Entre Sábanas de Seda (AQS #1)

By BeastDramaQueen

5.8M 346K 60.7K

¡Primer libro de la serie Amores que Sanan! Versión 2021. Con un padre y hermano alcohólicos, Lia pasa su vid... More

ADVERTENCIA
Dedicatoria.
Prólogo
02|| McMurray.
03|| Nunca Más.
04|| Opciones.
05|| Definitivamente.
06|| No.
07|| Aléjate.
08|| Prueba.
Nota de Autora.
09|| Complicación.
10|| Decisiones.
11|| A Salvo.
¿Maratón de ESDS?
12|| Reglas.
13|| Comunicación.
14|| Largo.
15|| Quítate.
16|| Distancia.
17|| Caos.
18|| Nosotros.
19|| Secretos.
20|| Fuerte.
21|| Cambios.
22|| Mal Dia.
23|| Resiste.
24|| Respira.
25|| Citas primerizas.
Nota. Personajes.
26|| Demasiado.
27|| Vacío.
28|| Estaremos Bien.
¿Maratón?
29|| Karma.
30|| Revelaciones.
31|| Resiste.
32|| Ya no.
33|| Carajo.
34|| Navidad.
35|| Bienvenida.
Nota de Autora.
36|| Pánico.
Nota Actualizada 2021
37|| Ganador.
38|| Ya no.
39|| Tranquila.
40|| Homenaje.
41|| Yes.
42|| Libre.
43|| Loco.
44|| Único.
45|| ¿Afortunado?
46|| Caos.
47|| Descontrol.
48|| Monstruo.
49|| Tú.
50|| Eterno.
Epílogo.
Agradecimientos.
¡1 Millón!
Aclaraciones
¡Entre Tus Brazos!
¡Grupo de Facebook!

01|| Suggar Club.

143K 8.9K 1.8K
By BeastDramaQueen

Termino de acomodar mi vestido mientras el espejo refleja mi figura. Aliso la corta falda que apenas y logra cubrir mis muslos, y lanzo un suspiro al admirar mi cuerpo. Luzco irreconocible, es increíble como pocas semanas aquí cambian a las personas. Antes no podía mirarme al espejo sin sentir asco de mí misma, sin embargo ahora todo cambió. Cada día me acostumbro más a la idea de tener ojos sobre mí, personas a mi alrededor que admiran mi cuerpo y mis curvas. No me siento mal conmigo misma, pero no tengo la confianza necesaria como para utilizar este atuendo en público, una corta falda que apenas cubre el nacimiento de mi trasero y un brasier adornado que cubre mis senos, apretándolos a mi torso para que luzcan más grande de lo que son en realidad. Tacones altos, negros, estilizan mis piernas y el maquillaje resalta mi boca con un tono rojo combinando con el color del traje. Apenas termino, me volteo hacia Kate, para ayudarle con su atuendo.

Katherine, mejor conocida como Kate entre sus compañeros, es una diosa en todo el sentido de la palabra. Su cuerpo vuelve locos a los clientes, siempre es la más pedida, junto a otras chicas, es la preferida del público. Debe de ser su trasero abultado, sus pechos grandes y firmes, sus piernas carnosas o sus ojos color avellanas, con un toque de verde en ellos, o su cabello algo rizado, algo lacio. La verdad, es que es la personificación de amante perfecta en cualquier crisis de los cuarenta.

Y mi mejor amiga. Claro.

Cuando entré a trabajar, me sentía tan fuera de lugar. Las chicas no fueron amables, los clientes tampoco, y me costó bastante acostumbrarme al hecho de que solo me pedían por mi cuerpo. Pero entonces la conocí, un día mientras brindaba un espectáculo privado. Me enseñó sus movimientos, a como vestir, a sentirme más cómoda tanto conmigo misma y con los clientes. Ella es de las pocas, que gana más de treinta mil al mes, no solo por sus servicios de dama de compañía, sino porque también prestaba su cuerpo a quien tuviera el suficiente dinero como para tenerla por una noche.

Nos conocimos, y conectamos al instante, no sé si por la falta de cariño y familia que ambas sufrimos, o por el hecho de que ambas venimos desde muy abajo, conocemos lo que es vivir con lo justo y hacer lo que sea, con tal de tener para comer, a diferencia de las demás chicas del club.

Desde entonces, solo somos ella y yo. Nadie podría comprender más mi situación económica y familiar, que ella. Conoce mi casa, vio a mi padre en varias oportunidades porque me confirmó que sí era cliente de aquí, regular, y aunque no quiera, también mi hermano menor.

Conoce tanto mi historia, que no le sorprende ver el enorme cardenal en mi pierna.

Las cosas en casa no han cambiado demasiado, papá continúa siendo un ebrio sin remedio, mi hermano no consiguió empleo, y mamá sigue siendo mamá. Lo único que cambió, es que dejé de pasarles dinero hace algunas semanas. Razón por la cuál buscan cualquier motivo para golpearme.

Durante mis primeros meses trabajando en este lugar, gané lo suficiente como para arreglar la casa, pero no. Todo mi dinero, proveniente de noches enteras siendo baboseada por viejos verdes, decrépitos y manos largas, fue a parar en alcohol, porque en casa ni siquiera teníamos para comer. Entonces me cansé, les negué entrada a mi sueldo, lo deposité en un banco con ayuda de Kate, y solo guardaba una pequeña cantidad en mi dormitorio, para comer o darle a mi madre cuando necesitase.

Desde ese día, tanto mi padre como mi hermano entraron en una especie de abstinencia, porque me golpeaban para que les dijera la clave del banco, porque según ellos, todo mi dinero está depositado allí.

Aguanto lo más que puedo, incluso pierdo la consciencia a veces, pero no pienso decirles nada.

—¿Qué demonios te pasó ahora?— pregunta Kate, irritada mientras observa mi pierna con el ceño fruncido.

Sigo su mirada y miento al poner una expresión de sorpresa, como si fuera que yo no sabía nada del carneral, cuando la realidad, es que ha dolido como la mierda todo el santo día. Está amoratado con un poco de verde a su alrededor.

— Peleas con mi padre — respondo, rodando los ojos.

Me acerco rápidamente a la mesa donde tenemos el maquillaje y comienzo a cubrirlo. Me he vuelto una experta en esto de cubrir cardenales, por lo que lo hago en cuestión de pocos minutos.

— Tienes que marcharte de allí, no entiendo porque no te vienes a vivir conmigo — dice, arreglándose el lapiz labial frente al espejo, tratando de ocultar el hecho de que está completamente furiosa. — Tengo otra habitación, además de que tengo todo pago. El dinero que ganamos cada noche será más que suficiente para los dos.

— Sabes que no puedo marcharme, todavía, pero tal vez algún día acepte tu oferta — respondo sonriendo.

— Sí, espero que no quieras aceptarla cuando estén a punto de matarte a golpes – dice, rodando sus ojos.

Sacudo la cabeza pensando en lo exagerada que es y luego finalmente me observo al espejo. Es increíble, cómo cambian las cosas, de la noche a la mañana, a la velocidad de la luz, y es que esto del tiempo es algo mágico, fantástico, porque de haberme dicho meses antes, que luciría de esta forma, que trabajaría en este lugar y que hombres babearían por mi cuerpo, no le hubiera creído nada. Pero me gusta, a pesar de mi comienzo aquí, me gusta mi trabajo, porque cada noche, al ponerme un traje diferente, imagino que soy cualquier persona excepto la pobre chica que es golpeada por su padre en casa.

— Oye — dice Kate llamando mi atención. — No olvides tomar la píldora ¿De acuerdo?

La observo pasar la píldora por su garganta, y no tardo en buscar la mía dentro de mi bolso.

— Sí, de todas formas no tendré sexo con nadie hoy. No tengo ganas — digo rodando los ojos. Solo la tomo por precaución, porque en el tiempo que llevo, solo me he acostado con un cliente, meramente por mi decisión.

Kate se encoge de hombros y finalmente sale del vestidor. Es nuestro turno de brillar.

[...]

Llegadas las once de la noche, la tranquilidad de un extraño día viernes, se ve afectada por completo, cuando las puertas dobles fueron abiertas para dejar paso libre a más de veinte hombres, todos fornidos, de cuerpos grandes y demasiado exaltados.

No puedo evitar notar que las mujeres en el club, comienzan a sonreír, hiperventilar e incluso algunas, se marchan hacia el tocador. ¿Qué demonios sucede? No lo sé, pues es la primera vez que veo algo como esto en este lugar.

— Parece que nuestros Tigres ganaron el campeonato — susurra una cantarina Kate en mi oído.

— ¿Tigres? — pregunto confusa.

— Oh, vamos, los jugadores de fútbol — responde rodando los ojos, como si fuera un requisito reconocer a cada jugador o equipo de fútbol.

— Lo siento, no me gusta el fútbol — digo encogiéndome de hombros. — Deja de mirarlos de esa forma, es tu turno de servir en la mesa quince.

Apenas menciono el número de mesa, tengo toda su preciada atención.

— ¡¿Qué?! — pregunta irritada. — ¡Manos melosas está ahí! ¡Ve tú!

— Oh no, cariño. Sabes que te prefiere a ti, Melanie — murmuro sonriendo, susurrando su nombre falso como si estuviera diciendo poesía, todo para enfadarla más.

— De acuerdo, Amanda – responde, rodando los ojos nuevamente.

Aunque no quiera, todas las chicas aquí, debemos escoger un nombre falso con el cual trabajaremos. Una nueva política luego de que un hombre se obsesionara tanto con una empleada, que consiguió el número de su calle, de su móvil e incluso el lugar donde trabajaba durante el día. Luego de que me contaran la historia, no dudé ni un sólo segundo y solo dije el primer nombre que se cruzó por mi mente. Amanda.

Sacudo la cabeza mientras sonríe gracias a la expresión de dolor de Kate al tener que servir al hombre baboso y me dispongo a limpiar la barra. Casi nadie hace este trabajo porque limpiar la barra significa que tu tanga no tendrá billetes, de esa forma, pierdes. A mí, por otro lado, me fascina trabajar en la barra, mucho más cuando es el día de cobro de los ancianos. Parecen inofensivos, pero son los peores.

Luego de limpiar, sirvo un par de trago a unos hombres que están tan perdidos en el baile de Lara, una de mis compañeras, que ni siquiera notan mi presencia. Es hermosa y una de las chicas preferidas de Mark. Ella, junto a Kate y Autumn, suelen ser las únicas que son llamadas a las fiestas privadas, puesto que llevan más tiempo, no se encariñan con facilidad como el resto, conocen su lugar y han trabajado más tiempo con gente de dinero, pues las fiestas privadas suelen ser de celebridades, políticos o gente de sociedad.

Vuelvo a la barra pensando en que pronto estos hombres dejarán de disfrutar de Lara, cuando escucho el puto silbato que Mark suele cargar a todos lados. Me volteo y ruego porque no me esté mirando, pero como su mirada si está puesta sobre mí, camino lentamente hasta su posición.

— No somos perros, Mark — digo, al llegar a su lado. — ¿Llamo a Autumn, Kate y Lara?

— No — responde con el ceño fruncido. — Solamente Kate y Lara.

Ignoro el hecho de que no ha correspondido a lo de perros, y hago mi trabajo, disfrutando la expresión de dolor de los hombres que tenían a Lara cuando se baja del tubo y camina triunfante hacia su jefe. Por otro lado, Kate sonríe triunfante cuando hago la señal habitual, porque esto significa alejarse de Manos Melosas.

— Disculpe caballero, pero mi compañera debe cambiar de turno — digo sonriéndole al hombre. Es mayor de edad y ya un poco desmejorado, aunque nunca hemos tenido problemas con él, le gustaba toquetear a las chicas, demasiado, especialmente a mi amiga.

— Oh cariño, espero verte la próxima semana — dice el señor, entregándole a duras penas doscientos dólares a Kate quien los toma sin descaro.

— Por supuesto guapo, como regalo la otra semana tendrás un baile gratis — responde mi amiga guiñándole un ojo y dando media vuelta para marcharse. — Es un vejete pero sí que da buenas propinas — me susurra al oído.

Toma mi mano y me arrastra junto a ella hasta la entrada V.I.P. Nunca he estado cerca ni de mirar por esta puerta, así que dejo a Kate junto a Lara, y al voltearme, choco sin querer, contra Autumn. A diferencia de las demás, ella es la más insoportable, la más perra y la más maldita, así que no me sorprendo cuando me ignora por completo como si fuera que se ha tropezado con una piedra.

—¿Por qué no me llamaste esta vez? — exige Autumn enfadada hacia Mark, quien cruza los brazos sobre su pecho y rueda los ojos, ya cansado de ella y sus berrinches.

Autumn es la típica chica de california. Rubia, esbelta, ojos claros, alta, hermosa y atlética, sólo que le falta lo simpática y agradable de las chicas de la ciudad. La diferencia entre ella y las demás, es que este trabajo es solo un hobbie para ella, para enfadar a su adinerado padre por haberle prohibido tener novio a su edad, pues apenas tiene dieciocho años. Tiene la terquedad de los de su clase, siempre observando a los demás como si fueran parásitos de la sociedad, y según Mark, la única razón por la que no la había dejado sin trabajo ya, es porque nadie puede resistirse a una niña con aires de adulta, además de que todos quedaban fascinados al saber su edad porque su cuerpo grita experiencia.

— No te pidieron Autumn, eso pasa — gruñe nuestro jefe. — Pidieron a Lara, a Kate y... a Lia.

— ¿Disculpa? — preguntamos ambas completamente confusas.

— Sí, la pidieron a ella y no a ti, tal vez se enteraron que tienes una horrible personalidad — dice Mark sonriendo.

— ¡Esto tiene que ser una puta broma! ¿Pidieron a la vieja esta pero no a mí? ¡Váyanse al demonio! — grita malhumorada mientras enseña su dedo medio hacia las paredes de vidrio templado en el tercer y cuarto piso.

— Bah, vengan conmigo chicas.

Entramos por la puerta V.I.P, y aunque es mi primera vez aquí, tengo tantas preguntas, todo va tan deprisa para mí, que en un momento me encuentro en un pasillo y al siguiente ya estoy con las chicas en un puto ascensor directo a no sé dónde. Las chicas están cómodas, por supuesto, es algo que hacen a menudo, pero yo solo me dedico a servir tragos, porque incluso la primera vez que estuve con un cliente, no fue aquí, sino en su apartamento. Más asustada de lo normal, observo a Mark presionar el botón número tres.

— Allá las están esperando, ya saben cómo comportarse. — sin decir más, aleja las manos del borde, y las puertas se cierran frente a nosotras.

— Joder, yo no sé cómo hacer esto — murmuro aterrorizada, entrando en pánico. Mi corazón late al cien por ciento de su capacidad y mis manos han comenzado a sentirse temblorosas. ¿Esto es normal?

— No te preocupes, solo debes estar allí y hacer lo que ellos te pidan. Normalmente son muy educados, solo debes servirles — dice Kate tranquilizándome, arreglando la falda de su traje.

Quiero hacer miles de preguntas, pero entonces es tarde, porque la puerta del ascensor de abre, dejando ver muchos rostros frente a nosotras.

— ¡Al fin llegaron! — grita uno de ellos.

Salgo del ascensor y sonrío ante los hombres frente a mí. No me queda más que actuar como si supiera lo que hago, de otra forma, me devorarán en un segundo. Sigo a Kate y saludo a un par de chicos, antes de dirigirme a la barra mientras mi amiga y Lara, los entretienen.

Me sorprende ver que sólo pidieron a tres, cuando ellos son tantos. ¿Compartirán? ¿Quieren orgías? ¿Nos pasarán como un trago entre sus amigos? No lo sé, pero la sola idea me provoca náuseas. Veo a Kate posarse en las piernas de uno de los muchachos mientras los demás charlan como si fueran viejos amigos. Supongo que no es la primera vez que visitan el lugar.

Con el pasar de los minutos, me dí cuenta de que la mayoría de los hombres que están en la sala, tienen novias, esposas o prometidas. Son pocos los hombres que se encuentran solteros, pero sé que muchos de ellos, ya han probado los servicios del club, pero decido guardar silencio, porque al menos hoy, parece que solo vinieron por un poco de diversión.

Les sirvo los tragos, y respondo de forma amable a sus preguntas, impresionándome por su educación y respeto hacia mí, aún a sabiendas de mi profesión, porque no todos lo hacen y eso lo sé por experiencia. Me ha tocado tener que lidiar con cuanto estúpido se me cruzó por el camino, pero hoy estoy aquí, y no es para nada malo.

Además de ser muy educados, los jugadores de futbol también son demasiado graciosos. Prefería millones de veces estar aquí, riendo y oyendo lo que tienen para decir, a estar abajo, bailando para personas que solo quieren tocarme.

— ¿Hace cuánto trabajas aquí? No te vimos la temporada pasada — pregunta uno de los chicos. Está sentado al otro lado de la barra, mirándome fijamente con una sonrisa. — Soy Michael Mayer, por cierto.

—Amanda — digo sonriendo. — Llevo poco tiempo aquí, poco menos de medio año, así que es normal que no me hayas visto.

Estoy a punto de mencionar el hecho de que se llama igual al asesino de la película Halloween, cuando otro chico roba mi atención.

—Es cierto entonces, eres el nuevo bombón de Mark— dice, acercándose a la barra. — Y sí que te tenía bien guardada. Un Vodka con hielo, cariño.

— Él es Marcus Humphey — dice Michael sonriéndome.

— O puedes llamarme amor – responde Marcus, guiñándome un ojo.

Le dedico una sonrisa y me dispongo a hacer su trago, cuando siento que alguien carraspea con fuerza, como si lo hubiera estado ignorando y está enfadado. Antes de poder voltearme, una profunda voz llega a mis oídos.

—¿Podrías traerme un Whisky Bourbon antes de continuar coqueteando?— la voz gruesa llama mi atención, incluso la atención de los chicos que están frente a mí, porque ya no sonríen sino que se dedican a beber su trago en silencio.

Me giro, y es ese momento, me quedo impresionada por la enorme figura frente a mí. La camisa blanca que lleva puesta, parece estar a punto de explotar por la enormidad de sus músculos. Puedo ver un tatuaje en el antebrazo derecho, y unas manos tan enormes que podrían cubrir a la perfección toda mi cabeza. Su cabello es algo largo, de un castaño tan claro que combina con el color de su barba creciente.

Es hermoso, lo único detestable, es el ceño fruncido y los aires de superioridad, como si él estuviera a cinco kilómetros de distancia de mí y mi pobreza.

Me hace sentir tan pequeña, y eso que solo ha dicho dos palabras.

El hombre camina unos pasos hacia la luz, y el color azul de sus ojos me dejan paralizada. Son tan claros, tan... profundos.

—¿Vas a preparar mi trago o qué? — pregunta entonces. Una sonrisa traviesa se dibuja en su rostro y yo inmediatamente trato de salir de mi hipnosis. Es obvio que no puedo trabajar con el poder que tiene sus ojos sobre mí, por lo que me volteo para mirar la barra.

— Sí, claro — murmuro sacudiendo mi cabeza.

Preparo su trago con mis estúpidas manos temblorosas y lo dejo en la barra bajo su mirada intensa. No quiero parecer una estúpida, por lo que regreso con los muchachos para servirles los tragos pendientes.

Con el pasar de los minutos, noto que no tenemos conversación ya, es decir dejaron de hablarme, solo se limitan a pedirme los tragos. Algo ha sucedido, no sé qué, pero algo cambió para que de un momento a otro, nuestra reciente relación, terminara.

Me siento fuera de lugar y tan incómoda, mucho más porque al mirar hacia la oscuridad, siento su mirada sobre mí, en cada movimiento, en cada acción, en cada mínimo accionar, su mirada está sobre mí. Al principio me incomodó, y fui algo torpe, pero pasar las horas, comencé a acostumbrarme. Tal vez tenga un fetiche, no lo sé.

—¿Estás bien, cariño? – preguntas Kate en mi dirección cuando viene por un trago para su hombre de hoy.

— Sí, lo siento — digo pasando saliva.— ¿Quieres algo más?

—Dos Whiskies y un vodka con hielo — murmura con el ceño fruncido.— ¿Segura estás bien?

Siento la mirada de este hombre nuevamente sobre mí y ya es prácticamente imposible no voltear, es casi todo por inercia. Sé que está ahí y por alguna razón, mi cuerpo reacciona. Y entonces sucede, el hombre hace una señal para que me acerque.

Me está pidiendo.

—¿Hudson McMurray está llamándote? —pregunta Kate, sorprendida.

—Eso creo —susurro, tragando con fuerza.

Me olvido de los tragos de los demás, y con las piernas temblando, me acerco a él. No tengo miedo, es solo que tengo el presentimiento de que éste es uno de esos momentos que puede cambiar tu vida.

Está sentado, con sus piernas abiertas y los codos apoyados sobre sus rodillas, mientras que en su mano descansa el vaso con alcohol. No dice nada, con su mirada intimidante me indica que tome asiento a su lado y lo hago. Luego tiende un trago hacia mí.

—Bebe — me ordena, deleitándome otra vez con su voz.

Hago lo que me pide bajo su intensa mirada. Puedo sentir el ardor en la garganta mientras el líquido pasa, hago una mueca al terminar, causando una especie de sonrisa en su rostro.

—Baila para mí — dice, apuntando hacia el tubo de baile que está frente a nosotros.

Observo el tubo, esperando a que diga que está jugando, pero al ver que va en serio, bebo el trago que tiene en su mano. Para hacer esto, necesito mucha valentía. Tomo aire, observo a sus compañeros a su lado y veo que no hay más de un metro de distancia entre el tubo y los sofás donde están ellos, así que verán todo en vivo, en directo y en HD.

—¿Tienes miedo? —dice, incitándome.

—Sólo de excitarte —respondo, mordiendo mis labios, llevando su mirada justo donde quiero.

Bebo un trago más, y me pongo de pie. Acaricio el tubo y doy unas cuantas veces. Cierro los ojos, imagino que estoy sola y me dedico a oír la canción que está sonando, Earned It by The Weeknd.

No sé porqué, pero deseo tanto captar su atención que tomo el tubo me abro de piernas justo frente a él. Acaricio el suelo, muerdo mis labios y me acerco un poco gateando. Sonrío cuando logro que se acerque un poco a mí.

Acaricio mis piernas al levantarme, subo despacio por mi cintura, muevo un poco el trasero contra el metal y acaricio mis tetas por encima de la tela.

Su mirada provoca tanto calor en mi cuerpo, que no puedo evitar quitar la pequeña tela que cubre mis niñas. Quedan al aire, con un conjunto de encaje que solo tapa el pezón un poco, dejando toda mi piel expuesta. Mis manos van a mis tetas y las magreo un poco antes de bajar a la pequeña falda y quitarla por completo para darle una vista estupenda de mi trasero y la pequeña tela que solo cubre mi parte delantera ya que atrás solo son dos tiras de encaje que separan mis nalgas.

Hago varios movimientos sobre el tubo, abriendo y cerrando las piernas, siendo lo más sexy posible, alentando a los hombres frente a mí a lanzar dinero sobe el pequeño escenario. El único hombre que me interesa, está sentando, con las manos convertidas en puños, con la mandíbula apretada, la mirada oscurecida y un deseo latente en la forma en la que su pecho sube y baja con rapidez.

Bajo girando del tubo y sacudo la cabeza, jugando un poco con mi cabello. Mis manos pasean por mi cuerpo y caigo de rodillas. Abro las piernas y me acaricio los muslos, sintiendo la quemazón de su mirada sobre mi cuerpo cuando se pone de pie y me toma por la nuca.

Entonces dice las palabras mágicas.

—Sé mía por esta noche.

Continue Reading

You'll Also Like

455K 29.5K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1.2M 192K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
3.4K 237 39
Riccardo Mancini un hombre poderoso próximo rey de la mafia italiana con un carácter de mierda, todo lo que el dice se hace y punto. Elizabeth De Fi...
4.2K 255 27
Libro +21 Saga Placeres de Reyes #1 El mundo es como un tablero de ajedrez, mientras que la vida es igual a una tortuosa pesadilla, más si te refiere...