### ### ### ###
"¡JongIn!"
Terror.
"¡Oh Dios mío, JongIn!"
Había terror y desesperación en los ojos de JunMyeon.
"JongIn-..."
Cuando entró en la oficina de su pareja, ahora compañero de vida, lo encontró tendido en el suelo, manchado con sangre en la cara y manos.
"¡Oh Dios mío, mi amor! Mi amor, estoy aquí..."
Se acercó a él, lo acorrucó entre sus brazos, cogió luego el rostro del más joven entre sus manos. Lo besó, le beso las manchas de sangre, besó su dolor.
Acariciando su pelo, aún suave y brillante.
¡Por qué no se había ido con él!
¡Por qué no lo había llamado antes!
"Lo siento, JongIn..."
Se sentía muerto por dentro, como si estuviese agonizando, tenía un vació en el estómago que aumentaba cada vez que pasaba por los ojos del otro, enormes, hinchados, cansados.
Mojado en lágrimas.
"Estoy... Lo siento mucho, lo siento..."
Porque no estaba ahí.
No te he protegido.
No me ocupé de ti.
Tú, a quien amo tanto.
"Jun... Myeon..."
Tú, a quien amo más que a mi propia vida.
"No... No... No es... no lo es..."
El abogado de cabello de chocolate consiguió hablar algo tan leve que era casi imperceptible.
"Tú no tienes..."
JunMyeon se giró hacia KyungSoo, que había permanecido inmóvil como una estatua durante todo ese tiempo, completamente congelado y conmocionado.
"¡Oye, tú!"
Sus manos a en su cabeza y con los ojos bien abiertos.
Con una profunda sensación de culpa, indestructible e insoportable.
"Abogado JongIn, yo..."
Porque ÉL había interrumpido a los dos abogados mientras estos hablaban, y sólo para hacerles sus estúpidas felicitaciones.
"Todo es culpa mía, yo..."
"¡KyungSoo!"
Él había advertido a JongIn, sí, pero entonces lo había dejado solo, indefenso, desarmado contra alguien o algo desconocido, muchísimo más fuerte que todos ellos.
Cayó de rodillas.
"¿Qué... Qué he hecho?"
"¡KyungSoo, maldición!"
JunMyeon le gritó directamente, haciéndole sonreír.
"¡Ayúdame, ahora! ¡Vamos, saquémoslo de aquí!"
Y él se rompió como un manantial, llegando hasta ellos y agarrando al pobre JongIn por el brazo, haciendo que se recostara de espaldas.
Qué tremenda decepción le había dado a su amado abogado pelirrojo, pensó KyungSoo.
Sabía con seguridad que nunca le habría perdonado su negligencia.
Nunca.
### ### ### ###
Aquel día el sol era tan fuerte que podía rasgar la retina de cualquier ojo humano.
"¿Amor?"
Al final, JunMyeon había decidido traer a JongIn a su casa y no denunciar la paliza, ya que era algo grande y de lo que, hasta donde él sabía, sólo él y JongIn eran conscientes.
"Te traje algo de café".
Era extraño, pensó el chico pálido de veintitrés arrastrándose silenciosamente dentro de su propio dormitorio, donde su pareja estaba acostado desnudo en la cama, con brazos, pecho y cabeza vendados.
"¡Oh!"
Afortunadamente consciente e incluso sonriente.
"¿Este es el paraíso acaso?"
JunMyeon se sentó a su lado, posó una de sus manos en el cabello ajeno y se acercó a esos labios, lo besó suavemente y terminó sonriéndole.
Avergonzado.
"¿Por qué dices eso?"
"Me dijiste amor... y hasta me trajiste café a la cama... en tu apartamento".
Se rió entre dientes.
Tuvo un cambio repentino por ese incidente, el cual le hizo pensar. Le hizo darse cuenta de lo importante que era JongIn para él, y el miedo de perderlo o de que no podía hacer nada para ayudarlo, como había sucedido el día anterior, lo volvió loco. Por lo tanto, sin dudarlo, decidió no ir a trabajar y quedarse en pijama con él, en casa.
"Si no te gusta, puedo dejar de hacer todo esto".
Se miraban el uno al otro.
JongIn era hermoso incluso en esas condiciones, incluso con las manchas rojas alrededor de los ojos y la boca llena de sangre ahora seca, y el mayor no podía evitarlo.
"¿Quieres que pare, JongIn?"
Lo besó de nuevo.
Suavemente, apenas tocándolo, acariciando su hombro izquierdo y su pecho, cálido y suave.
Era el hombre más hermoso del mundo y era suyo.
"No, no quiero que te detengas".
JongIn laboriosamente levantó su brazo y se estiró dolorosamente hacia él, y luego lo abrazó por el cuello.
"Mnh..."
Pedía más besos del pelirrojo sin decir ni una palabra. Incluso obligó a JunMyeon a acostarse a su lado y luego lo abrazó.
"¿JongIn?"
El pobre abogado de pelo de chocolate estaba hambriento, cansado y enojado. Pensó que merecía un poco de placer, un poco de calor, después de todo lo que le había pasado.
"Tócame, por favor".
"¡¿Qué?!"
Los ojos de JunMyeon se abrieron de par en par.
"¿Estás loco?" Alguien te golpeó tan fuerte anoche, ¿cómo puedes pensar en esas cosas?"
"Por favor".
El mayor temía lastimarlo.
"JongIn, sé razonable... No subestimes la gravedad de tus heridas..."
"No estoy subestimando nada, lo juro... Sólo te necesito, cariño..."
JongIn lo besó de nuevo.
Ahora, su respiración estaba fatigada y su cuerpo más caliente.
"Dame un poco de amor, por favor..."
Agarró la mano del otro y la condujo hacia sus propias piernas, forzándolo a frotar fuerte arriba y abajo, arriba y abajo.
"Así... ya sabes cómo hacerlo..."
Y el pálido abogado, por muy fuerte y maduro que fuera, ya estaba emocionado.
Los labios de JongIn lo estaban tentando, los mismos que lo empezaron a besar hace más de un año, los mismos que lo saborearon donde nadie había logrado llegar...
"Ah, sí...Tócame, JunMyeon..."
Y sus manos.
Calientes y fuertes.
Sabía que mucha gente en la empresa quería cogérselo, aunque era un hombre y aunque muchos de ellos ni siquiera eran gays.
Y esto lo irritó, lo irritó tanto.
"Ah... Está bien, entonces..."
Pero al mismo tiempo, le excitaba.
Porque ese privilegio sólo le pertenecía a él, sólo a él. Sólo a él se le permitía deslizar dos o tres dedos por debajo del boxeador de ese "Dios del sexo", sólo para tocar brevemente una pizca de piel; caliente y húmeda.
"Oh..."
Sólo para sentirlo duro en un instante, por la caricia débil.
Se endureció de nuevo, más aún.
"¿Estás seguro?"
"Sí, no quiero que te detengas".
Metió toda la mano dentro de esos pantalones y agarró ese falo con los cinco dedos, masajeándola suavemente, apretando la punta de este.
"Ah..."
JongIn arqueó su espalda como pudo.
"¡Ah, sí!"
Me merezco esto, pensó, después de lo que pasé el día anterior. Y después de los problemas y preocupaciones que tenía en ese momento...
"Mi amor... Eres genial, ¿sabes?"
JunMyeon lo miró a los ojos, le acarició la mejilla.
Sonrió.
"¿Por tan poco?"
Y sus lenguas llegaron al unísono, casi como si se hubieran comunicado en un lenguaje secreto y sordo.
"¿Puedo chupártela, JongIn?"
"Ah... bueno..."
JunMyeon pensó que nunca jamás se arrepentiría de estar con esa persona, nunca en toda su vida.
Era difícil permanecer juntos, había sido desde el principio.
"Sí, puedes chuparlo, nunca tienes que pedir permiso..."
Y sabía cuántas malditas veces se arriesgaban a ser descubiertos, durante esos fugaces besos, o sus reuniones en el baño.
"Gracias".
Pero ya no iba a pensarlo más, sólo quería disfrutar.
Disfrutar con él, para él, gracias a él. Así que se inclinó lentamente sobre su cuerpo besando suavemente las vendas alrededor del pecho, luego la piel lisa y caliente, suave.
Era la piel más hermosa que la madre naturaleza había concebido jamás, pensó.
JongIn cerró los ojos.
"Ah..."
Tú...
¿Me estás agradeciendo?, pensaba el menor.
"Sí... Así de fácil..."
En ese caso, yo debería agradecerte...
Por lo que me estás haciendo...
"Oh sí... Más..."
JunMyeon se acercó rápidamente a su ingle, metió la lengua dentro de sus calzoncillos y saboreó sus testículos, apenas.
JongIn vibraba.
"Mierda... Podría incluso venirme con solo esto..."
"No seas impaciente, por favor... Relájate..."
Hoy te serviré, suspiró, luego lentamente JunMyeon bajó la ropa interior ajena y se posicionó mejor, con su cuerpo delgado y pálido, extendiendo las piernas de su amante lo suficiente como para poder agarrarlo fácilmente y poder alimentarse a sí mismo.
De su cuerpo, de su sexo.
"AH..."
JongIn puso ambas manos sobre su cabeza.
Fue todo un temblor, tan pronto como sintió que se le resbalaba la erección en la boca como si nunca lo hubiera hecho antes, codicioso y glotón, también tuvo un repentino impulso de llorar cuánto lo escuchó, ese sonido obsceno al chupar tan fuerte.
"Ah-... JunMyeon-..."
Entonces sintió su lengua alrededor falo y a lo largo de las venas, dando un par de besos en la punta caliente
.
¿Qué eres tú, algún tipo de monstruo?, pensó, todavía mirando fijamente al techo, recordando repentinamente e inesperadamente la noche anterior y todos los golpes que había recibido.
¿En qué clase de situación había estado?
"JongIn... Me encanta tu polla..."
¿Y en qué clase de situación había puesto a JunMyeon?
"Wow... Nunca habías dicho esto antes..."
Para que lo sostenga y proteja por siempre, para bien o para mal.
Tuvo una extraña sensación, de repente.
"Me gusta cómo lo usas conmigo... Y apuesto a que también te gustaría, sentirlo..."
¿Estaba su vida en grave peligro?
O bien, ¿la de la noche anterior era sólo un caso aislado?
"Quieres decir... Sentir mi..."
Esos pensamientos lo distraían, era hora de parar.
"No, quiero sentir mi polla, dentro de ti"
Durante un momento, tembló.
"No me gustaría, sabes que no puedo ser pasivo".
"Nunca lo intentamos..."
JunMyeon comenzó a lamer y succionar cada vez más abajo, ejerciendo una pequeña presión sobre el pequeño agujero.
"¡Oye, no lo intentes! No es para mí, ¿sabes?"
Chupándolo y tratando de rellenarlo con su lengua, el otro se puso rígido.
"Joder-"
JongIn tomó su cabeza y lo empujó aún más, haciendo que se hundiera entre sus nalgas.
Era muy bueno, su hombre.
Era fantástico.
"¡Vale, hazlo!"
"¿Qué?"
"¡Lo que acabas de decir!"
Se sorprendió a sí mismo, en serio.
Nunca le dejaba hacer eso, a decir verdad... pero estaba tan emocionado y tan confundido, por todo lo que había pasado en los últimos días, que plantarle algo en el culo parecía incluso relajante.
"Dilo, JongIn... ¿Qué debo hacer?"
"Mete... Mete tú... En mi..."
JunMyeon se puso de pie.
Todavía tenía esa sonrisa dulce e inocente, se prometió a sí mismo ser amable y no empujar demasiado fuerte.
Mentía.
"¿Mi qué, JongIn?"
El pelirrojo se acercó a la mesilla de noche, abrió el cajón y agarró el lubricante.
"Mierda... Lo sabes, ¿verdad? No hay necesidad de exagerar..."
"Quiero que lo digas en voz alta".
Kim inmediatamente volvió hacia él deslizando una mano dentro de sus calzoncillos y mirándolo fijamente a los ojos.
"Vamos, JongIn... ¿Qué debo hacer hoy?"
Masturbándolo.
Sólo quería que se sintiera bien, nada más. Besarlo y abrazarlo como si fuera su hijo, despertarlo y hacerle el amor como si fuera la última vez.
Sólo para él, una y otra vez.
"Tu... Tu polla... En mi culo..."
"Bien..."
Finalmente.
Finalmente, llegó a la grieta entre las nalgas de JongIn, acostado en su cuerpo aún desnudo y sufriendo, sólo susurrando en su oído.
"Te amo, JongIn. Siempre te amé".
Besándole la mejilla derecha, acariciando su grueso pelo marrón chocolate.
"Te quiero más que a cualquier otra cosa".
Empujando apenas.
Entrando sólo un poco.
"Te amo..."
Sólo un poco...
### ### ### ###