La Estatua (Ziam) Adaptada.

By AgussSanchez

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La Estatua (Ziam) Adaptada.
Capitulo 1
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13.
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25 :EN IMPERIA
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29.
Capitulo 30.
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Epílogo
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Capitulo 39

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By AgussSanchez

En vez de dirigirse hacia la puerta, se acercó en una zancada a Zayn y le plantó un beso feroz en los labios. Sólo cuando la dejó sin aliento, ardiendo de deseo, se alejó.

Solo en la casa, Zayn cubrió los rodapiés de las paredes del dormitorio principal con un plástico limpio, preparándolas para pintarlas.

Parecía tan normal en ese momento, como un hombre de su planeta. Como su hombre. El corazón le latió con fuerza y comprendió, con la velocidad de un relámpago y la intensidad de un trueno, que quería que él fuera su hombre. Para siempre Oh. Dios. Mío.

¿Qué había hecho? ¿Qué diablos había hecho?

Zayn luchó contra una creciente oleada de pánico. No he hecho nada, se aseguró. Todo estará bien. Sólo se preocupaba por que Zayn le deseaba, pero no se había enamorado de él. Así que aún no lo abandonaría, tenía que quedarse mucho más tiempo. Sus hombros se relajaron al instante. De acuerdo, todo va bien. No hizo caso a la punzada de culpa que la asaltó ante esos pensamientos

-Liam... —comenzó.

Él debió de notar el temblor en la voz, porque puso los ramos en el suelo sin dejar de mirarló. - ¿Qué ha provocado esa mirada de terror en tus ojos? 

- Yo sólo. Yo no...

Arqueando una ceja se cruzó de brazos, luciendo esa vena obstinada que tanto la había irritado la primera vez que le vio, pero que ahora la llenaba de tranquilidad

- ¿Qué intentas decirme? — después se acercó a Zayn, deslizándole el dedo por la mejilla. El toque era suave, protector —. Independientemente de lo que sea, te ayudaré. Zayn se agarró a sus hombros, clavándole las uñas profundamente. 

- Solamente bésame. Bésame y hazme olvidar. 

Sin una palabra, Liam bajó los labios hacia los suyos.Ryan fulminó con la mirada a la pareja que se abrazaba, tanto enfurecido como alegre. Alegre porque Liam no deseaba a Heather. Enfurecido porque Liam no sufriría, ahora que Ryan había reclamado para sí mismo a la dulce seductora.Por el momento se concentró en su alegría, una emoción completamente extraña para él. Una emoción que atribuía a Heather. Desde ese amanecer, no había dejado de pensar en ella. Pensaba...¿podría ser ella la mujer de la que hablaba su madre? ¿La mujer que le miraría a través de las cicatrices, y vería el hombre que realmente era?

Ayer por la noche no parecía estar muy impresionada por su belleza. No, sólo había ansiado su calor, su presencia.Dos cosas que podría ofrecerle tanto si era feo, como increíblemente hermoso. Ryan alzó la mirada hacia el blanco techo. ¿Poseería el coraje necesario para intentar ganarse el corazón de esa mujer mortal? ¿Incluso aunque ya no fuera necesaria para castigar a Liam? La respuesta vino con rapidez y sin vacilaciones.Sí. La deseaba más de lo que deseaba que su pierna se enderezara.

Había pasado sólo una noche con ella, y ya había removido sentimientos en su interior que jamás pensó que experimentaría. Felicidad, sí, pero también satisfacción. Realmente era irónico que se sintiera tan profundamente atraído por una mortal cuando siempre había odiado a su madre por hacer lo mismo.Parado allí de pie, Ryan comenzó a hacer planes mentalmente. Iría a Heather esta noche. La tomaría entre sus brazos y le haría el amor, muchas veces. Le mostraría su verdadero yo, y ella...

Ignoraba lo que haría, y en ese instante, comprendió que en realidad no importaba, no podía importar. Nunca disfrutaría de una felicidad duradera con Heather, mientras Liam estuviera vivo en alguna parte

Ryan centró los pensamientos en su hermano. Era hora de acabar con esa guerra entre ambos. Pero, ¿cómo? No deseaba a Zayn, no podía obligarse a intentar ganarse su atención. Y si no lo hacía, no lograría que Liam se convirtiera en piedra otra vez. ¿Qué otra cosa lo haría sufrir? Quizás..

Oh, sí, pensó, entrecerrando los ojos. Quizás el dolor que buscaba para su hermano no era la celosa rabia que lo consumía a él constantemente. Quizás lo que debería hacer, lo que haría, era dañar físicamente a el sujeto que, tan claramente, reclamaba el cariño de Liam.

Los labios de Ryan se torcieron en una sonrisa cruel.Su intensa mirada exploró la habitación. No había nadie salvo él y Zayn. Tampoco había muebles donde alguien pudiera esconderse. Sólo latas de pintura y cepillos dispersados sobre algún tipo de material transparente que cubría el suelo.

Zayn le agarró el brazo.

- ¿Liam? Dime algo. 

- Hay… — sus palabras se fueron apagando, al igual que la magia se evaporaba tan rápidamente como había aparecido. Maldita sea, ¿qué ocurría? Le estaban espiando, o se trataba del encantamiento de piedra que le reclamaba antes de tiempo?

Se congeló y casi se cayó al suelo por la fuerza del pánico. No había considerado la posibilidad de perder la libertad antes de que los dos ciclos hubieran pasado. La desesperación se retorció en el interior del vientre, y un sudor frío le perló la frente. Taladrando a Zayn con una intensa mirada, preguntó: 

- ¿Me amas? — las palabras explotaron en su boca.

Zayn sacudió la cabeza, con los ojos llenos de dolor y pesar. 

- No, aún no. Lo siento. 

Más pánico. Más desesperación. Tenía que haber algún modo de ganarse su amor. 

- Tu hermano mencionó una reunión familiar el sábado. 

Zayncabeceó, extrañada por el cambio de tema tan brusco. 

- Eso es mañana. 

- Me gustaría ir. 

¿Qué mejor modo de conquistarlp que ganándose la aprobación de su familia? Sí, esa era la respuesta que necesitaba. Despacio, sus músculos se relajaron.

*Los ojos de Zayn se abrieron mucho, y su mandíbula se desencajó. 

- ¿Quieres conocer a mi padre? 

- Sí.

- ¿Éstas seguro de que quieres conocer a mi padre? — Preguntó otra vez, con la esperanza aún brillando en las profundidades de sus ojos dorados —. Es mandón y arrogante, y casi siempre está de mal humor. 

- Aún así, me gustaría conocerle. 

- Lo pensaré — contestó, pero sonreía con la sonrisa más brillante que alguna vez la había visto.

Aquella sonrisa terminó por ser su perdición. Lo abrazó y no la dejó marchar hasta que ambos jadeaban por el deseo. Zayn no lo tuvo que pensar mucho. La respuesta era ¡Sí, sí, sí! Zayn nunca le había presentado a ningún hombre a su padre antes, pero por alguna razón, quería que ellos se conocieran y se llevaran bien.

En ese mismo momento, Zayn y su extraterrestre estaban en su camioneta, conduciendo por la carretera. Liam no tenía ni idea de en lo que se metía, por supuesto, pero Zayn ya había intentado avisarle. Su determinación de pasar el día con su familia era alarmante por su intensidad, y eso era lo que más le preocupaba.

- ¿Habrá trágalo en esta reunión familiar? — preguntó él, tirando de su cinturón de seguridad, todavía incómodo por su agarre.- Sí. Para serte sincera, no creo que mis hermanos puedan tolerarse unos a otros sin la bebida de por medio. 

Entendiendo mal la aspereza de su tono, Liam lo rodeó con su brazo y le masajeó la base del cuello —. No tienes nada que teme, Zayn. No haré daño a tus hermanos.

Zayn rió bajito —. ¿Aunque se lo merezcan?

- Incluso entonces.

- Bueno, deben pagar por lo que nos hicieron la otra noche, y traje todo lo necesario para encargarme de eso. — Una rubia ceja se arqueó y las esquinas de sus labios se alzaron con satisfecha confianza mientras acariciaba el bolso que estaba a su lado —. Ya lo creo que lo pagarán.

Poco después, vislumbraron la casa de su padre. Esa era la casa de su niñez, una casa inusual, grande y extensa, de ladrillo rojo y con una alta azotea semejante a la de una catedral. No podía decir que la estructura fuera de su gusto, pero los recuerdos que había construido allí compensaban con creces cualquier fracaso arquitectónico.

Cinco coches, cada uno de diferente tamaño y modelo, dependiendo del dueño, estaban aparcados en el tortuoso camino de entrada. Zayn aparcó la camioneta cerca de la entrada, evitando así el ser bloqueado en caso de fuga. 

Reuniendo coraje, se giró hacia liam—. ¿Estás listo?

- Sí.

- Quiero advertírtelo una vez más. Mi padre es un hombre muy… terco. 

- Me pregunto cómo, entonces, pudo tener una hija tan flexible, — se burló Liam.

- ¡Ja!, ¡Ja! Muy gracioso. — En vez de dirigirse al porche, agarró la bolsa de plástico que había traído consigo y caminó a grandes zancadas directamente hacia el sedán de Nick. Él iba a ser su primera víctima.

Levantó el capó y Liam echó un vistazo sobre su hombro, ensombreciendo el motor —. ¿Qué haces?

- Pongo en práctica nuestra venganza. — Con eso, Zayn cogió un bote de polvos de talco para bebés y vertió su contenido en el sistema de ventilación. Hizo lo mismo en todos los coches de sus hermanos —. Cuando conecten los aires acondicionados, se llenarán de polvo. 

Liam sonrió lentamente —. Recuérdame que nunca te haga enfadar.

Anduvieron hacia el porche cogidos de la mano. Las puertas de calle eran de roble y tenían alargadas manijas de plata en forma de ocho. La música sonaba por los altavoces, con un alto y rápido ritmo. Sin molestarse en tocar el timbre, ¿quién lo habría oído de todos modos?, Zayn condujo a Liam a través de la casa. Cada pieza de decoración, desde el jarrón con impresiones florales hasta el cordón color crema de las cortinas, estaba colocado exactamente igual a como su madre le había gustado.

Los hombres de su familia estaban jugando al baloncesto en el patio trasero. Incluso su padre vestía para la ocasión pantalones cortos y un pañuelo. El pañuelo azul oscuro cubría su cabeza y lo hacía parecer una versión ligeramente más mayor de sus hermanos, en vez de un viejo que padecía del corazón. El sol brillaba con fuerza, caliente y seco y, lamentablemente, ninguna brisa soplaba para refrescarlos. El patio estaba mal cuidado; todo el verde césped que lo cubría hacía tiempo que se había secado y convertido en hierbajos. Todas las rosas y azaleas que alguna vez habían lindado la cerca se habían marchitado.

- Zayn— lo llamó su padre cuando la vio.

Como uno, todos sus hermanos se pararon en las diferentes posturas de juego y le echaron un vistazo. Nick corrió hacia la mesa del patio y bajó la música mientras su padre se acercaba a ellos. Él besó su mejilla —. ¿Cómo has estado, muchacho?

Maravillosamente, pensó el. Me acuesto con un extraterrestre y una maldición cuelga sobre nuestras cabezas —. Muy bien.

- Bueno, bueno. — Sus dorados ojos se oscurecieron cuando se fijó en Liam. Frunciendo el ceño, preguntó —. ¿Quién es tu amigo?

- Papá, este es Liam en Sarr. Liam, este es Joe Malik. Mi padre.

Los dos se dieron la mano —. Me han hablado de usted — dijo él, y por su tono, la información no había sido muy buena.

- Usted puede llamarme detective Malik. — anunció él con voz severa.

- Papá, hace tiempo que dejaste el cuerpo, — le recordó Zayn. Pero sabía que era inútil, él quería que todos, incluida el mismo, lo llamaran detective.

- No importa. — Se limpió la sudorosa mejilla con la muñeca —. Gané el título y todavía me merezco el respeto que eso conlleva. Muchachos, saluden a nuestro invitado y así podremos continuar con el juego. — Simplemente con eso, Liam fue despedido.

Hasta ahora, las cosas no marchaban bien.

Ninguno de sus hermanos lo esperaba, obviamente, porque todos estaban parados, de pie y en fila, cautelosos de su reacción y de cómo serían recibidos. Todos llevaban idénticas expresiones de culpa y vergüenza. Bueno, excepto Nick, que sonreía ampliamente, como lo había hecho durante toda su vida.

- ¡Eh!, Liam— dijo Erik finalmente, ignorándola a Zayn.

- ¡Eh! — dijeron los demás. Gray hasta saludó a Liam con una leve inclinación de cabeza.

- Buenos días — dijo Liam. De todos los hermanos de Zayn, Gray era el que más le gusta.

El hombre poseía la cualidad de intimidar a todos los de su alrededor, algo que todo buen guerrero debía poseer.

No es que a él lo intimidara, o a Zayn. De hecho, la duras líneas del rostro de Gray se suavizaban siempre que miraba a su hermano' arruinando su ceño de voy-a-matarte.

Que patético, pensó Liam, disipándose el alto concepto que tenia sobre Gray. ¿No podía el hombre aparentar indiferencia cuando trataba con el sexo contrario?

Zayn decidió en ese momento mirar a Liam. Una caliente e íntima sonrisa creció en sus labios. Él sabía lo apasionados que eran esos satinados labios sobre su piel. Sabía que su sabor era más dulce que los pétalos de gartina.

Sus rasgos se relajaron.

Los hombres de James eran duros y dorados, pero Zayn era moreno y suave. Cada uno de los hombres podrían pasar, fácilmente, por guerreros de Imperia, pero Zayn  no se podría mezclar con los hombres o mujeres de su mundo.

Zayn era demasiado exótico, demasiado obstinadony mandon,. Si él se la presentara a sus amigos guerreros, ellos seguramente lo ensartarían vivo, temiendo que esa cascarrabias revolucionara a sus mujeres. ¡Pero ah, como se divertirían él y Zayn!

Por alguna razón, todos los hombres James se alinearon espalda contra espalda, mirándolo de repente con expresión severa. Él se cruzó de brazos, devolviéndoles la mirada. 

- ¿Todavía te diviertes? — le susurró Zayn_ en el oído. El giró su atención de vuelta a sus hermanos.

El conocer que pronto estarían cubiertos de polvos de talco la puso de muy buen humor —. Bueno, — dijo Zayn con las manos sobre sus caderas —. ¿Es que no van a saludarme?

En un segundo, sudorosos brazos y pechos masculinos la envolvieron —. Suficiente, — dijo el riendo.

- Me alegro de que vinieras, — le dijo Gray, besando luego su mejilla.

- No sofoquen a el muchacho, — ladró su padre —. Todos vosotros oléis como un vestuario y no quiero que lo

asfixiéis hasta la muerte. Dios, no me extraña que aún viva solo y rechace casarse con un hombre decente.

Vosotros le habéis dado una mala impresión.

- No te excites, papá. —Zayn le señaló con un dedo —. No es bueno para tu salud.

- Pero bueno... — él bramó.

- Además, los James no pueden evitarlo. Soy irresistible.

- Sí que lo eres, — susurró Liam contra su oído.

Ante el repentino silencio, todos lo oyeron. Gray rodó los ojos en una súplica silenciosa. Nick se tragó una carcajada y su padre los miró con los ojos entrecerrados —. ¿Estáis preparados para terminar la partida? —

Él cogió la pelota del suelo —.Zayn, ve y siéntate con la amiga de Denver. Puedes animarme desde allí. Liam, ¿por qué no te unes al equipo de Nick? "

Por primera vez, Zayn_ notó a la solitaria mujer sentada bajo un brillante parasol amarillo. Su oscuro cabello se derramaba sobre sus hombros y su ligero y veraniego vestido azul claro le daba una apariencia fresca y sofisticada pese al sofocante calor.

- Liam no sabe jugar al baloncesto. —Zayn se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano.- ¿Qué auténtico americano no sabe jugar al baloncesto? — rugió su padre.

- Él no es americano.

- No importa. ¿Sabe jugar?

En realidad, Zatn no lo sabía.

- Conozco el juego, — dijo su amante extraterrestre —. A través de los palmos he observado a varias personas jugar. Jugaré, pero me gustaría que Zayn_ también lo hiciera.

- Los menores no deberían participar en los deportes, hijo. Podrían hacerse daño. — Esto, por supuesto, fue seguido de una afilada mirada de su padre que transportaba el mensaje: no me avergüences otra vez con tus argumentos feministas.

Zayn simplemente arqueó una ceja —. Soy tu sexto hijo, papá. Puedo hacer algo más que fregar platos.

- Está bien. — Joe lanzó los brazos al aire, como si lo hubieran empujado al límite de su tolerancia —. Pero no estoy dispuesto a arriesgarme a que seas pisoteado. Así que simplemente nos turnaremos para encestar.

- Oh, tengo una idea, — dijo Nick con una sonrisa astuta —. El primero que falle tendrá que contarnos su mejor lista de frases para ligar. Así, de paso, podemos enseñar a Gray algo sobre mujeres.

Gray le dio un puñetazo en el hombro.

Zayn puso sus ojos en blanco —. Me sentaré ahí afuera, muchachos, pero realmente os agradezco la oferta. — Aunque le gustaría jugar con Liam, su deseo de observarlo era más fuerte, así que caminó hacia el parasol y se presentó a la amiga de Denver —. Soy Zayn_. El hermano.

- Madison. — Madison llevaba unas gafas de sol que cubrían la mitad de su cara. De cerca, su oscuro cabello, parecía de color chocolate, brillante y sedoso. Ella era bonita y delicada, como un duendecillo.

Protegiéndose los ojos del sol con una mano, Zayn se sentó de golpe en la única silla disponible —. ¿Cuánto tiempo hace que sales con Denver?

- Unas semanas. — El tono de Madison era seco y no le dijo nada más.

Zayn captó la indirecta. También comprendió que Madison era la clase de mujer con la Denver solía citarse, de esas que necesitaban que le extrajeran quirúrgicamente los carámbanos de hielo de sus venas. ¿Cuándo encontraría su hermano alguien que fuera, al menos, menos fría?

Sin otra palabra, el devolvió su atención a los hombres. Todos estaban alineados delante de la canasta, volviendo al final de la cola cuando tiraban la pelota. Cuando le llegó el turno a Liam, una mirada de intensa concentración enmascaró su cara. Él estudió el objetivo, sopesó la pelota en sus manos, y finalmente lanzó. La pelota silbó a través de la red.

Cinco rondas más tarde, Nick falló.

- Vamos a oír esa frase. Tal vez pueda aprender algo... aunque lo dudo, — terminó Gray con una sonrisa.

La boca de Nick se estiró, divertido —. Yo prefiero el acercamiento directo. Algo como esto. Que piernas tan bonitas. — Él meneó sus cejas —. ¿A qué hora abren?

Madison jadeó.

Zayn soltó una carcajada.

Todos los hombres irrumpieron en risas, incluso Liam. Su corazón se calentó ante la vista, de lo maravillosamente bien que se llevaba con su familia. ¡Si incluso ni siquiera lo golpeaban! Su sonrisa se borró lentamente. ¿Por qué, por qué, por qué no podía quedarse con el?

La vida era tan injusta.

Erik fue el siguiente en fallar —. Tienes doscientos huesos en tu cuerpo. ¿Quieres uno más?

De nuevo, Madison jadeó —. Eso es asqueroso, — dijo el mordazmente.

Sin cesar, los muchachos jugaron hasta que el escuchó de todo, desde, realmente, me gustaría ver cómo me observas mientras me desnudo a ¿Sabes, si yo estuviera en tu situación, tendría sexo conmigo? a ¿Quiere jugar al ejército? Yo me acuesto y tú puedes desatar el infierno sobre mí.

Madison escupió el agua de su boca ante eso.

Finalmente, Lian falló. Todos, incluso Zayn_, lo miraron fijamente, expectantes. ¿Cómo ligarían en Imperia? Mientras el lo miraba, notó que sus ojos se arrugaban alegremente en los extremos. Oh, se lo estaba pasando en grande, y el quiso arrojarse a sus brazos ante eso.

Pasó un segundo, luego otro. Él los tenía a todos en ascuas, a la espera.

Finalmente dijo con seguridad — Métete en mi cama.

Los hermanos de Zayn fruncieron el ceño —. Esa no es frase de ligue, — dijo Denver.

- Ni siquiera es gracioso, — añadió Nick.

- Pero funciona, — añadió Liam con una sonrisa —. Siempre.

Las carcajadas masculinas inundaron el patio, unas profundas, otras roncas. A pesar de todo, el pudo distinguir la risa de Liam, como una profunda caricia de rica miel.

- Estoy hambriento, — anunció Gray de repente. Dejó caer la pelota y ésta rodó por la hierba —. Alguien podría entrar en la cocina y hacerme un emparedado.

Prepararnos el almuerzo es lo menos que puedes hacer.

- Siempre que vengo tenemos la misma discusión. — Cuando su madre vivía, las hamburguesas, los perritos calientes, los pucheros y los batidos de fruta fresca habían abundado. Desde la muerte de Hanna, sin embargo, el único alimento que se servía era el que Zayn_ preparaba —. Tú ya eres grandecito, y si tienes hambre, puedes cocinar tu mismo.

- La cocina es trabajo de los menores, señorito.

- Entonces supongo que todos los grandes hombres malos de aquí tendrán que pasar hambre.

Liam se acercó a el, colocando su brazo alrededor de su cintura. Su masculino olor llenó las ventanas de su nariz, primitivo y vital —. Ningun hombre mía servirá a los ingratos.

Todos se quedaron parados, esperando la explosión de Joe.

- ¡Ingrato! — Rugió Joe —. Ya te daré yo...

- Uh, ¿por qué no pido una pizza? — Erik apoyó una mano sobre el hombro de su padre.

Zayn apenas le prestó atención a su hermano. Estaba demasiado impresionada por la declaración de Liam. Él no exigía que obedeciera; él la apoyaba, lo ayudaba. Se preocupaba por el. Un innegable sentimiento de paz y serenidad se coló profundamente en su interior.

Liammleyó la incredulidad en la cara de Zayn.

No le gustó que su familia lo hiciera sentirse despreciado y le gustó aún menos que, incuso él mismo, a menudo hacía lo mismo. ¿No veían ellos que poseía el fuego de un guerrero? ¿El coraje? ¿La audacia? El se merecía estar al lado de un hombre, no detrás. No sirviéndolo.

- ¿Puedo hablar contigo un momento? — Joe juntó sus manos detrás de la espalda y separó las piernas en una postura intimidante, con su mirada de detective en los ojos. Esa era una posición de guerra, con la boca apretada en una línea severa.

Liam cabeceó. Zayn abrió la boca para protestar, pero él asintió levemente con la cabeza —. Hablaré con él.

- Su salud es delicada, intenta no enfurecerlo, ¿vale?

- Por ti… cualquier cosa, — dijo él, y comprendió, asombrado, que pensaba en serio cada palabra. Besándole suavemente la sensible piel del interior de su muñeca, siguió al hombre más mayor dentro de la casa. Una fría ráfaga de aire los envolvió, refrescándolos y secando su sudor.

Al instante, Joe lo abordó —. ¿Cuáles son tus intenciones hacia mi hijo? Los chicos dicen que lo abandonarás pronto. — Sus ojos, idénticos al brillante ámbar marrón de Zayn, se entrecerraron con preocupación paternal.

Liam cruzó los brazos sobre el pecho —.Zayn me pidió que fuera agradable con usted, así que no haré caso del tono irrespetuoso con el qué se dirige a mí.

Joe lo miró fijamente, en silencio. Lentamente, su expresión se ablandó, hasta que, finalmente, se dejó caer de un golpe sobre el sofá, con una amplia sonrisa —. ¿Todavía piensa marcharse?

- Quizás.

Joe cabeceó —. Usted es fuerte. No hará ninguna estupidez.

¿A dónde quería llegar este hombre?

- Maldita sea, usted es justo lo que el necesita. El corre despavorido ante todos los demás, pero usted, creo, tiene la posibilidad de atraparlo. El es el menor de todos mis hijos, ¿sabe?. Mi niño.

- Lo sé.

- Es hermoso como su madre, aunque un poco más alto. Eso lo heredó de mí, — dijo él con orgullo.

Liam no respondió.Joe estaba perdido en sus recuerdos, y él lamentaba molestarlo. Pero más que eso, quería conocer más cosas de la infancia de Zayn. Él muy bien podía imaginárselo con las regordetas mejillas rosadas y con su castaño pelo en salvaje desorden mientras corría por un camino lleno de guijarros.

- Zayn siempre fue un niño muy obstinado. Tenía que mantenerme siempre alerta. — El detective le contó la vez en Zayn había llenado la falda de su vestido de ranas y había intentado soltarlas en su cuarto. 

- El se llama a si misma mi sexto hijo.

- Usted la trata como a un criado.

Joe perdió su borde suave —. Nunca lo he maltratado.

- Lo hace. Siempre que le ordena que le sirva.

A esas palabras le siguió una larga pausa. Luego, Joe suspiró profundamente —. Tal vez tenga razón. Pero maldición, hijo, las personas pequeñas son criaturas tranquilas que necesitan protección. Y lo hombres, tenemos la necesidad de cuidarlas

Liam decidió, finalmente, contestar la primera pregunta del detective —. Mis intenciones hacia su hijo son honorables. — Él deslizó la lengua sobre los dientes, incómodo por su siguiente confesión —. Quiero hacerlo mi compañero de vida, pero primero debo convencerlo de que acepte.

- ¿Compañero de vida? ¿Le ha oído Zayn decir eso? — Él sonrió, se puso en pie y le dio un manotazo a Liam en el hombro —. Buena suerte, hijo. Va a necesitarlo. — Y todavía sonriendo caminó hacia fuera.

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Heather se acostó temprano aquella noche, igual que había hecho las dos anteriores, a la espera de que apareciera de nuevo el hombre de sus sueños. No tuvo que esperar mucho. Tal como había hecho otras veces, Ryan se materializó a su lado rápidamente, nada más al apagar ella la luz... como si estuviera ansioso por verla.

Pero esa noche, cuando lo miró fijamente, ella no pudo negar que estaba completamente despierta. No soñaba, él estaba realmente allí. Aunque ya había sospechado que era algo más que un invento de su imaginación, ahora tenía la total certeza.

Él era real.

Pese a todo, no se asustó. La hacía sentirse demasiado bien como para temerlo. No podía explicar su presencia, pero eso no le importaba, todo lo que le importaba era que estaba a su lado, envolviéndola con su calor. Quienquiera que fuera, independiente de lo qué fuera –un fantasma, un vampiro o un sueño que cobraba vida– le daba igual, ella simplemente lo quería a su lado.

Él le había dicho que le pertenecía, y Heather quería que aquellas palabras se cumplieran. Ella quería se suya. Total y completamente.Ryan aún no le había hecho el amor, ni la había tocado de ninguna forma sexual y ella anhelaba su cuerpo en su interior, convirtiéndolos en un solo ser.

En silencio, estudió a ese hombre del que apenas sabía nada, pero que, aún así, había logrado convertirse en alguien muy importante para ella. Mientras observaba todos sus rasgos, frunció el ceño. Esa noche Ryan parecía que llevara algún tipo de máscara. Como siempre, su piel era impecable, con los solemnes ojos almendrados e incluso su nariz parecía tan... perfecta. Aunque él seguía siendo hermoso, de una forma oscura, con su piel maravillosamente bronceada y sus músculos duros como la piedra, notaba que algo no encajaba.

Quizás él siempre tuvo ese aspecto y ella no lo notó antes. O tal vez es que realmente era diferente. Ella vio la vulnerabilidad, una profunda vulnerabilidad grabada en todas las partes de su cuerpo. Le recordó a como ella misma se sentía, herida y cansada, y aquel pensamiento la ató a él con lazos de seda. ¿Poseía el mismo profundo dolor que ella?

- Regresaste, — susurró en la oscuridad.

- Sí. Regresé. No puedo permanecer alejado.

- He pensado en ti todo el día, — admitió ella. — A cada segundo en el trabajo, cada vez que respiraba, en todo en lo que podía pensar era en ti.

Él hizo una pausa, como si le asustara pronunciar las siguientes palabras. 

- ¿Y en qué pensabas? — Cada sílaba sonó forzada y vacilante.

- Pensé en el modo en que me abrazas, en el modo en que me haces sentir tan caliente.

Él no respondió y ella se maldijo por su precipitada confesión. ¿Y si lo que le atraía era el desafío de conquistar a una mujer? ¿Y si su fácil rendición lo ahuyentaba?

Entonces él habló. 

- Adoro que pienses en mí, ángel, realmente lo hago, pero no soy el hombre que crees que soy. 

La admisión fue dicha de mala gana, y ella notó que su cuerpo se tensaba por momentos, como si se preparara para

marcharse.

- No pensarías en mí tan dulcemente si supieras cual es mi verdadero aspecto.

Ella alzó la barbilla.

- No te entiendo.

- Lo que crees estar viendo es sólo un espejismo. Una máscara del hombre que jamás podré ser. — Su tono era duro y oscuro, acusatorio. 

- Te hechicé para que sólo vieras lo que yo quiero que veas.

- ¿Eres un nigromante? — Preguntó ella. 

- ¿Un brujo?

- No conozco esas palabras.

- Alguien que usa la magia.

- Sí, soy un hechicero, el Sumo sacerdote Druinn, y soy capaz de usar la magia.

Cuando era una adolescente, ella se había metido en el mundo de lo sobrenatural para escapar del terror de su vida, por lo que ya sabía que existían fuerzas externas a su alrededor, y no dudó de sus palabras. ¿Cómo sino podía aparecer y desaparecer a su capricho? 

- Independientemente de cómo seas o de lo que puedas hacer, yo veo a un hombre bueno y decente. Tienes que serlo.

¿Cómo, si no fuera así, podría sentirme tan a salvo contigo?

Él no contestó su pregunta, en cambio, acarició suavemente su mejilla. Aunque su mano aparentara ser suave y perfecta, la sintió áspera, con callos y cicatrices. Qué extraño. Pese a todo, la sensación le provocó un suave cosquilleo que se deslizó desde su cuello hasta los dedos de sus pies.

- ¿Ryan?

- Sí.

- ¿El hechizo es responsable del calor que siento siempre que estás cerca? ¿De mi… deseo?

Otra vez, él vaciló.

- No, — él dijo sinceramente, abriendo lentamente los ojos por la sorpresa. 

- No, de eso no.

- Entonces eres tú el que me haces sentir tan viva. Tú. — Entonces comprendió que quería que él se quedara con ella, no sólo durante la noche, sino durante el día también. Todos los días. Todas las noches. ¿Cómo podría ella vivir sin ese calor, ahora que ya sabía que existía?

- Yo...yo no sé qué decir.

- Di que te quedarás conmigo. — Ahuecó sus mejillas entre sus manos. — Di que te quedarás conmigo para siempre. —

- Heather, yo soy… yo no puedo… tú no lo entiendes, — terminó él, de pronto enfadado.

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