Un Golpe De Suerte (Suerte #1)

De addiction_jeager

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Portada cortesía de la talentosa @UmbraBlack ❤ Max sólo quiere ser feliz y tener un poco de buena suerte. Jas... Mai multe

Prólogo
1|La carta y la aparición del ángel vengador
2| Buscando refugio
3| El chico que sobrevivio
4| Acorralado
5| ¡No soy tu jodido guardespaladas!
6| El irritante elfo de ojos azules
7| "Salvando" a... ¿Fallen?
8| Llamando la atención del capitan
9| Una tarde a solas
10| ¿Celoso yo?...Ni en un millón de años
11| Un confundido Max
12| Oficialmente eres un Colter
13| Un gol con dedicatoría
14| Fiesta, baile y alcohol
15| Un beso robado
16|Los sentimientos de Daemon
17| Dos regalos para Max
18|Duelo de titanes
19| La ley del hielo
20| "¿Qué fue lo que hice?"
21| No basta con pedir disculpas
22| Humillarse hasta que duela
23| Corazón roto por corazón roto
24| "Te extraño"
25| Cupidos en Acción
Epílogo
Agradecimientos y pequeñas noticias.
Extra 1: Suegros
Extra 2: Celos de elfo
Extra 3: Manos entrelazadas
Extra 4: Familia

26| Perdóname

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De addiction_jeager

Daemon Colter estaba sentado en  la sala de su casa cuando su teléfono había empezado a timbrar, decir que no se sorprendió al ver quien lo llamaba, sería mentir descaradamente. Al ver el nombre de Max en la pantalla lo dejó sin aliento momentaneamente y por supuesto no se lo pensó dos veces antes de responder.

«—¿Hola? ¿Max?— había preguntadó con voz titubeante, sin embargo no obtuvó la respuesta que esperaba.

—¡No! ¡Sueltame Jason, no me gusta!—Esa sin duda sonaba como la voz de Max y...parecía alterada —¡Basta, te dije que no me gusta!¡No quiero!  ¡No quiero que sigas haciéndolo! ¡No quiero, no quiero!

¡Max! ¿qué esta pasando? ¡Max!....Mierda....»

Cortó la llamada y no se lo pensó dos veces antes de salir corriendo de casa, afortunadamente estaba solo y no tuvó que dar explicaciones acerca de su reacción tan exagerada. Tomó su motocicleta y todo el camino a casa a Max no dejaba de imaginar una y mil maneras de matar a Jason Cooper... Y es que si se atrevía a lastimar a su pequeño elfo... Si, si. Tampoco era que el tuviera derecho a quejarse, pero él ya había causado mucho daño a Max; no permitiría que nadie más lo lastimara.

Pero cuando llegó a la casa de Max todo sucedió demasiado rápido. Para cuando se dió cuenta ya se encontraba a solas con Max, sumidos en un tenso e incomodo silencio.

El pequeño castaño lo observaba de manera expectante mientras se mordía el labio inferior de manera nerviosa y eso era más de lo que Daemon podía soportar. Su mente estaba tan confusa entre procesar el hecho de haber caido en una trampa ideada por Jason y su secuaz Billy y por otro lado se debanaba los sesos pensando en que debería decir para romper el silencio.

Max suspiró con molestia mientras se daba la vuelta perdiéndose en el pasillo que (según recordaba Daemon) llevaba hacia el segundo piso.

—Sabes en donde esta la salida — dijo Max con un tono de voz que rosaba la frialdad.

Daemon se quedo ahí parado sintiendo ese estúpido nudo que se formaba en su estomago y se tensaba de manera dolorosa. Escucho las pizadas de Max mientras subía las escaleras y después escuho el portazo que dio al cerrar la puerta de su habitación. El pelinegro bajó la cabeza y empezó a girarse dispuesto a marcharse...entonces se detuvo y apretó los puños tan fuerte que sus nudillos adquirieron un tono blanco.

—A la mierda...— susurró antes de tomar el mismo camino que Max había seguido minutos antes.

Estaba harto de toda esa situación y sabía que si se iba, tal vez nunca tendría otra oportunidad de acercarse a Max...tal vez nunca tendría el valor de disculparse, era en ese momento o nunca.

Max se sentó en el borde de su cama y se cubrió el rostro con las manos. Su corazón latía una velocidad sorprendente y las mariposas en su estomago tampoco ayudaban mucho que digamos, pero esas bonitas sensaciones eran empañadas por la desilusión al ver que Daemon no había dicho una sola palabra. Era esa la razón por la que había huido a refugiarse a su habitación como un animalito asustado.

Max dio un brinco cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe dándole pasó a un muy decidido Daemon.

—¿Q-qué haces aquí?— dijo poniendose de pie.

—Tengo que hablar contigo.

—¿De qué? Tú y yo no tenemos nada de que hablar...— quiso darse un golpe por haber dicho aquello, pero se sentía un tanto intimidado y ponerse a la defensiva parecía la mejor opción.

—¡Joder!— Gritó Daemon avanzando con largos pasos hasta quedar completamente fente a él. —De verdad necesito hablar contigo, porque esto me esta matando lentamente y no creó poder soportar más toda esta situación... Te extraño.

Su voz sonaba tan dolida que Max creyó sentir ese dolor en su propio pecho, así que decidió dejarlo hablar.

—Desde que tú y yo nos alejamos, cada día es como una maldita tortura y cuando creó que no podría ser peor...pienso en ti, en todo lo que compartimos...— Los ojos oscuros de Daemon desbordaban sinceridad y una mezcla de emociones que resultaba un tanto abrumadoras. — Quiero que volvamos a como era antes, a poder estar en la mismo lugar sin tener que evitarnos...

—No fuí yo quien empezó con todo esto— susurró Max tratando de ignorar el nudo que obstruía su garganta — Fuiste tú quien me alejo. Y...y sabes que trate de acercarme, trate de remediar lo que estaba mal aún cuando no tenía idea de porque estabas tan molesto conmigo.

—Lo sé, Dios, lo sé...

—Pero eso no te basto— los ojos de Max se aguaron así que prefirío cerrarlos para no tener que ver la expresión culpable del pelinegro. — cuando intente hacer las pases...tú me soltaste toda esa...mierda que me lastimo mucho.

—Y no sabes cuanto me arrepiento de eso. —Daemon le colocó una mano en la mejilla, pero él rehuyo el toque sabiendo que si le dejaba tocarlo, no podría soltar todo eso que tenía guardado.

—¡Usaste a mis padres para hacerme daño! ¡Te conte de la mala relación que tenía con ellos! Te lo conte porque confiaba en ti...y tú solo lo tomaste y lo volviste en mi contra— se le escapó un sollozó pero se obligo a continuar —Y no tienes idea de lo mal que la he pasado, preguntándome si lo que dijiste era verdad. He llegado a pensar que tienes razón y que mis padres prefieren irse de viaje antes que estar conmigo, por qur soy irritante y no soy suficiente para nadie...

—No, no, no—Daemon lo tomó de las manos— Todo lo que dije ese día es pura basura, no creo que seas irritante...de hecho me pareces un chico dulce y único, es que ni siquiera tengo palabras para describir lo especial que eres...

—No te creo, si dijiste que soy irritante y no me soportas es porque así lo piensas.

Daemon se sintió impotente ante la mirada de reproche, pero se negó a retroceder. Haría que Max le creyera, así que sin saber que más hacer se arrodillo frente al chico, justo como lo hizo días atrás en el pasillo de la escuela.

—Por favor Maxwellth, tienes que creerme...todo lo que dije ese día fue producto del enfado y de mi estupidez...sabes lo que dicen, que cuando estas molesto eres capaz de decir cualquier cosa.

—No Daemon, yo creo que cuando estas molesto tienes el valor de decir lo que realmente piensas.

—Te juró que no es así. —Daemon volvió a tomar las manos del chico frente a el y se atrevió a entrelazar sus dedos. —Por favor perdóname, nunca fue mi intención lastimarte de esa manera, yo sólo...se me fue de las manos y para cuando me di cuenta ya había metido la pata hasta el fondo...perdóname y dame la oportunidad de demostrarte lo arrepentido que estoy.

—Es que no es solo eso— Max se soltó de su agarre y se alejó de él— Tengo que recordarte que todo esto empezó cuando golpeaste a Jason y empezaste a actuar como un imbécil conmigo.

La sóla mención de ese nombre hizó hervir su sangre, sobre todo al recordar el beso que había presenciado en la azotea.

—¡Se lo merecía!

—La verdad es que no.

—Pero el dijo que...

—Se lo que dijo...— lo cortó el castaño— el problema aquí es que lo que tú escuhaste fue una conversación a medias. Y si hubieras escuchado desde el principio sabrías que las palabras de Jason no era más que parte de un juego...una mentira.

—¿Él te lo dijo?— Max asintió y el pelinegro sonrió con burla sintiendo como los celos empezaban a tomar fuerza—No puedo creer que le creas a él, no es más que un estúpido...

—Un estúpido que fue amable cuando tu me tratabas como si no existiera.

Si, definitivamente eso había dolido más que un puñetazo y la peor parte, era el hecho de saber que lo que Max decía era la verdad.

—En verdad estoy arrepentido de lo que hice— desvió la vista hacía sus zapatos. —Creéme cuando te digo que haría lo que fuera para que me perdonaras.

—¿Y qué pasara si te perdono?— preguntó Max acercándose nuevamente.

De pronto Daemon se sintió demasiado vulnerable, porque la cercanía del castaño tiraba al suelo todas sua barreras y esa faceta de chico duro se sentía como una vil mascara. Ahí, con Max a un par de pasos de distancia, en lo único en lo que podía pensar era en lo increiblemete hermoso que era; en su suave cabello castaño, la profundida de sus ojos azules, de lo mucho que le hubiera gustado estrecharlo entre sus brazos...sacudió la cabeza y volvió a centrarse en dar una respuesta.

—Bueno— se pasó una mano por la nuca— supongo que si me perdonas podriamos volver a la normalidad...y ser amigos otra vez.

"Quiero que seas mio y de nadie más, si me perdonas te juro que haré todo lo posible por demostrarte cada día lo mucho que me gustas, te demostraré lo mucho que te quiero..."  Eso era lo que realmente quería decir, pero prefirió callar, pues seguía pensando que Max y Jason estaban juntos.

Max no sabía si reir o llorar...así que prefirió soltar un grito frustrado mientras se tiraba de los cabellos con desesperación.

—¡Oye!— el pelinegro lo tomó del brazo y lo hizo detenerse —No hagas eso, vas a hacerte daño.

—¡No quiero ser tu amigo!

Daemon dió un paso atras luciendo dolido y eso enojo aun más al menor.

—¿Es qué no lo entiendes? ¡Me gustas! ¡Estoy enamorado de ti!— y Max sintió como si se quitara un enorme peso de encima. — y si perdonarte significa que voy a tener que conformarme con ser tu amigo, queriendote en secreto, entonces no voy a hacerlo...no voy a perdonarte.

Daemon parpadeó un par de veces como si tratara de procesar todo aquello y luego negó con la cabeza.

—Pero tú estas saliendo con Jason.

—¡¿Qué?!¿D-de dónde sacas eso?

—Los ví besandose en la azotea.

Esta vez fue el turno de Max para quedarse pasmado y como si no fuera suficiente, se pusó terriblemente palido. El enojo fue remplazado por el miedo, miedo a que Daemon pensara mal de él.

—Eso fue...yo...fue mi culpa— susurró al fin, esta vez las lágrimas rodaron por sus mejillas — Fui yo quien le pidió a Jason que me besara. Estaba molesto contigo, por lo que me haces sentir, así que creí que era una buena forma de desquitarme.

—¿Entonces no estas saliendo con él?

—No.

De pronto los brazos de Daemon lo rodearon con fuerza, dejándolo casi sin aliento, pero su cercanía era tan calida que no pudó alejarse. Cerró los ojos y lloró con más fuerza porque había anhelado aquello por tantos días.  Y era un poco jodido desear la cercanía de alguien que te había hecho sentir tan mal, pero para Max era imposible no sentirse protegido entre los brazos de Daemon, sentir que era ese el lugar al que pertenecía.

—¿Recuerdas el último mensaje que te envie?— preguntó Daemon en un susurró, con sus labios pegados a su cabello.

—¿En el que me pedías que fuera a la azotea?

—Si.

—Como para olvidarlo, después de eso golpeaste a Jason y todo se arruino entre nosostros. —Daemon lo apreto mas contra su pecho— ¿Pero qué pasa con ese mensaje?

—Bueno, es que ese día...—Daemon se separó lo suficiente como para que pudieran verse a la cara— Te pedí que fueras a la azotea porque planeaba invitarte a una cita y también planeaba confesarte que me gustas...

Max abrió los ojos como platos y empezó a boquear como un pez fuera del agua, no sabía como debía sentirse en ese momento, porque se esperaba todo excepto esa confesión.

—¿Quérias tener una cita conmigo? — Daemon asintió— ¿Te gusto?— Daemon volvió a asentir.

—Se que debí decírtelo antes pero...

—¡Eres un tonto!— Max lo empujó y le soltó una bofetada, no es que hubiera sido fuerte pero igualmente dejó sin palabras al pelinegro. —Todo este tiempo he pensado que ya no querías saber nada de mi, creí que me odiabas y tu vas y me dices que te gusto ¡Que te gusto!...eres un tonto.

El castaño se cubrió la cara con ambas manos y se soltó a llorar, aunque a esas alturas ya no sabía si era de enojo o de felicidad, quizá era por ambas razones y por lo mal que lo había pasado desde que todo aquel embrollo había empezado.

Al pelinegro se le encogió el corazón al ver a su pequeño elfo de aquella manera. Todo era su culpa, había actuado como un tonto y solo había provocado una enorme confusión.

—Lo siento...—Susurró acercandose nuevamente al menor. —Créeme que daría lo que fuera por volver el tiempo atrás y evitar todo lo que sucedió. Por favor ya no llores, me duele verte así.

—Pues ahora te aguantas, porque es tu culpa.

A pesar de todo Daemon esbozó una pequeña sonrisa y es que cuando Max estaba molesto era realmente adorable.

Daemon se sentó en la orilla de la cama y tomó el delgado cuerpo de Max para luego sentarlo sobre su regazo. Lo dejó desahogarse mientras le acariciba el cabello con dulzura. Pasaron varios minutos antes de que el castaño se calmara por completo.

—¿Te sientes mejor?

—Si— susurró el chico.

Daemon suspiró y se quedo viendo a Max, sus grandes ojos azules estaban rojos a causa del llanto y aun así lucía precioso. Acarició su mejilla con dulzura y dejó que su dedo pulgar rosara su labio inferior.

—Tengo tantas ganas de besarte— confesó el pelinegro en un susurró. —Llevó demasiado tiempo deseándolo.

Esta vez fue el turno de Max para suspirar. Desvió la vista hacia su regazo donde sus manos se retorcian con nerviosismo.

—Tengo que confesarte algo— no espero a que Daemon hablara. — Le regalé mi primer beso a Jason...y yo sé que suena algo tonto e infantil pero quería que mi primer beso fuera tuyo, ahora me siento como el mayor tonto sobre la faz de la tierra...porque...porque yo también quiero besarte, pero obviamente este no sera mi primer beso y entonces ya no es tan especial...perdóname no sabía lo que hacia y...y...

Daemon le colocó un dedo sobre los labios para que callara y de paso para que respirara porque estaba hablando tan rápido que apenas si podía entenderle.

—No tienes que disculparte y para que lo sepas, tu primer beso me pertenece. —dijo con orgullo.

—¿Eh?

—¿Recuerdas la fiesta a la que fuimos juntos?

—Si te refieres a aquella fiesta en la que me emborrache, pues claro que lo recuerdo—hizo un puchero — a la mañana siguiente tuve una resaca bestial...pero no entiendo que tiene que ver eso con mi primer beso.

—Bueno...—Daemon sonrió de forma boba —Esa noche, cuando te traje hasta tu casa....pues...—Se acercó y le susurró al oido con voz profunda —Me robaste un beso.

—¡¿Qué?! ¡No lo recuerdo! ¡¿Por qué no lo recuerdo?!— luego frunció el ceño—¿Por qué no me lo dijiste?

—Estabas muy ebrio y por eso lo olvidaste y si no te lo dije fue porque en aquel entonces me sentía confundido y luego creo que quería que lo recordaras por ti mismo.

Se quedarón en silencio, Daemon a la espera de que Max dijera algo y el castaño profundamente avergonzado por haber olvidado algo tran importante.

—Y...¿Fue bueno o malo?— Daemon lo observó confundido— me refiero al beso.

—Fue el mejor beso que me han dado nunca— sonrió ampliamnete. —Y para que lo sepas también fue mi primer beso.

—No te creo.

—Fue el primer beso que me han robado ¿eso cuenta?

—No lo sé...

Daemon lo movió hasta dejarlo a horcajadas sombre sus piernas, para poder quedar frente a frente.

—¿Y qué te parece si repetimos ese primer beso?

Max enrojeció hasta las orejas pero asintió suavemente. Y fue lo único que Daemon necesito, se acercó lentamente y unió sus labios. Y ahí estaba esa sensación de calidez que se apoderaba de todo su cuerpo y el revoloteo en su estomago. Con una mano rodeó la nuca del castaño y con la otra lo tomó de la cintura; Max por su parte aprovechó para enredar sus manos en los negros cabellos de Daemon. Se dejó hacer de manera sumisa estremeciendose ante la sensación electrizante que recorría todo su cuerpo.

Los labios de Daemon eran exigentes y expertos, pero no por eso el beso dejaba de ser amable y dulce. El beso perfecto. Se separaron por falta de aire.

—Eso fue hermosamente perfecto —dijo Daemon uniendo sus frentes. —Igual que tú.

—No soy perfecto...

—Créeme, para mi lo eres. —Daemon se volvió a poner serio y preguntó: —¿Esto significa que me perdonas?

—Todavía estoy enojado contigo— el pequeño elfo infló las mejillas y arrugó la frente— Pero te perdono, no quiero que volvamos a estar separados.

—Gracias — le dio un pequeño beso— Tampoco quiero estar lejos de tí...es insoportable y no creo volver a soportar tenerte lejos. De ahora en adelante me encargaré de demostrarte cuan importante eres para mi, de mimarte y hacerte feliz.

—¿Lo prometes?

—Si mi pequeño elfo, te lo prometo.

Max sonrió ampliamente y se recosto contra su pecho, descansando la frente en su hombro. De pronto se sentía muy agotado.

—Tengo sueño— murmuró— llevo días sin poder dormir bien.

—Entonces tomemos una siesta ¿te parece? Por que yo también estoy molido, estar lejos de ti es muy agotador.

Max asintió y entonces ambos se acomodaron en la enorme cama. Daemon extendió uno de sus brazos y Max no se lo pensó dos veces antes de acurrucarse contra su costado, escondiendo el rostro contra su cuello. Por fin podían respirar con alivio, estaban juntos y eso era lo que necesitaban para hacer desaparecer todos los malos recuerdos que habían conseguido con aquella situación.

—Deberiamos agradecerle a Jason por esto—dijo Max mientras dibujaba patrones imaginarios sobre su pecho.

—No pienso hacer eso, sigo creyendo que es un estúpido.

—Que malo eres...pero esta bien, no te obligaré a hacerlo — le dió un beso en la barbilla—¿Te molestaría si le agradezco en nombre de los dos?

El pelinegro soltó una risita y lo pego más a su cuerpo.

—No tienes que preguntarme eso, de ahora en adelante no voy a actuar como un tipo posesivo y celosos— luego suspiró— Pero si a Jason se le ocurre acercarse a ti más de la cuenta...no me hago responsable.

— Esta bien— Max sonrió y esta vez si se dejó arrastrar por el cansancio, al fin podía dormir en paz sabiendo que al despertar todo estaría bien.

Daemon por su parte tardo un poco más en quedarse dormido y cuando por fin lo consiguió, se durmió con una sonrisa en el rostro y por un corto momento considero la idea de agradecerle a Jason Cooper por darle la oportunidad de disculparse con su pequeño elfo.

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Y pues el epílogo lo subiré la proxima semana.

L@s quiero, no lo olviden 😘😘😘😘😁😁

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