Dormir en la misma habitación con una chica que no te soporta, no es la mejor idea ¿Pero que más podía hacer?
¿Con quién iba a compartir? No es como si me fueran a dejar dormir en una habitación cerrada con Ryan. No era lo mismo que una tienda.
Lentamente e ignorando la mirada escrutadora de Alisson, enfilé hacia la puerta de la habitación y me adentré. No había equipaje, y eso me había hecho sentir vacía, como si me faltara algo. El Ipod quizá.
O tan solo, era el vacío de alojarme en una cabaña sin maletas.
-Amy... -Ryan se acercó con expresión preocupada-puedo persuadir a nuestros padres para cambiar de habitación si no la quieres compartir.
-No, está bien, aguantaré... ¿Tú que harás? Creo que deberías aprovechar la oportunidad de estar a solas con Brian y aclarar los malos entendidos.
Su expresión se endureció pero lentamente fue tragando las palabras que yo había dicho y comprendió por fin que tenía razón.
-Sí, aún estoy con una especie de furia contenida pero a lo largo de estos días, se ha estado marchando.
-Supongo que hoy podrás olvidarte de ella -dije en una sonrisa.
Claro que ocultaba mi temor y presión ¿De qué? De las Diablitas que invadían mi mente, porque estaba segura de que pedían cosas horrorosas para que le hiciera a Alisson... O quizá también se me ocurrían desde mi lado oscuro.
Pero jamás haría nada como eso. No incitaría a más violencia y además, estaría rebajándome a Alisson.
La habitación era preciosa y muy decorada con la ambientación de un bosque. Iba a ser un gran privilegio dormir en ese lugar. En frente de la puerta, es decir, en la pared paralela, se encontraban las dos camas individuales. Una tenía la ventana en su costado y la otra, un gran armario. Entre medio de ambas, los separaba una mesita de noche que simulaban troncos apilados.
Rápidamente, me dirigí hacia la cama de la ventana.
Pero antes de que siquiera pudiera respirar, Alisson apareció con un rostro de disgusto impactante. La naturaleza no era para ella.
-¿Qué miras? -dijo segundos después.
-Nada -respondí, recordando a Paul y a la inocente chica ilusionada.
-Quiero esa cama, así que muévete.
-¿Qué? No lo haré.
Y aquí, si no me equivocaba, comenzarían las odiosas discusiones.
-¿Me estás desafiando? Ya muévete, no quiero dormir al lado de un armario.
-¿Acaso tienes miedo? -pregunté mientras aguantaba la risa. Esto era cómico.
- No te importa, muévete.
-Entonces, tendrás que mover tu cama hacia otro lugar -dije. En realidad, me daba lo mismo en donde dormir. Bastante había soportado dormir en la misma tienda que Ryan sin quejarme pero lo que ahora quería saber, era cuan persistente era.
-No, lo haré... Tu moverás el trasero y dormirás en la otra cama, dejándome está a mí.
-¿Tan consentida eras de pequeña? -pregunté tomando mi chaqueta y sentándome en la cama del armario.
Las diablitas aparecieron al instante en mi mente. Comenzaron a gritar que le lance un cojín, pero me negué rotundamente.
Alcé la vista hacia ella y se sentó en la cama. Ambas enfrentadas y en silencio mirando hacia otro lugar.
-Que aburrido -resoplé.
-No interrumpas en mi concentración.
-¿Qué problema tienes conmigo?
-Ya te lo he dicho antes. No soporto que te hagas la buena chica cuando en realidad todos sabemos que tienes un gran...
-... Lado oscuro y bla bla... a nadie le importa esa estúpida excusa. Dime la verdadera razón y se frontal de una buena vez Alisson.
Se quedó con una mirada estupefacta y rodeo los ojos.
-¿Y que te hace pensar que te la diré?
-Te daré un simple consejo... Cuando alguien te pregunta algo, es porque ya sabe que existe una respuesta y quizá ya la sepa pero quiere confirmarla.
-Entonces dime que es lo que sabes...
-Eso tienes que decírmelo tú.
-Bien, te lo diré y escucha atentamente... -la observé fijamente a los ojos-Tú y Ryan me dan asco... Quizá al principio me haya parecido atractivo pero me excusado con ello para fastidiarlos. Son horribles e insoportables. No tienen ni idea de lo que es el amor... Ni enamorarse... no tienen idea de nada.
Se produjo un silencio sumamente incómodo y cargado de furia pero no contesté, porque justo cuando iba a hacerlo, Brian llamó a la puerta.
-Lo siento, pero vamos a comer algo antes de cenar.
-Bien, ya voy -dijo Alisson, con fastidio.
La vi alejarse pero no me moví intentando canalizar mi furia. Las diablitas gritaban para que me abalance sobre ella y le arrancara cabello por cabello, pero no... No lo iba a hacer.
-¿Todavía sigue molestándote? -preguntó Brian desde el marco de la puerta. Quedé en silencio, pensando.
-¿No piensas que puedo ser yo la que la esté molestando y ahora me estoy haciendo la víctima? -pregunté.
Brian sonrió y levantó la vista hacia mí.
-¿Tú? ¿Haciéndole daño a alguien?
Esa confianza ciega me preocupó. Sabía perfectamente que yo no era la que comenzaba las discusiones, pero había que ser realista, mi lado oscuro, estaba guardado, como el de toda persona y si todo continuaba así, iba a salir.
-Vamos a comer -dije, intentando olvidarme de todo.
Pero claro ¿Cómo iban a terminar de una buena vez los problemas?
¿Qué peor que mi madre contándole situaciones totalmente bochornosas de mi pasado, delante de mi novio, los Hunter, Cooper y gente que no conocía?
Quise morirme.
-¿En serio que a Amy le sucedió eso? -preguntó Alisson falsamente.
Oh, les había contado mi historia en la resbaladilla. A los catorce años había fracturado mi pierna con ese juego y desde ese momento jamás me había lanzado otra vez. Además de que... Mi pantalón había sido rasgado y bueno...
Gracias madre.
-Hey, Amy ¿Por qué no les cuentas como se ha caído ese diente en la escuela? -preguntó mi madre con expresión divertida.
No, eso sí que no.
-Madre... -intenté hacer esas miradas extrañas para que al menos notara mi incomodidad.
-¿Estás bien? -preguntó, claramente sin entender.
-No... -lo respondí más en pregunta que otra cosa.
-¿Qué tienes? -todas las miradas se centraron en mí, expectantes.
-Tomaré aire... No tengo hambre.
Salí rápidamente por la puerta delantera, topándome con la orilla del lago. Si no me equivocaba, conectaba con "Nuestro lago" en algún punto.
Sonreí al pensar en ello.
Intenté alejarme un poco de la zona, me quité los zapatos y zambullí hasta los tobillos en el agua cálida y relajante.
Instantáneamente pensé en Ryan, que en el comedor, cuando admití no estar "bien", demostró preocuparse.
Claro que en realidad no estaba afectada, solo quería escapar de aquella humillación y claramente, mi madre iba a seguir humillándome... A no ser que haya comprendido mis miradas.
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Las horas habían pasado y el sol iba cayendo por el horizonte, dejando el cielo de un color anaranjado con motas rosadas. Todo un espectáculo que no volvería a ver en mi ciudad. Lentamente, había bajado la temperatura y mi cuerpo iba pidiendo algo para colocarme encima, agregando que había estado enferma, así que en cuanto me levanté de aquel muelle que había visto antes, me frené en seco, antes de impactar con Ryan. No lo había visto venir.
-Así que... -me tomó de los hombros para detenerme y me observó con una mirada divertida-uno de tus dientes se te cayó cuando te dormiste en clase y tu cara impactó con el escritorio de la escuela ¿No?
-Dios, no me lo hagas recordar... Recuerdo que tú te reíste hasta doblarte cuando nos cruzamos en el pasillo de la escuela...
-Lo recuerdo, pero... tú me habías dicho en ese momento que una pelota había dado en tu cara accidentalmente.
-Ryan, admite que te habrías reído el triple y jamás hubieses dejado de molestarme -resoplé.
-Eso no puedo negártelo -me atrajo hacia él y me rodeó con sus brazos-¿Qué hacías aquí? Has estado horas en este lugar y no he querido molestarte, pero me preocupé y he venido, así que... dime.
-¿Eh? No, solo quise escapar de mi madre y las tontas anécdotas.
-Tu madre es genial.
-¿Cuando me avergüenza o no? -pregunté sarcástica.
-Ambas.
-Tonto -murmuré.
-Vayamos adentro o volverás a enfermarte.
Asentí y comenzamos a caminar en silencio. Reinaba una paz increíble que me había sorprendido desde el día uno en que habíamos pisado la reserva. Ambos no hablábamos porque sabíamos que era tan relajante aquel lugar. Ryan apretó mi mano suavemente y se lo devolví.
-Te amo -dijo.
Me giré inmediatamente hacia él. No sorprendida de que lo haya dicho, pero sí del momento.
-Te amo también... pero... ¿A qué viene?
-Quiero decírtelo cada vez que sea necesario.
-¿Hay momentos necesarios para decirlo? -pregunté curiosa.
-Este es uno de esos momentos. Te veo a ti y a nuestro alrededor, y necesito decirte que te amo. Es demasiada belleza junta. Pero trataré de guardarme el "Te amo" para ocasiones especiales.
-Ryan... -comencé a susurrar. Mi corazón latía demasiado rápido-¿Por qué guardarías esas palabras?
-Porque no quiero que te canses de ellas, nunca.
-Jamás lo haré, tenlo por seguro.
Se acercó rápidamente y me besó la frente.
No tardamos en llegar a la cabaña. Nuestros padres estaban aún sentados en el comedor. Pensé en que podría decirle algo a mi madre con respecto a las anécdotas, pero lo dejé pasar por esta vez, no quería arruinar el bonito momento que había creado con Ryan... O más bien, que él había creado.
Fuimos hacia el pasillo de las habitaciones y allí nos separamos.
-Probablemente Alisson esté allí -susurró Ryan señalando mi habitación.
-Probablemente Brian esté allí -dije yo, señalando la suya.
-En ese caso, suerte para ambos.
-Bien.
Me voltee, intentando respirar con tranquilidad y abrí la puerta. Alisson se encontraba recostada en su cama con ese antifaz de noche extraño ¿Había olvidado la cena? No hablé, no quería iniciar ninguna pelea y la dejé... Dormir, si eso era lo que estaba haciendo.
Me dejé caer en mi cama y cerré los ojos. El silencio duró aproximadamente tres minutos, no más.
-Brian te lo dijo ¿Verdad? -preguntó.
-¿Qué?
-Sabes lo del estúpido de Paul y de mí, de cómo he quedado humillada y toda mi maldita historia -dijo quitándose su antifaz.
No respondí porque no sabía que decir.
-¿Ahora sabes lo desgraciada que soy? No me tengas lástima, no la necesito y ya lo he superado...
-Eso no es cierto.
-¿Disculpa?
-No lo has superado Alisson, si así hubiese sido, tú no tendrías este problema constante conmigo.
-¿Tú quién eres para...?
-Sabes que tengo razón. No soportas ver que hay personas que si se enamoran cuando a ti no te ha pasado de que sea mutuo. Sé que estuviste enamorada pero no fue tu culpa que Paul se haya marchado ni la mía.
Rápidamente se levantó de su cama y se acercó con bastante furia. Creí que me golpearía.
-No hables de mi relación como si lo supieras todo.
Se marchó de allí con un gran golpe en la puerta y quedé sola. Algo me sonaba extraño. Sentía que eso no había sido todo. O que Brian había omitido detalles, o que ella, no le había contado algo y lo mantenía oculto. Necesitaba saberlo, porque a raíz de ello, la tortura se veía enfocada en mí, y no iba poder soportarlo más.
En fin, la tarde/noche, ya había resultado horrorosa, hasta antes de irme a dormir ¿Qué era lo que podía esperar?