Capítulo dedicado a: Angie_aguero
TREINTA
•MANOS A LA OBRA Y... ¿DROGAS?•
CRYSTAL
Salgo de la cama de Alan y me meto a dar una ducha relajante. ¿Qué? La merezco.
Al salir me encuentro con Alan desnudo bajo sus sábanas.
—¿Por qué no me esperaste para bañarnos juntos? —cuestiona con voz ronca.
—Porque dormías. —digo obvia.
Quito la toalla de mi cuerpo y él me mira con una sonrisa. No me interesa en lo absoluto estar frente a él de esta manera, sólo sé que debo cambiarme y rápido.
—Además roncas, no dormí bien en toda la noche. —le digo. Es realmente molestoso sus ruidos, incluso babea. ¡Iugh!
Pero todo sea por contar con su ayuda...
—Es natural. —habla encogiéndose de hombros y mientras peino mi cabello se acerca a darme un beso.
—¡Lávate primero los dientes! —lo alejo antes de que roce mis labios. Su aliento era fatal.
—Bien bien.
Miro mi celular y veo varios mensajes de la estúpida de Clarissa preguntando porque me había ido ayer. La odio, cree que porque tendrá un hijo de Jake él ya le pertenece, pero eso está por verse.
Juro que Jake será completamente mío y de nadie más, o me dejo de llamar Crystal!
—Ahora si. —dice el estúpido de Alan.
Maldita sea, él no está mal para pasarla bien un rato... ¡Pero sólo un rato!
Debo fingir besarlo de la manera más apasionada posible para que se aparte nuevamente de mí y me traiga el desayuno. Bueno, por lo menos me dará de comer y no tendré que pagar por ello.
—Aquí tienes. —dice poniendo en la cama un poco de fruta y un chocolate caliente. Muchas calorías, pero peor es nada.
—Gracias. —le sonrío "amablemente".
Ja, si supieras.
—Oye Alan. —llamo cuando se comenzaba a ir de nuevo.
—Dime, linda.
—¿Vienes a comer conmigo?
Se acerca a la cama y mira mi plato. —No me gusta la fruta.
—No me refería al desayuno. —le digo y veo cierta chispa en sus ojos.
Ya lo tengo en la palma de mi mano.
***
Me pongo la falda que traía puesta anoche e intento irme rápidamente, pero antes de hacerlo me giro en el umbral de la puerta y lo miro exhausto sobre la cama.
—El baile es la próxima semana. —le recuerdo.
—Lo sé. —habla con una sonrisa malvada.
—¿Sabes lo que tienes que hacer, cierto?
Él asiente. —Todo saldrá como me lo pediste, ya verás. —dice.
—Pagarán por todo.
Termino de hablar y salgo corriendo de su casa hacia el Rystone's coffe, el café más popular de la zona. Entro arreglando mi cabello y visualizo a aquella chica que contacté en Facebook.
—¿Wendy? —le digo antes de sentarme frente a ella.
Ha pedido un chocolate con crema para ella y otro para mí, es de las mías. Además le he contado sobre mi plan y parece que está de mi lado.
Asiente. —¿Entonces? —dice sonriente. —¿Qué debo hacer exactamente?
***
CLARISSA
—Pasen por favor. —nos pide la Dra. Lily y ambos nos adentramos a su consultorio.
—Buenos días. —Saludamos al unísono cuando pasamos la puerta.
—¿Quién es él? —se cuestiona.
—Oh, es Jake. —explico y ella asiente con una pequeña sonrisa.
Ella sabe perfectamente mi situación, pero hasta ahora no ha podido conocer a mi novio porque él simplemente no tiene tiempo. A excepción de hoy claro, que es sábado y no tiene nada que hacer.
Lily se ve algo desconcertada y diferente a las anteriores veces en que he venido a hacerme chequeo. Es una señora de unos 35 años aproximadamente, pero está llena de alegría y trata a sus pacientes como si fuesen sus mejores amigos. ¡Más médicos así, por favor!
—La última vez que viniste a la revisión. —comienza diciendo. —No noté nada raro en el eco del bebé. Sin embargo, presentía algo extraño.
—No nos asuste doctora. —dice Jake pálido.
Ella suspira. —En los resultados de los exámenes de sangre salió que tu organismo tiene residuos de... drogas.
Mis ojos y los de Jake se abren como platos y no hacemos más que verla fijamente.
Pausa por unos segundos y yo espero el momento en que me dice que es una broma y todos reímos, pero no sucede.
—Clarissa, ¿Tú te drogas? —cuestiona de manera seria.
—¡Claro que no! —grito molesta y confundida. —Debe de haber un error.
—Yo pensé lo mismo. En este tiempo que te conozco sé que eres una buena chica, y no serías capaz de ingerir esas... sustancias y menos sabiendo tu estado. —señala mi barriga— Creí que era un error y mandé a que se hicieran nuevamente los análisis. —explica.
—¿Y? —pregunta Jake.
La doctora niega con la cabeza. —Los resultados fueron los mismos.
Maldigo interiormente y Jake parece hacer lo mismo, no comprendo nada.
—Lily... —le digo con algunas lágrimas en los ojos. —Le puedo jurar que nunca me he drogado. —Jake se acerca a mí para poder atraparme entre sus brazos. —Y menos sabiendo que eso puede perjudicar a nuestro bebé.
Ella nos mira asintiendo lentamente. —Lo sé, y es por eso que investigué y encontré algunas cosas.
—¿Qué cosas? —pregunta dudoso mi novio.
—Los alimentos que consumes tal vez sean culpables, quien sabe y se confundieron al momento de vendértelos. Hay un tipo de comida para drogadictos ¿Sabías eso?
Luego de algunas explicaciones de Lily regresamos a casa, no sin antes pasar por el supermercado y comprar todo de nuevo.
Mientras llenamos la despensa de comida sana, Jake me hace varias preguntas.
—¿Nunca notaste nada extraño en los alimentos cuando cocinabas?
—Mmm —pienso— no me he fijado en la comida.
—Que distraída mi amor.
Río. —Es que la verdad no he sido yo la que cocina en estas semanas.
—¿Alexia? —intenta adivinar.
Niego con la cabeza.
—Crystal lo ha hecho, es un buen gesto. —digo encogiéndome de hombros.
Jake se pone pálido y bota una mermelada de cristal que traía en sus manos. Un color rojo se fija en su rostro luego de un momento. Parece estar molesto, pero ¿por qué?
—¿Jake?
—Clarissa, no permitas que ella cocine.
—¿Por qué? —pregunto confundida.
Él da vueltas por el piso meditando algo. Luce confundido.
—No me inspira confianza.
Sonrío mientras me agacho y limpio la mermelada del suelo. —Son alucinaciones tuyas amor, ella puede ser rara a veces pero me ha ayudado mucho.
—¿Ayudado? —pregunta riéndose amargamente— Si necesitas ayuda le pago a alguien para que te atienda.
—En primer lugar, no vamos a hacer ese gasto. —indico— Y en segundo, no es necesario, yo puedo hacerlo.
—¡Entonces hazlo tú y dile que no toque tu comida! —grita desesperado.
—¿¡Por qué no!? ¡Ella ha estado cuando tú no! —suelto molesta.
—¡Debo estudiar y trabajar! Las deudas no se pagan solas Clarissa.
—Bien, pero no niegues que la ayuda de Crystal es buena.
—¡No lo niego! ¡Sé que no es buena!
Ruedo los ojos. —¿Lo dices por qué no te cayó bien?
—¡Lo digo porque no dudo que ella fue quien puso drogas en tu comida!
Me asusto de sus palabras. —Jake, no hagas acusaciones si no tienes pruebas de ello.
—¡Lo presiento!
—¡No eres brujo para saberlo! ¿Además ella por qué lo haría?
—¡PORQUE...! —se queda callado un momento— Porque así son las mujeres. —habla más calmado.
Suspiro cansada por sus tonterías. —Pues no me voy a alejar de ella sólo por tu complejo de brujo.
—¡BIEN NO LO HAGAS! ¡Pero algún día te darás cuenta de quién es ella realmente!
Dice para luego salir como loco del departamento a quien sabe donde. Tomo mi celular y hago una llamada.
—¿Alex? —pregunto entre sollozos— Te necesito.
¡Wendy en multimedia! Para quienes no la recuerdan ella es una de las porristas con la que Jake "pasó el rato" y Clarissa los descubrió en el instituto.
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•Nos leemos luego•