Shaddy ©

By ValeriaValverde

339K 44.2K 14.9K

«Aquel monstruo que me atormentaba era el mismo que curaba mis heridas.» En la noche de Halloween, un cadáver... More

Epígrafe + Booktrailer
FanArt: Shaddy
Capítulo 1: Shaddy.
Capítulo 2: Hazte fuerte.
Capítulo 3: La Morgue.
Capítulo 4: Shaddy nunca miente.
Capítulo 5: Alucinación.
Capítulo 6: Baúl de los recuerdos.
Capítulo 7: Baby Doe.
Capítulo 8: La casa.
Capítulo 9: Decisiones.
Capítulo 10: Sorpresa.
Capítulo 12: Oscuridad.
Capítulo 13: Película.
Capítulo 14: Robo.
Capítulo 15: Haz que pague.
Capítulo 16: Dulce Katrina.
Capítulo 17: Sonrisa macabra
Capítulo 18: La confianza da asco
Capítulo 19: Falsedad
Capítulo 20: Míster Boogie
Capítulo 21: Obsequio
Capítulo 22: Preguntas
Capítulo 23: Involucrados
Capítulo 24: Conexión.
Capítulo 25: Amenaza
Capítulo 26: La Familia.
Capítulo 27: El Alcalde.
Capítulo 28: Pesadilla
Capítulo 29: Alivio.
Capítulo 30: Avance
Capítulo 31: Herido.
Capítulo 32: ¿Verdad o mentira?
Capítulo 33: Intercambio
Capítulo 34: Recuerdo Inoportuno
Capítulo 35: Revelación
Capítulo 36: Para siempre Shaddy.

Capítulo 11: Cucarachas.

7.3K 1K 298
By ValeriaValverde

🗝️

El ambiente denso y con neblina que le había provocado las alucinaciones de Shaddy, poco a poco se fue disipando hasta volver a la normalidad. Vincent quedó estudiando a Katrina, sin entender muy bien si solo deambulaba por esa zona de Villa Lamentos o de verdad había entrado a aquel club de bailes eróticos para los caballeros. Quería creerse que una joven como ella no necesitaba meterse en esos lares, pero viendo su reacción tan angustiada era evidente que la muchacha salía de aquel callejón.

No supo como reaccionar. Ambos se miraban desconcertantes, sin saber muy bien con qué palabra empezar la conversación. Tampoco quería juzgarla, la joven podía estar pasando calamidades con el dinero y debía de buscar un trabajo que fuera bien pagado. Lo que no comprendió es por qué mintió respecto a Ivy.

-Dr. Krood... Yo... -titubeó.

-No hace falta que expliques nada. No soy quién para recibir una explicación. Cualquier trabajo es digno de respetar.

Ella tragó saliva.

-No quiero que piense mal de mí. Me da miedo confesar mi verdadero oficio dado en el pueblo que vivo.

«A Ella también le importa lo que la gente opine. Quería creerse que tiene una coraza que impide que las habladurías no le afectasen, pero ahora veo que su armadura está tan rota como la mía», pensó para sí mismo.

-¿Por qué mentiste respecto a Ivy? Dijiste que la viste en la tienda del supermercado -indagó con recelo.

-No mentí. O sea, si que mentí respecto a que no trabajo allí, pero como ya dije, la vi una mañana comprando apresurada, miraba a través de los cristales como si allá afuera le acechase algo.

-¿Estás segura que dices la verdad?

-Por favor, no dude de mí. ¡Claro que estoy segura! No podría estarlo más. Sé lo que vi.

Que Katrina tuviese el trastorno límite de la personalidad le llevaba a figurarse que quizá la joven no estaba automedicándose y que podía llevar sus impulsos a esos extremos, de verse vista en un trabajo que no le gustaba. Las personas que suelen tener ese trastorno, a menudo sufren de estar metidas en relaciones tóxicas y caóticas con otras personas. No quería pensar que estaba obligada a trabajar allí dentro siendo manipulada, o explotada mentalmente. Podía estar desequilibrada, sin encontrarse a sí misma. Aunque claro estaba el hecho de que la chica le confesó que si no fuera por él, ya sería un bonito cadáver.

¿De verdad se estaba medicando, o lo estaba evitando?

Cuando Vincent se despidió de ella, Katrina le sostuvo la muñeca impidiendo que se marchase. El hombre giró sobre su eje para mirarla. La pobre muchacha estaba tan avergonzada que ni siquiera podía corresponder su mirada. Enterraba la vista en sus propios zapatos, evitando cualquier contacto visual con la persona que la salvó del abismo.

-Aceptaste la llave -dijo ella, en un bajo murmullo.

«La aceptó Shaddy, no yo», pensó.

Recordó las palabras del monstruo. Era cierto que Vincent tenía recelo de dormir en un hogar que no fuese el suyo, más si la mujer que se encontraba dentro no era su amada Ivy. Estaba cansado de vivir pendiente de lo que los demás dijeran, sobre todo, de limitar ciertos actos por miedo a la opinión ajena. No merecía la pena estar así por personas que jamás creerían su inocencia, juzgando cada paso que daba. Por mucho que limpiara su nombre. el nombre de Vincent Krood ya estaba sucio y nefasto, nada podría limpiarlo, aunque se empeñase en ello.

-Respecto a eso...

-¿Ha cambiado de opinión solo por el trabajo que tengo? -interrumpió ella con desilusión-. Le creía más abierto de mente. ¿Sabe qué? Olvídelo, si desea no volver a hablarme lo entenderé.

-No he dicho nada de eso, Katrina. Acepto tu invitación. Ya te he dicho que cualquier trabajo es digno de respetar. No te alteres ni pongas palabras en tu boca que no he mencionado en ningún momento.

De pronto, la muchacha se echó a sus brazos en un cálido y reconfortante abrazo. Él se puso tan tenso y rígido que no supo como reaccionar. Miró con inquietud a su alrededor en aquel desolado callejón. ¿Y si alguien lo veía abrazando a una nueva mujer? ¿Qué pensarían? Y ahí estaban de nuevo las malditas dudas que corrompían su mente. Tendía a pensar tanto en negativo que él mismo atraía la negatividad. Detestaba estar tan pendiente de los ojos juzgadores de los habitantes. Nunca se había sentido tan observado en su vida, como si todo fuese un reality show que el mundo estaba apreciando con gusto.

Sentía un ligero ahogo ante las inquietudes que albergaban. Los segundos pasaban haciéndose eternos para él. Un simple abrazo le había provocado tanto mal estar en el cuerpo, un miedo absurdo.

«Shaddy tiene razón. Debo de enfrentarme a mis miedos».

«¡Por supuesto que Shaddy siempre lleva la razón! Haré de ti la persona más fuerte jamás vista, Vincent», dijo el monstruo.

Se acordó de Baby Doe. ¡La había dejado sola en la plaza! Era una interna del psiquiátrico y podía escapar si se le antojaba. Respiró con dificultad y se separó de la muchacha alegando que tenía que irse de inmediato. Ella asintió con su cabeza viéndolo marchar de allí.

Cuando llegó a la plaza principal, divisó a la niña sentada en un banco, balanceando sus delgadas piernas. Desde que el psiquiatra se había marchado, ella lo esperó ganándole a la curiosidad que le dijo que caminase fuera de la plaza para ver más mundo fantástico. La infante tenía muy en mente que si deambulaba por zonas que no debía pasar recibiría un castigo horrible que no estaba dispuesta a sufrir, pero aquello no negaba el hecho de que deseara pasear por las zonas prohibidas que la pulsera de su muñeca le advertía.

Vincent se acercó a la pequeña y se puso a la altura de ella. La niña se alegró verlo.

-¿Has estado aquí todo el tiempo? ¿No te has movido?

-Sí, Dr. Krood. Estuve jugando con un gato blanco, pero se ha ido.

-Buena chica.

-¿Dónde fue? Ha pasado mucho rato -formuló con curiosidad.

-Tuve que hacer un recado. Volvamos a Hellincult.

Al llevar a la niña de vuelta al psiquiátrico, la recepcionista le informó que los detectives del caso de Ivy lo habían visto circular por la callejuela del club nocturno, desorientado. La mujer no estaba preocupado por él, ni mucho menos, sino que desconfió sobremanera al haberse ido con una menor por las callejuelas prohibidas del pueblo. Empezó a montarse toda una película, informando que ningún infante podía pasar por aquellas estrechas calles ni influenciarlos en ningún aspecto. Que si tan caballeroso era no perjudicaría a la niña bajo ninguna circunstancias.

Vincent indicó a Baby Doe que se fuera a jugar por ahí. La niña obedeció con recelo.

Él frunció el ceño mirando a la señora. ¿De qué manera se atrevía a juzgarlo? Parecía darle a entender que tenía un fetiche extraño con la pequeña y que quería verla en aquellos clubes eróticos. Eso lo enervó muchísimo. Su ritmo cardíaco aumentó con rapidez, impidiendo que pudiera pensar con razonamiento. Debía de defenderse y contraatacar. No iba a quedarse callado afirmado aquella barbaridad, fuera de lugar. Podía soportar que lo señalaran por la muerte de Ivy, pero jamás permitiría que lo etiquetasen de ser un hombre al que le gustan las menores. ¡De ninguna manera!

-¡Señora! -exclamó malhumorado-. ¿Qué demonios está afirmando? Me encontré con una amiga en aquella callejuela y tuve una conversación. Baby Doe no entró, se quedó esperándome en un banquillo de la plaza. Antes de señalarme con el dedo primero escuche mi versión, no se límite afirmar un hecho del cual no estuvo presente. ¡Malditos chismosos!

La recepcionista agachó la mirada y no hubo más conversación. Él se metió en su despacho dando fuertes zancadas.

Se sentó en la silla de su despacho con disgusto y se cruzó de brazos. Apretaba su mandíbula con fuerza, hastiado de toda la absurda conversación. Desconocía qué diablos le habían estado informando los detectives ni qué clase de versión habían dado. Podían haber empeorado la situación, empleando palabras que no eran las correctas. Ya estaba harto. Para colmo, los hombres actuaban bajo las sombras y en ocasiones era difícil detectarlos, pero aquello no era un inconveniente para Vincent. Estaba dispuesto a enfrentarse a ellos, aunque no fuese la mejor opción. Si algo sabía hacer bien era defender su inocencia, no iba a dejar pasar aquello.

La mano huesuda de Shaddy le ofreció una galleta de mantequilla que Baby Doe preparó con anterioridad. Vincent negó con la cabeza.

-Come, larguirucho. ¡A este paso vas a estar en los huesos!

-Estoy cabreado.

-¿Y eso te impide tragar?

-Sí.

-No.

-Shaddy, no quiero galletas.

-Entonces, Shaddy nunca más te ofrecerá su comida.

-¡Qué egoísmo!

-Coge la galleta o me las comeré todas.

Finalmente, Vincent accedió y se llevó un par de ellas. Shaddy le arrebató el puñado que éste había agarrado para solo obsequiarle dos galletas. El muchacho lo observó desconcertado.

-¿Qué haces?

-He dicho que comas una galleta, no un puñado de ellas. Sabes lo mucho que le gustan a Shaddy.

-A mí también me gustan.

-Pero, a Shaddy más.

Él se frotó la cara con frustración, soltando un gruñido por su boca. No tenía ganas de discutir por las galletas del monstruo que tanto ansiaba comerse. Hundió su cabeza en la mesa de madera del escritorio y la dejó reposar ahí, escuchando cómo Shaddy masticaba con violencia las dichosas galletas.

🗝️

No supo en qué momento se quedó dormido, pero cuando se levantó de un sobresalto ya había anochecido. La negrura de la habitación hizo que encendiera la pequeña lámpara de la mesa para alumbrar el despacho. Pudo observar a Shaddy, sentado de piernas cruzadas en el sillón donde tomaban asiento sus pacientes. El susodicho estaba leyendo algún libro del que Vincent no sintió curiosidad.

El hombre soltó un bostezo con fatiga y miró a través de las ventanas. Las calles estaban desoladas, sin la presencia de las muchas personas en la plaza que tanto caracterizaba al pueblo. Quedó observando las polillas que iban hipnotizadas hacía la luz de las farolas.

De pronto, Shaddy rompió el silencio.

-Deberíamos irnos a casa de Katrina.

-¿Por qué?

-Le dijiste que aceptabas la llave.

-Ella ya se habrá ido al club.

Shaddy soltó una risa perversa haciendo que llamase su atención.

-¿Qué pasa?

-Tu hermano espera una respuesta. ¿Qué excusa le pondrás al rechazar su casa?

Vincent tragó saliva. Decidido, agarró su abrigo y partió fuera del despacho. Lo buscó por Hellincult pero viendo la hora que era, éste ya se había marchado a casa. Escribió una nota para que Alexander la leyera en la mañana.

«Gracias por invitarme a quedarme en tu casa, Alexander, pero alguien me ofreció anteriormente su casa y acepté. Siento las molestias.

Vincent.»

La introdujo bajo la ranura de la puerta y se marchó del psiquiátrico.

🗝️

Mientras caminaba hasta la casa de Katrina sentía su boca secarse, quizá por los nervios tontos de dormir en un hogar nuevo y extraño. A veces quería retroceder el paso y dormir en su odiado despacho pero ya era demasiado tarde para echarse atrás. Sería demasiado inusual devolver la llave a la muchacha cuando se había confesado con él. Ella no se sentía aceptada en la sociedad y viendo el oficio que tenía, tampoco quería hacerle daño.

Ivy invadió su mente. Aún desconocía quién fue la persona que afanó su tumba, impidiendo que descansase en paz. No podía comprender qué clase de retorcida mente quería profanar una tumba y llevarse un cadáver. ¿Para qué y con qué fin? Era muy macabro.

Conforme anduvo, le hizo una pregunta al monstruo que caminaba a su lado.

-¿Tienes idea de quién pudo ser la persona que afanó el cadáver de Ivy?

-Algún humano que estuviera lo suficiente obsesionado con ella como para poseerla incluso muerta -respondió.

-¿Nombres?

-Shaddy no sabe el futuro.

-Pero sí sabes toda mi vida y lo que pienso.

No hubo respuesta.

Al llegar a la casa, se topó con Katrina que por poco ambos chocaban. La muchacha soltó una risa nerviosa, agarrando un bolso que dentro se asomaban algunas prendas llamativas. Vincent apartó la mirada.

-Hola. Le he dejado comida en la nevera, por si aún no ha ingerido nada. Tengo que irme. Gracias por decidirse en venir. ¡Hasta luego!

Él la observó marchar apresurada.

-¡Vamos a comer! -exclamó Shaddy con entusiasmo.

-Sí...

-No te veo animado. ¿Qué te pasa?

-Nada.

Anduvo hasta la casa y justo en el momento que introdujo la llave en la ranura, una sensación amarga invadió su cuerpo. Sentía curiosidad por ver qué clase de club era en el que trabajaba la muchacha. Sospechaba sobremanera que ella estaba teniendo problemas y dado el tipo de hombres que allí dentro acudían quizás ella se dejaba manipular en hacer cosas que no estaban dentro de su oficio. Sin embargo, aquello no era de su incumbencia. No estaba en su derecho proteger tanto a una paciente, podía tomar la decisión que quisiera.

Debía de concentrarse en la búsqueda del crimen de Ivy, sin distracciones.

Shaddy estaba entretenido husmeando la nevera, cuando Vincent percibió a sus insectos dirigirse a algún lugar concreto de la casa.

-¿Dónde van tus cucarachas? -indagó con repulsión.

-Quieren que las sigas -murmuró con diversión.

Vincent tragó saliva con dureza y persiguió a los insectos con lentitud.

«Siempre debes seguir a los insectos, Vincent. Son la clave de todo.»


Continue Reading

You'll Also Like

127K 16.8K 23
Amber Carpenter cortó su relación con Ryu Dewan antes de dejar Payson seis años atrás. Ella se fue, prometiendo que era lo mejor para ambos si se se...
Mørk By black_life

Teen Fiction

1.7K 80 5
- Noticia de última hora Vladimir ivanov a desaparecido - - Sabes lo que tienes que hacer - asenti asustado - Lo se - mordi mi labio queriendo llor...
152K 28.1K 85
Primer libro de la bilogía: Memorias Queridas. ❝Kiara nunca imaginó que recibir cartas de un supuesto desconocido desataría la mayor hazaña de toda...
202K 16K 62
Bienvenid@ a un mundo donde todo queda al descubierto en pequeños trozos de ideas, un lugar donde pequeñas frases cambiarán la perspectiva de tu pens...