N/A: La canción en multimedia me ayudó de inspiración al escribir el capítulo. Les sugiero que la escuchen.
Ahora, sin más preámbulo, ¿están listos?
Capítulo 12: Let the drama begins.
Había estado trabajado mucho las últimas semanas para lograr que mi promedio sea de los mejores de la clase en cada una de las clases, obviamente bajo la atenta tutela de mi inteligente "novio". Lo cual no era tan fácil como creía por que a veces me distraía en el movimiento de su boca cuando hablaba o en lo fuertes que se habían vuelto sus brazos, y él tenía que respirar hondo, comenzar a explicar de nuevo y alejar mi vista de su cuerpo.
Le sugerí que se ponga una bolsa de papel madera en la cabeza la próxima, pero le pareció muy descabellado. Yo digo que es una opción viable.
Soy una chica de 17 años saliendo con un chico sexy, adorable e inteligente. Mis hormonas bailan la macarena cuando estoy cerca de él. Soy adolescente, ¿vale? No me juzguen.
-¿Puedes creerlo? Ryan simplemente dijo que era "muy intensa para él". ¿Eso que mierda significa? -bufó Chanel, con su típico acento salido de Clueless, cuando pasé por su lado en el pasillo.
Paré frente a mi casillero y puse la combinación para meter todos mis pesados libros de Historia dentro. Afortunadamente, esa había sido mi última clase del día, por lo que ya no tenía por que preocuparme.
-Hola. -murmuraron a mi izquierda.
Me aferré de la taquilla para no caer por la impresión: últimamente todo el mundo estaba tomando la costumbre de sorprenderme. Rogers me devolvía la mirada algo de culpa en su rostro y una de sus comunes medias sonrisas.
-¿Qué tal, Nick? -traté de sonar casual, apoyando mi codo en el casillero, pero mi brazo resbaló y mi hombro chocó estruendosamente contra el metal.
Lancé una maldición entre dientes y froté mi codo. Una sonrisa casi burlona estiraba el rostro del quarterback, incrementando así el color carmesí en mis mejillas. Carraspeé y él me puso su mejor cara de poker, probablemente evitando reírse en mi cara.
-Te has dejado esto sobre el escritorio. -extendió hacia mí una colorida agenda a rayas que no tardé en distinguir como la mía.
Se lo quité de las manos y la apreté duro contra mi pecho. Eso, en manos enemigas, era muy peligroso. ¿Por qué? Era lo más parecido a un diario íntimo que tenía. Y no, no ponía cosas como "Querido diario: Hoy Freddie tomó mi mano mientras comíamos, creo que le gusto. Me he estado preguntando si debería usar un vestido corto o uno largo para nuestra boda, pero creo que él es del tipo clásico, así que debería ir por largo, ¿no?"
No, ahí es donde anotaba cualquier cosa que se cruzase por mi mente: Fragmentos de canciones, poemas, frases de libros o películas, y si, en algún momento he llegado a escribir mis sentimientos o las cosas que me estresan, por que es muy catártico.
Sabía que sacarlo de la habitación era mala idea, pero no imagine que sería tan estúpida como para olvidarlo en mi pupitre.
-¿Es ese tu diario? -preguntó el chico cuando me vio meterlo dentro del casillero y poner la combinación velozmente.
-Claro que no, Rogers. Es un... cuaderno de anotaciones.
Asintió con la cabeza y repitió lo que yo había dicho.
-Pues a mi me suena a que es un diario íntimo, Scarlett.
-No lo es -bufé con hastío-. ¿Acaso tú no tienes un cuaderno donde anotas todo tipo de cosas?
-No, los chicos no solemos tener diarios. -comentó divertido, haciéndome rodar los ojos.
-De todas formas, gracias por traérmelo. -dije, tratando de finalizar esa conversación-. He estado con la cabeza en las nubes todo el día.
Estaba dispuesta a caminar cuando su brazo se posó sobre el locker, delante de mi cuerpo, dejándome peligrosamente cerca de su cuerpo. Y por "peligrosamente cerca" me refiero a que su aliento literalmente golpeaba contra mi rostro. Pero ya había superado ese enamoramiento por el chico, por lo que este tipo de situación ya no me afectaba.
Si, claro.
-De hecho -me frenó, casi en un susurro-, estaba buscándote para otra cosa.
-¿Q-qué?
-Sé que eres prácticamente la primera de la clase en la mayoría de las materias.
-Ni siquiera estoy en el cuadro de honor...
-Por lo que me preguntaba -prosiguió, ignorando aquel comentario fallido-, si tú podrías ser mi tutora.
-¿Tutora? -pregunté, volviendo a la realidad, abriendo un poco los ojos.
-Apesto completamente en Historia, y Fitzpatrick te recomendó.
-¿Fitzpatrick? Creí que me odiaba. -murmuré para mi misma.
-Pues dice que eres el mejor promedio de todo el curso y que tú mejor que nadie podrías ayudarme, así que no debe odiarte tanto.
Carraspeé, tratando de dejar de lado el hecho de que aún no se alejaba de mi cuerpo.
-O quizá si, y por eso me ha mandado al quarterback para enseñarle su materia durante todos los fines de semanas hasta que comprendas.
Sonrió y pasó su mano libre por su cabello, negando un poco con la cabeza. Él había comprendido mi extraño sentido del humor, y le di puntos a su favor por ello.
-No querrás meterte conmigo, pelirroja. -comentó divertido.
-¿Y que harás al respecto, Rogers? -pinché- ¿Tacklearme?
Una carcajada limpia salió de lo más profundo de su garganta y puso su otra mano del otro lado de mi cabeza, dejándome más arrinconada que antes y poniéndonos a ambos en una situación innecesariamente comprometedora.
-Tengo miedo de que puedas romperte, Muñeca. -murmuró cerca de mi rostro.
-Puedes confiar en que no lo haré -tragué saliva, haciendo un esfuerzo para suprimir de mi mente aquel seudónimo.
Él humedeció los labios y pasó de mirar directamente a mis ojos a bajar lentamente su vista a mi boca, haciendo que la respiración se me atore en mi garganta. Pegué aún más mi cuerpo contra el casillero, haciendo un sonido seco cuando mi espalda golpeó el metal.
-De todas formas, no podría hacerte algo como eso -comentó, poniendo un mechón de mi cabello detrás de mi oreja-, pareces demasiado frágil.
-Pero no lo soy. -pude musitar, y él elevó sus cejas.
-Apuesto que no. -contestó, acercando aún más su cuerpo al mío, como si fuese remotamente posible.
Toda esta situación se estaba tornando extraña y debía pellizcarme para saber si estaba soñando o no. La chillona voz de una de las porristas me trajo de vuelta a la realidad de que nosotros, en realidad, estábamos en medio de un circulado pasillo, y este tipo de escenas podían malinterpretarse.
-Respecto a lo de ser tu tutora -comenté, empequeñeciéndome cada vez más en mi lugar-, la única razón por la que tengo buenas notas es por que Freddie se esfuerza bastante tratando de explicarme así que, supongo que deberías pedírselo a él.
Sus ojos, que brillaban hermosamente celestes, subieron nuevamente hacia los míos y sus brazos cayeron secos a los costados de su cuerpo para dar luego un paso para atrás.
Debido a la repentina distancia que puso entre nuestros cuerpos, mis piernas por poco flaquean y me hacen caer. Había pasado de estar tan seductoramente risueño a tener una expresión dura en su rostro y eso no pasó desapercibido para mí.
-Lo tendré en cuenta -aclaró su garganta-, pero preferiría que fueses tú.
El corazón se me encogió un poco y, entonces, hice la cosa más estúpida.
-Entonces no me molestaría ayudarte con eso.
El quarterback me miró con sigilo unos cuantos segundos, y cuando notó que no estaba tomándole el pelo, se acercó a darme un fugaz y fuerte abrazo, apretándome con sus grandes brazos, mientras me daba las gracias exagerada y repetidamente. Reí y puse las manos contra su pecho para separarnos, pero mi fuerza no fue nada comparada con la suya, por lo que ni siquiera logré moverlo.
-¿Realmente te está yendo tan mal?
-No te das una idea. -me contestó, haciendo una mueca de horror.
Todo el mundo nos miraba curiosos, en particular la rubia Chanel Larrose que no dejaba de observarnos recelosamente mientras tecleaba con furia en su Blackberry como si acabase de mandarle un tip sobre nosotros a "Gossip Girl".
-Ignóralos. -susurró al observarme viendo al grupo de porristas que cuchicheaban descaradamente a unos cuantos metros.
-Es difícil resistir el impulso de ir a golpearles el rostro. -le comenté con desdén, haciendo que el chico abriera la boca de sorpresa.
-No es fácil imaginarte golpeando personas. -dijo rascándose la nuca luego de unos momentos en silencio.
-En el Club no piensan lo mismo. -mordí mi labio para evitar reírme y el chico negó lentamente con la cabeza.
-Bien, supongo que nada es lo que parece. -concluyó.
No pude estar más de acuerdo.
Comencé a caminar por el pasillo con Rogers a mi lado mientras hablábamos sobre juntarnos pronto para comenzar con aquel asunto pronto antes de que comience la época de exámenes. Sinceramente, todo estaba bien.
Por alguna razón, me llevaba increíblemente bien con el quarterback y no era la clase de persona que esperaba que fuese.
Sin embargo, todo se complicó cuando alguien me agarró por el cuello de la camisa y me estampó contra los casilleros, provocando que arqueara mi espalda del dolor y aullara involuntariamente.
Riley Piper me tenía agarrada por el cuello mientras acercaba su puño peligrosamente cerca de mi mejilla. Abrí los ojos de par en par, no pudiendo dejar de observar a los suyos inyectados de sangre, dándole el aspecto de ser una loca maniática que se escapó del hospital neuropsiquiátrico.
-Con que le haces ojitos a mi novio, perra. -siseó contra mi mejilla, provocando que sintiera la enorme necesidad de apartarla de un empujón, pero me tenía acorralada.
Su puño estaba a milésimas de segundo de impactar contra mi rostro y su mano no dejaba de apretar mi cuello con fuerza. Incluso puedo jurar que mis pies se elevaron del suelo por un momento.
-¿D-de qué hablas? -murmuré. Me había comenzado a arder la garganta por la presión y sentí una arcada al hablar.
-Los he visto salir de clase muy acaramelados. Chanel me ha dicho que han estado coqueteando todo el día así que ¡no te atrevas a negarlo! -y me apretó más contra el locker.
Eso parecía irreal. A nuestro alrededor se formó una multitud que observaban curiosos, pero ninguno se acercaba para alejarla de mí. Sus caras comenzaron a hacerse borrosas mientras trataba de respirar por la garganta, sentía el oxigeno escapar de mis pulmones.
-Ya te observé en el baile de bienvenida, zorrita -y se acercó mucho más a mi cara, acercando a mi mejilla una de sus uñas-. Tú no quieres estar en contra mía, cariño.
Y clavó su uña profundamente en mi mejilla mientras sonreía. Segundos después, sangre chorreaba por mi mejilla de a gotas. ¿Cómo mierda había sido posible eso?
-Nick. -alcancé a murmurar mientras sentía que mis piernas se aflojaban, y sus ojos se encendieron.
-Respuesta equivocada. -dijo Riley antes de estampar una mano contra mi mejilla lastimada, provocando que picara en el lugar donde había impactado. En realidad, más que picazón era ardor.
Me soltó del cuello, haciendo que cayese sentada al suelo pues mis piernas ya no respondían. Mi cabeza impactó de lleno contra el locker, aturdiéndome aún más, y mis pulmones se llenaron de aire nuevamente, provocando que jadee de forma sonora y rápida, tratando de lograr que de esa forma mi corazón deje de latir desbocado.
Estaba sentada, con mi mejilla ensangrentada y ardiendo, mis piernas que no me respondían, la garganta doliendo cada vez que el aire entraba por mis pulmones a través de esa vía. Pero yo no soy una persona cualquiera, soy Scarlett Evergreen.
A mi la gente no me golpea y se va corriendo.
Yo devuelvo los golpes.
Me puse de pie tambaleante al tiempo que mi vista se nublaba por completo, pero aún así pude distinguir a la chica de cabello oscuro atado en una cola de caballo meneando sus caderas en ese uniforme azul de porrista. Estiré mi mano y con fuerza tiré de su cabello, provocando que la chica baje unos centímetros abajo dando un grito de dolor.
Se volvió a mí con los ojos llenos de lágrimas y los dientes hincando su labio inferior con fuerza.
-Tú no quieres meterte conmigo, hija de puta. -siseé entre dientes.
Mi vista se enfocó el tiempo suficiente para ver como mi puño impactaba con una fuerza excepcional contra el mentón de la estúpida porrista mientras su cuerpo caía inerte al suelo antes de que pudiese proferir un grito.
La multitud pareció movilizarse de nuevo porque varias personas se acercaron al cuerpo de Riley tendido en el piso y otras corrían en distintas direcciones llamando al director o a la enfermera, en realidad no escuchaba más que barullo general.
Un grupo reducido de gente se acercó a mi, profiriendo murmullos tales como "Está sangrando" o "No te visto un golpe así desde Rocky". Solamente pude distinguir al rostro de Nick Rogers acercándose a mi antes de que todo se volviera velozmente borroso, mi cuerpo comenzara a pesar y todo se volviera instantáneamente negro, sumiéndome en el vacío de la oscuridad.
***
-¡Sh, está despertando! -fue lo primero que oí, llegando a mí como un eco lejano apenas entendible. Sin embargo, todo seguía oscuro a mi alrededor.
-Claro que no, solamente torció la cabeza -murmuraron en respuesta.
Alguien chasqueo la lengua y sentí un peso hundirse a mi lado.
-Zanahoria, ¿estás viva?
Me acariciaron la mejilla y al instante sentí un leve ardor. ¿Qué demonios había ocurrido conmigo? ¿Por qué todo seguía oscuro? ¿Por qué mierda no podía moverme, ni hablar, ni nada?
-Sigue el bello sonido de mi voz, Scarlett. No vayas a la luz por nada del mund... ouch.
-Deja de bromear a costa de mi novia, apestoso rubio teñido.
-Oye, hace dos meses es tu novia, lleva años siendo mi mejor amiga -replicó esa conocida voz-, por lo tanto Scar es más mía que tuya, baboso.
-¿En serio vamos a pelear por esto en estos momentos, Johnny?
-Siempre hay tiempo para una pelea, cerebrito.
-Oh, por favor, cállense siquiera un momento. -dijo la voz de Summer pesadamente.
Y se hizo el silencio. Un silencio que duró demasiado poco tiempo.
-¿Han notado lo mucho que se parece a Carlitos de los Rugrats cuando duerme? -soltó de pronto Patrick.
Alguien rió con ganas, acompañando a Patrick, y luego sentí como tocaban mi cabello.
-Pues a mi me recuerda a la Sirenita. ¿Cómo era que se llamaba? Ariel.
-¿Estás diciendo que mi mejor amiga es mitad pescado, cerebrito?
-¿Vas a dejar esto por la paz o esperas que te golpee?
-¡Ya, ya! Solo por mi Zanahoria. -suspiró Johnny, finalizando toda esa extraña trifulca.
Desde hacia unas semanas se había empeñado en hacerle saber a todo el internado que yo, Scarlett Evergreen, era su mejor amiga en todo el mundo por demás de todas las cosas, en especial por encima de mi reciente titulo de "novia de Fred Robinson".
Juro que amaba a Johnny, pero si no paraba con todo eso iba a ganarse unos cuantos golpes de mi parte.
-No se parece a la Sirenita -soltó de pronto, rompiendo con el silencio producido por el vacío que me sumía-. Ella es obviamente una Weasley.
-Si, probablemente sería la hija de Hermione y Ron -prosiguió Summer, tocando lo que suponía era mi frente-. Eso explicaría su desdén por las reglas, su inteligencia, la habilidad que tiene para meterse en problemas...
-"Esa cara, esa ropa usada y vieja. Debes ser un Weasley."
Ahora la carcajada se volvió general, retumbando por todos lados, dando paso luego a un tranquilo silencio. Pero al parecer, a mis amigos les costaba mantener la paz por más unos cuantos minutos.
-Lo lamento, pero no. Ella es totalmente Carlitos.
-¡Deja de decir que mi mejor amiga es un niño! -gritó Johnny.
Aquí vamos otra vez. Probablemente jamás dejaría ese asunto por la paz; jamás.
N/A: ¡Tarde, pero seguro! Espero que hayan disfrutado del capítulo, porque esto recién empieza.
Pregunta random: ¿Cuál es su personaje masculino favorito? Los voy a estar leyendo ♥
Sinceramente suya, Lu.