Capitulo 4

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La voz sonaba a puro pecado, como brandy caliente en una fría noche, y más sugestivamente sexual de lo Zayn alguna vez hubiera imaginado. Parecía ser que sus fantasías subían de nivel. Pero entonces comprendió dos hechos alarmantes. Uno, su voz interior nunca había hablado antes con acento agudo, masculino. Y dos, los brazos fuertes, vigorosos que había imaginado alrededor de su cintura estaban realmente allí.

Sobresaltado, rompió el abrazo…y se encontró mirando fijamente al más hermoso par de ojos. Eran de un color miel muy claro, casi cristalinos, y brillantes de conocimiento y oscuras promesas. Ojos que pertenecían a un hombre, no a una estatua.Zayn jadeó con una combinación de incredulidad, fascinación y mortificación. ¿Dónde estaba la estatua gris?. ¿Dónde estaba su increíble estatua gris?. El aliento se atascó en su garganta, y cerró fuertemente los ojos. Cuando volviera a abrirlos, todo sería normal, como antes. Estaba segura, segurísimo de eso. Era, después de todo, una persona cuerda.

Sí, cierto que había experimentado algunos momentos de locura al besar a la estatua, pero aquellos momentos siempre pasaban. Por favor, Señor, deja que este momento pase. Muy despacio, entreabrió los párpados. La imagen del guerrero seguía igual: humano. Maldito, maldito, maldito, pensó desesperadamente. ¿Cómo podía la piedra convertirse en carne y hueso, con esa piel tan increíblemente besable?. Sosteniéndolo posesivamente entre sus brazos, el calor de su cuerpo rezumaba a través de la ropa y el latido de su corazón palpitaba contra su pecho, Ah, Dios, la luna de repente pareció más brillante, el aire más espeso.

- Tú eres… tú eres… — Desconcertado, luchó por formar una oración coherente. Había una explicación para todo esto. Sólo tenía que preguntar. Pero cuando abrió la boca, sólo formó una palabra — ¿Cómo?. Él retiró los brazos de su cintura. Mirándole desconcertado, él movió lentamente su cuerpo, estirando y torciendo cada vértebra de su espalda como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo. Y luego, Señor, por si fuera poco, sonrió, con una sonrisa devastadora que reveló sus blancos dientes y envió olas de calor sexual directamente a su corazón.

-Poseo esta propiedad desde hace dos semanas y media, y he caminado a través de este jardín casi cada día. Tú estabas justo aquí, una dura y fría piedra. Tú eres una estatua — balbuceó el— Sé que lo eres.

- No, Zayn.  Yo era una estatua. — ¿En ese mismo momento sus ojos se ensanchaban con alegría?. ¿Temor?. ¿Incredulidad?. No estaba seguro con qué. Independientemente de la emoción, él parecía como si acabara de comprender lo que acababa de decir. ¿Qué más?. La confusión de Zayn creció con la velocidad del relámpago. Tenía que oír algo inteligente y racional. Algo creíble. No “yo era una estatua”.

Todavía sonriendo ampliamente, de aquel modo tan delicioso, él cerró sus párpados y murmuró una larga hilera de palabras desconocidas, con tono urgente. Cuando los abrió, hizo una pausa para observar su entorno. Un latido de corazón pasó. Luego dos. Una feroz decepción tiró de sus labios, borrando su sonrisa. Pronunció las palabras otra vez. Y otra vez inspeccionó los alrededores.

- Explícame como es esto posible — dijo el con voz suplicante — ¿Cómo eras de piedra, y ahora eres un hombre?. ¿Un truco de la luz, tal vez? ¿O una alucinación?¿Es eso, verdad?

- No — sacudió la cabeza, causando que los mechones del pelo se balancearan sobre la frente — Eso no es cierto en absoluto. — Entonces él extendió la mano y tocó su pómulo, como si tuviera que cerciorarse de que el era real.

Quizás fue esa apacible caricia, o tal vez que su propio sentido común volvió finalmente a la vida, pero Zayn comprendió de pronto que no tenía ni idea de lo que este muy real y musculoso hombre planeaba hacerle. Combatiendo una oleada de miedo, le golpeó con la mano, empujando su pecho y se dio la vuelta, listo para lanzarse en una rápida huida. Pero había olvidado que estaba subido sobre una tarima a varios pies por encima de la frondosa hierba. Oscilando peligrosamente sobre el borde, intentó recuperar el equilibrio sin necesidad de agarrarse al forastero que tenía detrás. Un segundo más tarde, caía de cara al suelo. El torció el cuerpo en el aire y logró aterrizar sobre un lado con un doloroso golpe. El impacto sacó el aire de sus pulmones y arrojó varios mechones de pelo sobre sus ojos. Una vez que recuperó el aliento, brincó sobre los pies. Pese a todo, no corrió como era su primera intención. Debido al golpe o a la fascinación, Zayn permaneció firmemente en el lugar. El hombre bajó de la tarima y se paró justo delante de el. Es más alto que yo, pensó, abriendo mucho los ojos. Tan alto, de hecho, que tenía que alzar la vista.

Ese hecho hizo que su sentido común se derritiera como un helado bajo el caliente sol del verano. Increíblemente, la cima de su cabeza apenas le llegaba a los hombros, y por primera vez en su vida, el se sintió impresionantemente femenino y sorprendentemente vulnerable.

- Si mis músculos no estuvieran tan rígidos — dijo él, su intensa mirada clara deslizándose sugestivamente sobre su cuerpo — podría haberte cogido. — Dio un paso hacia el.

¿Qué hago?¡Retrocede!

- Permanezca donde está — dijo, alejándose poco a poco de él.

Él suspiró.

- Sólo intento comprobar que estás ileso. Los humanos son criaturas débiles, delicadas, y chocaste con bastante fuerza sobre la tierra

Zayn se paró y sus ojos se entrecerraron cuando todo empezó a encajar en su cabeza. El exploró el jardín. Sus hermanos debían estar detrás de esto y lo más probable es que se ocultaran entre los arbustos cercanos, riéndose a su costa. Nadie excepto su familia soltaba eso de que “los humanos son débiles”. Mie-rda.

Señor, el hombre parado ante ella era probablemente Steven Harri, el detective con el que Troy quería que tuviera una cita.

- Troy, Erik, Denver… ya pueden salir — gritó, girando a su alrededor para asegurarse de que oían su voz — Sé que están aquí.

Steven, la estatua, se agachó en posición de ataque, escudriñando el jardín. Sus músculos se apretaron y tensaron.

- ¿Esperas a esos enemigos? — Su voz era casi imperceptible.

- No enemigos. *******. — Zayn gritó a sus hermanos otra vez — La broma ya cansa. Salgan. Sé que éste es Steven — señaló con el dedo al pecho del hombre.

- No me llamo Steven.

Él lo dijo con la bastante convicción y disgusto como para que un pequeño asomo de inquietud se deslizara a lo largo de su columna.

- Ya lo creo que sí — gritó, su voz más aguda que antes — salgan o le daré a este tipo la patada de la Muerte de Tae Kwon que me enseñaron.

- ¿Así que no hay ningún peligro para ti? — preguntó el chico.

Sólo a mi cordura.

- No.

La Estatua (Ziam) Adaptada.Where stories live. Discover now