¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

1.8M 219K 269K

«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 26

28.6K 3.5K 7.3K
By BreakMinds

|Obsequio|

El viento lograba mecer con rapidez ambas cabelleras, una rubia ceniza y la otra esmeralda.

¿Será inadecuado que lo abrace de esta manera? Se preguntaba Izuku nervioso, notando que tenía sus brazos demasiado pegados a la cintura de Katsuki. Probó con soltar un poco el agarre, para así no incomodar a su profesor.

— ¡Ni te atrevas a soltar el agarre, Izuku! —exclamó Katsuki, apenas sintió que los temblorosos brazos de Izuku se comenzaban a soltar de a poco.

— ¡Ah, no, por supuesto que no s-sensei! —exclamó Izuku en respuesta, avergonzado. Tragó saliva y con nerviosismo, volvió a posicionar sus brazos con firmeza en la cintura de Katsuki.

Ahh, que avergonzado se sentía...

Izuku estaba cómodo, pero tenía miedo de que su presencia molestara a Katsuki-sensei.

Sentía que su abrazo era demasiado invasivo. Conocía a su profesor y sabía que era alguien muy difícil de llevar. Temía que le comenzara a gritar por ello.

Qué equivocado estaba.

Joder, que el camino sea eterno. Pensaba Katsuki, con sus mejillas carmines debido a la emoción. El abrazo de su alumno se sentía malditamente bien.

Un par de perros ladrando, la vieja acera, y sobre todo, la entrada del parque en el que se habían encontrado hace un par de meses atrás, en sus rutinas de ejercicios. Pasaban con rapidez por aquellos lugares que a Katsuki le llenaban de amargos pero a la vez, dulces recuerdos.

Ya casi llegaban a su destino y lo divertido era que ambos, no querían hacerlo.

Finalmente Izuku se había dejado llevar. Tenía su rostro pegado en su espalda, sintiendo el perfume de su profesor invadir sus fosas nasales.

Honestamente, sentía que era el mejor viaje que podría tener en su vida.

Katsuki comenzó a detenerse con suavidad mirando por el rabillo a Izuku quien tenía sus mejillas totalmente sonrojadas y apoyadas en él.
Se veía feliz y tranquilo, ya hace un buen rato que había dejado de temblar, le sonrió de manera arrogante.

— ¿Estás bien, mocoso? —preguntó, deteniendo así el motor de aquella motocicleta, medio girándose para quitarle el casco, ya que al parecer el pecoso estaba en blanco. —Mejor dicho, ¿estás despierto?

Izuku de manera inmediata se despegó de la espalda de su profesor y soltó el abrazo de manera nerviosa. —S-sí... —dijo en apenas un hilito de voz, mientras sentía como Katsuki le tocaba el mentón para quitarle el casco.
Sorpresivamente Katsuki le revolvió sus cabellos verdosos ahora libres.

El olor a nuez le inundó la nariz por un par de segundos al instante en que su mano se posó sobre aquellos rizados cabellos, Katsuki pensó que estaría bien si olía su cabello más de cerca.

Negó con su ceño fruncido.

Contrólate maldición. Se reprendió a sí mismo, no debía dejar que aquello le dominara o seguro y la termina cagando de nuevo.

Katsuki quería acercarse a Izuku de manera lenta, no quería forzarlo a recordarle y mucho menos a corresponderle.

—E-esto... iré a abrir mientras, K-Katsuki-sensei. —dijo Izuku nervioso, enseñándole las llaves con un extraño llavero amarillo, poniéndose de pie.

—Ya te alcanzo, chihuahua. —murmuró el mayor, mientras se quitaba el casco y comenzaba a pasar su mano libre por toda su cabellera rubia con lentitud, desde su sien hasta llegar a su robusto cuello. — ¿Sucede algo? —preguntó con una ceja alzada, al notar al pecoso mirarle boquiabierto.

— ¡Ah, nada! ¡E-entonces ya voy! —exclamó, moviendo sus manos con nerviosismo mientras salía corriendo de ahí.

—Qué fácil eres de leer, Deku. —susurró para si mismo, sonriente. Observando como Izuku batallaba por abrir la puerta, el nerviosismo le estaba jugando en contra.

.
.
.

— ¡Katsuki-kun! —exclamó Inko, abrazándolo con emoción apenas lo notó de pie detrás de Izuku.

—Hola señora. —saludó Katsuki. — ¿No le molesta si dejo mi motocicleta aquí? —preguntó, señalando el jardín de la casa.

— ¡Oh por supuesto que no! Después de todo... —soltó el agarre, mirándole de manera cómplice con una sonrisa burlesca. —Esta siempre ha sido tu casa.

— ¡M-mamá, no molestes a Katsuki-sensei! —exclamó Izuku, confundido. Exclamando aquello apenas vió el extremo sonrojo de Katsuki y el girar de su cabeza a un lado con rapidez, estaba clarísimo que el comentario de su madre le había incomodado.

—Bueno, bueno, lo siento cariño. —dijo sonriente, sin quitar aquella mirada.

A veces las madres daban miedo.

.
.
.

— ¿Ya comieron algo? —preguntó Inko emocionada, acomodando los cubiertos en la mesa.

—No mamá, apenas terminaron las clases Katsuki-sensei me ofreció traerme en su motocicleta. ¿¡No es genial!? —exclamó eso último emocionado, exprimiendo las últimas naranjas para el jugo.

—No es para tanto. —dijo Katsuki, ya sentado en la mesa observando como madre e hijo ordenaban la mesa para almorzar.

—Pero que buen profesor tienes, cariño. —respondió Inko sonriente, viendo a Katsuki quien miraba hacia un lado y comenzaba a jugar con el tenedor, en silencio.

— ¡Sí! —Izuku sonriente le servía un vaso de jugo a Katsuki para luego servirle a su madre y para él.

—Bien, hoy he cocinado katsudon. —dijo Inko, sirviendo alegre. —Pero como sabía que venía Katsuki-kun, hice uno especial. —volvió a decir, posicionando ambos platos humeantes frente a Izuku y Katsuki.

— ¡Ah! —exclamó Izuku con curiosidad. — ¿A usted le gusta el ají, sensei? —preguntó observando alegre su plato con leves toques rojizos.

—Sin el ají no es comida, mocoso. —respondió el rubio ceniza sonriendo de manera arrogante.

Izuku ante esto, abrió sus ojos de par en par.

..

¡Si esto no tiene ají, simplemente no es comida, maldición!

..

— ¿Sucede algo, cariño? —preguntó Inko preocupada, al notar los ojos esmeraldas de Izuku excesivamente abiertos, sin movimiento alguno.

Izuku negó con rapidez. —No es nada, mamá. —dijo con su ceño algo fruncido. Se veía aparentemente confundido.

Katsuki e Inko se dieron ciertas miradas cómplices, Inko iba a insistir hasta que Katsuki le interrumpió.

—Señora Inko, hay algo que me gustaría hablar con usted. —dijo serio.
Entonces Inko entendió a dónde iba todo esto y el porqué su inoportuna interrupción.

Prosiguieron con su almuerzo de manera alegre gracias a Izuku, quién les relataba ciertas anécdotas que había tenido durante las clases a lo que Inko gustosa sonreía.

—Bien, muchas gracias mamá. Katsuki-sensei, lo estaré esperando en mi habitación. —formuló el peliverde, mientras tomaba su plato y lo dejaba sobre el lavabo.

—Ve, cariño. —sonrió la madre, quien estaba tomando té verde. Apenas Izuku se perdió por las escaleras, su semblante se tornó serio.
— ¿Y bien? —preguntó, observando aquellos ojos escarlatas decididos.

—No quiero que le menciones nada a Deku. —pidió, observando a la madre algo confundida.

— ¿Por qué? —preguntó.

—Deku ya ha tenido suficiente, si algún día llegase a recordar que lo haga por su cuenta, y no a presión. —respondió. —No le digas que soy Kacchan, su amigo de la infancia. No le digas que soy Bakugou-san, el tipo que lo visitaba cada seis meses. —dijo, rascándose la nuca con frustración, entonces le miró con aquellos ojos escarlatas rendidos, casi tristes. Luego de un suspiro, formuló. —Sólo soy su profesor de matemáticas y nada más que eso.

La madre, ante esto negó levemente su cabeza con amargura, aparentemente triste.

—Izuku aún no te logra relacionar con "Bakugou-san" debido a lo común que es este apellido en Japón... —dijo lanzando un suspiro. —Además, sus memorias de ti de adolescente son muy diferentes a el cómo te ves ahora. Yo misma que te conozco desde que eres un bebé casi no te reconocí cuando nos volvimos a encontrar. —continuó, bebiendo de su té.

Bakugou la miraba en silencio, él era consciente de todo lo que ella le decía.

—Pero...

— ¿Pero? —preguntó, preocupándose de manera inconsciente.

—Cariño... Izuku siempre ha sido un niño muy inteligente y observador. Siempre analiza demasiado las cosas... No sería extraño que con toda esta familiaridad y cercanía, el comience a pensar de manera excesiva en ello. —decía en un susurró con la voz temblorosa. —Quiero decir... Hay una muy alta probabilidad de que Izuku se de cuenta que tú eres ese Bakugou-san del pasado y entonces... No sé cómo reaccionaría. Sin duda se sentirá engañado.

—Lo sé y estoy dispuesto a asumir toda la responsabilidad.

—Bakugou-kun, ni siquiera yo conozco a Izuku enfadado. Siempre se ha mantenido neutral pero si tú me pides que no le digamos nada, entonces cuando él descubra que tú eres Bakugou-san pero no sepa que eres su amigo de la infancia debido a la ausencia de memorias... —Su voz comenzó a quebrarse.
— ¡Él ni siquiera será capaz de saber el porqué le ocultamos esto, no sabrá que es por su bien y entonces se sentirá muy herido y confundido! —exclamó sollozando. — ¡Somos las personas en la que él más confía y si le fallamos entonces puede que nos odie!

Bakugou lanzó un suspiro triste.
—Es por su bien... Lo sabes. —respondió. —Si tienes miedo de que él te odie, entonces dile que yo te amenace para que no le dijeras nada en caso de que eso sucediera. —dijo, tomando de la mano a la mayor para que se calmara. —A ti nunca te odiara.

— ¡Pero cariño, y tú!

Bakugou que se encontraba intentando calmar sus emociones reprimidas, explotó. — ¡YO ESTOY CONSCIENTE DE ASUMIR ESTA MIERDA, LLEVO MÁS DE DIEZ MALDITOS AÑOS EN LOS QUE ME ODIO A MI MISMO POR LO QUE SUCEDIÓ, Y SI DEKU ME ODIARÁ POR HACERLE UN BIEN, ENTONCES QUE LO HAGA MALDICIÓN! —Parpadeó de manera rápida y bajo su mirada de inmediato. —Lo siento... No fue mi intención decirlo de esa manera.

Inko se limpió las lágrimas y entonces fue ella la que tomó de su mano esta vez.
—Mitsuki-chan y yo tenemos todas las intenciones de apoyarte y ayudarte en esto, Katsuki. —dijo, con seriedad. —Acepto tu petición, pero recuerda... no estás solo en esto.

—Lo sé. —respondió con amargura.

—Bien, ve con mi niño, seguro y está muy emocionado esperando. —sonrió la mayor, acariciandole con ternura la mejilla.

A Inko le dolía aquello, porque sabía que en el fondo, Katsuki estaba sufriendo.

.
.

— ¿¡Qué le parece!? —exclamó Izuku apenas vió a Katsuki entrar.

Tenía sus brazos extendidos, con una pequeña bandejita. Habían cupcakes con su rostro, perfectamente hechos, aunque extrañamente en todos se veía extremadamente enojado.

Katsuki alzó una ceja con confusión.
— ¿Los hiciste tú, mocoso? —preguntó, tomando uno para observar más de cerca, girando el cupcake levemente entre sus dedos.

— ¡Sí, yo los hice sensei! —exclamó sonrojado, pero emocionado a la vez, sentándose de manera extremadamente formal.

Vaya que tenía razón esa mujer en decir que Izuku estaba esperándolo emocionado.

Y es que Izuku al saber que a Katsuki le habían gustado sus galletas, se había emocionado más de la cuenta y había terminado horneando diez cupcakes y decorado con su rostro, con su ceño extremadamente fruncido.

¿Por qué?

Porque simplemente era la esencia de su profesor.

Maldición... Eres muy tierno. Pensó Katsuki, queriendo mandar todo al carajo y comérselo a besos ahora mismo.

Sé fuerte, joder.

Sin que Izuku se diese cuenta, se pellizcó con brutalidad la espalda, para así controlarse.

Suspiró y con su semblante serio, lo mordisqueó. —Se siente jodidamente bien comerme a mí mismo, ¿sabes? —dijo sonriente.

—E-entonces, ¿¡le gusta, sensei!? —preguntó Izuku encimandose con emoción a su rostro, mientras veía como mascaba y casi se atoraba por su repentina cercanía.

Katsuki de inmediato lo tomó de la cara y lo empujó hacia atrás.

—Estás muy cerca, mocoso. —gruñó, observando a Izuku que se sonrojaba con rapidez.

— ¡Y-yo lo siento mucho, sensei! ¡E-esque me emocioné más de la cuenta! —exclamó, moviendo sus dedos con timidez mientras tomaba una enorme distancia. —Prometo no incomodarlo.

Katsuki rodó los ojos. —No incomodas, idiota. Pero simplemente dejame tragar como la gente, maldición. —dijo desviando su vista escarlata, acomodándose en la pequeña mesita para comenzar la clase.

—Si... —dijo Izuku en un hilito de voz, se escuchaba desanimado y su enorme aura negativa a su alrededor junto a sus leves movimientos con sus dedos no ayudaban.

—Y los pasteles esos... —dijo, rompiendo el extraño ambiente tenso que había aparecido de pronto. —Están comestibles, ¿bien? —gruñó rascándose la nuca, con un leve tono carmín en sus mejillas casi imperceptible.

Demonios, a los extremos que he llegado para contentar al chihuahua...

Izuku sonrió de manera extremadamente alegre. — ¡¡Sí!! —exclamó emocionado mientras le ofrecía otro.

— ¿Y porqué no me das uno que tenga tu rostro, eh? —dijo de manera burlesca, enseñando sus colmillos. —Sé que mi rostro es perfecto y varonil pero es aburrido comerme a mí mismo sabes, mejor un chihuahua.

Izuku se quedó en blanco, mientras sentía su boca comenzar a temblar y su rostro arder.
— ¡Po-por supuesto que n-no, s-sensei! —exclamó extremadamente rojo.

— ¿Hah? —soltó, mirándole fijamente, sonriente. — ¿Por qué no? —preguntó Katsuki, cogiendo el pastelillo que estaba cerca del pecoso, rozandole los dedos provocando un temblor en él.

— ¡Ah! ¡P-porque sería co-como comerme a mí! —exclamó, colocándose más rojo aún, quitando su mano con rapidez debido al nerviosismo. —¡Digo, eso no es lo quise decir! ¡Es solo que, me pareció natural hacérselos a usted, entonces si era para usted, debía decorarlos con su rostro, entonc— Fue interrumpido por la mano del mayor, que tapó su boca con pesadez.
Se encontraba sereno masticando otro de sus pastelillos, sin quitarle la vista de encima.

—Ya relájate, chihuahua. —dijo, quitando con suavidad su mano de la boca.

— ¡Sí, sí! —Asintió, pegándose en los cachetes con rapidez, inhalando y exhalando. —Así está bien, sensei. —dijo esta vez decidido.

Katsuki ante esto, estalló de la risa.

— ¡Rayos, esto no se puede quedar así! —exclamó, mientras le tomaba una foto con su celular. — ¡Mira esa cara, maldición! —decía aún riendo como demente, golpeando la mesa de manera seguida debido a la potente risa que le inundó. Le estaba enseñando la foto que le había tomado recientemente.

¿Y cómo no hacerlo? Si Izuku aparecía aparentemente confundido, con su ceño fruncido y sus manos marcadas en ambas mejillas.

Izuku al ver su propio rostro en aquel móvil, con sus dos manos marcadas en sus cachetes, frunció el ceño.

—N-no es divertido, sensei. —dijo inflando sus cachetes, avergonzado.

Ante aquello, Katsuki dejó de reír para así, mirar detenidamente a su alumno.

Realmente quiero comerte. Pensó, mientras se saboreaba los labios de manera inconsciente ante aquel pensamiento oportuno.

Negó nuevamente y carraspeando su garganta, dió inicio a su clase.

.
.

—Bien, estás mejorando malditamente rápido, me gusta. —dijo observando como Izuku terminaba de resolver los ejercicios. —Oye, ¿donde está el baño? —preguntó de manera repentina.

—Por el pasillo, hacia la izquierda sensei. —señaló Izuku, ensimismado en sus ejercicios.

Katsuki se levantó y avanzó, de los años que habían pasado ya casi no recordaba dónde quedaba el baño.

Apenas entró, divisó el gran espejo frente a él, apoyó sus manos en el lavabo y con su ceño fruncido, totalmente decidido dijo:

—Lo encontré en mi casa y bueno, recordé que no tenías teléfono así que te lo doy. —dijo para sí mismo, observando su rostro.

Frunció el ceño aún más.

—No, no y no. No puedo decir esa mierda, así es demasiado cursi, joder. —gruñó.

Suspiró cansado. —Como no tenías un maldito celular te paso el mío que ya no lo uso y si me dices que no, te mato maldito nerd. -gruñó nuevamente, golpeando el espejo.

—No digas putas groserías, al menos no ahora, maldición. —gruñó, acomodándose la chaqueta.

Nuevamente inhaló, preparándose.

Esta vez que salga natural.

— ¡Ten el maldito teléfono y calla de una jodida vez!

— ¿Katsuki-kun, te encuentras bien? —preguntó Inko curiosa tras la puerta, pegando leves golpecitos en ésta, había escuchado todo.

Katsuki ante esto pegó un enorme salto y con ello salió volando una pequeña caja que había tenido guardada durante todo el puto día, alcanzó a cogerla con éxito.

La puta madre, se había asegurado de que no hubiese nadie cerca y aún así apareció la madre de Izuku.

—Lo estoy. —respondió, acomodándose la chaqueta de cuero para salir aparentando estar neutral, viendo a Inko con aquella mirada curiosa casi devorarle.

Que no sonría, que no sonría, que no sonría. Rogaba a sus adentros, si sonreía significaba que efectivamente había escuchado todo.

—Bien, te veo abajo, Katsuki-kun. —dijo sonriendo de esa manera burlesca, otra vez.

LA PUTA MADRE.

Lo que me faltaba, ser descubierto por su madre. Gruñó Katsuki a sus adentros, rascándose con furia la cabeza sin saber qué coño hacer.

Aghhh, al demonio.

Regresó a la habitación y con mirada serena se sentó al lado del pecoso quién seguía resolviendo los ejercicios.

No digas groserías, sé educado, no digas groserías, sé educado, no digas groserías, sé educado.

— ¡Oye, mocoso! —gruñó, golpeando la mesa con su puño terriblemente fuerte, provocando un salto en Izuku y seguido de esto, que lanzará lejos el lápiz debido al susto.

— ¡Ah, sí! —exclamó con sus ojos esmeraldas abiertos producto de la sorpresa. Casi lo mata de un susto.

— ¡Yo encontré esta mierda en mi casa y como no tenías un puto móvil pensé en que te serviría así que... —gruñó, rascándose la nuca con furia mientras sacaba una pequeña caja negra envuelta en una cinta verde. — ¡¡ASÍ QUE MÁS TE VALE QUE LO ACEPTES SI NO QUIERES QUE TE PATEE EL TRASERO, MALDICIÓN!! —La puta madre, la había terminado cagando una vez más.

Le arrojó la caja con furia, totalmente sonrojado enseñándole los colmillos intentando intimidar el pecoso.

¿Por qué?

Porque aparentemente era un salvaje tremendamente idiota.

Izuku, quién estaba perplejo quedó mirando intimidado a su profesor.

— ¿Eh? —murmuró con sus manos temblorosas, estaba confundido.

—SIMPLEMENTE VE LA PUTA CAJA, ¿QUIERES? —Joder, ¿por qué mierda era tan difícil entregar un obsequio?

Izuku tragó saliva con nerviosismo y con sus manos temblorosas deshizo la cinta verde para sacar la tapa de aquella caja negra elegante, entonces lo vió.

Era un móvil de último modelo color rojo.

— ¿Esto es un error? —preguntó Izuku, con su boca temblorosa, totalmente sorprendido.

— ¡Joder no, mocoso. Yo lo tenía en mi casa sin usar, es basura para mí! —gruñó.
Aquella basura que hace apenas un día atrás había ido a comprar y que casi se peleó con media tienda para que le dieran el mejor y más adecuado móvil para su querido alumno y que sobre todo, fuera de color rojo.
Katsuki sabía que el color favorito de Izuku era el rojo.

Y sí que había sido difícil encontrar el condenado móvil color rojo. Y por ello no iba a permitir que esto saliera mal.

Entonces Izuku se puso a llorar.

—S-sensei, y-yo no puedo aceptar esto. —sollozó con sus ojos esmeraldas derretidos ante tan lindo gesto de su profesor, Izuku sabía que era un teléfono nuevo, se notaba desde la lejanía.

—¡NO TE LO ESTOY PREGUNTANDO, MALDICIÓN! —gruñó Katsuki, sonrojado hasta las orejas.

—Y-yo. —sollozó aún más fuerte, secando sus lágrimas con sus propias mangas y también para cubrirse.

—Escucha, si no lo aceptas te juro que seré tu más terrible pesadilla este semestre que viene, idiota. —amenazó, cogiéndole de los cachetes con una sola mano, apretandoselos con fuerza. No se había esforzado tanto para que su estúpido Deku le rechazara de esa forma.

Katsuki sabía que Izuku no lo quería recibir porque pensaba que estaba causando molestias, pero obviamente no era así.

—B-bien, entonces, ¡¡muchísimas gracias, Katsuki-sensei!! —exclamó, una vez libre del agarre. Se quedó quieto por un par de segundos, mirándole de manera tímida, haciendo un extraño movimiento con sus manos y piernas, hasta que pasó lo impensable.

Se lanzó hacia su profesor para abrazarlo con fuerza, totalmente feliz.

Katsuki se quedó en blanco, joder esto si que no se lo esperaba.

El abrazo fue tan dulce y tierno, que podía sentir como el corazón del pecoso latía con rapidez.

Ah, se le estaba olvidando lo más importante.

—Y ni se te ocurra decirle a tu ma— Había sido interrumpido, Izuku había salido veloz como el rayo de la habitación eufórico y cuando Katsuki se percató de ello, ya era muy tarde.

— ¡¡¡Mamá, Katsuki-sensei me ha obsequiado un móvil!!! —exclamó Izuku, bajando de las escaleras con su móvil en mano.

Al instante en que Katsuki escuchó aquel grito, se pegó tan fuerte en la cabeza contra la mesa que un enorme chichón apareció de manera automática.

Inko salió sorprendida de su habitación a ver qué era lo que sucedía.

Ya, era todo, hoy mismo se mataba. No podría seguir viviendo luego de esta vergüenza.

—Mm... Pero cariño, ¿y tu móvil? —preguntó Inko, algo curiosa.

—Ah, lo siento mamá, yo no te quise preocupar, hace un tiempo que ya no tengo móvil. —dijo Izuku avergonzado, tocándose la cabeza mientras sonreía de manera tímida.

— ¿Y Katsuki-kun te lo ha obsequiado? —preguntó Inko, confirmando sus sospechas.

Entonces Katsuki sí que había estado ensayando como entregarle el obsequio a su Izuku.

Esto era algo que Mitsuki debería saber cuanto antes, pensaba Inko sonriente.

Esto avanzaba mucho mejor de lo que ellas se lo esperaban.

.
.

Se había largado apenas tuvo oportunidad, la vergüenza no le dejaría vivir por las próximas horas. Estaba decidido en irse a la cama e intentar calmarse y la puta madre, maldecir como nunca en su puta vida lo había hecho.

.
.

Izuku aún contento, se encontraba ordenando sus libros.

—Me pregunto porque Katsuki-sensei se quiso ir tan rápido. —murmuraba lamentándose, recordando como el rubio había huido de la casa, extremadamente rojo.

..

— ¿Ya te vas, Katsuki-kun? —preguntó Inko, observando el bajar de manera casi agresiva las escaleras.

—Sí, yo tengo que hacer... Maldición, simplemente me tengo que ir. —gruñó totalmente sonrojado, colocándose los zapatos con rapidez.

—Bueno, nos vemos pronto, Katsuki-kun. —dijo Inko sonriente, aproximándose a él sonriente. —Y gracias por ser tan atento con mi niño, eres un sol, cariño. —murmuró contenta.

Katsuki solo asintió con rapidez mientras salía casi volando de la casa, azotando la puerta con salvajismo y acelerando como desgraciado en la motocicleta para huir lo más rápido posible de ahí.

..

—Ni siquiera me dio tiempo para despedirme. —Se lamentaba Izuku, mientras terminaba de acomodar sus libros.

Un sonido de una campanita lo sacó de sus pensamientos.

Su nuevo celular tenía una pequeña luz verde que parpadeaba de manera constante. Izuku confundido, cogió el móvil para descubrir de qué se trataba.

1 mensaje sin leer.

— ¿Eh? —Se preguntó confundido. — ¿Quién será?

Katsuki
En línea

«Me tomé la libertad de instalarte Whatsapp y añadirme, mocoso.»
22:16

— ¡¿K-Katsuki-sensei?! —exclamó sorprendido, sintiendo su corazón casi estallar. — ¡Y lo tengo como Katsuki! —Volvió a exclamar, sonrojandose al extremo, tapándose la boca para evitar ser escuchado por su madre.
De inmediato, corrigió aquello.

Katsuki-sensei
En línea.

«¡Muchísimas gracias por todo, Katsuki-sensei!»
22:20

Con sus manos aún temblorosas, había escrito su respuesta. Un poco más y su corazón estallaba.

Katsuki-sensei
En línea.

«Como sea, tengo algo que enseñarte el Sábado.»
22:23

— ¡Ahhhh! —Chilló Izuku emocionado, saltando de un lado a otro en su habitación mientras meditaba qué responder.

«¡Sí, con gusto!»
22:25

Katsuki-sensei
Última vez hoy a las 22:31

«Sábado, a las afueras de la estación de trenes, 13:30 P.M.
Hasta entonces, mocoso.»
22:27

«¡Estaré ahí sin falta, Katsuki-sensei, buenas noches!»
22:29
✔️✔️

Izuku ya casi no cabía de tantas sorpresas, realmente se sentía afortunado de tener a alguien tan bueno como Katsuki-sensei.

Esperaría ansioso aquel sábado, que le llenaba de ilusiones a cada segundo que pasaba.

_________________________________________

¡¡Yeeei!!

¿Qué les pareció? A mi me ha encantado ❤ ❤

De a poco se van acercando estos dos.
Y este Katsuki no pierde el tiempo xdxdxd

Gracias por el apoyo mis nenes, no saben lo feliz que me hacen ❤️

Estaré atenta a sus comentarios, como siempre. Espero y les haya gustado!

¡Les deseo una muy bonita semana!

Bueno! Nos leemos
Un besito en la frente🖤

Continue Reading

You'll Also Like

1.7M 235K 58
El amor puede llegar de manera impredecible... Para aquel Omega que por mucho tiempo creyó que lo había encontrado, vendrá en su demandante e impone...
232K 23.5K 60
Rose Weasley era muy distinta a sus hermanos, no era valiente, osada o revoltosa, en cambio, era tranquila, con una alegría contagiosa, siempre dispu...
105K 10.9K 32
El líder de la roja, cabeza de una de las organizaciones más peligrosas, temidas y respetadas del mundo, queda cautivado por un peculiar doctor de ca...
161K 13.6K 64
Ella odia la atención Él adora la fama que tiene como jugador Ella ama leer Él ama el fútbol ¿Conseguirán ser más que amigos aunque ella sea vasca...