Capítulo 10
"Simple Spell"
Ameliia soltó un suspiro, rendida ante la situación, ¿es qué no podía librarse de aquel hombre?. Miró hacia la ventana, intentando relajarse para enfrentarlo de nuevo, no sabía porque el entablar conversación con Niklaus le resultaba tan agotador.
-¿Lo conoces?-preguntó Weasley después de unos segundos, observó a Niklaus y le dio una mirada de educación pero a la vez de desconfianza, antes de regresar con su amiga, Ameliia acomodó un mechón de su cabello detrás de la oreja y asintió levemente con pesar.
-Claro que Ameliia y yo nos conocemos, Weasley-Niklaus respondió en lugar de la chica y después la miró con una gran sonrisa burlona, Ameliia soltó una maldición por lo bajo. No quería que Niklaus se acercará a Weasley.
-Disculpe, señor...
-Mikaelson-interrumpió con arrogancia.
-Señor Mikaelson ¿Cómo sabe usted mi nombre?-cuestionó Weasley con el ceño fruncido, no le agradaba demasiado el hombre y menos porque Ameliia parecía incómoda ante su presencia.
-Oh Weasley, yo sé muchas cosas-respondió acercándose a él y tomándolo de un hombro y Ameliia se alarmó por un segundo, se vio lista para levantarse y defender a su amigo, sabiendo que no tenía oportunidad en contra de Niklaus. El híbrido vio al chico directamente a los ojos-Ahora ¿por qué no vas a dar una vuelta?
-Voy a dar una vuelta-repitió Weasley y se puso de pie, Ameliia lo siguió con la mirada y vio como este abandonaba el lugar. Niklaus se acomodó en la silla que anteriormente fue ocupada por el amigo de Ameliia.
La chica lo miró con una mezcla de enojo y decepción, Niklaus no supo como aquel gesto llegó a incomodarlo.
-¿Qué?-alzó las manos cínicamente.
-Por favor ¿podría dejar de usar sus trucos de... vampiro por tan solo un segundo? No quiero que Weasley se involucre en esto-susurró la chica casi en tono suplicante.
-Desafortunadamente Weasley ha estado involucrado desde que se hizo tu amigo.
-Por favor-repitió y se enderezó en el asiento, ahora su mirada era tranquila pero le causaba a Klaus una enorme compasión, paso saliva y bufó.
-Bien-aceptó algo frustrado, la expresión de la chica cambió inmediatamente a una de agradecimiento con una pequeña sonrisa.
-Gracias-estaba por transmitirle su sonrisa al híbrido cuando él cambió el tema.
-En cuanto a mis trucos de vampiro-repitió las mismas palabras de la chica pero con burla-déjame decirte que no será posible.
-¿Qué necesitas, Niklaus?-Ameliia llegó a la conclusión de que el híbrido no sólo se había aparecido para fastidiar su comida.
-Tu inteligencia no deja de sorprenderme, amor-halagó Klaus pero la chica no lo tomó por ningun cumplido-Necesito que empieces a practicar.
-¿Practicar qué...-lo miró incrédula al llegar a la respuesta, pensó que el tiempo le ayudaría a adaptarse a la idea de que era una bruja, pero la realidad era que había evitado pensarlo hasta ese momento-No...
Estaba por negarse rotundamente pero no quiso arriesgarse a las posibles consecuencias si se negaba, menos con Weasley a unas calles de distancia.
-Al menos podría dejarme desayunar junto con Weasley-se pasó una mano por los labios esperando que Niklaus accediera. El híbrido se levantó del asiento, apoyando ambas manos en la mesa.
-Les daré su tiempo para comer-sonó casi a advertencia, Ameliia lo miró y después asintió estaba por decir algo más cuando Klaus se adelantó-Me encargaré de que Weasley regrese completo.
Dicho esto se retiró y segundos después Weasley regresó, como si nada se sentó en su asiento y comenzó a golpear con sus dedos la mesa, cosa que hacía cuando se impacientaba.
Es como si nunca se hubiera ido, pensó Ameliia.
Sin previo aviso las preguntas regresaron a la mente de la chica, la golpearon casi de una manera violenta que sintió el dolor de cabeza asentarse en su nuca.
-¿Estás bien?-preguntó Weasley al notar la mirada pérdida de su amiga.
-Si-sonrió torcida y acariciando su sien. Justo en aquel momento les llamaron para que fueran a recoger su desayuno, Weasley le dijo a Ameliia que no se molestara, él iría por ellos.
Comieron en silencio, Ameliia seguía pensando en su última conversación con Niklaus y en qué excusa le daría a Weasley para decirle que terminando el desayuno tomarían caminos distintos.
-Weasley-empezó la chica, picando las sobras de su comida con su cubierto-No me siento muy bien, no creo estar en condiciones para regresar al trabajo.
-¿Qué ocurre?-preguntó preocupado.
-Ya sabes, cosas de mujeres-tanto ella como Weasley se ruborizaron, Weasley hizo una mueca y asintió sin querer indagar más en el tema, Ameliia soltó una maldición en su interior.
Miró el enorme reloj posicionado en la pared que tenía en frente y vio que era hora de que Weasley regresara al trabajo. El chico notó la mirada pérdida de Ameliia y se giró para ver sobre su hombro lo mismo que observaba su amiga.
-Creo que es hora de irme-Weasley se encontraba algo desorientado, no supo en que momento las cosas entre ella y su amiga se pusieron incómodas por lo que mencionó lo de la hora, Ameliia asintió-Qué te mejores.
Weasley introdujo su mano al bolsillo en busca de dinero.
-Oh...no es necesario-la chica se negó, sentía que ella era la que le debía el desayuno.
-Claro que lo es-dejó unas cuantas monedas, lo suficiente para el desayuno de Ameliia y de él
-Gracias-dijo la chica apenada.
-De que-besó su frente y después se retiró. Ameliia pasó saliva y con las manos apoyadas en sus muslos miró a su alrededor y no vio a Niklaus por ningun lado. Esperó a que recibieran el dinero y se levantó, caminó hacia la entrada y una vez fuera echó un vistazo en ambas direcciones de la acera.
-¿Lista, amor?-Ameliia dio un ligero brinco al ser tomada completamente por sorpresa por Niklaus, quien de la nada apareció a su lado. Ella lo vio de manera reprobatoria.
-Disfruta hacer esto ¿no?-dijo Ameliia refiriéndose a lo que acababa de hacer. Niklaus frunció el ceño-Todo este asunto de aparecer de la nada.
Nuevamente lo hizo, esta vez quedando frente a la chica y a una muy corta distancia, Ameliia retrocedió por instinto y Klaus soltó una carcajada.
-No tienes idea-respondió sonriente-Será mejor que nos vayamos, amor.
Ameliia comenzó a seguirlo, sintiendo inseguridad en cada uno de sus pasos, ¿Cómo había accedido a hacer aquello?, una parte de ella estaba llena de curiosidad, y aquella parte predominaba a la que se sentía insegura.
Pérdida en sus pensamientos fue detenida por Niklaus.
-Llegamos, amor-Ameliia lo miró y después a su derecha, ahí se encontraba la enorme mansión de la cual no tenía ningún buen recuerdo, abrió el portón-Después de ti.
Recobrando su postura, se adentró y recorrió un pequeño camino hecho de azulejos, aquel camino le llevaba a la puerta principal. En realidad era una mansión muy elegante y hermosa, muchas cosas que Ameliia no había notado al estar escapando de Niklaus. Después el vampiro se adelantó a abrir la puerta y la dejó pasar nuevamente.
Lo primero que vio fue la sala, había tres sofás rodeando una mesa de madera tallada. Al frente había una chimenea que en aquel momento se encontraba apagada, no había rastros de cenizas y Ameliia se preguntó si alguna vez la habían usado.
Al seguir recorriendo la enorme habitación se topó con Elijah, hicieron contacto visual e inmediatamente Ameliia apartó la mirada nerviosa.
-Buen día, Ameliia-saludó Elijah con una ligera sonrisa la cual la chica correspondió.
-Buen día-respondió tímida y después miró a Niklaus-¿Qué pretende que yo haga?
Klaus dio dos pasos hacia adelante y señaló dos enormes libros y de apariencia vieja que se encontraban uno encima de otro en la mesa central.
-Esos son grimorios, libros donde las brujas escribían sus hechizos, les servían para pasar sus conocimientos sobre la magia a las siguientes generaciones.
-Lo ideal es primero aprender lo básico-explicó Elijah, ganándose la atención de Ameliia-Como encender una vela o un hechizo de localización.
Ameliia hizo una mueca, ¿Cómo prender una vela con la mente era algo básico?
-Por eso trajimos los grimorios de nuestra madre-se acerco el hermano mayor y tomó uno de los libros con bastante facilidad a pesar de su grosor, una fina capa de polvo se esparció en su alrededor y Ameliia se cuestionó cuantos años tendrían aquellos libros, las hojas tenían un tono amarillento y opaco que no había visto nunca en ningún otro libro-Pensamos que serían un excelente apoyo.
-¿La bruja Original?-Ameliia logró recordar algo de la historia que los hermanos le habían contado, Elijah asintió y le extendió el libro a Ameliia, esta lo tomó con ambas manos, un aroma antaño llegó a sus fosas nasales, usó una de sus manos como soporte y la otra para abrir el libro, se sentó en el sofá más cercano y comenzó a hojearlo, estaba lleno de símbolos y dibujos que ella no entendía.
Estaba por replicar cuando vio como Elijah dejaba una simple vela en la mesa frente a ella.
-¿Su intención es que lo intente ahora?-señaló la vela.
-Mientras más pronto, mejor-contestó Klaus.
-Esto no viene en el grimorio-comenzó Elijah-Pero como lo dije, es muy sencillo. Solo debes concentrarte y visualizar la vela prendida.
Ameliia asintió y una parte de ella sintió temor, temor a fallar y aún peor, temor a que logrará hacerlo y darse cuenta que todo aquello era real y las criaturas sobrenaturales existían y que ella era una bruja. Miró la vela fijamente pero algo no le permitió concentrarse.
-Disculpen, pero me resulta difícil concentrarme si me están observando todo el tiempo-habló en tono tranquilo sonando más a un comentario que a una queja.
-Sólo recuerda que es para hoy-Klaus y su hermano intentaron enfocar su atención en alguna otra parte.
-Bien-susurró para si misma y se limpió el sudor de las manos, observó la vela detenidamente y después cerró los ojos para visualizar en su mente la misma pero esta vez prendida.
Primero abrió un ojo y después el otro, soltó el aire contenido al ver la vela igual que antes.
-Tal vez tienen a la persona equivocada-mencionó Ameliia en tono bajo y algo decepcionado.
-No es el caso, amor-respondió Klaus-Intentalo de nuevo.
Ameliia inhalo y exhaló, cerró nuevamente los ojos y esta vez fue diferente, la imagen de la vela encendida llegó a su mente a la vez que sentía como un calor le recorría todo el cuerpo y después volvía a la normalidad. Cuando abrió los ojos tenía frente a ella una vela encendida.