Suelto un bostezo cuando escucho unos golpes en mi pared. Estaba durmiendo plácidamente hasta que esos sonidos me despiertan. Me levanto perezosamente de la cama caminando como un zombi, y me acerco a la pared.
-¿Qué?
-Estoy aburrido.
Es Theo de nuevo, después de que lo deje cruzar mi casa, literalmente, no hemos vuelto a hablar. Fue hace unos pocos días, pero, aunque no quiera admitirlo, me alegra escucharlo.
-¿Y quieres que te aplauda o...?
-No tienes que ser grosera.
Ruedo los ojos. – Mira quien habla.
-Vale... - Hubo un pequeño silencio – Admito que al comienzo si me porte un poco mal.
-¿Un poco? – Digo irónica - Te pedí que te callaras y no lo hiciste.
-Pero ahora lo hago ¿No?
Suelto un suspiro y miro la pared, frunzo el ceño – Hablando de eso, ¿No me debes una pizza?
Se oye una risa.
-Eso si no lo olvidas ¿Cierto?
-La pizza nunca se deja de lado, Theo.
Otra risa se oye y esta vez también me uno yo.
-¿Y qué haces? – Pregunto.
-No hago nada, por eso estoy aburrido – Puedo jurar que se está encogiendo de hombros - ¿Y que hacías tú?
-Estaba durmiendo hasta que alguien, o sea tú, me despertó.
-Oh...
-¿Y dónde está el "Lo siento, April, no quería hacerlo"? – Digo intentando hacer una voz más gruesa que la mía normalmente.
-Yo no pido disculpas.
Theo dijo eso en un tono seco, fruncí el ceño. Suelto una risa nerviosa.
-Estas de broma ¿No?
Pasaron unos segundos – Es la verdad.
Ahora que recuerdo, el día que irrumpió en mi balcón ni siquiera pidió perdón por haberlo hecho.
-¿Y por qué? – Sé que no debo preguntar pero ¡Vamos! La curiosidad mató al gato ¿No?
Pero el gato tiene 7 vidas, April.
-Debo irme – Dice, así sin más, su tono seco ha vuelto y para ser sincera, me molesta cuando la gente actúa así.
-Bien – Digo intentando sonar indiferente.
No recibo una respuesta entonces me paro y me vuelvo a acostar en mi cama.