Podrán pasar siglos, pero los sentimientos seguirán ahí.
El pasado es un arma de doble filo: Te recuerda las partes dulces y te sentirás bien al recordarlo o te hará llorar.
Te recuerda el sufrimiento por el que pasaste y te sentirás de lo mejor al saber que te has superado... o te dolerá hasta el alma.
Entonces aquí estoy, tomando el té con el amable padre de mi novio mientras que mi novio mira a la nada. Muy normal, una situación completamente... incomoda.
—Tienen un jardín muy lindo —Dije, mirando las flores que Cristal estaba sembrando a unos pocos pasos de nosotros.
—Sí, mi hermosa manzanita es muy buena con la naturaleza.
¿Manzanita? ¿Todos los padres tienen que tener apodos para sus hijas? Tory hasta llama a Nicky "naricitas" porque cuando quiere algo, arruga la nariz de una forma muy linda. Papá me llamaba "Ollie", la protagonista guerrera de un libro suyo. Le pedí que dejara de llamarme así cuando leí el libro y me di cuenta que Ollie tuvo relaciones con su enemigo, el primer día en conocerse, y le perdonó con facilidad que haya matado a su mejor amigo. ¿Por qué no se quedó con su mejor amigo? Ah cierto, papá quería demostrar que hasta el ser más cruel puede cambiar por amor.
Eso solo funciona en los libros.
—Nicolás, no tienes porque conversar si no quieres, pero tu novia está incomoda —Me sonrojé. Pensé que no era tan obvia...
—Tienes razón—Se levanto de la silla y me tendió la mano—, no quiero conversar, así que es hora de irnos.
Miré al señor Ricci, él asintió con una sonrisa triste. No me quedó de otra más que levantarme y agarrar la mano de Nicolás... Pero no dejaré que esto termine así. Nicolás merece llevarse bien con su padre, con toda su familia y sentir el cálido amor familiar que todos deberíamos tener.
—Escuché que tenias visita, Keller —dijo una voz femenina. Vi a Cristal correr hacia nosotros, dejando las herramientas tiradas en el césped.
La mujer traía un enorme collar de perlas, muchos anillos y pulseras de diamantes, una ropa que solo la realeza suele usar, combinado con unos zapatos demasiados altos. Esta mujer solo me transmite un sentimiento... repulsión. Es de esas mujeres que manchan la reputación de los millonarios, haciendo creer a las personas que solo somos unos interesados, fríos y desalmados, que no nos importa nadie ni nada, solo el dinero. Es la clase de persona que tío Lucas ha combatido día a día para que dejen de arruinar los negocios más pequeños.
— ¡Mamá! —Cristal la agarró del brazo y tiró de ella pero la mujer se zafó de su agarre— Me prometiste que no vendrías —le reprochó, mirando de Nicolás hacia ella. ¿Es su madre...?
— ¿Quién eres tú? —Preguntó mirando a Nicolás. ¿No lo conoce? Entonces... ¿No es su madre?— No importa —Sacudió la mano, quitándole importancia. Sus ojos brillaron con interés puro cuando me miró de pies a cabezas—. Hollie Hamilton, la hija de Dimi Hamilton, sobrina de Lucas Hamilton... —Nicolás apretó mi mano, claramente furioso ante la actitud de esta mujer— ¿Tus tíos siguen juntos? Porque estoy dispuesta a dejar a mi prometido por tu lindo tío Lucas.
La mayoría de las mujeres se mueren por mi tío Lucas, eso no es ningún secreto. El secreto es lo celosa que es tía Lucy y su forma de hacer que esas mujeres desaparezcan de la faz de la tierra. Obviamente no les manda un sicario, ni nada por el estilo, solo que un día puedes estar trabajando de gerente en los Hoteles Hamilton y al siguiente, estás trabajando en un McDonald. Y esa es una de las razones por las que tío Lucas la ama... Comparten la misma maldad.
—Mis tíos están juntos y más felices que nunca y le aconsejo que deje de hacerse ilusiones —le sonreí con falsedad, igual que ella lo hizo.
—No está mal soñar un poco.
—Si no quiere que mi tía la deje en la calle, será mejor que deje de hacerlo. Además —La miré de pies a cabezas, al igual que ella lo hizo conmigo—, mi tío tiene mejores gustos.
Los hombres soltaron un bufido, una risa ahogada, mientras que Cristal solo nos miraba con los ojos abiertos, sin perderse ningún detalle de nuestra "conversación"
— ¿Quién te crees que eres? —gritó ella ya molesta.
—Usted lo ha dicho —este es mi momento de devolverle su carta— Soy Hollie Tomson Hamilton, un placer.
Tiene suerte que no sea Demi o Tory, sino hubiera terminado mi frase espica con un "Maldita bruja" o un "Vil arpía". Cualquier insulto hubiera funcionado para ella. Ah, pero soy una chica buena criada por unos grandiosos padres que me enseñaron a respetar a los mayores. Pero también fui criada por mis dos tías queridas, quienes tienen un carácter de... miedo.
—Colette, deja de molestar a mis invitados —Palmeó el hombro de Nicolás y le sonrió—. Gracias por haber venido.
Creo que llevamos aproximadamente diez minutos en el coche, a solo cien metros de la casa del señor Ricci, estacionados enfrente de la casa de una señora, que no ha dejado de vernos con nerviosismo. Espero que no llame a la policía... o que le dé un infarto pensando que queremos hacerle algo malo. Mamá hubiera llamado a la policía y luego tío Lucas hubiera llamado a las fuerzas especiales, o al ejército. Tío Chase es el más tranquilo de todos y solo hubiera tocado la ventanilla del auto, preguntar si había un problema y luego entraría a casa. La diferencia de los hermanos es enorme.
Pero en vez de preocuparme de la pobre señora, tengo que preocuparme por Nicolás.
— ¿Estás bien, mi escritor pervertido? —Pregunté son ternura, acariciando su rostro. Tiene una leve sombra en la barbilla, donde una barba de hombre rudo quiere salir. No tengo preferencia entre "Barba o no", pero apuesto a que Nicolás se ha de ver más ardiente.
—Perfecto...—respondió en un susurro, sin dejar de mirar al frente. Sus nudillos están blancos de agarrar el volante con tanta fuerza, como si el volante fuera el cuello de esa mujer.
Hay muchas cosas que me gustaría decirle a Nicolás, muchas preguntas y también quiero gritarle por no haberme ayudado con esa mujer. Pero no es el momento... Este momento solo es para darle mucho amor.
— ¿Qué tal si cambiamos de asiento? —negó con la cabeza— Por favor, necesitamos movernos antes de que a la señora de la casa le dé un infarto.
—Nunca he dejado que una mujer conduzca mi auto.
Rodee los ojos cansada de escuchar esa frase. Ninguno de los hombres Hamilton comparten sus autos, a excepción de tío Lucas pues él tiene tres autos. Dos para él, uno para compartir.
Estaba por protestar cuando salió del auto y caminó hacia la puerta del copiloto, la cual abrió y me tomó en brazos para entrar él y sentarme en sus piernas. Genial, ahora la señora va a pensar que tendremos sexo en el auto, enfrente de su casa. Nicolás recostó su frente en mi hombro suspirando fuerte, creo que le gusta mi olor a lavanda. Normalmente las chicas escogen rosas o algo muy dulce, a mi me gusta la lavanda.
—Esa mujer, es la mujer que abandonó al niño nacido de una aventura —Susurró contra mi oído, después de dejar un camino de besos en mi hombro y cuello—. La mujer que convenció a su esposo de que sería lo mejor para ellos. La maldita egoísta que le quitó a la única persona que lo amaba... y aun con todo el dolor que le causó al pobre niño, no lo reconoció. Porque no tiene conciencia, no tiene ni una pizca de remordimiento por lo que hizo. Solo lo olvidó...Me olvidó.
Para cuando terminó de hablar, su voz ya estaba entrecortada y sentí sus lágrimas caer en mi hombre y deslizarse por mi piel. Lo abracé con fuerza, dejando que se desahogara en mi hombro, susurrándole que todo estaría bien, que ella no se merece a alguien como él. ¡Ahora me arrepiento de no haberla insultado! Esa vil mujer es la causante del dolor de Nicolás, esa mujer no se merece ninguna de las lágrimas de este maravilloso hombre.
Esa mujer... Esa mujer las pagará.
Asheron es quien me recuerda siempre que no hay nada de malo en querer ser la guerrera del cuento y no la princesa asustadiza.
Zac es el que me ha enseñado a que siempre hay que defender a las personas inocentes.
Mamá es quien me recuerda que tengo el don para cambiar a las personas.
Papá... papá es... Es papá.
Pero tía Lucy es quien me enseñó que una mujer de verdad, es esa quien lucha por su hombre, porque ellos también merecen ser protegidos así como ellos nos protegen día a día.
Y yo, eh crecido con la idea de que la justicia, el amor y la guerra, siempre van de la mano.
Esa mujer, conocerá a Hollie Hamilton.