Hija de la Muerte -Ganadora d...

Per AMBresler

19K 2.2K 2.7K

"Tengo que tomar una decisión sobre el chico que amo, Gianmarco. Tengo que decidir cómo va a morir él." "Hija... Més

A mis lectores
BookTrailer
Introducción -Fátima-
Reconstrucción -Fátima-
El Derrumbe -Fátima-
El Derrumbe Pt.II -Fátima-
Fantasmas Pt. I -Fátima-
Fantasmas Pt. II -Fátima-
Fantasmas Pt. III -Fátima-
Cama de Alfileres Pt. I -Fátima-
Cama de Alfileres Pt. II -Fátima-
Qué Soy -Fátima-
Típica -Fátima-
La Esquina Pt. I -Fátima-
La Esquina Pt. II -Fátima-
La Esquina Pt.III -Fátima-
Resonancia -Fátima-
Bahiana y el Cuadro Pt. I -Fátima-
Bahiana y el Cuadro Pt. II -Fátima-
Olivia Pt. I
Olivia Pt. II
Basta de Juegos Pt. I -Fátima-
Basta de Juegos Pt. II -Fátima-
En el Medio Pt. I
En el Medio Pt. II
Año Nuevo -Fátima- Pt. I
Año Nuevo -Fátima- Pt. II
La Asesina de Palermo -Fátima- Pt. II
Gen Errante
Hija de la Muerte -Fátima-
Aliada
Confesiones -Pt. I-
Confesiones -Pt.II-
Nunca Más
El Puente -Fátima-
Epílogo

La Asesina de Palermo -Fátima- Pt.I

221 42 13
Per AMBresler


Hay momentos en los que no puedo más que preguntarme si busqué hacerle daño a Olivia. Ella sabía mi secreto, Pía se lo contó, y el karma me la puso enfrente para que dejara de fingir que era una persona normal, una que podía mantener una relación humana e inventarse un pasado sin fantasmas.

Gianmarco decidió irse con Olivia a Neuquén, donde velarían a esos padres que lo protegieron y le señalaron un futuro. Yo decidí no intervenir de ningún otro modo y guardé silencio.

Sabía que, mientras me sentaba en mi balcón a contemplar las extensiones de ciudad que despertaban para dejar las festividades atrás y comenzar con un nuevo año, mi novio y su mejor amiga, conocedora de mi más terrible secreto, se ponían de pie frente a dos féretros y lloraban en silencio.

¿Lo sabría Olivia? ¿Habría llegado a la conclusión de que fui yo la culpable...?

¿Se lo diría a Gianmarco?

¿Por qué no iba a hacerlo? Estaba poniendo en peligro la vida del muchacho que ella amaba con solo existir. Ella iba a entenderlo. Iba a decírselo. ¿Y qué iba a hacer yo cuando sucediera? No me sentía capaz de mantenerme cuerda y no destrozarlo todo con furia.

Quizá Gianmarco volvería la siguiente semana y me miraría con desprecio para decirme que ahora lo sabía todo y que me quería lejos. ¿Qué iba a hacer yo entonces? ¿Qué iba a hacer cuando recibiera mi merecido incluso habiendo creído que, en realidad, estaba haciendo las cosas bien?

Apoyé la frente en la superficie fría de la baranda que me protegía del vacío que había a mis pies y cerré los ojos por un instante, creando un plan mental a través del cual pretendía convencerme de que, en realidad, no me importaba si Gianmarco decidía dejarme en su pasado por siempre.

Mierda y más mierda.

Iba a enloquecer si Olivia hablaba y él le creía.

Iba a destruirlo todo.

Un mensaje se anunció en mi celular y me sacó de mis pensamientos torturados. Lo abrí con el corazón acelerado, pensando que tal vez era Gianmarco diciéndome que ya lo sabía todo y que prefería no verme más.

Era Bahiana.


Estoy en mi departamento, ¿podés venir?


Mis manos temblaban cual paciente con párkinson cuando aparté el aparato, poco dispuesta a responderle. Me aferré a la baranda con ambas manos y miré al vacío, jadeando por el pánico que se estaba apoderando de mí. Otro mensaje le siguió a ese:


¿Tengo que ir a buscarte?


No.

Peor que enfrentar a Bahiana, era recibirla en mi casa. Si yo iba a verla, al menos podría huir cuando me placiera. Cerré los ojos una vez más y me apreté contra la baranda hasta que me hice daño en la piel.

¿Y a qué le temía, de todos modos?

Ya lo eché a perder. Asesiné a dos personas después de tanto esfuerzo y fue para salvar la vida de esa engreída que ahora quería una explicación por una frase que escuchó en un momento de debilidad. ¿Quién se creía ella? ¿Por qué tenía tanto miedo? Iría a verla y la haría pasar por loca, ¿quién podía ser tan demente como para creer que yo tenía la culpa de esa muerte? Estaba siendo irracional.

Bahiana estaba siendo irracional.

Yo no tenía por qué tenerle miedo, si la situación se descontrolaba... Bueno, solo bastaba un deseo para solucionarlo. Si todo se iba a ir por el caño, que lo hiciera de una vez.

Armada por una fría seguridad salida de mis más oscuros pensamientos, tomé el celular y tecleé un solo mensaje para Bahiana.


Estaba ocupada. Estoy yendo.


Me puse de pie, erguí mi espalda y crují mis nudillos. Toda mi vida fui apartada a un lado y a otro por el temor a lo que los otros hicieran o pensaran. Ya fue demasiado de eso.

¿Por qué iba a temerle a Bahiana?

Era ella la que tenía que temer.

Una asesina estaba caminando hacia su casa, dispuesta a destrozarla si formulaba las frases equivocadas.

¿Y qué había de Gianmarco y Olivia?

Destrozaría a todo aquel que amenazara mi tranquilidad. Llegar hasta ahí fue sacrificado, doloroso y difícil. Nadie iba a estropearlo.

Las cosas sucedieron rápido, simplemente fluyeron cual río por su cause. Me encontré llamando al portero eléctrico pronto y, con la misma velocidad, me encontré ingresando al departamento de aquella desprevenida mortal que tomó la estúpida decisión de enfrentarme. Bahiana, hermosa y gloriosa como siempre, me recibió con un silencio poco común en ella. Me señaló la mesa de cristal donde reposaban una pava y un mate, listos para acompañarnos durante lo que, de seguro, sería una muy incómoda conversación.

Digna y tranquila, Bahiana se sentó frente a mí, cebó un mate y me lo tendió apuñalándome con sus magníficos ojos azules.

—Pensé que te haría bien hablar con alguien —señaló.

Me tomé el mate con una sonrisa bailando en la comisura de mis labios.

—De haber sabido antes que me sentía mal —bufé irónicamente.

—Culpable como mínimo —me recordó Bahiana.

Nos amenazamos silenciosamente con la mirada, poco dispuestas a ser la primera que la apartara. Finalmente, Bahiana bajó sus pupilas hasta el mate para volver a verter agua caliente en él.

—Supuse que eras vos la que necesitaba hablar —aclaré aprovechando mi momentánea ventaja. Aparté con un ademán de molestia a una mosca que zumbaba en mis oídos. —A lo mejor estás proyectando tus emociones en mí.

Bahiana soltó una risa baja. Era una risa extraña, demasiado amargada. Por un momento, me dio la sensación de que la decepcionaba mi actitud.

—¿Es eso lo que estoy haciendo? —inquirió. No volvió a mirarme hasta que me tendió otro mate.

Me encogí de hombros intentando no estropear mi actuación y volví a espantar a la mosca que insistía en posarse en uno de mis hombros.

—Los padres de Olivia chocaron porque no miraste cuando cruzabas la calle —le recordé agriamente.

No me importaban sus sentimientos, iba a utilizar todas las cartas necesarias para dar vuelta aquel maldito juego. Volví a espantar la mosca, esta vez con un gruñido de rabia, pues comenzaba a sentirme furiosa. Bahiana la ignoraba por completo, no apartaba sus acusadores ojos de mí.

—Ninguno de los dos me había visto cuando el auto chocó —señaló.

Yo creí que ella no había notado eso. Era cierto, no era a Bahiana a quien miraban en ese momento. Me estaban mirando a mí. 

—Tus recuerdos son un poco confusos, Bahiana —la pinché—. El hombre incluso tocó bocina y...

—Fátima, ¿me estás tomando por estúpida? —me espetó ella. Mis músculos se paralizaron y un tenso silencio se apoderó de nosotras. —Recuerdo cada cosa, no sentí miedo en ningún momento y no me siento afectada. Te escribí porque escuché muy bien lo que dijiste: "¿Qué hice?". —Mi estómago se acalambró y la mirada de Bahiana se endureció. —Creo que esa es la pregunta, ¿no? ¿Qué hiciste, Fátima?

Le sostuve la mirada porque otra cosa no podía hacer, no podía responderle y no se me ocurría una excusa lo suficientemente convincente como para zafarme de aquella. La mosca estaba cerca de mi rostro, zumbando pesadamente, y mi corazón se había acelerado por la adrenalina. Iba a lanzarle un manotazo cuando el insecto simplemente cayó.

Cayó sobre la superficie de cristal sin aletear más y su cuerpo se fulminó como si alguien lo hubiese quemado con una lupa.

La sangre huyó de mi rostro y temí sufrir un infarto cuando miré a Bahiana, rogando que ella no hubiese notado algo que era imposible no notar. Pero ella seguía mirándome a los ojos.

Y yo no deseé que la mosca muriese.

Entonces comprendí. Me aparté de la mesa tropezando con la silla, y esta cayó con un fuerte estruendo que me sobresaltó tanto como el resto de la situación.

—¡Vos! —la señalé con un dedo tembloroso, pero Bahiana seguía con su expresión inmutable. La información se negaba a acomodarse en mi cerebro. —¡Fuiste vos!

Y Bahiana afirmó lentamente con la cabeza.

—De una asesina a otra —me dijo relajadamente—, ¿me vas a contar la verdad, o hago mis propias suposiciones?

Mi pulso fallaba y sentía que iba a desmayarme de pura impresión. Nunca lo imaginé, la idea ni siquiera cruzó por mi mente, y allí estaba ahora: Preguntándome cómo fui tan estúpida como para creer que "asesina de Palermo" no era más que un titulo sensacionalista de los medios de comunicación.

Dieron en el clavo conmigo.

Y con Bahiana también.

Una pequeña actualización como para ir regresando de a poco.

¡Lamento la desaparición! Pero ya estamos aquí

Tranquilos, que Asesina continúa y termina tarde lo que tarde

Continua llegint

You'll Also Like

20.3K 1.4K 44
SINOPSIS Las vidas de todos están entrelazadas, hay motivos escondidos para todo ello. Unos necesitan ser salvados, otros comprendidos y otros encont...
1M 124K 8
¿Y si nada terminó con la pregunta? «¿Damián?, ¿quién es Damián?» Eso es lo último que Padme Gray recuerda, junto al hecho de que despertó de nuevo...
UNDERGROUND Per LANA SKY

Novel·la juvenil

898 90 34
Desde aquel encuentro a medianoche, Emma no ha dejado de pensar en Johan, un chico misterioso que oculta un secreto. Ella vive sumergida en su burbu...
21.8K 2K 20
Audrey es la clase de chica que sueña con su príncipe azul pero que jamás lo admitiría en voz alta, es demasiado orgullosa. Se acerca San Valentín y...