la que te defendió Max? Creo que es la primera vez en mi vida que veo sacar la cara por alguien que no fuera el mismo.

- Max es un idiota.

- pero no puedes negar que hoy se veía especialmente atractivo parado ahí frente a todos, gritando a todo pulmón - le dice en forma de broma.

- ¿sabes como se llama eso? - Ella se vuelve sería - cargo de consciencia.

- si, seguramente sea eso, pero también pudo quedarse callado, al fin y al cabo no estaba obligado hacerlo ¿no?

   Cuando el timbre sonó todos fueron a la cafetería donde solían reunirse después de clases, Max entro después de que todos estuvieran ya allí.

- ¡hey Max! - gritó Ernest desde su lugar de siempre en el bar, Max se acercó con cara sonriente y bebió de la botella de cerveza de su amigo - ¡hey! - le dice apartándole la botella de las manos - voy flojo de pata tío, déjame un poco - Max lo miro serio, Nadie se esperaba su reacción, tomo a Ernest por el cuello y lo arrastró hasta la pared donde lo arrinconó - ¡hey tío! ¿que cojones estas haciendo?

- ¿fuiste tú verdad?

- ¿que si fui yo el que? Tío me estas haciendo daño, suéltame.

- el del dibujo ese en la pared, fuiste tu, lo se.

- tio, pensé que te haría gracia, al fin y al cabo es lo que hacemos con los maricas como Ryan, ademas fuiste tu el de la idea de subir esa foto en internet.

-  nunca más vuelvas hacer nada sin consultarme, ¿me estas escuchando? En esta escuela quien toma las decisiones soy yo, no se te ocurra querer pasar jamás por encima de mi, o el poco dinero de tus padres se lo van a gastar en reconstruirte la cara - Max lo suelta mientras el chico intenta recuperarse el joven da la vuelta camino hacia la puerta, no sin decir antes de salir - tienes menos de dos horas para hacer que esa foto desaparezca de internet, y avisa a todo aquel que la tenga que se las tendrá que ver conmigo -  y detrás del portazo desaparece.

   Ernest está furioso, se siente humillado y enojado, desea matarlo con sus propias manos aunque sabe que es imposible. Y es que pertenecer al grupo de Max no era una victoria para el, el quería ser el rey, deseaba estar en su lugar, nada más lejos de poder conseguir.

   Toco el timbre varias veces hasta que la madre del joven le abrió.

- ¿Max? - volvió a poner aquella cara de extrañada, no podía disimular que se sorprendía cada vez que veía al joven en su casa, ambas familias nunca tuvieron nada de relación.

- señora Taylor, ¿Ryan se encuentra?

- si, está arriba con Tiffany, ¿quieres que lo llame?

- preferiría subir si no es molestia.

- bueno, si, claro, sube, no creo que le importe.

- Gracias - y sin ninguna vacilación subió por las escaleras hasta llegar a la habitación del joven sin perderse, como si ya hubiera estado allí. Una ves en la puerta dio tres golpes ligeros.

- adelante mamá - respondió el joven.

- soy yo - entro enseguida y Ryan se levantó de la cama urgente, la cara de Tiffany no salía de su asombro.

- ¿que haces aquí ? - preguntó enseguida Max.

- no fui yo el de la idea de esa estupidez en la pizarra - parece sincero.

   Ryan está serio frente a él, con cara de enfado, Tiffany se pone en pie en medio de ambos.

- creo que debéis hablar así que mejor me voy - de repente se gira hacia Max y lo mira a los ojos - no me caes bien - dice altanera - pero he de reconocer que estuvo bien que sacaras la cara por el en el aula, y está bien que vengas a pedirle perdón por lo que hiciste aunque eso no quita que fue muy cruel subir esa foto en internet - ahora se vuelve hacia su amigo - mañana hablamos, cualquier cosa me llamas - le da un beso fugaz en la mejilla y se va.

  Allí se quedan, los dos solos a puerta cerrada en la habitación con la ventana hacia la casa de Max, aquella donde tantas noches le miraba y en silencio le deseaba.

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