ARIANNA
"Estoy empezando a enamorarme de ti".
Me quedo atónita ante sus palabras. Me ha pillado totalmente desprevenida, pero luego entro en razón y sé que eso es imposible. Él no puede estar enamorado de mí, ¿cuándo lo hizo? ¡Si nos llevamos como el perro y el gato! Además, anteriormente me llamó frígida y zorra, si me quisiese de verdad no pretendería herirme, y eso es justo lo que ha hecho. ¿Por qué quiere mentirme? ¿Hace todo esto para besarme o qué? No entiendo a este chico. Si se piensa que va a salirse con la suya lo lleva claro. Ya no más.
Me separo de él en un rápido movimiento con el ceño fruncido. Realmente no comprendo qué pretende con esto.
—¿Y de verdad piensas que te voy a creer? —arqueo una ceja.
Me mira un poco confundido.
—¿Crees que te miento? —pregunta.
—¡Por supuesto que sí! —exclamo—. Primero me insultas y ahora dices que te estás empezando a enamorar de mí. Que yo sepa, cuando una persona quiere a otra no le dice cosas hirientes. —digo exhausta por su comportamiento.
—Arianna, sabes cómo soy. Eso lo dije porque estaba enfadado, pero no pretendía hacerte daño.
—Niall, no soy tonta. Si insultas a alguien es con el objetivo de lastimarlo. Tu instinto masculino debe de estar un poco extraviado porque TÚ —le señalo con el dedo índice— no me quieres.
—¿Y por qué crees que te he dicho esto? ¿Para aprovecharme de ti o qué? —su tono de voz se va elevando poco a poco.
—No me grites. —le instruyo.
—¡Yo te grito si me sale de los cojones! —exclama cabreado.
Bufo y revuelvo mi cabello rubio. Quito la mirada de sus ojos y paseo la vista por el pasillo vacío. Hoy no hay mucha gente en el hospital.
Vuelvo a posar la mirada en Niall y sus ojos de repente se han vuelto de un color azul oscuro intimidante.
—¿Quieres tranquilizarte? No quiero armar un espectáculo. —digo en un intento por calmarlo.
—Es que no entiendo a las tías. Todas me dicen que no tengo sentimientos y que debería encontrar una mujer a la cual amar, y cuando creo que la he encontrado, ¿me dicen que es mentira? Esto es muy frustrante. —niega con la cabeza reiteradas veces.
—Niall —intento respirar hondo para no perder los nervios—, algo me dice que no has analizado lo que has dicho antes. No sabes lo que significa enamorarse de verdad.
—¿Y cómo lo sabes? —cuestiona, cruzando los brazos sobre su pecho con expresión seria.
—Simplemente lo sé.
Me parece demasiado surrealista que me diga eso cuando muchas veces me ha tratado mal: me ha insultado hasta conseguir que me sienta como una mierda, y no ha parado hasta lograrlo. ¿Cree que me voy a olvidar de todo lo que me ha dicho? ¡No! Por supuesto que no.
Todos sus cambios de humor tan repentinos cuando está junto a mí, todos esos gritos que van dirigidos a mi persona, esas miradas frías que me envía en algunas ocasiones cuando el ambiente se enfría entre nosotros...Todo eso no resulta fácil de olvidar, y porque me diga esas palabras no va a cambiar nada. Estoy cansada de ser su marioneta, su segundo plato. Estoy indignada y harta, y no lo pienso consentir más, eso lo tengo más que claro.
Los dos nos mantenemos en completo silencio. Suspiro hondamente y por un instante cierro mis ojos, cansada de la situación. O cansada de él.
Necesito pensar.
—Creo que me voy a ir. —digo en un pequeño susurro, conectando mis ojos oscuros con los de Niall.
Su mirada está apagada, ya no brilla como anteriormente lo hacía, no expresa el mismo sentimiento que antes reflejaba. Sus labios se encuentran fruncidos sobre su rostro y emite una mueca de profunda aflicción.
—Despide a Brenda de mi parte, por favor. —le pido con un nudo en la garganta.
Él asiente sin siquiera sonreír una milésima de segundo, con un semblante serio y sombrío. Algunas veces puede llegar a ser demasiado distante y es misión imposible averiguar lo que está pensando en ese momento. Sabe ocultar muy bien sus emociones, y espero que algún día pueda hacer yo lo mismo, o al menos intentarlo.
Suspiro, cogiendo una gran bocanada de aire. Me despido con un leve gesto que realizo con la mano y camino hacia la salida del hospital con pasos decididos.
Quiero estar en mi casa y encontrarme sola en una atmósfera tranquila y severa para así poder procesar todo lo ocurrido durante el día de hoy. Quiero oírme a mí misma y no a los demás.
Estoy hecha un lío.
NIALL
Abro la puerta de mi casa de Mullingar con desgana y con el cansancio incrustándose en cada parte de mi ser. Suelto un bostezo colgando mi chaqueta en la percha y acto seguido enciendo la luz para que se ilumine todo el entorno.
De pronto, me percato de la figura de Louis tumbada sobre el sofá del salón con un cigarrillo sostenido entre sus labios. Ruedo los ojos y camino hacia él con paso vacilante.
—¿Quién coño te ha dado permiso para entrar en mi casa? Ya sabes que no me gusta. —digo de manera fría, apartando sus piernas del sillón y obligándolo de este modo a que se siente.
—Sé dónde escondes las llaves de repuesto. —contesta sonriente, pegándome pequeños golpes en el hombro.
Miro con una mueca de asco el contacto que ha iniciado él. Se da cuenta y lo elimina enseguida, aún con una expresión divertida en el rostro. El olor a tabaco inunda mis fosas nasales, pero de forma inexplicable, eso me tranquiliza. Le tiendo una mano para que me dé un cigarrillo y tras esperar unos segundos, me lo entrega. Lo atrapo entre mis labios y Louis me lo enciende con el mechero. Inhalo una gran calada tragando el humo completamente. Segundos después lo expulso lentamente, disfrutando de la lenitiva sustancia que hace que todos mis músculos del cuerpo se relajen. Hago el mismo gesto repetidas veces.
—Que sea la última vez que entres a mi hogar sin permiso, Tomlinson. —le instruyo con voz amenazante y grave, dando otra calada al cigarrillo que se encuentra entre mis dedos.
—Vale, tranquilo.
Permanecemos en un silencio espeluznante durante unos minutos, hasta que Louis decide romperlo.
—¿Sabes que el tal Zayn y su novia Kim cortaron?
—Me la suda completamente, no es de mi incumbencia. —respondo seco.
Lo último que quiero ahora es que me hable de desamores del estúpido de Zayn cuando hoy mismo Arianna me ha dado calabazas. Me siento ridículo, jamás una chica me ha humillado de esa forma. Y lo peor es que ya lo ha hecho más veces, como cuando fue un viernes al lugar donde se realizan las carreras clandestinas y paró mi pelea con Zayn, gritándome y dejándome grotesco. O cuando gritó mi nombre en medio de la discoteca y las personas de allí se enteraron de éste mismo, eso sí que me cabreó pero lo raro es que no hice nada al respecto, solo traerla a mi casa.
—Pensé que te iba a sentir bien ver que Zayn está demasiado descompuesto para correr mañana. —informa el moreno.
—Me da igual. Le iba a ganar de todas maneras. —me encojo de hombros.
—Lo sé.
—¿La próxima carrera nos acompañan las chicas no? —cuestiono no del todo seguro.
—Sí.
—Perfecto.
Inhalo otra calada de humo y cierro los ojos para evadirme de la realidad. Estoy cansado de todo, concretamente de Arianna. No la entiendo: me deja que la bese pero luego dice que no lo haga. Y cuando creo que ella siente algo parecido a lo que yo siento por su persona, me dice que estoy mintiendo y se va sin dejarme siquiera explicarme con claridad. Las tías son muy complicadas en todos los aspectos, pero Arianna les da vueltas a todas. ¡Que se aclare!
—¿Te pasa algo? Estás más soso de lo normal. —comenta Louis frunciendo los labios.
¿Por qué Arianna no sale de mi cabeza? Está ocupando toda mi mente y no sé cómo puedo apartarla de mis propios pensamientos. Su risa resuena en mi interior y los momentos divertidos vividos junto a ella invaden todo mi ser sin dejar ni un solo hueco. Su pelo, su sonrisa y sus ojos se apoderan de mi subconsciente en pocos segundos, quitándome el control de todo mi cuerpo y de todos mis pensamientos. Lo peor es que me saca una sonrisa al pensar en ello.
—¡Tierra llamando a Niall! —exclama Louis pasando su mano por delante de mí para que reaccione.
—¿Mmmh? —digo todavía sin fijar la vista en él, mirando a un punto fijo e inexsistente.
—¿Qué te ocurre? —pregunta haciendo que lo observe.
Finalmente, nuestros ojos se juntan. No suelo confiar en las personas, por no decir que nunca lo hago, pero a Louis lo conozco desde que tenía ocho años, así que podría decirse que es mi mejor amigo. Además, da muy buenos consejos y hace lo que sea por alguien a quien quiere.
—Estoy hecho un lío. —me pongo erguido sobre el sofá y apoyo los antebrazos en mis piernas, restregándome los ojos con la mano en la que no tengo el cigarrillo.
—¿Qué ha pasado ahora, rubio teñido? —arquea una ceja, poniendo un tono divertido a su voz.
Sonrío para mis adentros y le doy un leve golpe en el brazo. Odio que me diga eso y él lo sabe perfectamente, lo hace para joder. Ambos reímos y poso mi mirada entristecida pero al unísono furiosa sobre él.
—Es por una chica.
Mi orgullo y dignidad se han ido a la mierda.
—¿Es que una chica te ha dicho que no quiere acostarse contigo? —dice chistoso.
Le envío una mirada amenazante y cargada de odio, que hace que trague saliva instintivamente y me escuche con claridad.
—Vale vale, procede.
Suspiro.
—Es sólo que...Joder, estoy es muy complicado de decir. —susurro revolviéndome el cabello.
—Sabes que puedes confiar en mí.
—Ya...A ver, creo que estoy empezando a sentir algo por una chica —apago el cigarro en el cenicero—. Pero esta vez creo que es de verdad. No quiero solo un rollo de una noche, creo que...quiero algo más con ella.
—¿Qué te hace pensar que la quieres?
—Pues...No sé, está en mi cabeza todo el rato y no la puedo apartar, o simplemente no quiero. Cuando se acerca a mí o hacemos alguna especie de contacto, mi corazón comienza a acelerar. Me gusta pasar tiempo con ella, aunque la mayoría de las veces acabamos peleados. Al recordar su voz, su pelo, su risa, sus ojos...no puedo evitar sonreír. Deseo besarla todo el tiempo que estoy junto a ella, y cuando no estoy, igual. Es la única persona con la que quiero hablar, la única que me hace olvidar todo el estrés y me hace sentir como si fuéramos las dos únicas personas en todo el mundo. Es...ella misma, y me encanta. —finalizo con una sonrisa entre mis labios y con mis mejillas sonrojadas.
Soy un cursi de mierda.
—Oh oh... —masculle.
—¿Qué pasa? —pregunto extrañado.
—Dios —se levanta del sofá y comienza a dar vueltas por la sala de estar—. Houston, tenemos un problema.
Ruedo los ojos.
—Niall James Horan Gallagher está enamorado, señoras y señores. ¡Estoy flipando! ¿Seguro que no tienes fiebre? —me dice al estar frente a mí, posando su mano en mi frente.
La aparto de un manotazo y lo observo con el ceño fruncido.
—¡El rompecorazones ha encontrado a su chica! —exclama.
—No te flipes, anda. Y no estoy enamorado, creo...
—Hazme caso, chico. Esos son los síntomas del enamoramiento.
—No lo sé, es difícil...No sé qué me pasa con ella. Lo malo es que cuando me cabreo la empiezo a insultar ¿sabes? Es que soy gilipollas y no puedo controlar mi ira.
—¿Y para qué la insultas si luego te arrepientes? —se sienta a mi lado.
—No me puedo controlar... —suelto un suspiro—. Lo último que quiero es hacerle daño, joder.
—Pues ese no es un método muy efectivo.
—Ya lo sé.
—¿Y quién es, si se puede saber? —demanda.
—Eso es lo peor, que forma parte de la misión... —bufo agotado por la situación.
—¿No será Arianna, no? —enarca una ceja expectante ante mi respuesta.
Pasan unos segundos en completo silencio, hasta que decido proporcionarle la contestación que merece.
—Sí, la mismísima Arianna Montrose Adams. —admito.
—No puede ser... —revuelve su pelo moreno con frustración.
—¿Y qué quieres que haga? Si me mandáis a acercarme a semejante tía buena, ¿qué esperabais? Es imposible resistirse.
—Te comprendo, ¿pero y si descubre toda esta mierda en la que estamos metidos? Te odiará a más no poder y acabará por mandarte a la mierda, y lo vas a pasar mal.
Louis tiene toda la razón, ¿qué pasa si lo averigua todo? Cosa que no creo, pero ¿y si lo hace? Mi mundo se derrumbaría por completo. Si lloré cuando la secuestraron, no me imagino qué pasará cuando la pierda. La necesito para sobrevivir, la quiero en mi vida y no estoy dispuesto a que esta jodida misión lo estropee todo. No me lo perdonaría jamás.
—Uno no elige de quién se enamora, ¿te crees que quiero estarlo precisamente de ella? ¡No, para nada! Pero no lo puedo evitar, ¿me entiendes? —explico.
—Si la quieres de verdad...ve a por ella. No importa qué se te cruce por el camino mientras que seas feliz con Ari.
—Es que hoy se podría decir que me ha mandado a la mierda cuando se lo he dicho.
—¿Qué le dijiste? —interpela.
Le cuento todo lo que pasó en el hospital, desde lo que pasó con Brenda hasta el final donde ella me aclaró que no estaba verdaderamente enamorado. ¿Por qué me jode tanto que me haya dicho que no? Quizá sea porque la quiero, pero no estoy acostumbrado a este sentimiento con lo cual soy prácticamente nuevo. He tenido novias, sí, mas nunca he sentido por ellas lo que siento ahora por Arianna. No hay ni punto de comparación, es bastante diferente. Antes solo quería rollos pasajeros, como lo que tuve con la prima de la rubia, Gwendolyn, pero nada más. Con Ari quiero algo más y estoy dispuesto a darlo todo por conseguirla y tenerla entre mis brazos día y noche. Pero tampoco voy a dejar que una chica cambie mi personalidad, eso ya es caer demasiado bajo. Yo soy así y tendrá que aceptarme.
—A veces una mujer dice "no" sólo para ver de lo que serías capaz de hacer por ella. —dice Louis.
—¿Y crees que lo ha hecho por eso? —frunzo el ceño.
—A lo mejor sí, a lo mejor no. Compruébalo.
—¿Cómo?
—Invítala a una cita o haz cosas bonitas por ella, como por ejemplo escribirle una carta expresando tus sentimientos.
—Qué mariconada. —pongo los ojos en blanco.
—Lo sé, pero es lo que les mola a las chicas.
—Me lo pensaré, gracias tío, eres el mejor. —digo, chocando una mano con él y dándole pequeños golpes en el hombro.
(...)
Al fin anochece. Me encuentro tumbado boca arriba en mi cama, mirando un punto fijo en el techo aunque la oscuridad de la noche predomine en la habitación. Pienso en ella, en Arianna. No debí llamarla frígida ni zorra, porque son palabras antónimas, pero más que nada porque realmente no quería herirla. Nunca quiero hacerlo, pero lo termino realizando no sé cómo. Tal vez porque soy estúpido.
Ella no siente nada por mí, de eso estoy completamente seguro. Yo tampoco amaría a una persona que está todo el rato insultándome y metiéndose en peleas tras haberle dicho que no repetidas veces. Tampoco amaría a una persona que cambia continuamente de humor, soy consciente de mi compleja personalidad pero no sé cómo arreglarlo, o al menos mejorarlo. Puedo llegar a ser simpático en algunas ocasiones, pero otras simplemente soy el diablo en persona.
Joder, esto es muy difícil.
Sólo quiero encontrar a una persona que me ame tal y como soy, que sepa de mis innumerables defectos pero que me quiera con ellos incluidos, que me haga reír como Arianna y que haga acelerar mi corazón con tan solo un mínimo roce. Y eso sólo lo consigue Ari. Únicamente ella.
Sé que llegará alguien que ame todo lo que más odio de mí, y quiero que ese alguien sea Arianna Montrose Adams.
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MULTIMEDIA: Gif de Niall y Louis y canción All of me de John Legend en español (:
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{Capítulo dedicado a taniavilop}