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Lo que nos unía era una mezcolanza extraña entre sexo, alcohol y mucho, mucho rap. • heterosexual. • + kth. •... Więcej

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Dejarme envolver por la oscuridad y las repentinas luces titilantes definitivamente no había estado dentro de mis planes.

Me llevé el cuarto trago a los labios, sorbiendo entre risas por la anécdota que Jimin contaba a suaves carcajadas. No estaba muy consciente de cómo, pero luego de comer en el restaurante preferido del trío terminamos en un bar que, según entendí, también tenía el calificativo de favorito pues quedaba a unas cuantas cuadras de la universidad y los precios eran bastante accesibles. 

Me estaba divirtiendo; quizá hasta necesitaba algo así. Además, me abría más holgadamente la oportunidad de hablar con Jungkook pues en la comida no habíamos tenido ni un momento a solas.

Él sabía que buscaba abordarle. Desde que nuestras miradas conectaron quedó más que claro. Y no le notaba del todo renuente, de hecho le veía más tranquilo y extrovertido que aquella salida donde nos conocimos. Pensé que, quizá, la presencia de Yoongi de alguna forma le intimidaba. O era la falta de confianza conmigo antes, quién sabe.

—Y tuvimos que salir corriendo para que no nos alcanzara la policía. Desde entonces me da miedo acercarme a ese local cuando vuelvo a Busan. Todo gracias a estos idiotas —Jimin concluyó su anécdota, mirándome. Me contaba sobre una noche loca en su ciudad donde Taehyung se semidesnudó en un bar y salió corriendo así a la calle. Lo que me sorprendió fue saber que Jungkook le secundó y que huyeron de la ley escurriéndose entre la playa.

—No me hagan pasar esa vergüenza que yo no soy tan buena como Jimin —gruñí, ahogando una risa—. Una tontería de esas y suerte, a ver quién les saca de la cárcel.

—Ah, noona... —la voz de Jungkook salió como a modo de queja, pero no podía dejar de reírse. Los pliegues a los costados de sus ojos hacían ver su sonrisa todavía más amplia y bonita.

—¡Seori, te ha dicho noona! —vociferó Taehyung, señalándolo como si le acusara. Fruncí el ceño con media sonrisa, acompañada por Jimin que dejó salir otra suave risotada mostrando los dientes.

—Deja, Taehyung, por Buda. Eres un crío —reí ante la cara de "mierda, la he cagado" de Jungkook. Empecé a entender que el "noona" para él era algo casi automático, así que supuse que debía acostumbrarme a escucharlo.

—Venga, si Kookie puede decirte noona eso quiere decir que todos podemos —sonrió exageradamente—. Noona.

—¡Pero si no soy tu noona, idiota! Tenemos la misma edad.

—Entonces dime oppa. Jimin también es tu oppa. Dinos oppa.

—Taetae —Jimin advirtió, con sus ojos pequeñitos, pequeñitos por tanto sonreír.

—¿Qué? ¡Eres más oppa tú que yo, Jiminie! Tú eres mayor que Seori por días.

—Eres idiota, Taehyung —me quejé entre risas. Definitivamente cuando Taehyung bebía se le soltaba el cotorro que tenía atorado en la garganta y era todavía más ocurrente de lo normal.

Resultaba muy contradictorio que el Tae de horas atrás en la exposición fuese el mismo que estaba sentado a mi lado en ese momento. Parecían dos personas diferentes. Todo el enigma se había ido de vacaciones y ahora sólo quedaba un muchacho adicto al descontrol; infantil y extrovertido. Supuse que se debía a la presencia de sus amigos y la cantidad, así fuera pequeña, de alcohol en su sistema.

—Pero así me quieres, ¿verdad? —ronroneó, pasando su brazo por mis hombros mientras recargaba su cabeza contra la mía con los ojos cerrados y su sonrisa rectangular a tope.

—A veces. De lunes a viernes, de una a dos de la tarde —le molesté mirándole de reojo. La risita de sus dos amigos se escuchó por encima de la música, ahogando el chasquido de lengua sutil que Taehyung terminó soltando.

La tarde siguió corriendo hasta que saludamos los primeros atisbos de la noche. Mientras tanto seguimos pidiendo una que otra ronda de bebidas y Tae continuó recargado contra mí como si no encontrase otra posición más cómoda —y no se le veía con intenciones de alejarse, de todas formas—. Entre los tragos y la charla sin rumbo encontré mi mirada conectando bastantes veces con la de Jungkook.

Fue sorpresivo e irónico cuando Taehyung se giró hacia Jimin, haciéndole un gesto con el dedo índice y pulgar sobre sus labios, simulando que fumaba un cigarrillo. Jimin rodó los ojos con media sonrisa y asintió, buscando en su mochila hasta dar con un recipiente de metal, como una pequeña caja aparentemente de mentitas.

Pero estaba más que claro que lo que tenía dentro no eran simples mentitas.

Taehyung sonrió grande y se levantó de mi hombro, girándose hacia mí y Jungkook mientras hacía ese gesto de fumar nuevamente, como preguntándonos si queríamos salir a calar con ellos. Yo negué y Jungkook me secundó, aferrando sus dedos a la bebida que estaba tomando en ese momento.

Tae y Jimin se levantaron; un "¿seguros?" resonó por parte del último y nosotros asentimos con tranquilidad. Yo es que tenía antojo, no iba a negarlo, pero era mi oportunidad de oro para tener un momento a solas con el más pequeño del grupo. Se encogieron de hombros y, dejando sus cosas junto a las nuestras, salieron del establecimiento.

Mis ojos se colocaron en automático sobre Jungkook. Lo mismo fue por parte de él, y aunque me esperaba esa mirada penetrante y gesto casi inaccesible, me encontré con una sonrisa pequeñita, relajada.

Definitivamente no era el mismo cuando Yoongi merodeaba por los alrededores.

—Hagamos una cosa —dije recorriéndome para llegar a sentarme más cerca suyo y conversar sin tener que subir demasiado la voz—. Suelta todo de una vez y yo dejo que me digas noona para siempre.

Jungkook rió mostrándome los dientes, arrugando apenas la nariz mientras ladeaba la cabeza de un lado a otro en un segundo y se llevaba el vaso a medio llenar a los labios, dando un sorbo corto.

—Pensé que a estas alturas lo sabrías, noona —habló suave, dejando luego el vaso sobre la mesa.

—Aparentemente todo el mundo sabe algo menos yo y nadie quiere abrir la boca, Jungkook —gruñí, acomodándome en el asiento sin dejar de mirarle—. ¿Vas a decirme o no?

Sus labios se apretaron en una fina línea antes de que se los relamiera, como si estuviera pensando. Empecé a maquinar los posibles métodos de tortura que podría llevar a cabo en un bar sin parecer demasiado loca, pero corté de raíz el pensamiento al notar que se disponía a continuar con la charla.

—Decirte puedo hacerlo, pero si no lo has recordado hasta ahora por ti misma no sé si lo vayas a hacer porque yo te lo diga.

—Hagamos el intento, ¿te parece?

Mi voz salió más impaciente de lo que me habría gustado dejar ver. Jungkook encogió los hombros y asintió despacio, rascándose la nuca como si estuviera intentando ordenar sus ideas. Le esperé, con la punta de uno de mis pies repicando contra el suelo. Joder, estaba tan nerviosa como si fueran a darme el resultado de una prueba de embarazo.

—En realidad pasaron muchas cosas, noona. Desde que estábamos en la fiesta, eh... ¿cómo decirlo? Se perdieron muy rápido. Tú y Yoongi hyung.

—Ya, eso lo recuerdo, Jungkook —murmuré, teniendo que carraspear para ahuyentar el nerviosismo. Como pensaba, él se había dado cuenta de que Yoongi y yo desaparecimos un buen rato.

—Me refiero a que se colocaron rápido, pero sí, también se perdieron mucho tiempo —escondió una sonrisilla contra la boca de su vaso, haciéndome rodar los ojos. Este mocoso—. Aunque cuando volvieron estuvieron más separados. A momentos, sobre todo cuando casi nos íbamos de ahí. Y en el auto, y en el apartamento.

—Sé claro, Jungkook.

Entrecerré los ojos, mordiéndome el labio inferior ante su mirada expectante. Jugó un momento con la lengua dentro de su boca y cruzó los brazos recargándose por completo en el respaldo del sillón donde estábamos sentados. Se quedó mirando hacia el suelo quizá un par de minutos, con los labios entreabiertos. Estuve a punto de sacudirle por los hombros al pensar que lo había perdido en alguna parte del universo, pero en cuanto me convencí de hacerlo alzó la mirada hacia mí como si nada hubiese pasado.

—¿Has probado preguntarle a Taehyung?

Me detuve. Taehyung. ¿Esa era una confirmación directa a mis sospechas? Joder.

—Como no tienes idea. Pero no me dice más que "lo que pasó ya pasó" y estoy jodidamente harta de tener una puta laguna mental cuando siento que debo saberlo porque es importante.

Pareció detenerse a analizar mis palabras. Por un momento pensé que iba a volver a adentrarse en su mundo personal, pero al mirarle parpadear observándome a los ojos supe que sólo había sido un corto momento de reflexión.

—Es que, noona...

—Joder, Jungkook, estás acabando conmigo. ¿Qué pasa con Taehyung? ¿Nos peleamos? ¿Nos besamos? ¿Corrimos semidesnudos por la calle?

—Estuvieron encerrados en el baño del apartamento por un buen rato.

Sus orbes fijos en los míos me hicieron saber que no me estaba jugando una broma. Mis párpados se abrieron casi hasta que boté mis ojos de sus cuencas al caer en cuenta de lo que me estaba diciendo. Un montón de preguntas empezaron a pasarme por la cabeza al punto en que sentí como si me desintegrara y me estuviera perdiendo en el espacio y tiempo del lugar.

¿Yo, encerrada en el baño con Taehyung? ¿En qué momento? ¿Por qué? ¿Y Yoongi? ¿Nosotros llenamos la bañera? Una marabunta de dudas se aglomeró en mi cabeza, haciéndome sentir sumamente frustrada porque no tenía respuesta para ninguna de ellas. Intenté forzarme a hacer memoria, sin embargo tenía la cabeza en blanco. Un vacío total.

—Antes creo que tomaron algo. Conociendo a Taehyung habrán sido pastillas que tenía guardadas en su habitación —interrumpió mis pensamientos, encogiendo los hombros—. Llegó un punto que todos estábamos casi dormidos y ustedes volvieron a recargar pila casi al cien por ciento. Fue extraño, pero luego de eso pasó lo del baño.

—Pero... joder, ¿qué me estás diciendo, Jungkook? —susurré, arqueándome hacia adelante para hacer la conversación más privada—. ¿Eres el único que se dio cuenta? ¿Qué mierda pasó ahí adentro?

—Fue muy discreto, noona —arqueó los labios hacia abajo—. Creo que Taehyung fue quien te siguió, pero no sé qué fue lo que pasó. Yo me di cuenta porque luego de que él saliera fui a tocar para usarlo y tú estabas ahí.

—¿Y Yoongi?

Era lo único que me pasaba en la cabeza por esos momentos. ¿Cómo era posible que hubiera ocurrido sin que él se diera cuenta? Porque, joder, de haberse enterado seguro me lo hubiese hecho saber el día que le pregunté. Seguro me hubiese interrogado para saber qué coño hacía yo encerrada en el baño de su apartamento con su compañero de piso o mínimo hubiera visto una de sus escenas de celos silenciosos. Algo.

—Estaba borracho, muy borracho y casi dormido en el suelo. Jimin estaba despierto pero en su propio lío mental ahogado en María. Digamos que yo era el único en calidad de consciencia.

Mi cabeza empezó a conectar las líneas con la poca información que tenía. Cuando le pregunté a Yoongi, mencionó que había bebido de una botella que Taehyung sacó de su habitación y que hasta entonces se había perdido. Tenía sentido. También habló algo acerca de la euforia mía y de Taehyung y encajó con la suposición de Jungkook respecto al tema de las pastillas. Ya las había probado alguna vez en mi vida, siempre en ambiente controlado, pero lograba recordar algunas cosas; esta vez no era así. Supuse que debía atribuírselo al montón de hierba y tragos que me empiné desde la fiesta, porque de otra forma no le encontraba sentido.

—Desde antes de que llegáramos al apartamento Taehyung y tú estaban... raros —complementó, carraspeando para darle otro trago a su bebida—. Desde la fiesta, en realidad.

—Por Buda, Jungkook, no me hagas preguntártelo todo. Explícate.

—Voy, voy —musitó, rascándose la nuca—. Intento recordar.

Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza, cerrando los ojos un momento. Estaba siendo demasiado jodida con el pobre Jungkook cuando él no tenía la culpa de nada. A quien tenía que interrogar era a Taehyung; él sólo estaba haciéndome el favor de aclararme las cosas así que mejor empezaba a controlar mi actitud.

—Perdona —negué con la cabeza, torciendo los labios—. Se me van las cabras a veces.

Jungkook no dijo nada, pero asintió como aceptando mis disculpas. Hubo silencio y por un momento pensé que Taehyung y Jimin estarían próximos a llegar, así que empecé a impacientarme. Un escalofrío me recorrió entera, provocando que las puntas de mis dedos quedaran heladísimas ante el pensamiento de que pudieran interrumpirnos.

—En la fiesta —continuó Jungkook, relamiéndose los labios en el acto—, estuvimos todos en grupo por buen rato. Tú y Yoongi hyung fumaron a prisa para alcanzarnos. Hay partes de la noche que no recuerdo porque entre tomar y fumar también terminé perdiéndome —asentí. Tenía sentido—, pero recuerdo que hubo un momento en el que todos excepto Yoongi quisimos bailar.

Parpadeé con fuerza. ¿Yo, bailando? No era del todo ajeno porque sabía que en las fiestas con buena música y estando bajo la influencia de alguna sustancia era capaz de hacerlo, pero me sorprendió saber que me había atrevido cuando era la primera vez que trataba con Jimin y Jungkook.

—Hyung se desapareció y sólo nos quedamos nosotros. Taehyung empezó a bailar contigo —guardó silencio, como si estuviese pensando qué decirme—. Había algo entre ustedes. Hasta ese punto Jimin también lo notó.

—¿Algo como qué?

—Tensión, supongo —alargó un murmullo gutural como si estuviese pensando y torció los labios dirigiendo sus ojos oscuros al suelo—. No lo sé, noona, creo que hay cosas que no me corresponde decirte. Sería más apropiado que lo hablases con Taehyung.

—Pero Taehyung se hace el tonto, Jungkook —solté también torciendo los labios para luego liberar un bufido—. Joder.

Aunque no quisiera aceptarlo tenía que ser clara: desde que conocí a Taehyung existió un punto de tensión, por lo menos de mi parte. Quizá porque en el fondo estaba consciente de lo jodidamente atractivo que era, pero para cuando empecé a tratar con él yo ya estaba, digamos, con el nombre de Yoongi revoloteándome la cabeza sin descanso.

En realidad la atmósfera extraña entre Taehyung y yo nunca había sido difícil de controlar porque sólo éramos amigos superficiales y nada había ido más allá de eso: una simple y llana tensión. Del estilo "me atraes en un plano físico y tu voz me causa cosquillas agradables", pero nada más allá de eso. Incluso por esa misma razón, me atrevía a decir, no había desarrollado una amistad muy profunda con él. Hasta ahora.

Y sí, si lo pensaba, nuestro acercamiento había empezado a partir de esa fiesta.

¿Qué había pasado en el baño? Mierda, si habíamos jodido no sabría cómo carajo sentirme. Aunque, si lo pensaba a fondo, cuando desperté no percibí nada raro. Por lo general —con base a la experiencia con Yoongi, podría decir—, luego de un polvo terminaba con dolores en el cuerpo. Podía poner como ejemplo la última vez que ocurrió en la fiesta luego del evento, cuando justamente Yoongi y yo lo hicimos en un baño. Durante los dos días siguientes tuve que coexistir con un dolor de la puta madre en la espalda y las piernas por aguantar estar de pie. 

Luego de aquella fiesta, lo juro, no me había dolido la espalda. Sólo los músculos de los muslos por la forma tan salvaje en la que Yoongi me había apretado y hecho abrir las piernas en aquel despacho extraño; sin embargo mi espalda no sufrió algún tipo de molestia.

Sumado a eso, tenía que resaltar que el apartamento que compartían Yoongi y Tae no era muy grande. Si hubiésemos follado en el baño estaba clarísimo que tendrían que habernos escuchado. Por lo menos Jungkook, que era el más despierto de los tres.

—Jungkook —le llamé, captando su atención de inmediato—. De casualidad... mierda, cómo decirlo. ¿Escuchaste ruidos cuando estuvimos en el baño? Ya sabes. Ruidos.

Alzó las cejas, procesando. Entreabrió los labios y jaló aire profundamente para al final negar con la cabeza, seguro.

—Nada más que el agua de la bañera corriendo.

—¿Y cuando Taehyung salió tenía el cabello mojado? —indagué casi con desespero al ver que Taehyung y Jimin ya estaban entrando por la puerta principal del establecimiento—. Mierda.

Nos acomodamos en nuestro lugar para ahuyentar el nerviosismo, o por lo menos yo lo hice. Al tenerlos cerca alcanzamos a percibir un leve tufo de aroma a María, sobre todo por parte de Taehyung. Jimin se veía relajado, con los ojos ligeramente enrojecidos y su bonita sonrisa todavía más ancha de lo normal. Se pasó la mano por el pelo, alborotándoselo en el acto. A pesar del naranja artificial, podía jurar que parecía sumamente suave y bien cuidado.

—Listo —canturreó Taehyung, sentándose a mi lado. Largó un suspiro profundo de alegría, desparramándose en el lugar mientras hacía la cabeza hacia atrás con una enorme sonrisa en la cara—. ¿De verdad no quieren? Jiminie es lindo y dejó un porro armado para ustedes en caso de que les pegara antojo.

Giré la cabeza hacia Jimin y asintió con una sonrisita, moviendo la caja de mentas frente a nosotros en silencio. Miré a Jungkook de reojo, preguntándole con la pura mirada y él asintió con un gesto más parecido a cómo le había conocido en la fiesta: serio y observador. Nos levantamos del lugar y cuando pasé al lado de Jimin le recibí la pequeña caja entre mis dedos.

—Hay un callejón dos cuadras a la derecha —nos dijo con su voz suave, aterciopelada, estirando las piernas mientras recargaba la espalda contra el respaldo del sillón—. Casi nadie pasa por ahí.

Asentí con un simple sonido gutural y le recibí el mechero a Taehyung, que ya estaba volviendo a tomar de la bebida que había dejado inconclusa. Salí del establecimiento junto con Jungkook, caminando en dirección al lugar que Jimin nos había indicado.

—¿De verdad vas a fumar? —preguntó con las manos dentro de las bolsas de su chaqueta. Yo asentí.

—Necesito relajarme.

Anduvimos en silencio hasta llegar al callejón. Ya ahí Jungkook se recargó contra la pared, cruzando los brazos mientras me veía encender el porro escondida de la vista popular. Las manos me temblaban ligeramente, así que maldije por lo bajo al no poder mantener la flama del mechero estable. Él, al percatarse, chasqueó la lengua con una sonrisa divertida y me arrebató el encendedor de los dedos, ayudándome a encender la punta del pitillo.

Me quedé callada, agradeciendo con la mirada mientras calaba muy lentamente el porro. Sentí alivio cuando el denso humo traspasó mi garganta. A pesar de que el sabor no era el mejor, la sensación siempre me resultaba, hasta cierto punto, relajante.

—¿Te gusta Taehyung, Seori noona? —cuestionó de pronto, sin filtro, mirándome directo a los ojos.

Me tomó completamente fuera de base por lo que arqueé las cejas, incrédula y extrañada, absorbiendo la hierba con cautela. Una vez aspiré lo suficiente retiró el fuego, pero no sus orbes oscuros de los míos. Me relamí los labios y desvié la mirada hacia la calle, teniendo cuidado de no largarle el humo blanco en la cara mientras sostenía el cigarrillo de hierba entre el dedo índice y corazón de mi mano derecha.

—Siempre me ha parecido guapo —sinceré, sorprendiéndome a mí misma por decir la verdad tan fácil y sin ponerme nerviosa—. Pero me gusta el estúpido de Yoongi.

—¿Te gustan ambos? —rectificó, volviendo a recargarse sobre la pared. Yo torcí los labios.

—No creo. Lo de Taehyung es más bien físico. Ya sabes, esa tentación del demonio. Apenas estamos frecuentándonos más y todo eso. Antes no éramos mucho más que conocidos —susurré lo último, calando de nuevo el porro. Jungkook asintió—. Yoongi es... joder, ¿me recuerdas por qué estamos hablando de esto?

—Me lo preguntaba —encogió los hombros con sencillez, mostrando una sonrisa sutil—. Siempre me cuestioné cómo se veía todo desde tu perspectiva.

—Joder. No ayudas, ¿sabes, Jungkook? —solté aire por la nariz, sonriendo de medio lado—. Con eso estás diciéndome que has hablado de esto con Taehyung y supongo que si te lo pregunto no vas a decirme nada por el código del amigo, si es que eso existe para ustedes.

—Existe, sí, pero es un secreto a voces. Nunca hemos hecho un pacto como tal —le extendí el porro para ofrecerle y lo tomó entre sus dedos, encendiendo la punta con el ceño fruncido, calándolo un par de veces—. Taehyung sabe lo de Yoongi hyung. Aunque no me dijo qué pasó en el baño no creo que hubiese hecho algo que tú no quisieras.

—Eso es lo que me preocupa —murmuré, revolviéndome el cabello mientras negaba con la cabeza—. Estaba jodidamente drogada, Jungkook. No sé si fui capaz de discernir lo que quería o lo que no y Taehyung tampoco.

—Taehyung sabe lo que hace, noona. Lo conozco —susurró, devolviéndome el cigarrillo—. Por eso sé que no abusaría si sabe que estás completamente perdida.

Sus palabras me recordaron a aquella llamada que le hice a Taehyung para contarle lo de Namjoon. Él había dicho algo parecido, que sabía perfectamente lo que hacía. Y no lo dudaba, pero me parecía jodido que no quisiera contarme nada cuando le pregunté qué carajo había pasado. Ahora tendría que enfrentarlo sin delatar a Jungkook, así que pretendería que había recordado algunas cosas. Seguro le sacaba algo y lograba aclarar todo este borroso panorama, porque a pesar de no tener algo en forma con Yoongi, no me resultaba coherente estar volando tan ambiguamente en mi relación con Taehyung.

—Supongo que tendré que enfrentarlo hasta que quiera hablar del tema, pero no le diré que me has dicho tú —me apresuré a murmurar lo último, recibiendo un asentimiento de su parte—. Gracias, ya que estamos.

—Lamento que no habláramos de esto antes, pero en el apartamento con Yoongi hyung ahí...

—Qué va, anduve con miles de cosas en la cabeza estas últimas semanas, si te soy sincera. Estuvo bien que me olvidase de esto por un tiempo —Jungkook me ayudó a encender nuevamente el porro y justo en esa calada sentí cómo mi cuerpo empezaba a reaccionar, relajándose—. Por cierto, ¿puedo hacerte una última pregunta?

Asintió casi de inmediato, con el gesto serio pero las cejas ligeramente arqueadas en símbolo de sorpresa. Le sonreí de medio lado, recargando la mitad de mi cuerpo y el costado de mi cabeza contra la pared, mirándole fijo. Jungkook era muy alto, así que como a Taehyung, me tocaba verle desde abajo.

—¿Llevas una mala relación con Yoongi? —le vi alzar las cejas aún más, como si no entendiera lo que le estaba preguntando, por lo que procedí a explicarme—. El otro día te noté muy diferente a como estás siendo hoy. Estabas muy callado. Además no sé si lo sabes, pero con la mirada dices mucho. La cara que pusiste cuando Yoongi despertó y se acercó a nosotros fue un poema. Me da la impresión de que no le tienes mucho aprecio.

Jungkook sonrió mostrándome los dientes y se llevó la mano a la nuca, rascando hasta deslizarla hacia adelante como buscando acomodarse los mechones del flequillo. Los pendientes en sus orejas se movieron cuando negó con la cabeza mirando al suelo, supuse que elegía cuidadosamente sus palabras.

—Nos llevamos normal. En sí es más amigo de Taehyung que mío o de Jimin —encogió los hombros con suavidad, haciendo un puchero con el labio inferior—. No es que no me caiga bien, sólo no me fío mucho de él.

—¿Por qué?

—Parece del tipo de persona que esconde más de lo que muestra.

—¿Taehyung no es así también?

Sonrió de medio lado como si le hubiera contado un chiste tonto e hizo ese movimiento de ladear la cabeza y volverla a su posición. Era una especie de tic.

—Es diferente. A Taehyung lo conozco de años y si le prestas atención es fácil de leer. Yoongi hyung es más...

—Hermético —complementé, recibiendo un asentimiento casi automático de su parte. Saqué todo el aire de mis pulmones en un bufido que hizo vibrar mis labios—. Y que lo digas. Es un puto calvario lidiar con él.

Jungkook se rió, quizás porque no encontró nada más que decir. Le mostré el porro a punto de terminarse y negó con la cabeza. Lo apagué restregándolo contra la pared y guardé lo que quedaba dentro de la pequeña cajita metálica, acomodándome el cabello y la blusa por pura inercia. Cuando empezaba a fijarme en esos estúpidos detalles, sabía, la María estaba empezando a hacer efecto.

Iba a disponerme a caminar de regreso al bar, sin embargo me frené cuando Jungkook me llamó un par de pasos detrás.

—Ya sé que no es de mi incumbencia, pero creo que no deberías agobiarte, noona —se pasó la lengua por los labios y llegó a mi lado, sacando ligeramente el labio inferior mientras encogía los hombros—. No tienes nada serio con Yoongi y lo de Taehyung ha sido un desahogo, supongo. No le veo nada de malo.

Entreabrí la boca para decir algo en un gesto casi exagerado, pero me encontré sin palabras por soltar. La hierba siempre me hacía pensar lento y rápido a la vez y era difícil capturar los pensamientos flotando sobre mí. Terminé pasándome la lengua por los labios hasta capturar el inferior entre mis dientes, negando suavemente con media sonrisa ladina.

—Si has salido pícaro y todo, Jungkookie.

Los pliegues a los costados de sus ojos volvieron a mostrarse gracias a la risa silenciosa que soltó. Yo rodé los ojos y entre un momento de lucidez (más otro gesto exagerado) saqué el móvil de la bolsa de mi chaqueta, extendiéndoselo desbloqueado con el teclado numérico en pantalla.

—Me niego a buscarte por toda tu maldita universidad en caso de que me surja otra duda —bufé, recargando todo mi peso en un solo lado de la cadera—. Además pareces el único que no se excede del grupo y si en algún momento Taehyung desaparece por días ya sé a quién recurrir.

Tomó el celular aún riendo y tecleó su número para guardarse a sí mismo en la agenda. Mi atención se distrajo a la punta de sus dedos repicando contra la pantalla y el sonido que hacía ante cada pulsación me empezó a parecer gracioso. Me pasé la lengua por los labios para no reírme, brincando casi de forma violenta cuando un auto pitó en la calle aledaña. Jungkook me miró y se rió de mí, de mi cara y seguramente de la forma en la que me había abrazado a mí misma para protegerme de la indefensa bocina como si fuera un oso a punto de devorarme.

—Te ha hecho efecto muy rápido, noona —murmuró devolviéndome el móvil para empezar a caminar de vuelta al bar.

—¿Qué dices? Estás loco, si el del efecto eres tú riéndote por algo tan absurdo, joder —gruñí pretendiendo estar ofendida, soltándole a la vez uno de mis típicos golpes en el hombro que más que golpe pareció un empujoncito. Jungkook se rió con más ganas—. ¡Yah, mocoso malcriado! Respeta a tu noona, joder. Tanto "noona, noona" y mira cómo te burlas. Eres un puto caso.

—No me estoy burlando, noona.

—¡Respeto a tus mayores, dije! A callar ya.

Jungkook sonrió rodando los ojos. Yo me mordí el labio para esconder la media risa que luchó por escaparse de mi boca.

—Vale, noona.

—Buen chico.

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