Fantasmas Pt. III -Fátima-

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Supe algunas cosas sobre Rocío después de su muerte. Cosas que oí y cosas que leí en redes sociales. Creo que hay algunas que quedan a criterio de cada uno, pero otras parecían ser verdad.

Supe que había crecido sin madre ya que la mujer en cuestión la abandonó siendo una bebé para poder irse a cumplir su sueño de ser bailarina y pasar sus ratos libres en un casino. Jamás logró cumplirlo, eso también lo supe tiempo después: Terminó presa por intentar matar a la amante de su novio. Es increíble la cantidad de información que los noticieros amarillistas dan para decorar una tragedia que no necesita de más ingredientes para ser terrible en sí.

Supe que su padre la crio en un ambiente tóxico rodeada de alcohol, juegos clandestinos, apuestas y humo de puros. Supe que siempre llevaba a sus amigos, que algunos de ellos habían abusado de la niña, y que el mismo padre se contaba entre los abusadores.

Supe que enfermó gravemente a los doce años y que una mujer se apiadó de ella. Supe que la mujer la cuidó y anotó en un exclusivo colegio donde chicas adineradas y subidas a pedestales, chicas como yo, la acosaron durante meses hasta llegar al punto de golpearla y dejarla tirada a un lado de la calle sin llamar a nadie que fuese a ayudarla. Supuse que nadie la hubiese ayudado de todos modos, porque Rocío estaba sola. Aún más que yo.

Supe que a su funeral solo asistieron nuestros compañeros y los muchos amigos que ella tenía. No se dijo que era una abusiva, eso lo sabíamos quienes la conocíamos siquiera un poco, pero, a la hora de la verdad, eso no importó. Con todo esto, pude adivinar por qué fue cruel conmigo y, aún sin poder justificarla, sentí un nudo en el estómago.

Supe que lo que la mató fue el corte en la yugular.

Los noticieros nunca dijeron mi nombre. Las autoridades no me culparon. A pesar de eso, nuestros compañeros me señalaron con el dedo y yo supe que ellos tenían razón.

Ese 21 de noviembre llegué al colegio con la mente invadida por impulsos que estallaban en mis venas y un solo consuelo al que aferrarme: Faltaba poco para que las clases llegasen a su fin, no tendría que soportar aquella mierda por demasiado tiempo.

Todos querían meterse con la Princesa Rawson aquel día. Mi expresión de infinito odio fue lo que los obligó a desistir de las bromas más pesadas, pero sabía que era de mí de quien reían cuando yo pasaba, sabía que me señalaban en cuanto les daba la espalda, sabía que eso que estaban viendo en sus celulares era el video de la paliza que me dieron. Sabía que estaban deseosos de que alguien me incitara a pelear una vez más.

Llegué al primer recreo con la sangre hirviendo y las sienes latiéndome. Había soportado dos infinitas horas de cuchicheos y miraditas insidiosas. Mis puños se apretaban, mis manos sudaban y oía la sangre bombear contra mis tímpanos por la creciente furia. Sentía que me picaban los nudillos, quería estrellarlos contra algo.

Hija de la Muerte -Ganadora de los Wattys 2018-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora