Bill ya había probado suerte en uno de los lugares en los cuales se podía encontrar su Pino, sin lograr encontrar ni siquiera una huella o indicio de que hubiese estado ahí.
Pero esto no lo desanimaría, al contrario, se enfocaba en pensar que sólo quedaban 4 lugares en los cuales buscar. 4 posibles lugares en los cuales podría estar su pequeño esperándolo. Tan solo le faltaba buscar en un máximo de 4 lugares y tendría a su Pino devuelta.
Y a ese demonio muerto... No... Algo mucho, mucho peor.
Sin duda se encargaría de que la pena de ese imbécil fuera mucho peor que la que tuvo que pagar Valentino.
Ése malnacido se arrepentiría de sus estúpidas decisiones.
Una vez más chasqueó los dedos, apareciendo en otro lugar completamente diferente al que se encontraba anteriormente, a pesar de encontrarse en el mismo país.
No había alcanzado a estar siquiera diez segundos en aquel lugar, cuando una extraña sensación se hizo presente en su pecho.
-Está aquí- pensó el rubio inmediatamente- debe estar aquí.
Para su suerte, aquel lugar no era muy grande, y por más que odiase admitirlo, sin duda era un muy buen lugar como para esconderse, puesto que estaba alejado de todo y no había mucha gente cerca.
El resto de su búsqueda se guió meramente por su instinto y aquella sensación en el pecho, que de alguna manera le indicaba que su Pino se encontraba cada vez más cerca.
Caminó bastante, siempre alerta ante cualquier cosa, buscando cualquier cosa que le sirviese para encontrar a su Pino.
Ya estaba empezando a quedarse sin opciones para buscar, cuando de repente la vio: una gran... ¿Casa?, no sabría decirlo, pues era una estructura muy extraña, bien pudo haber sido una fábrica... pero eso era lo que menos importaba en ese momento.
Con un rápido chasqueo de dedos, el Cipher apareció dentro de aquel lugar, que de por sí era bastante oscuro.
Lentamente comenzó a caminar, mirando su alrededor, siempre con cuidado.
Se encontraba en una habitación amplia, y casi sin ningún mueble en ella... parecía haber sido un salón.
Siguió caminando con sigilo, hasta que de pronto vio dos siluetas al final de la habitación.
Inmediatamente las luces del lugar se encendieron, dejando ver a un pelinegro y a un castaño.
-bienvenido a mi humilde hogar, Rey Cipher- dijo el demonio cínicamente- no esperaba verlo tan pronto.
-aléjate de Dipper... ahora- respondió demandante el rubio, mordiendo cada palabra.
Cualquiera que hubiese visto a Bill en aquel momento hubiese corrido atemorizado, pero Jaden no era cualquiera, y estaba bastante lejos de estar atemorizado, al contrario, la ira del rubio parecía causarle gracia.
-claro, claro, no tienes que ponerte así- respondió el contrario con una sonrisa felina, que causó una gran desconfianza en el rubio.
De pronto, el demonio pelinegro soltó al castaño, alejándose unos pasos de él, mientras el Cipher miraba atento la escena, sin saber qué esperar. Se quedó mirando al menor unos segundos, pero el chico no se movió. Se quedó ahí, de pie, mirando la nada con el rostro totalmente inexpresivo.
Y entonces fue cuando el rubio se dio cuenta.
Aquel hermoso color chocolate que lo volvía loco había desaparecido de los ojos de su Pino, siendo reemplazado por un extraño verde oscuro.
-¿qué... le hiciste?- preguntó el chico amenazante, con el rostro desfigurado por la ira.
-nada lo suficientemente "malo"... aún- contestó él contrario maliciosamente, acercándose nuevamente al menor, y comenzando a acariciar su cabello- lamentablemente no me diste tiempo suficiente como para alterar sus memorias o meterme apropiadamente en su mente, por lo que, por el momento, simplemente está bajo mi control.
-¡SUÉLTALO AHORA!- gritó el demonio rubio, dominado completamente por la ira.
-te aconsejaría no usar ese tono de voz conmigo, Cipher, recuerda que en estos momentos tu pequeño Pino hará cualquier cosa que yo le ordene... Cualquier cosa.
El rubio guardó silencio, asesinando al pelinegro con la mirada.
-la verdad, sigo sin entender por qué tanto escándalo por este chico, aunque claro, tengo que admitir que es endemoniadamente adorable.
-¿qué es lo que quieres?- preguntó el rubio entre dientes.
-quiero verte sufrir Cipher- respondió el otro con odio- quiero que pagues por todas las horribles cosas que has hecho... Por lo que me has hecho.
-no sé a lo que te refieres.
-por supuesto que no sabes, ¿cómo podrías?, de todas maneras creo que no te interesaría, después de todo, ¿qué importa lo que tengas que hacer para llegar al éxito?- dijo con veneno en cada palabra- lo importante siempre fue conseguir lo que querías, tuvieses lo que tuvieses que hacer, dañases a quien tuvieses que dañar.
-no tengo idea de lo que estás hablando.
-¿no?, ¿no te suena nada?- dijo el demonio ante la respuesta del rubio- entonces déjame ayudarte a recordar... Te contaré una pequeña historia, ¿te parece?...
"Hace muchos siglos atrás, habían dos hermanos, aunque no eran como cualquier otro par de hermanos, no, ellos eran demonios, y vivían felizmente en el infierno, donde pertenecían. Pero uno de los hermanos tenía una gran admiración por los seres más aborrecibles que han existido... Los humanos. El hermano pasaba horas y horas viendo a éstos seres, a los cuales encontraba enormemente interesantes. Hasta que un día, después de pensarlo durante mucho, mucho tiempo, el hermano decidió bajar para poder cumplir su sueño y convivir con éstos seres.
El otro hermano no lo entendía, no veía nada especial en los hombres, eran seres estúpidos que se creían superiores al resto, pero que no dejaban de dañar todo a su paso. Él le había dicho esto a su hermano millones de veces, pero nunca logró que entrara en razón. Hasta que finalmente, tuvo que ver el cómo su hermano lo abandonaba para siempre.
A pesar de que estaba enormemente enojado con su hermano por haberlo abandonado, el demonio lo observaba diariamente, para asegurarse que nada malo le pasase.
Al principio, el demonio que había bajado a la Tierra parecía ser muy feliz, pero luego los años comenzaron a pasar, y el demonio descubrió que la vida de los humanos eran tan corta como un suspiro, lo cual le entristecía enormemente, pero seguía amando pasar tiempo con ellos, a pesar del dolor que le causaba su partida.
Y así pasaron siglos y siglos, hasta que finalmente, éste demonio conoció a un chico humano llamado Bill Cipher.
Bill era un chico muy entusiasta, con metas demasiado grandes e imposibles de lograr... Quería llegar a dominar el mundo. Éste chico estaba descontento con el mundo de ese entonces, y decía que quería hacerlo un lugar mejor... Y eso cautivó al demonio. Así, el demonio decidió ofrecer su ayuda al chico bajo el nombre de "Damián" y le enseñó varios trucos que había aprendido al estar tanto tiempo en la Tierra, pero no solo eso, también cometió un grave error: le habló sobre los demonios, le contó todo lo que debía saber sobre ellos: cómo nacían, que poderes podían tener, cómo se entretenían haciendo tratos, la inmortalidad que poseían y cómo podían llegar a morir.
Entonces, una fría noche de invierno, mientras el demonio dormía plácidamente sin sospechar absolutamente nada, el chico lo traicionó. Lo asesinó sin piedad, llevándose consigo todos sus poderes, y también su inmortalidad, aunque claro, también dejando un poco de ésta para otro chico, con el cual planeaba pasar el resto de la eternidad.
El hermano del demonio no pudo hacer nada más que observar el cómo su hermano era asesinado por ayer humano, cómo perdía para siempre al ser que más había amado en todo el universo.
Y entonces lo supo: tenía que vengar a su hermano.
No le importaron las consecuencias, simplemente bajó a la Tierra, sólo para recibir una gran decepción: no podía dañar al humano así como así. Los demonios no tenían permitido hacerle daños a los humanos, al menos que fuese a través de un trato.
El hermano tuvo que esperar mucho, mucho tiempo, hasta que un día, por obra del destino, una chica invocó al demonio a través de un libro, en el cual quedaban registrados todos los demonios que bajan a la Tierra.
Para sorpresa del demonio, la chica odiaba al mismo humano que él, puesto que había secuestrado a su hermano. La chica en si era bastante tonta, y no pensó bien a la hora de hacer el trato, no pidió lo que quería correctamente y no se informó de lo que el demonio pediría a cambio. Lo cual, era simplemente maravilloso para aquel demonio.
Fue entonces, que el hermano se dio cuenta de que no debía asesinar a aquel humano que se había terminado convirtiendo en demonio, tenía que hacerle sufrir lo mismo que había sufrido él: le quitaría a la persona que más amaba en éste mundo"
-Los cual nos trae hasta aquí- terminó diciendo el pelinegro.
El rubio se encontraba tenso, mirando con odio al ser que se encontraba frente a él.
-no te atrevas a tocarle ni un...
-no pienso hacerlo- lo interrumpió el contrario- la verdad, es que, en un principio, si tenía las intenciones de asesinar a éste muchacho- dijo alzando el mentón del castaño, lo cual provocó que al rubio le hirviera la sangre- pero al verlo frente a frente, me di cuenta que hubiese sido un... desperdicio- volvió a soltarlo- Como dije antes, sigo sin entender por qué tanto escándalo por él, pero tengo que admitir que en sí, el chico es una belleza. Lástima que hubiese tenido que estar tanto tiempo atrapado junto a ti. Eso sí, también tengo que admitir que utilizar el ritual de las almas fue un truco muy inteligente, muy sucio, pero inteligente. Aún tengo que averiguar cómo romperlo.
-no vas a tener que romper nada, porque hoy, Pino se va conmigo, no me interesa una mierda si tengo que asesinarte.
-lo tengo más que claro- contestó el otro con una carcajada- después de todo, has movido al mundo para tener a éste chico a tu lado, lo secuestraste, lo alejaste del mundo, lo obligaste a mentirle a su propia familia, diciéndoles que prefería estar contigo, lo obligaste a casarse contigo, lo hiciste parte de un ritual que le haría completamente imposible el alejarse de ti, le hiciste darte su virginidad... Por supuesto que me asesinarías para tenerlo de vuelta a tu lado.
-bien... Entonces sabes que será mejor para ti si me lo devuelves ahora.
-¿devolvértelo?, después de lo que me hiciste... ¿realmente crees que voy a devolvértelo?- dijo sombríamente- no me hagas reír.
-muy bien... Si no puede ser por las buenas.... -dijo el rubio mientras rodaba sus manos con un fuego azul eléctrico- ... será por las malas.
-¿vas a utilizar la magia de mi propio hermano contra mi?- contestó él contrario avanzando unos pasos hacia el frente, dejando atrás al castaño- juegas sucio Cipher... Pero así es más divertido - dijo para luego rodear sus manos con un fuego muy parecido al del rubio, pero de un color rojo eléctrico.
Que comience el juego.
¡Hooooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo? Espero que si jejeje.
Bueno, aquí tienen un capítulo largo y con verdades reveladoras :0, espero que les haya gustado, porque lo hice con mucho love para ustedes. (Sé que ahora me están amando por el hermoso suspenso que les dejé).
Sip, Bill asesinó a Damián... y puede que le haya contado a Dipper una versión un poquiiiito diferente, así que díganme, después de todo... ¿lo siguen amando?, y ¿cómo les cae Jaden?
Yo, como la escritora, no puedo dejar de amar a Bill, es que es tan ¡agh!, me encanta <3.
Y a Jaden no lo amo ni lo odio, es confuso.
Pero no sé ustedes, ¿qué opinan?
Nuevamente gracias a todas las maravillosas personitas que están leyendo esto, a las que votan y me dejan sus bellos comentarios :3.
Como siempre, agradecería que votaran y en especial que comentaran, ¡quiero saber lo que piensan!
Y bueno... Creo que de mi parte eso es todo...
¡Nos leemos luego!