Play with fire. [La Casa de P...

Galing kay VickyAri29

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Una regla, solo una regla fue la que el profesor le había pedido respetar, una y nada más, parecía sencillo... Higit pa

Sinopsis.
Capitulo 1: Rehen.
Capitulo 2: Numero 68.
Capitulo 3: Crimen y castigo.
Capitulo 4: Culpas.
Capítulo 5: Sangre derramada.
Capitulo 6: Sentimiento de traicion.
Capitulo 7: Rompiendo reglas.
Capitulo 8: Desahuciado.
Capitulo 9: Fugaz.
Capitulo 10: Malheridos.
Capítulo 11: Punto límite.
Capítulo 12: Control de daños.
Capítulo 13: Pasado.
Capitulo 15: Perdida de control.
1k, y el especial.
Recuerdo: Al límite de las reglas.
Capítulo 16: Hasta el final.
Capitulo 17: Perdida.
Capítulo 18: Fachada de cristal.
Capitulo 19: Dolor.
Capitulo 20: Amor.
Capitulo Final : [Parte1].
Capítulo Final: [Parte 2].
¿Aviso?
Aviso importante.

Capitulo 14: Explosivo.

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Galing kay VickyAri29

Mientras todos preparaban a los rehenes para que estuvieran en sus lugares, Samara permaneció con Berlín en el despacho, incluso después de comer, ella todavía sintiéndose un tanto tambaleante, y para su desgracia, el mayor lo notó, por lo que la llevo ahí antes de que Denver fuera a tranquilizar a los rehenes sobre su estado, que seguían con preguntas de que habia sucedido con ella.

-¿Estarás bien aqui sola?. Que a Nairobi no le molestaría quedarse contigo.

-No pasa nada. Solo necesito descansar un poco.-Lo tranquilizó, viéndolo preparar el medicamento, sentándose a su lado mientras presionaba la aguja en su piel, y dejaba el líquido entrar en sus venas con una pequeña mueca de dolor en sus labios.

-Anoche no hablamos de lo que pasará con el dinero, si algo le ocurre a alguno de los dos.-Soltó Berlin de pronto comenzando a guardar las cosas, recordandole la conversación de la noche anterior, donde habian hecho sus planes, esos que sabían podian esfumarse en el aire en cualquier momento, y que aun así, a los que se aferraron, uno donde permanecían juntos, y se iban a un lugar muy lejos de todo el dolor, con Ellie, la hermanita de Samara, quien negó con la cabeza, sin querer pensar en que les podria ocurrir algo, o en esa posibilidad ni por un segundo, por que ya habia perdido demasiado, y no soportaría pensar en perderlo también a el.

-No va a ocurrir nada.

-Cuando yo muera, quiero que te quedeis con todo mi dinero, que sea para ustedes dos.-Dijo de pronto, como si no la hubiera escuchado, y ella tomó su rostro en sus manos, ignorando el dolor que sentía al gesto, haciéndolo mirarla.

-No va a ocurrir nada, saldremos de aqui, juntos, ¿Si?, y luego tu y yo, y Ellie, iremos a un lindo lugar lejos de aquí, uno lejos de las armas, y los atracos, pero estaremos juntos.-Murmuró pensando en un futuro que todavía no podia ver, y que deseaba con todo su corazón esperanzado, y Berlín le sonrió tristemente un momento, por que el habia aceptado que sino lo mataba un disparo, lo haria su enfermedad.-Berlín...-La interrumpió, poniendo un beso en su frente, viéndola cerrar los ojos, tratando de calmar los nerviosos latidos.

-Ya veremos. Pero si, ese suena como un buen plan, aunque no estoy muy seguro de si le caere muy bien a tu hermanita.-Respondió distrayendola del tema, y ella rio al recostarse en su hombro, sintiéndolo rodearle los hombros con el brazo.

-Va a adorarte igual que yo.-Aseguró, Berlín poniendo un beso en su boca entonces, antes de que ella tomara su mano, y pusiera un dulce beso en donde había puesto su medicamento.-Todo saldrá bien.

-Todo saldrá bien.-Asintió Berlín, antes de tener que marcharse para comenzar su perfecta actuación, queriendo creerlo por ella, y en el silencio que la rodeó, la muchacha permaneció en sus pensamientos, pensando en como el tiempo seguía corriendo contra ellos, y lo mucho que se arrepentía de sus dudas, por que aunque estaban al borde del peligro y la muerte, era feliz, una felicidad momentánea que ya no le importaba pagar con un corazón roto.

Al cabo de unos minutos, Berlín bajó las escaleras principales de la fábrica, y estuvo frente a la periodista que mostraría la triste historia de los atracadores al mundo.

-Soy Andres de Fonollosa, muchísimas gracias por estar aquí.-Dijo al saludar a la mujer, y entonces le pidieron ponerse un micrófono, entonces la cámara comenzando a transmitir en directo.

-Señor Fonollosa, tengo que preguntar por que ha permitido que un grupo de periodistas entre en el atraco para hacer el directo.-Comenzó a hablar la mujer con voz suave.

-Este es un momento decisivo para todos los que estamos dentro, y era necesaria su presencia aquí para registrarlo y hacerlo público. Por favor, venga conmigo.-Indicó el camino, siendo seguido por el camarografo y la periodista.-Estos son los once rehenes que por fin van a ser liberados.-Se detuvo junto a los rehenes en fila.

-Estamos todos un poco nerviosos. Casi como crios a punto de salir en la hora del recreo, quiero daros las gracias, a todos.-Agradeció a los rehenes, sonando verdaderamente sincero.-Por la valentía y el coraje que habeis demostrado, y ti en especial, a ti y a tu criatura, has demostrado ser una mujer muy fuerte.-Le dijo a la mujer embarazada con una sonrisa.

-¿Por que han tomado la decisión ahora, despues de cinco días de cautiverio, liberar a los rehenes?.-Preguntó la periodista, y Berlín se volvió hacia ella.

-Cinco días, resulta difícil creer que han sido cinco días, ¿Verdad?.-Respondió pensando en todo lo que habia ocurrido entonces.-Vera, hemos de confesar que esta siendo un momento muy duro para nosotros, la situación es crítica. No nos queda otra vía más que la rendición, por eso esta usted aquí, este gesto es el principio del fin para todos.-Afirmó mirando esta vez a los rehenes, esta vez hablando con voz casi cariñosa.-Helsinki, es la hora, pueden irse.-Apuntó a la puerta, y los rehenes rápidamente avanzaron siguiendo al serbio, casi sin creerlo mientras Berlín se despedía de ellos, y les daba las gracias.

-Vamos a ir liberando rehenes, e intentar pactar una rendición más favorable para nuestros intereses.-Continuó hablandole a la periodista.

-¿Han tomado la decisión de entregarse?.

-Hemos tomado consciencia de que hemos perdido.-Aceptó finalmente, mirando a Helsinki entonces.-¡Abran puertas!.

Minutos más tarde, mientras el mundo los miraba conmocionado como los rehenes eran liberados, Berlín llevo a la cámara y a la periodista al lugar donde descansaba el cuerpo de Oslo, y aunque a ninguno le gustaba la idea de usarlo de esa manera, no tenían más opciones para que el plan saliera bien.

-¿La sangre es suya?.-La mujer preguntó apuntando a la sangre en el traje de Berlin mientras subían las escaleras.

-No, no es mía. Cuando los rehenes escaparon la señorita Benavidez, nuestra enfermera, fue a ver a nuestro compañero herido y le llego un tiro de la policía en el brazo, pero por suerte ya se encuentra mejor.-Respondió poniendo incluso peor la reputación de la policía, por que para el mundo detrás de las puertas, solo habían herido a otra rehén inocente. Entonces llegaron junto al cuerpo de Oslo, la cámara sin dejar de grabar en ningún momento.-No se si habra visto usted alguna vez a un cadáver. Para algunos de nosotros también es la primera vez, usted a venido aquí a contar la verdad. Aquí la tiene, esta es la verdad.

-Hemos sido apaleados.-Siguió diciendo.-Hemos sido vencidos, es importante que lo confirme por favor.

-Si, no tiene pulso, ha fallecido.-Confirmó la periodista al tratar de encontrar el pulso de Oslo.

-Los rehenes que huyeron le golpearon la cabeza, murió a las pocas horas.-Berlín alzó su voz tristemente.-Es posible que para la gente ahí fuera, este hombre no sea más que un ladrón. Pero para nosotros era un compañero, y un amigo. Nadie te prepara para eso, nadie, es una de las razones por las que nos hemos decidido a liberar rehenes.

-Vaya actor el noviecito tuyo, que si sigue así se gana el oscar eh.-Soltó Rio con cierta diversión en su voz mientras permanecía viendo la televisión, y Samara sonrió levemente, ambos intentando sonreír en la tristeza al ver a Oslo, sin apartar sus ojos de la pantalla luego de haber llegado, por que no saber lo que pasaba le estaba poniendo los nervios de punta, y terminó ahi, viendo la televisión junto a Rio en otra parte de la fábrica.

-Algunos de los que estamos aquí pensabamos que no saldríamos vivos, pero francamente, nunca pensé que uno fuera el.-Continuaron escuchando a Berlin, la tristeza impregnada en su voz.

-¿Que quiere decir que habia gente en el grupo, decidida a inmolarse?.

-No, no, nada de eso, nosotros somos gente sencilla, gente que se ha visto en dificultades, de todo tipo como cualquiera. También enfermedades terminales, y hemos tenido que tomar una acción tan desesperada como esta para dejar algo para nuestras familias. Dejar algo, a nuestros seres queridos. Perdón.-Entonces se alejó del cuerpo de Oslo, conteniendo las lágrimas.-Yo sin ir más lejos tengo una enfermedad degenerativa, llamada miopatia de Helbert. La policía lo sabía, y no han tenido reparos en difundir mentiras sobre mi, y le quiero decir algo, yo puedo ser un ladrón. Lo he sido toda la vida, pero nunca he vendido a nadie, a una mujer, no soy un proxeneta, que viole menores, no lo soy. Pregúntele a la policía al salir de aquí en que sumario se encuentran esas causas.

-¿Quiere decir que la policía le ha mentido a la opinión pública?.

-La policía miente. Miente a la opinión pública, han mentido a mis amigos. Han pisoteado el nombre de mi familia.-Soltó con la voz que parecía a punto de romperse.-Soy un ladrón, pero tengo todo el derecho del mundo a no ser difamado. Tengo el mismo derecho que cualquiera a morir en paz, y con dignidad. No puedo seguir, corte, corte por favor...-Pidió negando con la cabeza, viéndose realmente dolido, y pronto las cámaras se fueron, y pudo dejar de actuar.

-Casi me haces llorar.-Murmuró la pelinegra cuando volvió al despacho, a tiempo para encontrarse con Berlín, envolviéndolo en sus brazos, y suspirando al sentirlo rodear su cintura.

-Entonces lo he hecho bien.

-Lo haz hecho perfecto, no creo que otro pudiera haberlo hecho mejor, Rio y yo estabamos discutiendo si darte un premio oscar o no.-Rio al decir, quitándole la seria expresion del rostro al seguir hablando.-He estado pensado en lo que me dijiste anoche.

-¿Y?.

-¿Por que vamos a perder más tiempo?, ¿O esperar a que esto termine?, si, Andres, cuando salgamos de aquí, mi respuesta definitivamente es un si.-Le sonrió, y al besarla por ese fugaz momento feliz, el tambien le sonrió, abrazandola y alzandola del suelo unos instantes, haciendola reír contenta en sus labios, entonces escuchando en la distancia la llamada en el teléfono interrunpiendolos como siempre, Berlín soltando un cansado suspiro, ambos dirigiéndose allí, y poniéndolo en altavoz, Rio entrando entonces.

-¿Que pasa?.-Preguntó el menor.

-Rio, como capitán, me aseguraré de sacar ahora mismo a Tokio de la carcel.-Dijo seguro, y ante el alivio en el rostro del menor, Samara le sonrió.

-Necesito hablar contigo, Samara, y contigo Berlin, a solas.-Pidió, y pronto el otro muchacho salió del lugar.-El subinspector Rubio va a salir del coma.

-¿El que sospechaba de quien eras?.

-Si.

-¿Que probabilidades hay de que eso sea cierto?.-Esta vez habló Berlin, y Samara frunció el ceño al pensar en lo que ocurriría si aquello era verdad, por que el profesor le habia contado lo ocurrido, y si ese hombre despertaba, y decía quien era el, todo el plan se vendría abajo, y no tendrían más opción que pasar al plan B.

-No lo se.

-Eso es de parvulitos de la policía, decir que la víctima va a salir del coma para que te presentes en el hospital para rematarlo no funciona ni en las series del domingo por la tarde.

-Berlín tiene un punto, esto podría solo ser una trampa.

-¿Y si no lo es?, es la única persona que sabe quien soy, es el único cabo suelto.-Respondió el profesor ocultando muy bien sus nervios, al menos para cualquier menos para quienes estaban escuchándolo.

-¿En que habitación lo han metido?.

-En la 119, lo han dicho en las noticias.

-Es una trampa.-Afirmó Berlin con su mirada en la muchacha.

-Piénsalo profesor, es una tontería decir en que habitación se encuentra un policía herido por las noticias, menos uno con información tan valiosa, a menos claro, que quieran que vayas allí.-Continuó diciendo la de ojos azules.

-Si, es una trampa al 90 %.-Confirmó el profesor.

-Al 99%.-Le corrigió Berlín, y Samara suspiró profundamente.

-¿Pero vamos a dejar el 1% al azar?.

-Claro que no, vas a tener que presentarte ahi, y confirmar si es una trampa. Y si no lo es, acabar con el.

-Cuatro minutos con una almohada cubriendole las vías respiratorias Marquina, o si quieres hacerlo más fácil, una aguja llena de aire directa a sus venas, el ni siquiera se daría cuenta, sin dolor.-Musitó la muchacha pensativa, consciente de que el profesor no quería hacerlo, y aún asi, que no tenían opción.

-Entrar en un hospital donde con toda probabilidad habra unos 50 policías esperandome.-Comenzó a decir el profesor.

-Va, Sergio, piensa, coño. Te haz pasado la mitad de tu infancia en un hospital, ¿Que manera hay de entrar en una trampa sin que te pillen, sabiendo que te esta esperando la caballería?.

-La manera, es desbocando a la caballería.-Murmuró casi para si mismo.

-Parece que tienes un plan.-Sonrió Samara al oírlo.-Mucha suerte, profesor.-Deseó antes colgar, mirando cierta preocupación en los ojos de Berlín.-Estará bien, Berlín.

-Ya, si se.-Dijo, y de pronto escucharon los gritos de Denver, saliendo con rapidez de la habitación, bajaron las escaleras, los ojos azules abriéndose alarmadas al ver el arma que sostenía Arturo apuntar a la cabeza de Denver, y el a la cabeza del rehén, intentando acercarse un paso, y Berlín tomando su muñeca, negando suavemente con la cabeza.

-Rio, ve a bloquear las puertas.-Le dijo Berlín cuando lo vio en el lugar, y este asintió antes de marchar.

-¿Pues por que no pruebas mi pistola a ver si te relajas?.-Preguntó Arturo con la voz tensa, y Samara lamentó no haberle pegado un tiro cuando aun podían, y no ahora que estaba amenazando a Denver, quien solo rio.

-Tienes una pistola de juguete, y yo una mala hostia que no me la aguanto, ¿Que haces?.

-¿Es de juguete?, a mi no me lo parece.-Soltó Arturo moviendo el arma con cierta burla, ante el sonido del cartucho en el interior, Denver y Samara paralizandose.-¿Por que no lo comprobamos?.

-Berlín.-Apenas logró murmurar la muchacha, sus ojos llenos de preocupación.

-No es momento para que se enteren de nada.-Le murmuró al oído, y ella asintió con la cabeza sin poder hacer nada más que ver con impotencia, quedándose inmovil mientras Berlín comenzaba a bajar las escaleras silenciosamente.

-Te doy tres segundos, tres, dos, uno...-Tiró el gatillo, todos los rehenes cerrando los ojos ante el sonido, el corazón de Samara paralizandose cuando se dio cuenta que no habian balas, y ver la realización en el rostro de Denver al notar lo que habia pasado.

-Sorpresa. Date la vuelta.-Ordenó, y sin opciones, Denver lo hizo.

-Hijo de puta.-Mascullo furioso, siendo tomado por el cuello.

-Arturo, yo no haría eso si fuera tu.-Habló la calmada voz de Berlín al alzar el arma contra su cabeza, y Samara apretó las manos en puños, dolorosamente al pensar en todo lo que podía salir mal, que Arturo le atravesara la cabeza a Denver, o lo hiciera Berlín por equivocación.

-Si tratan de detenernos, lo mató aqui mismo.-Amenazó el hombre sosteniendo el arma contra la cabeza de Denver.-Vamos, rápido, muevanse.-Le dijo a los rehenes caminando a la puerta sin soltar al de ojos azules, Samara se apresuró en bajar las escaleras, sin llegar a acercarse mucho a ellos, luciendo aterrada por una razón diferente a la que pensaron los rehenes.-Monica abre la puerta.

-Monica, no le hagas ni puto caso, este se esta aprovechando de ti. ¡No abras la puerta!.-Pidió Denver desesperado, y Samara posó sus ojos en la mujer, dándose cuenta de la indecisión de sus ojos, entonces negando con la cabeza tenuemente.

-Calladito, o te llevas un tiro campeón, Monica abre la puerta.-Siguió ordenando Arturo, y cuando con los ojos llenos de lágrimas Monica intento abrirla, esta no lo hizo.-¿Que ocurre?.

-No se abre.

-¡Joder estos hijos de puta debieron haber bloqueado la puerta, coño!.

-Suelta la pistola.-Volvió a decir Berlín, sonriendole mientras los demás aparecían en el lugar, el corazón de Moscu latiendo asustado al ver a su hijo.-Ya se que te gusta mucho el cine, pero esta película se te esta yendo mucho de las manos.

-Un paso más, y disparo. Que puede que no salga de aquí pero este no vuelve a reírse en su puta vida. ¡Abridme la puerta!.

-Ya, vale, vamos a hablar como personas civilizadas.-Pidió Moscu bajando su arma, sin importarle mientras su hijo estaba ahí, al borde de un disparo.-Sueltale, si quereis salir yo te ayudo.

-Abrid la puerta.

-Aquí no se abre ninguna puerta.-Declaró Nairobi también con el arma en alto.

-¿De verdad crees que no?, mira, voy a contar hasta cinco y despues le pego un tiro.-Amenazó de nuevo.-No tengo nada que perder, y todo me importa una mierda, ¿Estamos?.-Entonces, en el mismo momento en que comenzaba a contar hacia atrás, Monica, que se había acercado en silencio, le dio un fuerte golpe en la cabeza que le hizo perder el agarre del arma y de Denver, y caer al suelo bajo los gritos alarmados de las rehenes, allá dentro todo en caos, mientras afuera las cosas para el profesor cada vez se ponían más difíciles.

-No puede ser...-Se acercó al hombre en el suelo Samara, viéndolo quejarse y lamento que no hubiera quedado inconsciente, dejando su cabeza con cuidado en el suelo.-Ya es suficiente con ponernos a todos en riesgo.-Se justificó a la mirada confusa de los rehenes al el arma en el suelo y entregándosela a Denver, posando sus ojos en Monica al levantarse, más preocupada por ella que por la contusión del hombre del suelo.-¿Estas bien?.

-Si...-Asintió apenas audible antes de que Denver y Moscu se la llevaran de ahí, de pronto siendo la pelinegra quien tuvo que ser sostenida, Berlín guardando el arma con rapidez y acercándose, tomando su brazo para mantenerla en pie cuando se tambaleo de nuevo.

-¿Estas bien?.

-Si, solo, solo debe ser la perdida de sangre. Aun no me recupero del todo.-Frunció el ceño, dejando que Berlín la ayudara caminar hasta las escaleras, ayudándola a sentarse mientras los demás devolvían a los rehenes a su lugar.-Te están mirando.-Le recordó al mayor antes de que se delatara a si mismo, mientras aquella acción terminaba con la paciencia de Helsinki, y este arrastraba a Arturo fuera del lugar, seguido por Rio.

-No me importa.-Le confesó apenas audible, y ella le sonrió antes de que la vieran.

-Ve por Helsinki.-Murmuró la pequeña orden, y a regañadientes Berlín se paró para seguirlos, sin detenerlo cuando vio pegarle el explosivo plástico al cuerpo, que Arturo había amenazado ya sus vidas lo suficiente, dado más problemas que la policía, y además intentado robarles, y aquello, era el justo castigo que merecía, despues de todo lo que habia pasado.

Cuando volvieron, Samara vio los explosivos en Arturo en su lugar como un rehen más, y Helsinki la miro casi esperando su aprobación, y no dijo nada, le permitio dejarle aquello por que también estaba harta de ese hombre, y que hubiera amenazado la vida de Denver fue lo último que podía soportar, por que esa era la manera menos destructiva de mantenerlo bajo control, aunque fuera irónico.

Para ese entonces, si había algo que ya ninguno de ellos tenía, era paciencia.

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Saludos para todos. Gracias por leer. :D

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