Sirius Black: el velo de la m...

By TheLittleRose_

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Primera y Segunda Generación La mente de Isadora le habló, pero en lugar de la suya, escuchó la voz de Sirius... More

Fianto Duri
Amato Animo Animato Animagus
Alohomora
Arresto Momentum
Confundus
Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta
Engorgio
Lacarnum inflamarae
Baile de Navidad I
Petrificus Totalus
Anapneo
Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas
Travesura Realizada
Alarte Ascendare
Wolfsbane
Vermillious
Ascendio
Defodio
Expelliarmus
Finite Incantatem
Aguamenti
Amortentia
Diminuendo
Impedimenta
Evanesco
Muffliato
La Orden del Fénix
Expulso
Imperio
Sonorus
Rictusempra
Tergeo
James y Lily Potter
Glisseo
Oppugno
Incarcerous
Fidelio
Rennervate
Noviembre - 1981 -
Noviembre - 1985-
Julio - 1993 -
El Prisionero de Azkaban
Albus Dumbledore
Focus
Levicorpus
Accio
Crucio
Episkey
Obliviate
Dissendium
Everte Statum
A James y Lily
Bombarda
Prior Incantato
Avada Kedavra
El velo de la muerte
Wingardium Leviosa
Lumos Solem
Relashio
Harmonia Nectere Passus
RAB
Partis Temporus
Piertotum Locomotor
Legeremens
Morsmordre
Salvio Hexia
Sectumsempra
Vulnera Sanentur
Expecto Patronum
Epílogo
House of Black
The Marauder
AVISO

Confringo

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By TheLittleRose_

I

Isadora desde luego no tardó en recibir noticias de Sirius. Ella había decidido suscribirse a El Profeta para mantenerse al tanto, aunque obviamente no tenía esperanzas de encontrarlo o de que él la encontrara y no se necesitaba ser demasiado astuto para saber que el ministerio seguramente vigilaba su casa en caso de que Sirius decidiese aparecer. La primera pista llegó poco después del comienzo año escolar; luego de que Remus le comentara mediante una de sus cartas que Dumbledore le había dado el puesto de profesor de D.C.A.O. . Según El Profeta, Sirius había sido visto en Hogsmeade.

Esa misma noche decidió que no podía quedarse en su casa durmiendo cómodamente mientras él era perseguido por prácticamente todos los aurores del ministerio. Casi a medianoche tomó su varita y con las luces apagadas intentó abrir la puerta trasera. Miró a su alrededor unos segundos y se asomó para poder ver mejor todo el jardín. La calma duró demasiado poco, ya que una corriente gélida inundó el ambiente, el aire se le congeló en los pulmones y una insoportable sirena chillaba sin parar aturdiéndole los pensamientos. Al ver a las dos figuras encapuchadas se estremeció. Hacía quince años que no podía producir un encantamiento patronus.

No probaría suerte en ese momento, decidió que lo mejor era desaparecerse antes de que se acercaran, pero no pudo hacerlo. Intentaba recitar el hechizo para repeler el encantamiento anti-desaparición, pero cada vez se concentraba menos. ¡¡NO!! ¡ES MENTIRA!, ¡SIRIUS! – la voz se le quebraba de tanto gritar, era tan impresionante escucharla que Remus, quien estaba detrás de ella se estremeció - ¡SUÉLTAME REMUS! ¡DÉJAME! ¡ES INOCENTE! – gritó desesperada y temblando con violentas sacudidas, sintió la piel de sus manos arder, Remus la soltó de inmediato... De pronto la luz la cegó y un animal de luz que no podía identificar alejó a los dementores. Alguien la quiso ayudar a ponerse de pie, pero ella se alejó bruscamente con la varita en alto.

- ¿está bien señorita Lamperouge? – preguntó uno de los Aurores. Ella recorrió los cinco pares de ojos que la miraban, no sabía sus nombres, pero ellos no habrían podido llegar tan rápido. Ya estaban allí desde antes del ataque. Se quitó la cortina de cabello de la cara y recuperó la compostura.

- Bla... - se arrepintió de corregirle - ¿Se puede saber que hacen todos ustedes en mi casa? – preguntó tratando de conservar la calma a pesar de que acababa de confirmar que la vigilaban constantemente.

- Vimos los dementores demasiado cerca – respondió uno rubio.

- ¿Ah sí? – dijo en tono sarcástico - ¿Desde sus casas o justo pasaban? – Ninguno parecía querer responder.

- Es por su seguridad...

- ¡POR MI SEGURIDAD!, ¿POR MI SEGURIDAD?, MIREN SI ESA ES LA EXCUSA DEBERIAN HABER AVISADO QUE IBAN A PONER UN ENCANTAMIENTO CUAL TOQUE DE QUEDA EN MI CASA, ¿DE VERDAD CREEN QUE SIRIUS BLACK VA A APARECERSE ACÁ?, ES LO MAS RIDICULO QUE HE ESCUCHADO – murmuró algo para sí y agitó la varita en dos direcciones. Luego se apareció exitosamente entre dos de los aurores. – Cómo dije, es ridículo, no quiero que vuelvan a poner esa maldita cosa en mi casa. – Los cinco hombres alzaron también sus varitas y uno de ellos le pidió severamente que les entregara la suya. Ella sonrió con sorna y la dejó sobre la mesa. – No la necesito para hacer magia– se burló.

- Mire – comenzó el que le pidió la varita – no le dé motivos al ministerio para creer que está ayudando a Black. Tenemos la autoridad para vigilar esta casa.

- ¿Me está amenazando? ¿O qué?

- Sólo le estoy diciendo que el ministerio tomará acciones inmediatas si entorpece su operación.

- ¿Y cómo estoy haciendo eso? ¿por salir de mi casa?, además si quisiera ayudar a... Black, ya lo sabrían, me observan desde que escapó, ¿o no? Y yo no tengo por qué estar encerrada por su culpa. Búsquenlo a él en todo caso. Y llévense de aquí a esos bichos – señaló al cielo, dónde suponía estaban los dementores.

- Es tarde – interrumpió el rubio que parecía ser más pacífico y ansioso por terminar el encuentro – Tal vez quieran hacerle unas preguntas en estos días. Que tenga buenas noches.

II

Quiso acercarse a él pero por más rápido que intentó hacerlo, no pudo, Remus la había alcanzado y rodeaba su cintura con los brazos detrás de ella.

- ¡¡No!! ¡¿Qué están haciendo?! – vociferó mientras intentaba zafarse, a lo que Remus no tuvo otra opción que sujetarle las muñecas. Cinco magos sujetaban a Sirius mientras este seguía riendo. La ministra de magia se acercó a Isadora y comenzó a negar con la cabeza como decepcionada.

- ¿Cómo no pudiste notarlo, Isadora? – le preguntó.

- ¡¿De qué habla?! ¡¡SIRIUS!! – chilló ella nuevamente con los ojos llenos de lágrimas.

- ¡Es un mortífago Isadora! – exclamó la mujer – Le dijo a Quién-tú-sabes dónde estaban James y Lily. Mató a estas personas y a Peter Pettigrew.

- ¡¡Es mentira!! Peter era el guardián – la ministra negó con la cabeza nuevamente, parecía sentir lástima de la muchacha.

Isadora escuchaba pedazos de la historia mientras la gente los relataba, quiso aproximarse a Sirius, pero con Remus sosteniéndola apenas podía avanzar.

Barty Crouch Sr. Se aproximó a ella y le indicó a los otros magos que hicieran avanzar a Sirius quién parecía un auténtico maniático...

Cuando el sonido del golpeteo en la puerta principal la despertó, la risa de Sirius aún hacía eco en sus oídos. Se frotó el cuello ya que se había quedado dormida en el sillón de la sala de estar en una posición demasiado incómoda y alzó una mano para encender la chimenea mientras caminaba hacia la entrada. El frío invernal la despabiló en cuanto abrió la puerta, todo el jardín delantero estaba cubierto de una espesa capa de nieve y a unos pasos del umbral Remus sonreía tímidamente cubierto con su raída túnica gris y sosteniendo una botella de hidromiel.

- ¡Remus! – exclamó Isadora que aún tenía en la cabeza el horrible sueño de unos segundos atrás – Pensé que te quedarías en Hogwarts – concluyó dándole un breve abrazo.

- Bueno, decidí que no quería fallarte, hace al menos trece años que no pasamos navidad juntos; de todos modos debo irme temprano. Hoy hay luna llena. – dijo esto último con pesadez. – espero no molestar, pero vine temprano porque supuse que como no me esperabas tendríamos que cocinar algo.

- Y acertaste – respondió Isadora con una media sonrisa– No es que haya celebrado muchas navidades desde... tú sabes. – se encogió de hombros y Remus la observó con desánimo.

- Creí que seguías hablándote con tus abuelos – comentó Remus como si tal cosa mientras dejaba la botella encima de la mesa – Y que tenías una tía en no sé dónde.

- No te avisé, pero ellos fallecieron hace unos años... y la hermana de mi papá... bueno, no nos llevamos exactamente bien, la última vez que la vi creo que ni siquiera había comenzado a estudiar en Hogwarts.

- Lamento haber sacado el tema, Sky... - comenzó a disculparse pero Isadora le interrumpió.

- No tenías por qué saberlo... Oye, hace mucho que no escuchaba ese nombre, Lunático – Remus sonrió con nostalgia.

- Sirius sugirió ese nombre cuando nos descubriste y nos enteramos que tú también eras una animaga. – a ella se le hizo un nudo en la garganta de sólo recordar ese momento, apartó su mirada y Remus lo notó. – Cielos, lo lamento. Parezco incapaz de dejar de meter la pata. – con un gesto pidió permiso a Isadora para utilizar a cocina.

- No tienes que disculparte por todo, Remus. No podemos cambiar lo que pasó, lo mejor es quedarnos con los buenos recuerdos. – Remus rebuscaba ingredientes en las alacenas e Isadora descorchaba una botella de vino.

- ¿Invitaste a Ric? – preguntó intentando cambiar de tema.

- No, supongo que él sí va a pasar Navidad con su familia. Además, francamente no tengo muchas ganas de hablar con Ric por ahora, se pondría a insistir con lo del ministerio. – Remus la observó confundido – Bueno ya sabes lo que pasó hace un tiempo, con los dos dementores que buscaban a Sirius.

- Nunca hablaste demasiado de eso

- ¿Qué es lo que quieres saber?

- Sólo sé que después de lo que pasó con los dementores Ric y Kingsley Shacklebolt te ofrecieron un lugar en la oficia de aurores, como antes, pues ese era tu trabajo. – Isadora le dio un considerable trago a su copa de vino – incluso me pidió que te convenciera de aceptar, y estoy de acuerdo con él. Creo que te va a hacer bien salir de la burbuja en la que estás encerrada hace años.

- Sabes que es una excusa estúpida para mantenerme vigilada, ¿no? – preguntó ella mientras bebía más vino – deben creer que Sirius va a venir a desayunar a casa y que después pasearemos en la plaza tomando helados.

- Alaric dijo que quisiste salir de tu casa tarde en la noche.

- Sólo me asomé, si hubiese querido salir no me habría ido caminando, soy una bruja, Remus. No tengo intenciones de ir tras Sirius Black, y no tengo cinco años como para necesitar niñeros.

- De acuerdo, de acuerdo – dijo alzando las manos como si se rindiera – Pero no le digas "Sirius Black" como si fuese el vecino de acá a la vuelta, yo no te compro eso – sentenció – Y no me vengas con que de repente el tema está superado, te aislaste doce años y eres lo más terco que existe – comentó mientras trozaba vegetales mediante magia – Si no quieres admitirlo no voy a insistir, tú ya sabes que puedes confiar en mí. No iré corriendo a contarles a ellos pero aun así creo que estas cometiendo un error.

- Tú no ves las cosas del mismo modo que yo.

- Sin ofender, pero creo que no hay nadie que entienda tu postura.

- Y no tengo ganas de explicarla tampoco – Isadora tomó un sorbo de vino.

- Algo más... ¿Qué hay de malo con tu patronus?

- Nada – soltó a la defensiva.

- Conjura uno – pidió Remus como si la estuviese evaluando – Y deja esa copa por un rato, te sentará mal.

- De acuerdo – dijo Isadora con un pesado suspiro – No puedo hacerlo y es muy frustrante, ¿Feliz? – Remus no respondió – Comenzó cuando fallecieron mis padres, se debilitó hasta que con lo de James y Lily se esfumó por completo. Y no es que no tenga buenos recuerdos. Creo que es... diferente.

- Nunca lo mencionaste.

- Sólo a Sirius – Remus carraspeó incómodo. – Pero supongo que Ric te puso al tanto de esto cuando te comentó lo demás. – Isadora se quedó con gesto pensativo un momento - ¿Puedo preguntar yo ahora? – su amigo asintió cautelosamente – Después de todo este tiempo, ¿No estás enojado conmigo?, quiero decir... nos quedamos solos y yo te dejé solo a ti también. Se suponía que éramos amigos y hoy puedo ver que no estuvo bien – tal vez para ganar tiempo, Remus comenzó a servir hidromiel en las copas con el ceño fruncido, como si la repuesta fuese la de un difícil examen.

- Te diré sólo uno de mis motivos – él entrelazó los dedos de ambas manos – en principio sí me molesté contigo, perder a todos mis amigos al mismo tiempo fue devastador y pensar que tú elegiste irte dolió. Luego tratando de analizarlo recordé la noche en que todo sucedió y también quise ponerme en tu lugar. Tú también lo habías perdido todo, creo incluso que peor que yo, y además yo no creo y no creía lo mismo que tú. Ninguno de los dos iba a llegar jamás a ponerse de acuerdo con el otro debido al sufrimiento que acarreábamos así que decidí hacerte saber que estaría para cuando quisieras necesitarme, como te dije en mis cartas – Remus miró a Isadora a los ojos haciendo una pausa. Ella lo observaba casi sin pestañar – La verdad es que recordar cómo estabas esa noche aún logra ponerme los pelos de punta. Fue doloroso para los dos, Isa... No nos debemos nada. – Concluyó.

Con los ojos brillosos Isadora se acercó a Remus y le dio un abrazo que él correspondió. No fue hasta ese momento que notó cuán horriblemente extrañaba y necesitaba tener un amigo. Aun cuando Remus le aseguró que todo estaba bien, ella no pudo evitar decirle cuánto lo sentía antes de deshacer el abrazo.

Esa noche ambos se esforzaron en dejar a un lado, aunque fuese por un rato, todos los problemas y las diferencias que aún tenían. Remus sirvió la deliciosa cena que había preparado y brindaron anticipadamente con hidromiel mientras comentaban sus mejores recuerdos de antaño y reían al recordar las bromas de James y Sirius en Navidad, olvidando por un momento que James ya no estaba y que Sirius no podía estar.

Remus se despidió de Isadora demasiado temprano. No quería tener problemas con su condición en camino a Hogwarts. Pero antes de irse se volvió hacia Isadora con su calma característica.

- Prométeme que no te meterás en problemas, por favor. No busques a Sirius.

- No lo haré – dijo Isadora con un pesado suspiro.

- Me gustaría quedarme tranquilo – Remus le dedicó una sonrisa comprensiva – Si en algún momento planeas hacer algo de lo que puedas arrepentirte, avísame antes.

- De acuerdo, te escribiré. Y prometo no esfumarme otra vez como hice todo este tiempo.

- Y acepta volver al ministerio, aunque sea para probar, si no te gusta te puedes ir. – pidió

- Lo pensaré – Remus cruzó el umbral de la puerta principal, pero se volvió al escuchar la voz de Isadora – Ah y, Remus... Gracias por darme un respiro de toda esta situación. Por no intentar convencerme.

Remus asintió con un ligero cabeceo sin decir nada. Lo cierto era que él no estaba en posición de convencerla de nada, pues se iba con más dudas que certezas y con la molesta y desahuciante sensación de que había esperado demasiado tiempo para tener esa charla.

III

Podían verse absolutamente todas las estrellas del cielo esa noche de junio. Isadora había pasado un día por demás horrendo en el ministerio, tanto que no sabía por qué demonios no había renunciado aún. Dio un último vistazo al cielo antes de abandonar el balcón de su casa. Pero al girar sobre sus talones frenó de golpe, una criatura de luz le cortaba el paso.

Tardó en reconocer el patronus de Remus Lupin, pues él casi nunca usaba su forma corpórea. El lobo describió un círculo alrededor de ella y le habló.

- Canuto y Colagusano, en la casa de Lunático – no requería demasiada perspicacia descifrar el mensaje, pero Remus temía que estuviese acompañada y así sólo ella entendería.

Cada fibra de su cuerpo se estremeció e incluso por un breve momento la embargó la incertidumbre de no saber qué hacer frente al momento que había esperado tanto tiempo. El rostro de Sirius cruzó por su mente fugazmente y al segundo siguiente Isadora desaparecía de su habitación en penumbras con la imagen de las afueras Hogsmeade fija en su mente.

     ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲ ▲

Yo sé que tardé demasiado en actualizar :( 

Perdón por hacerles esperar, pero es que la verdad estuve por cancelar la historia por falta de inspiración y porque nada de lo que escribo me convence.

Por ahora, acá está el capítulo. Gracias por pasar ♥

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