El chico de la calle de atrás

By rafaalmaguer

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Max y Ryan son vecinos y van al mismo Instituto Desde pequeños, Max es el típico chulo de gym al que le lluev... More

Capitulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23 - Parte 1
Capitulo 23 - FIN

Capítulo 1

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By rafaalmaguer

      Era la tercera vez que Ryan se despertaba de un sobresalto sobre la cama, su cuerpo estaba sudando, respira intensamente, necesita recuperar el aire, se siente ahogado, abre la ventana y deja que aire de aquel pueblo de Wilmington entrara en su habitación, enciende el móvil, era aún demasiado pronto para no volver a intentar dormir, justamente las 3:00am, necesita relajarse, se pone de pie en la ventana, aquella que daba a la calle de atrás de su casa, cuando de repente algo llama su atención, la luz de la casa de su compañero de Instituto Max Robinsson también estaba encendida, se esconde detrás de la pared al lado de la ventana, se agacha, cauteloso para que nadie lo veo, o mas concretamente Max, levanta poco a poco la cabeza, ahí estaba el, dentro de sus calzoncillos blancos de Calvin Klein, con su atlético cuerpo tatuado, su pelo moreno, sus ojos oscuros, era Max, el guapo e idiota de Max, el capullo que lo torturaba día tras día junto a su equipo de niñatos que hacían todo lo que el quería. Esta bebiendo agua, tiene cara de cansado, se agacha rápidamente.

- ¡mierda! - exclama muy bajo, la luz de su habitación también estaba encendida, también a Max eso le puede llamar la atención, vuelve a mirar muy lentamente para ver que esta haciendo - ¡joder! - dice cuando apoyado en el marco de la ventana de la cocina vio a Max con los ojos clavados hacia su habitación mientras sonreía, era fácil deducir que ya se había dado cuenta que estaba despierto.

   A rastras camina hacia la cama y apaga la luz de su mesa de noche, vuelve a la ventana y ya no estaba, Max había desaparecido, se arrecuesta a la pared, suelta el aire que llevaba acumulado en sus pulmones, regresa a su cama e intenta dormir.

   La luz del sol lo despierta, había olvidado por completo cerrar la ventana esa madrugada, se levanta aún medio dormido y camina a pequeños y lentos pasos hacia ella, vuelve a mirar, allí estaba el, Max otra vez en la cocina, tomaba algo, no sabe el que, parece zumo de naranja, esta ya vestido y con su mochila, entonces se percata que algo no anda bien, toma el móvil, se había apagado, ahora recuerda que ayer le quedaba poca batería. Mira el reloj de su mesa de noche, pasaban las 7:00am, sus ojos se abrieron de un golpe como platos, se empezaba a poner nervioso, no podía llegar tarde, lava rápidamente su cara y se sacude el pelo, busca entre su ropa, saca varias camisetas que lanza sobre su cama, no sabe con cual decidirse, esta buscando alguna en especial, la encontró, era aquella básica azul que se había puesto unas mil veces, así era para todo, siempre que le gustaba algo no paraba de usarlo hasta el cansancio.

- Ryan, ¿estas despierto? - se escucha una suave y dulce voz al otro lado de la puerta.

- ¡Si! - contesta a gritos - ¡ya voy mamá! - dice dando pequeños saltos sobre su pierna derecha mientras intenta ponerse sus pantalones vaqueros.

- date prisa, se enfría el desayuno.

   Entre la poca variedad de su armario siempre acababa eligiendo lo mismo, vaqueros básicos negros y camiseta de cuello azul marca Levis. Se pone sus Converse blancas y baja a toda velocidad por las escaleras, toma el croissant con la mano, bebe de un golpe el café, da a su madre un beso fugaz y sale corriendo.

                                   ...

    El coche rojo aparca frente a la casa de Lindsey, aquella rubia alta de grandes ojos azules y grandes delanteras que había conocido Max hace unos dos o tres fines de semana atrás en alguna de esas fiestas a la que había sido invitado. Desde entonces salían juntos, y desde entonces pasaba día tras día a buscarla a casa, a todas las acostumbraba a ello y a todas le encantaba. Y es que Max a parte de ser uno de los chicos mas guapos que habían visto mis ojos jamás, era famoso en el Instituto por ser hijo de gente rica, importante y por ser el uno de los mejores jugadores de futbol rugby de los últimos tiempos en el equipo de ''The lions of Wilmington''. Aparca su descapotable rojo frente a la escuela, así era su entrada siempre al Instituto, con sus aires de superioridad, presumiendo de chica y de coche, ese que le regaló su padre cuando convirtió al equipo de Rugby en uno de los mejores de todo el país. Todos siempre se quedaban observando cuando se bajaba del auto, la típica escena que en una peli americana pasa a cámara lenta, primero se ven sus zapatos salir del vehículo, esta vez deportivas negras adidas, sus vaqueros azules claros rasgados y una camisa a rayas de colores, se pasa la mano por la cabeza arreglando su pelo liso, y coloca en su preciosa cara aquellas tremendas gafas que nadie se atrevía a poner pero que a él le quedaban terriblemente bien. La música del coche estaba a todo volumen, por si quedaba alguna duda de su triunfal llegada, el grupo de los guapos estaban ahí, todos preparados para besar el culo del Rey de la manada, mientras su novia de turno presumía de chico mientras le durará y es que salir con Max te convertía en la top 1 entre tus amigas, el problema es que el número de tops en el Instituto iba creciendo preocupadamente.

                                     ...

    Ryan llega a la cafetería, su mejor amiga Tiffany lo esperaba en su mesa de siempre, la última de la cafetería pegada a la cristalera que daba al patio del recinto.

- buenos días - dice ajetreado intentando recuperar la respiración tras el palizón que se pegaba cada mañana con la bicicleta.

- ¡Hola amor! - le responde con una gran sonrisa y con aquel particular movimiento de cabeza que hacía que se movieran todos sus rizos.

- ¿preparada?

- ¡Si! - responde entusiasmada - ¿y tú?

- también.

- ¿esta todo bien? - pregunta preocupada, las ojeras de su amigo cada día se pronunciaban más debajo de sus bonitos ojos.

- ¿porqué lo preguntas?

- no se, hace dias te vengo notando raro, más cansado, ¿estas seguro que esta todo bien? no quiero hacerte sentir mal pero deberías de hacer algo con tus ojeras.

- si, bueno, supongo..

- ¿supones?

- hace varios días no duermo bien, me despierto a mitad de la noche con un sobresalto en el cuerpo, siento como si algo dentro de mi se desprendiera, siempre tengo el mismo sueño y me despierto con la misma sensación, siento como si callera de lo alto de un precipicio y de repente me despertara al llegar abajo, es todo oscuro, me de miedo.

- ¿has hablado de esto con alguien más?

- ¡vamos Tiffany! Es una tontería, ¿que me van a decir? ¿qué tomé pastillas o cosas así? Pasó... ya suficiente con el cartel de gay como para que ahora me llamen loco.

- hey! Descansar es muy importante - le toma las manos a su mejor amigo - tu estudias, luego trabajas, llevas una vida de mucho estrés, quizás sea bueno que descansarás un poco más.

- ssshhh - le dice mientras observa a su alrededor asegurándose que nadie la hubiera escuchado - habla bajo, no quiero que nadie sepa que trabajo, enseguida empezaran averiguar donde es y querrán ir, ya bastante con que tengo que comprar el silencio de Mery y su novio, que siempre les invito para que mantengan la boca cerrada, paso de que vaya alguien mas de aquí y me vea.

- Esta bien, esta bien, perdón - de repente algo llama la atención de la joven, levanta la cabeza y mira detrás del hombro de su amigo - es mejor que no te des la vuelta.

- ¿qué pasa? - pregunta asustado, aunque suponía la respuesta, sólo alguien era capaz de sembrar aquella mirada en los ojos de su amiga.

- acaba de entrar Max con su pandilla de gilipollas - hace un pequeño silencio y vuelve a mirar - ¡ay no!

- ¿Y ahora?

- ahora ....

- ¿que tal por aquí pequeñas damas? - pregunta Max mientras roba una de las galletas del plato de Ryan.

- eso - termina la frase la joven que levanta la mirada - aquí no hay dos damas Max.

- déjalo Tiffany, no merece la pena.

- échate a un lado - dice apartando a Ryan a un costado de la mesa y sentándose a su lado - ¿has estudiado para el examen? - pregunta en lo que vuelve a tomar otra galleta. 

- si - contesta Ryan que no lograba subir la cabeza.

- pues te sientas a mi lado en el examen, no he tenido tiempo de estudiar, así me ayudas con el...

- ¿no lo vas hacer no Ryan? - pregunta incómoda su amiga.

- si, si lo va hacer - le pasa la mano detrás del cuello y le habla bajo al oído, pero no lo suficiente como para que su amiga no lo escuchara - si no le diré a todos los que estabas haciendo anoche en la ventana de tu habitación.

- ¿y según tu que estaba haciendo? - pregunta el joven y al fin levanta la mirada.

- ¡vamos Ryan! No sientas vergüenza, no pasa nada, Tiffany es tu amiga ¿no? Tu amigo - dice dirigiéndose ahora a la Chica - se despierta por las noches y se pone en su ventana a mirar hacia mi casa.

- eso no es cierto - contesta algo molesto.

- si lo es, te he visto más de una vez observandome mientras bebo agua, en calzoncillos - sonríe y le guiña un ojo - ¿te gusta lo que ves Ryan?

- no le hagas caso - responde la joven que ya empezaba a estar cansada de las estupideces  de Max.

- bueno - se pone en pie - quedamos así Ryan  - espero que no me falles ¿si? - toma la última galleta del plato y termina el zumo de naranja del vaso - gracias por el desayuno.

Coloca su mochila en la espalda y sale caminando.

- ¿hasta cuando vas a seguir aguantando las estupideces de Max?

- déjalo - responde cabizbajo y avergonzado, toma su mochila y sale de la cafetería.

   El timbre suena, era el momento de entrar a clases, caminan por los largos pasillos del Instituto hablando bajo, con miedo, mientras Max y sus ecuases se divertían molestando a otros en el recorrido hasta las aulas. Max es de los primeros en entrar, anda hacia el final del aula y se sienta en la ultima mesa, nadie se sienta a su lado, siempre esperaban a que el eligiera con quien compartía aquel día de clases. Aquel día nadie recibió la seña de Max, todos estaban colocados en sus puestos menos Ryan, que había ido al aseo antes de entrar. Habían dos puestos vacíos en todo el aula, uno, era al lado del friki de Goerge, y otro, al lado de Max, que lo mira de lejos y le sonríe, gira un poco la cabeza de lado hacia el lado de su silla vacía, era aquella la forma que tenía de decir: te puedes sentar. Ryan camina a pasos muy lentos, gira la cabeza a su izquierda y ve a su amiga, esta sentada al lado de unos de los discípulos de Max, la chica hace un leve movimiento de negación con la cabeza, el chico para en seco a mitad de camino, mira a Max de nuevo que abre sus ojos grandes como platos, da media vuelta y regresa al principio, y deja caer su mochila al lado de George, regresa la vista atrás y observa la desencajada cara de Max que no le quita el ojo de encima. Todo parecía indicar que Ryan acababa de cavar su propia tumba.

    Ryan es de los primeros en entregar, enseguida se apresura a salir, espera a su amiga otra vez en la cafetería, minutos después la Chica aparece.

- felicidades - le dice sonriente.

- ¿por?

- pensé que ibas a ceder sentándote al lado de ese idiota.

- si te digo la verdad estuve a punto de hacerlo, de echo, creo que empiezo a arrepentirme de no haberlo echo, pero también pensé en tus palabras y tienes razón, no puedo seguir permitiéndole que haga conmigo lo que quiera.

- ¡ese es mi chico! - le acaricia el pelo.

    Max es de los últimos en reunirse en la cafetería, observa a Ryan y a Tiffany sentados en su mesa de siempre, esta vez no se acerca lo cuál despierta la curiosidad de Ryan.

- que raro que no halla venido a decirme nada...

- si, tienes razón, es muy raro.

- ¿esta mirando hacia aquí o algo? - le pregunta a ella que siempre se sentaba de frente a la puerta de la entrada.

- no, sólo cuando entró pero nada mas, esta hablando con sus amigos.

- es casi más preocupante eso a que venga a insultarme.

- parece que se va ...

- ¿se va? ¿En serio? - parecía bastante preocupado.

- si, ya puedes mirar si quieres, acaba de salir por la puerta.

- ¿en serio no te parece raro?

- bueno, quizás haciendo eso se ha dado cuenta que no le tienes miedo y decide dejarte en paz...

- no se, sería demasiado fácil, es Max no lo olvidemos.

   Los dos pasan la tarde tranquilos hablando en la cafetería, Tiffany se sentía orgullosa de Ryan, en cambio el no dejaba de pensar en lo sucedido con Max, sabia que el asunto no se quedaría así, no por dejar las cosas así es que tenía fama Max, sabia que la bomba en cualquier momento estaría a punto de estallar.

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