"Tell me with your mind, body and spirit, I can make your tears fall down like the showers that are British. Whether we're together or apart,
we can both remove the masks and admit we regret it from the start."
No volví a ver a Viktor hasta el día siguiente, en el descanso, cuando yo estaba demasiado aturdido por los gritos de los estudiantes y había decidido salir y sentarme en el pasto a leer. El hambre se había esfumado y trataba de enfocarme en mi lectura, siendo interrumpido por la suave brisa gélida que anunciaba los últimos soplos del invierno. Eran finales de febrero y yo todavía no comenzaba a prepararme para la primavera. Me sentía muy bien dentro de todas las sudaderas y suéteres que encontraba en mi armario. Eran suaves y algo flojas. Lo que necesitaba para hacerme sentir cómodo.
Pase mis dedos por las páginas del delgado libro que sostenía en mi regazo, logrando finalmente embelesarme en la lectura como siempre me pasaba al leer ese libro. Era la tercera vez que lo leía y simplemente no me aburría. Sentía que era perfecto. Desde las letras grabadas en cursiva que se mostraban en la portada hasta los sentimientos que el autor usó para describir a sus personajes. Una historia romántica que me hacía pensar por unos momentos que no existía nada más que los protagonistas y sus problemas.
Tal vez por eso amaba la lectura. Era un pasatiempo que me hacía olvidar todo lo que pasaba a mi alrededor y me hacía imaginar cosas hermosas. De hecho, alguna vez llegué a la conclusión de que la lectura era un tipo de droga, pero un poco menos mortal.
Inconscientemente sonreí al libro delante de mí. Ya tenía las páginas un poco gastadas y me prometí a mí mismo que comenzaría a cuidarlo más, sino comenzaría a romperse. Y no quería que "La mecánica del corazón" fuera solo páginas viejas atadas con una cinta al fondo de mi armario.
Tenía la extraña idea de que, cuando tuviera nietos -si los tenía, claro- les contaría esa historia de amor todas las noches, antes de dormir, para que crezcan sabiendo que, aunque el amor te dañe y se te sea prohibido, tú puedes tratar de conseguirlo.
Ya podía ver un par de ojos grandes y achocolatados que me veían con sorpresa mientras bebíamos chocolate caliente y les contaba el libro que me sabía de memoria. Una imagen tan dulce y hermosa que logró hacerme sentir confiado por un mísero segundo.
Sin embargo, mi ensoñación no duró mucho, ya que un sonido, que sonaba más a un jadeo que a un carraspeo, me hizo subir mi vista.
Sin poder evitarlo, mis ojos rodaron y mi respiración se paralizó, al igual que todo mi cuerpo. Lo único que pude sentir fue el imperceptible movimiento de mi corazón, que golpeaba mi pecho constantemente. Estaba demasiado agitado y mis feromonas ya salían como locas disparándose por todos lados.
Desvié mi mirada en cuanto sentí que sus orbes azules y brillantes me quemaban. Él estaba ahí. Viktor estaba sentado delante de mí, con la chaqueta de la escuela deslizándose graciosamente por sus hombros, con una playera negra debajo de esta y un gorro de lana gris cubriendo su ahora corto cabello. Cuando sonrió, sentí un impulso estúpido de ir a acariciar su mejilla y retirar el gorro de lana para ver cómo había rapado su propia cabeza. Lastimosamente, me quedé sentado en mí lugar, viendo fijamente mi libro y sin tocar sus -probablemente- suaves mejillas.
No tenía ni una pequeña idea sobre qué rayos estaba haciendo ahí, como si no hubiera hecho nada, con su sonrisa inocente de siempre y su ropa de deportista. No entendía cómo Viktor se había olvidado de que era mejor estar lejos de mí, porque lo único que se ganó al intentar ayudarme fue un tonto grito de mi parte.
Fui un idiota, lo sabía. Pero estaba comenzando a sospechar que a él no le importaba en lo más mínimo. O, tal vez, él solamente quería hacer las paces para después poder alejarse sin tener remordimientos.
Sí, esa opción suena más lógica.
De nuevo, volví mi mirada hacia su cuerpo, que estaba sentado sobre el césped con las piernas cruzadas. Mi boca se abrió en sorpresa al ver que, sobre sus brazos, estaba el mismo libro que yo leía.
Parpadeé un par de veces y volví a mirarlo, mientras él fingía leer con el libro arriba de su torso. Mordí mi labio, reteniendo una sonrisa. ¿Qué le pasaba? Quería estar enojado por todo lo que había pasado entre nosotros y por más que lo intentara, no podía. Además, ese alfa estaba sentado delante de mí con mi libro favorito entre sus manos, ¡De ninguna manera podía resistirme a una escena así!
Él estaba jugando conmigo, y a mi omega eso no parecía disgustarle.
Por Dios.
Cuando regresé a intentar leer, me dije a mí mismo que debía de controlarme, porque lo único que Viktor quería era mi atención y yo ya no sería capaz de apartar la mirada si me le quedaba viendo por más tiempo. De alguna forma, después de este tiempo en donde estuvimos separados, todo en él se volvió más atractivo para mí.
Su piel blanca, que ahora estaba bajo los leves rayos de sol, brillaba. Sus ojos azules, parecidos al azul del cielo arriba de nosotros o al agua que fluía por los ríos de Slidell. Sus sonrisas brillantes, que parecían querer atrapar a todo el mundo y hacerse cargo de tatuarse en mi memoria, para que yo nunca pudiera olvidarlas, tan hermosas y con un hoyuelo a la derecha. Y su voz, que ahora emitía pequeños sonidos; grave, firme y dulce, como si alguien acariciara mis oídos con un algodón de azúcar.
Oh no.
Ahora tenía una imagen mental de Viktor siendo un ángel, con todo y alas blancas y largas.
No podía dejar de mirarlo. Y menos con la ridícula descripción que yo mismo había hecho de él en mi cabeza.
Tuve que pasar mi lengua por los costados de mi boca, para asegurarme de no estar babeando ante la imagen de un alfa tan dulce y celestial delante de mí. Me odiaba por estar fantaseando en un momento así, en donde yo debía de alejarme y tratar de remendar mi vida sin tener sus bonitos ojos grabados con recuerdos en mi mente.
—Joder —salió de mis labios, mientras trataba de calmar mi temblor. Sentía una incomodidad extraña en mis pantalones y estaba seguro de que pasaría una vergonzosa escena por lo que comenzaba a arder en mi interior. Además, era consciente de que mis feromonas comenzaban a atraerlo por la manera en que me miraba de reojo.
—Vocabulario. —Su voz severa logró mandar un escalofrío que se escurrió por toda mi espalda. Doblé mi cuello vulnerablemente, un gesto demasiado omega y un jadeo escapó de mis labios. El cosquilleo que sentí desde que mire sus ojos por primera vez ese día aumentó, y agradecí a Zeus por estar sentado.
Traté de generar alguna respuesta coherente en mi cabeza, sin encontrar resultado, solamente sintiendo ese extraño sentimiento atravesar todo mi cuerpo y esa punzada de molestia que todavía se hacía presente en mi pecho por la discusión que tuvimos. Era increíble la manera en que, aún sabiendo que yo soy el que siempre echa todo a perder, sigo sintiendo dolor por las acciones de los demás.
Así que, sin más que decirle, solamente queriendo sonar agresivo y sin lograrlo, tartamudeé torpemente:
— ¿Ya eres todo un cerebrito?
Su mirada no fue para nada lo que esperé. Sus pupilas se expandieron y pude jurar que vi como sus ojos se aclaraban más, algo que creía humanamente imposible.
—Yo ya era un cerebrito. Lo qué pasa es que mis neuronas hibernan unos... once meses al año.
Giré mi cabeza para que no viera la carcajada que quería salir de mis labios. Estaba dispuesto a hacerle pensar que yo seguía enfadado y así él dejara de aparecer en todos lados.
Así que, antes de que siguiera hablando, tomé mi libro y me paré del suelo, sintiendo un leve mareo y un tirón en mi pantalón.
Comencé a caminar sin querer voltear a verle, porque, si lo hacía, posiblemente me engancharía a él por toda la tarde.
Dios. El celo sí que me afectó.
Traté de caminar derecho y seguro, sintiendo la punzada en mi pecho aumentar conforme me alejaba de él. Ya para cuando estaba delante de la puerta que guiaba del patio al interior de la escuela, un brazo tomó mi cintura y el calor humano me rodeó por completo, al igual que un aroma salado y suave que me hizo estremecer completamente.
—Lo lamento. —Su voz sonó cerca. Demasiado. Tanto que pude escuchar cómo las vocales se enredaban en su lengua, creando así un exquisito acento ruso que hizo a mis rodillas temblar. Odié ser un omega adolescente por el control que ese alfa tenía sobre mí— Y va en serio. No sé si te quedó claro con lo de la cafetería, pero, en verdad lo siento.
A los dos minutos de silencio, inclinó su cuerpo y lo pegó aún más al mío. Olfateó la zona detrás de mí oreja y pude sentir su sonrisa pegada en mi piel. Sus manos giraron y, mientras me giraba, dejó un beso casi imperceptible que movió mi mundo por completo en una de mis mejillas.
—Ese es un sonrojo muy dulce.
Sus ojos azules volvieron a mirarme y todo mi cuerpo volvió a reaccionar ante él. Era increíble cómo, con una sola mirada, lograba hacer tanto sobre mí.
—¿Lo puedo tomar como un sí? Oh, vamos. Dame una señal.
Y ahí estaba otra vez, el Viktor dulce y juguetón que me hablaba por notas y me hacía saber que los estereotipos puestos sobre él solo eran eso; etiquetas que ocultaban a un alfa coqueto y amable.
No supe en qué momento mi cuerpo estaba reaccionando, no supe cuándo deje de respirar o cuándo me acerqué a él. Lo único de lo que estuve consciente es de lo que hice.
Le lamí una mejilla a Viktor.*
Se quedó quieto en su lugar, con los ojos tan abiertos que pude ver cómo casi se le salían y un tono rosado cubrió sus mejillas. No supe qué decir o hacer, simplemente, con toda la calma del mundo, di media vuelta y regresé por el jardín hasta las bancas del patio donde se jugaban los partidos de basquet.
Sentado ahí, un lobo demasiado feliz comenzó a saltar dentro de mí, dejándome perplejo. No sentí el efecto de mis acciones hasta que mis labios comenzaron a cosquillear, y fue ahí cuando grité. Grité agudo y como el adolescente que era. Grité tan fuerte que algunos pájaros volaron del árbol junto a mí.
*En mundos omegaverse, lamer la mejilla es una muestra de afecto casi tan íntima como un beso. He estado leyendo este tipo de cosas y decidí agregarlo en el fic.
BUENAAAAAAS.
Si, lo lamento por tardar años luz. Me perdí por unos días pero volví con algo que sé que les gustará.
En fin, estoy publicando a 5 días de mi cumpleaños y a unas horas del cumpleaños de mi bb. (Harry Styles, ok.) es por eso que les quiero avisar que estaré algo ocupada estos días y pues... esperen capítulo para el finde de la próxima semana, o algo así.
¡Los quiero mucho a todos, gracias por leer mi fic y apoyarme con sus votos y comentarios! Soy muy afortunada de tener a unos lectores como ustedes. Un año más de mi vida y tengo el privilegio de ir creciendo con personas que apoyan lo que hago. Es simplemente magnífico y siento hermoso.
¡También! Además de agradecerles por todo lo que me dan, quiero hacerles una pequeña pregunta. ¿Hay algo que no les haya quedado claro del maratón en sí? ¿Algo que no les gustó? Porque, bueno, comparé las vistas de los primeros capítulos con los del maratón y debo decirles que disminuyeron un buen. No es que me moleste, no. Me pone algo triste saber que, tal vez, estoy haciendo algo mal y no les está gustando el rumbo que va tomando la historia.
Bueeeno, espero sus increíbles comentarios.
All the love 💕
Sueñen con su crush. Y no con Hazz porque es mío ahre
Pd.: 5 de febrero, no lo olviden ok. 😔
Pd2.: quiero dedicarle este capítulo a mi amada SweetBl0od , súper feliz cumpleaños, muy love. Gracias por estar ahí junto a mí durante mis pérdidas de control 😂💕