El Soldado Del Viento

By Elena_Ansan

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Finales de la Tercera Guerra Mundial. En una España completamente desolada por la guerra, los soldados americ... More

Prólogo.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Epílogo.

Capítulo 15.

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By Elena_Ansan

Me voy a casa deseando ver a mis hermanos. Hacia varios días que solo pasaba unas  pocas horas con ellos.

Cuando llego a casa todavía no ha llegado mi padre, así que me pongo a jugar un rato con ellos. Por un momento siento felicidad, siento paz. Aunque no puedo evitar pensar en el diamante que he robado. ¿Y si la señora Camiruaga se daba cuenta de que faltaba un diamante? ¿Qué pasaría entonces?

Respiro profundamente y me pongo a hacer la cena intentando sacar el tema de mi cabeza aunque es imposible.

Cuando ya estoy acabando de hacer la cena el portero suena. Me acerco y lo descuelgo pensando que se trata de mi padre que probablemente se haya dejado las llaves en casa.

-¿Sí?

-Hola Annie,- se oye la voz de Noe al otro lado.- soy Noe. ¿Puedo subir?

-Claro.- la respondo pulsando el botón para que se abra la puerta del portal.

Se oyen sus pasos al subir las escaleras y aparece poco después con una expresión demasiado seria para tratarse de Noe.

-Hola.- la saludo intentando sonar alegre.

-Hola.- responde ella pero con un tono de voz apagado.

-¿Estás bien?- la pregunto mientras entra en casa.

-Sí, supongo.

-Pues no lo parece.- contesto sentándome en el sofá.

-Hola pequeños.- dice Noe saludando a mis hermanos fingiendo una sonrisa.- Cada día estáis más altos pronto me alcanzareis.- añade poniendo una expresión de pena que hace reír a mis hermanos.

-Noe.- la llamo para intentar captar su atención. Y lo consigo pues su mirada se posa en mí.- ¿Qué ha pasado?

Noe mira hacia mis hermanos y yo les hago  un gesto para que se vayan a la habitación. Ellos nos dejan solas obedientemente.

-¿Y bien?- preguntó impaciente.

-Es sobre Carla.- dice ella mirando al suelo.

-¿Se va ya a Francia?

-No, todavía no. Pero ayer estuve con ella. Y me confesó que tenía un novio.

-¿Sí? ¡Oh, que bien!- exclamo sorprendida pero alegre aunque Noe no lo parece para nada.

-Lleva con él desde hace cuatro meses y no nos había dicho nada, Annie. A mí no me sentó nada bien.

-Noe, no te enfades con ella. Quizás no vio el momento adecuado para decirnoslo o pensaba que nos sentaría mal. ¿Qué te ha contado de él?

-Poco. No es que quisiera saber mucho la verdad. Dice que tiene un año más que nosotras y que está haciendo el servicio militar. Me dijo que se llama Javier… La verdad es que no entiendo como se ha enamorado de él si se va a ir a Francia dentro de poco.

-Noe,- digo con una leve sonrisa.- tú misma lo dijiste “no puedes elegir de quien te enamoras.”

-Lo sé, pero no es lo mismo que Gavan y tú.

 

Gavan. Dios Noe no saques ese tema.

-Tienes razón, no es lo mismo que Gavan y yo. Lo de Carla es amor.

-Lo vuestro también es amor.- replica Noe.

Suelto una leve carcajada por su comentario.

-¿En serio? ¿Sabes lo que me dijo la última vez que le vi? Que no podía conseguir un médico para ayudar a Alex porque somos el enemigo.

Noe me mira sin decir nada por unos segundos, luego suspira y dice:

-Seguro que no quiso decir eso. Te ayudó mucho cuando te dispararon y cuidó de tu hermana cuando la llevaron al campamento.

-Noe, este tema es tan absurdo…

-No lo es, y sé que al final tendré razón. Pero cambiando de tema, ¿qué le ha pasado a Alex?

-Le dispararon en un brazo durante el levantamiento.

-¡Oh Dios! ¿Está bien?

-Sí, ya está mucho mejor.

Noe se relaja notablemente y una idea cruza mi cabeza.

-¿Sabes? Voy a ir a verle mañana temprano. Podrías venir conmigo.

-¿Ir contigo? Sí claro, ¿estás loca? Pero si casi ni le conozco.

-Venga, solo a acompañarme.

Sé que se está muriendo de ganas por decir vale. Así que sonrío victoriosa y digo:

-Mañana a las nueve en el parque.

-De acuerdo.- responde arrastrando las palabras.

Tras charlar un rato más con Noe y convencerla de que tenemos que quedar con Carla y hablar sobre Javier, se va a su casa prometiéndome estar mañana puntual en el parque.

Al poco rato de irse Noe llega mi padre e inmediatamente cenamos. Después de cenar mis hermanos y yo nos vamos a dormir pues ha sido un día muy largo. Además en pocos días se acaban las vacaciones de Navidad y toca volver a la rutina.

A la mañana siguiente amanece un día soleado, de esos que te hacen sonreír pensando que todo está bien.

Dejo el desayuno preparado para mis hermanos que todavía duermen y me voy al parque donde he quedado con Noe.

Cuando aparezco ella ya está. Ella me abraza fuertemente y yo solo la devuelvo el abrazo sin saber bien qué pasa. Pero temo que algo malo le haya pasado a su familia.

-¿Qué ha pasado, Noe?

-Nada, lo de siempre. Discusiones y peleas familiares por la guerra. Solo que estoy harta de siempre lo mismo. No sabes lo bien que me ha venido haber quedado contigo.

La vuelvo a abrazar y no la digo nada más. Y es que los abrazos a mi me aportan más que las palabras.

Cuando llegamos a casa de Alex llamo a la puerta intentando no ser muy brusca. Al poco rato Marta nos abre.

-Hola.- saluda con una pequeña sonrisa.

-Hola Marta. Esta es mi amiga Noe.-se dan dos besos y luego pregunto.- ¿Está Alex despierto?

-Sí, se ha levantado hace media hora. Me viene genial que vengáis porque yo me tengo que ir a trabajar ahora mismo. Pasad.

Entramos en la casa y subimos las escaleras. Entramos en la habitación de Alex, el cual está tumbado en la cama reposando.

-Hola.

-Hola.- contesta él.- Vaya, traes compañía.

-Así es.

-Pues menuda impresión se va a llevar de mí con esta pinta de muerto que tengo.

-¡Alex, no digas eso!

Él suelta una pequeña carcajada y luego saluda a Noe, esta se acerca y le da dos besos.

-¿Qué tal están tus hermanos?

-Bien, en casa disfrutando de lo poco que queda de vacaciones.

-Deberías irte con ellos, últimamente estás más conmigo que con ellos.

-Ya, pero tú estás enfermo. Lo entienden no te preocupes.

Nos quedamos un rato charlando, hasta que decido que debo irme a trabajar. Al decirlo Noe hace una mueca en desacuerdo así que rápidamente digo:

-Noe, ¿puedes hacerme un gran favor? Quédate con Alex hasta que vuelva su madre, yo me tengo que ir urgentemente.

-No creo que…

-¿Por favor?- la suplico y Alex me imita.

-Está bien.

Salgo de la casa de Alex y me dirijo a trabajar. Desearía no tener que mirar a la señora Camiruaga a la cara. No después de haberla robado.

No tardo mucho en llegar a la mansión. Llamo a la puerta y espero varios minutos hasta que Joaquín me abre. Le sonrío levemente pero su semblante es de piedra.

-¿Pasa algo?

-No llegas en un buen momento, Annie.

-¿Qué ocurre?

-Alguien ha robado a la señora Camiruaga.

Me quedo paralizada. No puede ser.

Solo fue un pequeño diamante y había muchos.

-¿Qué la han robado?

-Un diamante. Se trata de un ladrón de pacotilla sin duda, ¿quién se atreve a robar a la señora uno de sus bienes más preciados?

Mi estómago se retuerce dolorosamente.

Oigo los gritos de la señora Camiruaga y me acerco al gran salón. Todos los sirvientes están en una fila perfectamente alineados y la señora se pasea de un lado a  otro mirándoles desafiante.

-¿Acaso sabéis cuánto vale un diamante? Por supuesto mucho más que vuestras vidas. Y ese ladrón aparte de robarme ha entrado en mi habitación sin permiso. Sé que ese ladrón está entre vosotros así que ese personaje bastardo que dé un paso adelante inmediatamente.

Mi corazón está tan acelerado que creo que cualquiera puede oírlo. Nadie mira a la señora Camiruaga. Tampoco nadie da un paso adelante.

-Si no se descubre el ladrón ahora mismo todos os quedareis sin pagar vuestro salario este mes y así seguirá todos los meses hasta que no se descubra el ladrón.

Todos los sirvientes parecen ser golpeados saben que no pueden quejarse pues solo empeorarán las cosas pero quedarse un mes sin cobrar eso significaba para la mayoría un mes sin comer ni ellos ni sus familias.

No podía dejar que eso pasara.

Tenía que parar esta locura.

Respiro profundamente y me coloco al lado de los sirvientes. Tras otra corta pausa doy un paso adelante.

*Nota de la autora: Hola de nuevo! Siento mucho la espera... creo que nunca había tardado tanto en subir pero entre los examenes y que mi inspiración parecía estar de vacaciones no han sido buenos meses para escribir. Ahora me espera un verano largo y aburrido así que creo que escribiré bastante seguido.

Por otra parte en estos meses las visitas en la historia han aumentado mucho! Así que daros las gracias y deciros que la historia cada vez se va a poner más interesante os lo puedo asegurar.

Gracias por vuestra paciencia.

Nos leemos pronto!

Besos.

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