Capitulo 15.

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- No soy tu chef personal - le dijo a Liam - presta atención. La próxima vez, te lo harás tú. ¿Estás observando? - Antes de que pudiera contestar, comenzó, trabajando mientras hablaba. - Pan. Mayonesa. Queso. Pavo. Lechuga. Tomate. Pan. ¿Lo tienes?

Él cabeceó, y Zayn le dio el bocadillo. Se comió la maldita cosa como si nunca hubiera probado nada más delicioso en toda su vida. Definitivamente eso no era masticar. De hecho, de algún modo, hizo del simple acto de masticar una hazaña apasionada. Su fuerte mandíbula se movida rápidamente. Potente e intensa.

¡Maldita sea! Zayn necesitaba encontrar alguna cosa de él que no le atrajera. El Síndrome de Primea Cita era preferible a la Enfermedad Obsesiva.

Liam se preparó tres bocadillos más.

- ¿Cómo son las casas en tu mundo? - le preguntó el, sentándose su lado.

Habló entre mordisco y mordisco, con ojos cálidos por los recuerdos.

- Son mucho más grandes que las que tenéis aquí. Las piedras son más coloridas, las salas abiertas y fácilmente accesibles. A veces, parece que el cielo cubre el suelo.

Se bebió medio cartón de leche, luego se inclinó hacia atrás en su silla con un gruñido satisfecho.

- Seguro que es muy hermoso.

- Sí, lo es.

- Vamos. Te enseñaré donde dormirás. Solo.

- Tu continuo rechazo me humilla. - el irónico comentario fue dicho con una sonrisa igualmente irónica.

- Algo que necesitas - refunfuñó el moreno.

Andando por el pasillo, un dulce olor a vainilla le llegó hasta las ventanas de su nariz. Era la única cosa que le gustaba del lugar. El olor. Decorado al estilo contemporáneo, el interior era demasiado atrevido, demasiado moderno, y carente de carácter. En vez de madera, las paredes parecían tapizadas con un metal de plata. En vez de alfombras o revestidos de madera, los suelos estaban cubiertos con un mosaico de azulejos. Los apliques de luz parecían garras de cerámica de animales. Zayn hubiera preferido una lámpara de araña que iluminara con cientos de prismas de cristal.

Zayn sabía que había comprado la casa por los motivos equivocados. Su padre, que tendría un infarto si se enteraba de que un extraterrestre macho se quedaba a pasar la noche con el, creía que sólo los hombre podían ganarse la vida como reformadores de casas, o en realidad, en cualquier otro trabajo. El había querido demostrarle que , tenía éxito en su negocio.

Hasta ese día, Liam no se creía que Zayn se ganaba solo su dinero y no lo cogía prestado de sus hermanos.

Bastian Klein había sido criado por las enseñanzas de la " la vieja escuela". Los hombres trabajaban y ganaban el dinero mientras que las mujeres cocinaban galletas en el horno, cuidaban de los niños y dedicaban sus vidas enteras a complacer a sus maridos. (Muchos pensaban igual que Liam.) Tal vez ese fuera el motivo de que, dieciséis años después de quedarse viudo, su padre no se había vuelto a casar. Ninguna mujer en su sano juicio lo aceptaría. Él ladraba órdenes como un sargento y esperaba total obediencia de aquellos a su alrededor.

Cuando era niño, aquel tipo de ideología fácilmente podría haber aplastado su espíritu. Aunque sus hermanos intentaron protegerla de las bajas expectativas de su padre. Ellos lo habían acogido como uno de los suyos, lo habían vestido con vaqueros y zapatillas de deporte en vez de lazos y blondas. Zayn los había seguido a cada paso. Les había ayudado a coger ranas, tumbada al lado suyo, pescándolas en una charca cercana, y sosteniéndolas mientras ellos luchaban en el fango.

Alcanzaron el dormitorio de invitado.

- Aquí es - dijo Zayn, tirando del interruptor. El cuarto se iluminó al instante. - El cuarto de baño, o sala, o como quiera que tú lo llames, está tras esa puerta lateral. No es nada tan magnífico como lo que describiste, pero es cómodo y privado.

Fascinado por el origen de la luz, Liam apenas registró sus palabras. Con la punta del dedo, bajó el interruptor de plata. La oscuridad inundó la pequeña estancia. Cuando levantó el interruptor, la luz otra vez salió de la fuente elevada.

- De nuevo no percibo nada de magia, y aún así... - Arriba, abajo, arriba, abajo. Siguió moviendo el interruptor. - No imaginaba que tu mundo fuera capaz de tales cosas. Primero una caja habladora y ahora iluminación inmediata.

Zayn rió en voz baja, encantado por su fascinación por la tecnología.

- ¿Qué usa tu mundo como fuente de luz?

- Gemas Lamori.

- ¿Son mágicas?

- No, están vivas.

No podía imaginarse unas piedras vivientes.

- Incluso en Imperia, un mundo con grandes y desarrolladas capacidades místicas, nadie ha conseguido dominar aún la iluminación mágica.

- Aquí tampoco. Confiamos en la electricidad.

- Desconozco esa palabra - tiró del interruptor varias veces más.

Como explicarlo...- Electricidad es una entidad fundamental de la naturaleza que consiste en sustancias negativas y positivas llamadas respectivamente electrones y protones - soltó la definición de Webster con facilidad, - este fenómeno es observable en la atracción y repulsión de cuerpos electrificados por la fricción y en fenómenos naturales - después de todo, los cables y circuitos eran una parte importante de su trabajo, y Dios sabía cuántas clases tenía que soportar.

La luz continuó encendiéndose y apagándose.

- ¿Cuenta la habitación con tu aprobación?

- Bastará. Por ahora. - Liam soltó el pequeño interruptor e inspeccionó su nueva habitación. El cuarto que le ofrecía era amplio, pero lo mejor, es que tenía el artículo más importante en la vida de un hombre después de su arma, su horri y la comida. Una cama "Por Elliea, no era la cama de Zayn, que es la que él hubiera querido" pensó secamente, pero una cama después de todo.

- ¿Qué quieres decir con 'por ahora'? -exigió el moreno.

Él ocultó su diversión detrás de una amable expresión. Había esperado esa respuesta de el que seguía rechazando todos los placeres que le ofrecía; sólo que no esperaba que la dijera con tanta fuerza. Qué pequeño seguía siendo, mandon e imprudente.

Complejo, también.

Desde que alcanzó su decimocuarto cumpleaños, personas de todas las edades, tamaño y color habían acudido a su cama, preparadas y dispuesta por sus favores.

Casi todas le habían ofrecido su amor, algo que humildemente había aceptado, aunque sin darlo él a cambio. No, Liam comprendió que sería engañarlas. Le había dado a Maylyn todo lo que tenía para dar, incluyendo su corazón. Había sido hechizado por su belleza misteriosa y hechicera, su buena disposición a agradar. Sólo más tarde descubrió que ella no sentía nada por él, que simplemente había seguido las órdenes de su hermano.

De todos modos, Liam siempre entendió la conducta de Maylyn. La de Zayn , no. ¿Por qué se ponía mordaz cada vez que él se acercaba? Demasiadas posibilidades le vinieron a la mente.

¿Un antiguo amante desagradable?

¿Una exagerada modestia?

¿Una necesidad de compromiso?

¿Cuál de ellas se aplicaban a Zayn? ¿Todas? ¿Ninguna? Si lo supiera, podría calcular la mejor forma de acercarse a el. Por el momento, no hacía ningún progreso, y el deseo de su cuerpo de contacto, de cualquier contacto, aumentaba por segundos, creciendo en intensidad y consumiéndolo todo. Todas sus necesidades largamente reprimidas, necesidades que no tenían nada que ver con la rotura de la maldición, martilleaban en su interior.

La Estatua (Ziam) Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora