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By proteccmin

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Lo que nos unía era una mezcolanza extraña entre sexo, alcohol y mucho, mucho rap. • heterosexual. • + kth. •... More

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extra: 00.
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By proteccmin


Yoongi cerró la puerta sin separarse de mis labios. No tenía ni puta idea de a dónde me había llevado pero podía afirmar que caminar entre gente alcoholizada y bailando sin separarme de su boca había sido probablemente una de las cosas más excitantes que había vivido en mucho tiempo. El pensamiento fugaz de que no era su primera fiesta en ese lugar se reforzó cuando entramos a una pequeña habitación sin buscarla demasiado, como si supiera de antemano que la puerta estaría abierta y el lugar completamente vacío.

Me dirigió al centro, subiéndome a lo que pude reconocer como una mesa vieja que fungía de escritorio; el sonido de un montón de objetos cayendo al suelo se hizo presente. La luz que se coló por la ventana detrás de nosotros resaltaba el brillo natural en la piel y los ojos de Yoongi, provocándome un cosquilleo que me recorrió el estómago hasta subir por el pecho y la garganta, finalmente escapándose por mis labios en forma de jadeos. Rodeé su cuello con mis brazos mientras él aferraba sus manos a mi cintura, acomodándose entre mis piernas como si fuéramos un rompecabezas destinado a encajar desde el inicio de los tiempos.

Desde mi confesión minutos (¿u horas? No sabía por cuánto tiempo nos habíamos besado en la cocina) atrás no había dicho nada, sólo se había dedicado a besarme y acariciarme como si la vida se le fuera en ello. Su hábil lengua recorrió cada recoveco de mi boca y sus dientes se dedicaron a magullar placenteramente mi labio inferior así como otras partes visibles de mi dermis, dejando una que otra marca en el camino.

Con el paso del tiempo había descubierto lo mucho que Yoongi disfrutaba juguetear con mi cuello y otras partes de mi piel hasta dejar una clara demostración de su presencia. Contrario a lo que parecía no era en lo absoluto doloroso porque Min tenía ese puto encanto en los labios; succionaba de manera tan lenta y sensual que lejos de causar incomodidad me hacía rezar por que no se detuviera a la par de soltar gimoteos cargados de placer.

Abandonó mis labios como si me hubiese leído la mente, bajando por mi mandíbula a besos húmedos hasta llegar al hueco entre mi cuello y hombro donde se dedicó a atender cada centímetro de piel. Jadeé su nombre sobre su oído y llevé ambas manos a su cabello, enredando mis dedos entre las hebras rubias. Tiré muy suave de ellas cuando sentí un sutil mordisco y una de sus manos se adentró por debajo de mi blusa corta hasta tocar uno de mis pechos encima del sostén. Lo tomó entre su mano, masajeándolo firmemente con el apoyo de sus dedos que más de alguna vez me habían vuelto loca con tan sólo dar un pequeño concierto en el teclado de su habitación.

Me mordí el labio, reprimiendo el nacimiento de un gemido que estaba segura había aflorado desde el centro de mi feminidad, pues empezaba a sentirla aún más caliente que antes. Yoongi me soltó y usó ambas manos para subirme la blusa, atorándola por encima de mis pechos sin quitarla en su totalidad. Enterró ahí su cabeza, besándolos, haciendo ademán de retirarme el sujetador con los dientes. Su mano derecha bajó a apretar firmemente mi trasero, arrancándome otro gemido que apenas y permití escapar de mis labios.

Los cerré con fuerza y sentí el brillo lascivo de sus ojos clavarse en mi rostro. Apuró a tomar de nuevo mi blusa, esta vez retirándola por completo mientras subía a besar mis labios, hambriento.

—No te los guardes, joder —jadeó contra mi boca, tocándome con mayor libertad—. Quiero escucharte, Seori.

Volví a sentir mareo pero no permití que eso me detuviera a lanzar mis manos hacia sus hombros, quitándole la chaqueta para luego sacarle la playera y tener a la vista su torso y abdomen desnudo. Tenía una puta manía con la parte baja de su abdomen, donde se marcaba sensual pero muy discretamente la línea de su cinturón de Adonis para perderse entre el borde del pantalón y el bóxer. Pasé mis dedos por la zona, acariciando el elástico de su ropa interior sin pensarlo mientras soltaba un gemido corto contra su oído pues había bajado a juguetear con mis pechos y su boca de nueva cuenta, esta vez retirándome el sostén para tener libre acceso a ellos.

Acarició mis pezones con su dedo pulgar como si fueran de cristal, haciéndome suspirar en el trayecto. Sentía la humedad de mi intimidad empezar a manchar la tela de las bragas e inconscientemente cerré las piernas, apretando los costados de Yoongi contra mí. El bulto en sus pantalones rozó mi centro, arrancándome un gemido ahogado ante el que sólo pude verlo sonreír.

Pasé las manos por su espalda desnuda cuando sentí sus dedos sobre el botón de mi pantalón y lo dejé retirarlo de una. En otra situación quizá hubiera dado más pelea, pero en ese momento estaba tan excitada, con la mente nublada por sus besos y su tacto —hasta cierto punto más gentil que otras veces— que lo necesitaba con urgencia. Lo vi morderse el labio en los cinco segundos que se separó de mí, paseando su vista sobre mi cuerpo de arriba a abajo mientras se echaba el cabello hacia atrás con su mano enfundada en sensuales anillos.

La imagen me pareció tan jodidamente caliente que de inmediato tomé sus mejillas para besarlo con vehemencia, sintiendo mi piel arder en el momento en que sus dedos me acariciaron por encima de la ropa interior. Arqueé mi espalda sin pensarlo, presionando mi busto contra su pecho. Lo escuché gruñir, excitado, y tan ansioso como yo dejó los juegos de lado levantándome ligeramente para sacarme las bragas.

El calor se anidó en cada una de mis neuronas al concientizar que estaba desnuda por completo frente a él. Aquello no era común pues siempre el sexo y juego previo era un estira y afloja, él me quitaba algo y yo lo hacía de vuelta, pero en este caso parecía que mis entrañas se esforzaban por dejar que Yoongi me dominase una sola vez y él muy gustosamente estaba dispuesto a dármelo todo y hacerme disfrutar.

—Yoongi... —gimoteé casi suplicante, volviendo a arquearme en cuanto sus dedos pasaron sobre mi clítoris, haciendo movimientos circulares lentos, casi tortuosos.

—Deja —gruñó luego de sisear, apresando mi labio inferior contra sus dientes, soltando un jadeo—. Cierra la boca y déjame hacer.

No esperé en lo absoluto verlo tomar la cara de mis muslos y separarlos un tanto más mientras se agachaba frente a mí. Quise formular palabra pero acalló mi voz con un gemido en cuanto llevó su lengua a mi feminidad, jugando con los pliegues como si conociera mi anatomía de toda la vida. Alcé la cara al techo y mi cabello cayó por toda mi espalda, sintiendo cómo casi me rozaba el trasero de lo mucho que me había arqueado hacia atrás.

Yoongi comenzó a jugar con su lengua, aferrando sus manos a mis muslos con tanta fuerza que seguro iba a tener marcas de sus dedos al día siguiente. Jadeó y respiró contra mi centro, haciéndome estremecer cuando el sonido húmedo y casi sucio de sus succiones llegó hasta mis oídos. Llevé una de mis manos a su cabello, tomando un puño por la pura inercia del apremiante placer que se concentraba en mi sexo y aquello pareció gustarle porque lo sentí sonreír contra mi piel mientras empezaba a marcar un ritmo un poco más veloz pero igual de profundo.

—Seori —me llamó de pronto con la voz ronca, separándose muy poco de mí a la vez que clavaba sus ojos en los míos. Por Buda, Alá y todas las deidades que existieran en el mundo... la imagen de Yoongi hincado entre mis piernas era algo que no quería olvidar jamás—. Como dejes de mirarme me detengo.

Alcancé a soltar un "idiota" seguido de un agudo gemido cuando volvió a su labor, esta vez lamiendo lento pero profundo y oh, joder, por un momento creí que iba a desmayarme ahí mismo. Su mirada estaba bien fija en mi rostro y por mucho que hiciera el intento de mantener los ojos abiertos era imposible, me tenía retorciéndome sobre un puto escritorio con su nombre escapándose de mis labios en formato de gemidos y suspiros.

La suavidad y maestría de su lengua alcanzó un punto aún más delicioso cuando inadvertidamente comencé a mover las caderas en busca de más contacto, notando cómo él se esforzaba por incrementar la velocidad a la par de presionar mi clítoris con su músculo bucal a una velocidad tan inverosímil que por un momento pensé que todo era producto de mi imaginación corrompida en un sueño húmedo. Estaba tocando el puto cielo, el universo, el infinito con la punta de mis dedos y con el nombre de Min Yoongi escapándose de mis labios como el mantra más exquisito que se pudo haber inventado jamás.

Cuando un escalofrío me recorrió por todo el cuerpo supe que estaba cerca. Los dedos de mis pies se contrajeron así como mi abdomen y mis dos manos terminaron ciñiéndose con fuerza sobre su cabello. Entreabrí los ojos al advertir que bajaba el ritmo, notando cómo ladeaba la cabeza para chupar a lengüetazos largos mi hinchado botón de placer. Gruñí entre gemidos frustrada por no terminar a lo que él respondió con una sonrisa mostrándome los dientes.

—¿Qué? —jadeé sin entender por qué se detenía, viéndolo levantarse de su lugar mientras con su dedo pulgar se limpiaba los labios húmedos, brusca y sensualmente—. M-Min, no me jodas.

—Pues vamos mal —soltó aferrándome a sus caderas. Me retiró del escritorio y nos dirigió hasta un sillón de dos plazas de apariencia vieja y polvorienta, cayendo conmigo encima, a horcajadas sobre él—. Hoy sólo pienso joderte hasta que no puedas más, Seori.

Su voz ronca y los cabellos húmedos pegados a su frente me hicieron olvidarme hasta de quién era. Atrapé su boca contra la mía a la vez que le ayudaba a desabotonar y bajar la cremallera de su pantalón oscuro. Acaricié su hinchado bulto, deshaciéndome lo más pronto que pude del bóxer oscuro para encontrar y sostener toda su largura entre mis manos. Lo escuché gruñir mientras inhalaba aire mezclado con saliva, provocando un sonido parecido a cuando rozas una herida dolorosa, sólo que estábamos hundidos en un concepto completamente opuesto.

Juré escucharlo suspirar mi nombre de una forma tanto demandante como suplicante. Bajó su mirada a mis manos contra su miembro, viendo cómo lo mimaba con devoción y necesidad. Se mordió el labio y alcancé a oír que gruñó algo con frustración, rebuscando de inmediato en las bolsas del pantalón que no estaba del todo despojado de sus piernas. Vi de reojo cómo sacó algo de su billetera y me extendió un pequeño envoltorio negro. Ambos sabíamos que no había necesidad de formular palabra pues siempre lográbamos entendernos con la pura mirada; me pidió enfundarlo y yo entre caricias, con las manos temblorosas, lo hice a velocidad.

Un jadeo profundo se escapó de su garganta cuando me tomó de las caderas, guiándome a acomodarme sobre él. Junté nuestras frentes en el momento justo en el que empecé a empujarme hacia abajo, abrazando su hombría en mi interior con increíble facilidad.

—Estás empapada —ronqueó mirando mis labios—. Y jodidamente apretada. Mierda.

—C-cállate.

—Cállame tú si es lo que quieres.

No me dio tiempo de hacer nada más que gemir cuando empezó a moverme encima suyo, apoyando una mano en mi cintura mientras la otra subía a mi nuca, aferrándose ahí a la par que yo le besaba como si no hubiera mañana. Me fundí contra sus labios, gimiendo con la voz ligeramente ronca por todos los jadeos que había dejado escapar desde que habíamos empezado a besarnos.

¿Debía culpar al alcohol o por qué estaba sintiendo el placer multiplicado al mil? Si todo era gracias al destape de mis sentimientos, joder, qué estúpida había sido por no exteriorizarlos antes. El ritmo marcado por nuestros cuerpos era sumamente delicioso, orgánico, como si el universo creador hubiese destinado juntarnos con el único propósito de vivir ese momento y explotar en satisfacción hasta morir conectados el uno con el otro.

Un hilo de saliva entre nuestras bocas apareció cuando me separé de sus labios para tomar aire, gimiendo su nombre en el proceso. La imagen frente a mis ojos, juré, había sido tallada por los más talentosos ángeles para mi deleite personal: Yoongi jadeaba y gruñía con los ojos entrecerrados, el cabello desordenado y una fina capa de sudor recubriéndole el pecho y la frente. Los accesorios pendiendo de su cuello se movían al ritmo de las embestidas y su manzana de Adán lograba marcarse visiblemente cuando hacía la cabeza hacia atrás, recargándola sobre el respaldo del sillón que no era tan incómodo como parecía.

Si el diablo iba a llevarme, por favor que lo hiciera en ese momento con la imagen de Yoongi viva en mi cabeza.

Comencé a hacer movimientos circulares y sus manos recorrieron mi cuerpo en respuesta, con desesperación y mesura a la vez si es que aquello resultaba posible. Aferró una a mi culo y la otra se detuvo en mis pechos, comenzando a juguetear con mis pezones en su lengua mientras yo arqueaba la espalda y me dejaba llevar por el deleitoso vaivén que su mano contra mi trasero comenzó a marcar. Tenía la garganta seca de tanto suspirar y gemir para él, a tal punto que tuve que cortar mis gimoteos para tragar saliva gruesamente y dejar de sentir que estaba por desgarrarme la garganta. Lo escuché quejarse ante mi repentino mutismo,mordiéndome la piel con ligereza para invitarme a continuar.

El calor comenzó a subir en la habitación cuando nuestros cuerpos alcanzaron la cadencia perfecta. Aún si no quería su nombre se escapaba de mis labios como quien respira para no morir de asfixia. Mis manos descansaron en sus hombros acariciándole el cuello, enredando mis dedos contra los cabellos cortos de su nuca mientras él gruñía mi nombre y alzaba sus ojos oscuros a mi rostro, inundado en placer.

Se relamió los labios soltando maldiciones por lo bajo en el momento en que me guió con mayor fuerza y rapidez, golpeando aquel punto dulce que me hacía derretir nada más con el inicio del roce de su glande. Aún si lo tenía dentro por completo podía sentir lo hinchado y palpitante que estaba, llegándome incluso a cuestionar si las repentinas veces en las que arrugaba la nariz eran de placer o de dolor por estar con el pene tan jodidamente ensanchado.

—Y-Yoongi... m-mierda... —gemí arqueando aún más la espalda, clavando las uñas contra sus hombros en el momento en el que lo percibí golpear aún más adentro, más profundo. Él bajó la mirada hacia nuestros sexos uniéndose desenfrenadamente y se mordió el labio, llevando sus dos brazos a rodearme mientras hacía más profundas las embestidas desde su cadera.

—¿Esto te gusta más que yo? ¿Uh? —respiró contra mi oído, gruñendo unas cuantas maldiciones a la vez que aprehendía mi lóbulo entre sus dientes, completamente excitado— Te sientes tan bien, maldita sea.

—Más... r-rápido —sollocé luego de morderme el labio tan fuerte que sentí un ligero sabor metálico entre mi saliva.

Yoongi hizo caso a mi petición, ayudándome con la fuerza de su cuerpo a brincar con vigor y desenfreno; con pasión desbordante que exudaba cada poro de nuestra piel. Bastó con que le sintiera hasta mi núcleo unas pocas veces para que todo mi cuerpo empezara a temblar de placer, haciendo que se me sacudieran las piernas y cada hebra de cabello mientras mis manos se hacían puños herméticos sobre su nuca y su blanquecina piel. Mis gemidos por lo general no eran ruidosos sino aireados como suspiros, pero en ese momento me dejé ir con tanta fuerza que los sentí al nivel de la música que golpeaba la puerta como pidiendo permiso para entrar e invadir el espacio que ahora olía a sexo y hormonas en su totalidad.

Aún con mis piernas temblando sentí que Yoongi continuó las embestidas, igualmente profundas y a ritmo indefinido y yo le ayudé todavía moviendo mis caderas hasta que el orgasmo le golpeó a él también, provocando que me apretara más contra su cuerpo mientras un par de gemidos roncos se escapaban de sus labios. Sentí su cuerpo liberarse de toda tensión y sus hombros cayeron tal como su rostro hasta quedar con una mejilla recargada sobre mis pechos, respirando pausado y profundo.

Llevé mis manos a su cabello, acariciándolo con una suavidad totalmente ajena a mi persona. Pequeños jadeos y suspiros continuaban saliendo de mis labios pero no reparé en ellos porque por primera vez estaba cien por ciento concentrada en Yoongi. En la manera en la que las pequeñas gotas de sudor bajaban por sus sienes; en su nariz perfecta y sus pestañas cortas pero bonitas; en la forma en que su pelo se pegaba a su frente y su espalda subía y bajaba a un ritmo que era la completa antítesis de minutos atrás.

Sus manos se deslizaron por mi figura hasta descansar en mi cintura, rodeándola y abrazándola con tanta calidez que, no voy a mentir, me sorprendió. Con sus pulgares comenzó a acariciar mi piel como si fuera de porcelana, arrancándome suaves suspiros e incluso el atisbo de una risa cuando se aproximó a la zona de las costillas. No supe cuánto tiempo estuvimos así pero fue el suficiente para que nuestras respiraciones se regularan y mi cuerpo dejase de temblar en su totalidad, hundiéndonos en una complicidad tan agradable como las inhalaciones largas de él contra mi piel.

—Seori.

Su voz cortó el silencio entre nosotros repentinamente, haciéndome alzar las cejas aún si sabía que no me estaba mirando. Me relamí los labios esperando a que continuara, pero al notar que se quedaba callado hablé yo también, incitándolo a continuar.

—Yoongi.

—No eres la única con gustos jodidos, idiota.

Sonreí. Era de esperarse que su forma de aceptar que me correspondía (o eso quise pensar) fuera tan estúpidamente imbécil como él. Le di un golpecillo en el hombro mientras chasqueaba la lengua, pretendiendo fruncir el ceño con molestia.

 —Los gustos jodidos serán los míos, porque si los tuyos se tratan de mí son más bien una bendición.

Giró su rostro para esconder su sonrisa contra mi piel, subiendo a besos cortos y ligeramente húmedos hasta mis labios. Depositó discretas mordidas intercaladas entre mimos y una que otra sonrisa, arrancándome un "eres idiota" que lejos de sonar ofensivo pareció un halago por lo terso y amigable que salió viniendo de mí.

 —Si todavía puedes hablar significa que no estás lo suficientemente jodida. No creas que me olvido de lo que digo tan fácil, Seori.

Cuando me movió para restregarme suavemente contra él supe a lo que se refería. No sabía si debía quejarme e impedirlo o dejar que me follara hasta el desmayo; aunque justo en ese momento, percibiendo su creciente erección pegada a mi feminidad de nueva cuenta, la segunda opción me pareció más atractiva.

Lemon nocturno, yayy ✨ MORÍ TANTO ESCRIBIENDO ESTO, AYUDA.

Juro que nada más no metí todos los headcanons y kinks que tengo de Yoongi en la cabeza porque me hubiera salido un capítulo de 6k o algo. EJEM, ANYWAY. Espero hayan disfrutado el capítulo, aunque fue en su mayoría sexo puro y duro (okey, no tan duro).  

Disculpen si la calidad del lemon no es de su agrado, tengo ya bastante sin escribir algo +18 y es la primera vez que escribo con un bb de Bangtan así que WEH. PROMETO QUE SERÁ MEJOR NEXT TIME ♥

Para que me perdonen les traigo un Yoongi sexy ESTE HOMBRE ME VA A MATAR SAVE ME SAVE ME.

De nuevo miles de gracias por leer, votar y comentar. Ahora me iré a responder sus bonitos comentarios, juro que me hacen el día con todas las cosas lindas que escriben. Las amoro, MUCHO. Muak ♥

~kiki.

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