Shout ◇ Rick Grimes

By alanastxrk

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Grita, grita, grita. Déjalo salir. Te estoy hablando a ti. Grita, Harley. ... More

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By alanastxrk

No todos los que vagan están perdidos

-J. R. R. Tolkien

—Deja el revólver, capullo —dijo una de las mujeres mediante el walkie—. Dejad las armas.

A lo lejos se encontraban Rick y los demás tras haber acabado con todos los salvadores que habían en el interior de aquella base. Habían estado allí hasta que amaneció y, hasta ese entonces, Harley había permanecido con aquellas personas y junto a Maggie y Carol.

Ninguna de ellas tres podía ver lo que estaba pasando con su grupo ya que estaban demasiado alejadas. Era por ello que la mujer que estaba hablando con ellos necesitaba usar unos prismáticos para poder verles bien.

Desde la perspectiva de Harley se trataban de simples manchas borrosas.

—Sal aquí y hablemos —contestó la voz de Rick y Harley sintió que su cuerpo entumecido se estremecía ante su voz.

—No saldremos pero sí hablaremos —le dijo la mujer. Luego, giró la cara hacia ellas—. Nombres —les ordenó.

Ninguna de las tres contestó.

Ante el silencio, la mujer gruñó y se acercó a ellas, posando la pistola sobre la cabeza de Maggie.

Harley, desde su posición en el suelo, con todo el pelo pegado a la cara debido al sudor, la miró con dureza.

—Soy Maggie y ellas son Carol y Harley.

La mujer se llevó de nuevo el walkie a la boca y bajó el arma.

—Tenemos a unas tal Maggie, Carol y Harley. Quizás quieres hablar sobre eso. —Se tomó unos segundos—. Vamos a resolver esto y lo haremos a nuestro modo.

Tras unos momentos de silencio, Rick contestó:

—Tenemos a uno de los vuestros. Os lo cambiamos.

—¿Cómo lo hacemos? —quiso saber ella.

—Primero quiero hablar con ellas para saber que están bien.

La mujer suspiró y miró a las tres mujeres.

—Decid que estáis bien y nada más. Si intentáis algo lo sabré y os arrepentiréis.

Acercó primero el walkie a Carol y ésta se abalanzó sobre él casi desesperada.

—Rick —dijo, en tono de ayuda—. Soy Carol y estoy bien.

Harley se extrañó al oírla hablar de aquel modo.

Carol siempre se había mostrado de un modo más distante y sombrío. Nunca se había abierto demasiado y había intentado alejarse de aquellas personas que no conocía, pues no les infundaban demasiada confianza.

O, al menos, eso era lo que había pasado con Harley.

Así que, el hecho de que ahora actuase de aquella manera, tan indefensa, tan perdida... Algo más debió haberle pasado en todo ese tiempo.

—Soy Maggie —dijo ella cuando le acercó el walkie—. Estamos bien. —Su voz había sonado mucho más fuerte y segura que la de Carol.

Luego, lo acercó a Harley.

Estoy bien —dijo ella simplemente. Repitió exactamente la misma frase que le había dicho a Rick horas atrás cuando él fue a buscarla.

Aquello hizo que él hiciese una mueca con la boca de rabia, apretase con fuerza en walkie entre sus manos y mirase con nervioso a su alrededor, intentando encontrar a aquellas personas.

—Ya tienes tu prueba —le dijo la mujer—. Hablemos.

—Soltadlas —ordenó Rick con voz firme—. Os daremos a vuestro amigo y viviréis. 

—¿Tres por uno? —inquirió ella—. No es un buen intercambio.

—No tenéis elección. Si no, ya habríais hecho algo.

La mujer bajó el walkie y sobrepesó la situación.

—Lo necesitamos de vuelta, Paula —le dijo el único hombre que había. Tenía una herida en el brazo y había hecho un rápido torniquete para intentar parar la hemorragia.

—Primo puede arreglárselas solo —respondió ella refiriéndose al salvador que Rick y los demás tenían.

—Sí, pero yo lo necesito. Es el único que puede curarme.

—Donnie —intentó replicar ella.

—Acepta el trato o atacaremos —sentenció él.

Paula le miró desafiante y apretó con fuerza el walkie entre sus manos. Al otro lado de la línea, el silencio que reinaba entre el grupo de Rick podía sentirse incluso a distancia.

La mujer sopesó la situación. Atacar quizás era un suicidio, puesto que estaban en desventaja de número, pero ganaban definitivamente en posición.

Con los ojos entrecerrados, miró a la mujer que había a su lado.

—Michelle, ¿crees que podrías acabar al menos con dos desde aquí?

Maggie gruñó ante la pregunta e intentó dar un paso hacia delante, pero la propia Michelle la paró, agarrándola del pelo con fuerza.

—Tendría que acercarme más para poder acertar a la cabeza con estas mierdas de pistolas que tenemos, pero estoy segura de que puedo hacerlo.

Paula asintió y con rapidez empezó a maquetar un plan de acción en el que pudieran debilitar al grupo al máximo para poder salir ganando ellos de aquel encuentro, teniendo en cuenta que estaba intentando enfrentarse al grupo de capullos que acababan de acabar con gran cantidad de sus hombres.

—Bien, entonces lo haremos así. Tú te acercarás junto con Donnie... —Paula fue interrumpida cuando Harley dio un paso hacia delante y la encaró.

El resto de personas la apuntaron al instante con sus armas y Harley mantuvo su mirada fija en la de Paula.

—No tienes por qué hacer lo que estás pensando —le aseguró—. El trato que te han ofrecido no es justo, pero yo tengo algo mejor con lo que no tendrás que pelear. —El silencio de la otra parte le animó a seguir hablando—. Yo soy médica. Su brazo no aguantará demasiado tiempo si no hago algo ahora y estoy dispuesta a ayudaros si las dejáis a las dos libres. Dos personas por otras dos. 

—Harley, no —susurró Maggie, pero Paula levantó una mano, callándola.

—Es un buen trato, Paula —le insistió Donnie, desesperado por encontrar a alguien que le salvase el brazo—. Si no podemos tener a Primo al menos la tendremos a ella.

Paula sopesó la situación por unos segundos y luego se llevó de nuevo el walkie a la boca.

—Os las devolveremos —sentenció—. A dos de ellas. Nos quedamos con la médica.

—No —respondió al instante Rick en un gruñido—. No, joder. Tienen que ser las tres.

—¿Es que cree que somos tontos? —inquirió una de ellos, que todavía apuntaba a las tres con una pistola.

—Dejaremos que lo crean... —comentó Paula. Luego, volvió a hablar por el walkie—. Ya te llamaré. —Y, tras eso, cortó la comunicación.

Las tres fueron movidas de sitio, pero Harley apenas se dio cuenta de a dónde las llevaban.

Habían impedido que pudiesen ver nada tapando sus ojos con sus propias chaquetas y ataron sus manos.

Vagamente, Harley fue consciente de que la metían en un coche y durante todo el camino oyó fragmentos de las conversaciones que estaban teniendo aquellas personas, pero no le dio importancia a ninguna.

Luego, fue sacada del coche y entró en otro lugar frío y oscuro, que le recordó en parte a la base de lo salvadores que habían atacado.

Cuando por fin le retiraron la chaqueta de los ojos, pasaron una cinta sobre su cabeza hasta posarla sobre su boca, evitando así que pudiese hablar.

La obligaron a sentarse y ataron sus manos también.

Durante todo el proceso Harley se fijo en que a su derecha se encontraba Carol y a su izquierda Maggie y que las tres estaban dispuestas formando un triángulo, todas del mismo modo sentadas en el suelo y amordazadas.

Durante unos segundos se quedaron solas, tiempo que Maggie usó para intentar zafarse. Mientras tanto, Harley se mantuvo con la mirada perdida.

Luego, cuando volvieron, lo hicieron con el hombre herido, a quien dejaron en la otra punta de la habitación frente a Harley.

Se sentó en el suelo quejándose y sosteniendo su brazo. 

—Por favor... —susurró con voz queda.

Paula dirigió una mirada hacia Harley y luego la cogió del brazo, elevándola. Al tener los pies amordazados, perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer, pero Paula afianzó el agarre y se agachó para poder dejar sus pies libres.

—Cúrale —le ordenó, empujándola hacia Donnie.

Harley vaciló antes de ponerse de rodillas y acercase a aquel hombre.

—Como no me cures vas a lamentarlo —le amenazó él y ella le miró durante unos segundos con dureza. 

Cogió aire con lentitud, apartando todos aquellos pensamientos que estaban invadiendo su mente como si fueran una plaga, poco a poco reproduciéndose en su cabeza y haciéndole ver la realidad de forma borrosa.

Pestañeando para intentar aclarar la mirada, posó sus ojos en la herida del brazo e hizo una mueca. No tenía buena pinta y, aunque no sabía cuánto tiempo hacía desde que Donnie había recibido el disparo, la gangrena y la hinchazón del brazo le hacían ver que no había demasiado que hacer por él. 

—Necesito instrumentos —dijo Harley entonces—. No puedo hacer nada si no tengo con qué curarle.

—¿Crees que en este lugar hay algún puto botiquín? —inquirió la mujer más mayor de todas—. Estamos en una maldita incineradora. Aquí no hay nadie a quien curar.

—¿Y cómo pretendes que me cure? —protestó Donnie. La mujer se encogió de hombros.

—Ella es médico. Que piense algo.

Harley pudo ver la rabia que había en los ojos de aquel hombre. Al principio eran hacia aquella mujer y después lo trasladó hacia Carol, que era quien le había disparado.

Con algo de dificultad se levantó del suelo y ando hacia ella amenazante.

—¿Sabéis qué? No puedo soportar saber que yo estoy así y que ella está tan tranquila... —Carol lo miró asustada, con ojos de corderito, y se echó hacia atrás lo más que pudo.

—Donnie —Paula se puso delante de él.

—Matémosla. A la mierda el trato. No lo necesitamos. Matamos a las dos y nos quedamos con ella —señaló a Harley.

—Donnie, Primo es de los nuestros. Tenemos que ser más inteligentes. —Él sonrió amargamente.

—Inteligentes... —susurró con sorna. 

Miró a Carol con odio para, seguidamente, darse la vuelta y atestar un golpe en la cara de Paula con el brazo sano y usando las pocas reservas de energía que le quedaban. 

Paula cayó al suelo debido al impacto y Donnie lo hizo tras ella, sintiendo sus fuerzas mermar a cada segundo que pasaba.

La herida en su brazo se había abierto tras la caída y había comenzado a sangrar, pero la rabia que lo consumía lo dominó hasta el punto en que apartando el dolor comenzó a arrastrarse hacia donde se encontraba Carol.

Harley, quien se encontraba en medio de toda aquella escena, no se encontró con fuerzas para poder actuar. Su cuerpo se encontraba completamente quieto, relajado, como si ella estuviera en otro plano de la realidad donde aquello no estaba sucediendo.

Como si no le importara. Como si ya nada le importase.

Maggie fue quien tuvo que actuar para proteger a su compañera.

Debido a que se encontraba atada igual que las demás sus movimientos fueron algo torpes y lentos, pero con esfuerzo consiguió lanzarse contra la espalda de Donnie y atestar un fuerte golpe sobre esta con las manos unidas.

La mujer mayor, que hasta ese momento había estado intentando ayudar a Paula, la cual tenía una gran hemorragia nasal por el golpe, se acercó a ellos y apartó a Maggie sin mucho cuidado del cuerpo de Donnie.

Este, al verse liberado, se giró con rabia y a trompicones se lanzó contra Maggie, poniéndose sobre ella y llevando sus manos al cuello de la morena.

La embarazada empezó entonces a boquear en busca de aire mientras se retorcía en el suelo, intentado escaparse de aquella improvisada prisión donde el moribundo hombre la tenía.

—¡Harley! ¡Harley! —La joven era capaz de escuchar la voz de Carol a lo lejos pidiendo por su ayuda, pero casi era como un susurro; como un murmullo detrás de su oreja que le imploraba despertar de aquel sueño—. ¡Harley, haz algo!

—¡Déjala, Donnie! —le gritaba mientras tanto la mujer mayor mientras apuntaba al hombre con su arma.

—¡Harley!

Maggie giró la cabeza hacia Harley y la miró con ojos suplicantes.

Su cara se encontraba enrojecida y sus ojos llenos de lágrimas, las cuales caían por sus mejillas sin descanso.

Sus labios se movieron, intentando pronunciar alguna palabra, pero solo se oyeron leves quejidos sin sentido.

Fue el propio cuerpo de Harley el que reaccionó antes siquiera de que ella se diese cuenta.

Empujó a Donnie con fuerza y este cayó al suelo, mientras la embarazada comenzaba a toser y a alejarse de aquel hombre lo más rápido que su agotado cuerpo le permitía.

Donnie entonces se incorporó posando sus ojos casi inyectados en sangre sobre Harley, con la intención clara de ir entonces a por ella. Pero, antes de que pudiera dar siquiera un paso hacia la morena, Paula le dio un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó completamente fuera de juego.

El silencio que quedó en la habitación tras haber caído el moribundo en la inconsciencia era solo roto por los quejidos de Maggie y los sollozos rotos de Carol. Aun así, las tres alexandrinas mantuvieron su mirada expectante en las salvadoras.

Paula miró a Michelle, una de las mujeres que habían estado allí todo el tiempo.

—Llévatela —le dijo, refiriéndose a Maggie—. Y sácale toda la información que puedas. Deberíamos haber hecho eso antes...

Aquella mujer siguió las órdenes de Paula y se llevó a Maggie con ella.

Luego, la mujer mayor, llamada Molly, cogió a Harley de los brazos y la empujó hasta que ésta quedó apoyada contra la pared justo en frente de Carol, ocupando el lugar que antes había sido de Maggie.

—Él morirá si Harley no hace algo —dijo Carol, señalando con la cabeza a Donnie.

Paula la miró con dureza.

—¿Crees que él me importa algo? —inquirió—. Solo me sirve para calentarme la cama. Podría matarlo cuando quisiese.

—Estamos perdiendo el tiempo —se quejó Molly—. Si seguimos esperando al final nos encontrarán y no nos servirá de nada haber llegado hasta aquí. Tenemos que atacar —alentó aquella mujer a Paula.

—No tenéis que pelear —intervino desesperada Carol—. No tenéis por qué hacerlo.

—Tu gente mató a la mía —replicó Molly—. Claro que tenemos que hacerlo.

—Nosotros nos queríamos... —intentó justificarse Carol.

—Oh, claro, tú no lo hiciste —la interrumpió Paula—. Tú no fuiste la que manchó sus manos de sangre... —Dio una vuelta sobre sus propios pies, mirando ahora hacia donde Harley se encontraba—. Pero tú sí —se agachó hasta estar a la altura de ella—. Tú sí que lo hiciste. Tú los mataste —Harley respiró hondo y mantuvo la mirada fija sobre los pies de Paula—. ¿Qué se sintió? —quiso saber—. ¿Cómo fue matar a aquellas personas a sangre fría? —al ver que Harley no respondía, sonrió levemente—. Tu amiga de ahí atrás parece muy asustada por nosotros, pero a quien tendría que temer de verdad es a ti. Eres una asesina.

Harley se mantuvo durante unos segundos más en su posición y su respiración se agitó.

Era necesario, volvió a repetirse.

Eres una asesina, apareció de pronto en su cabeza.

Asesina, asesina, asesina.

Aquella plaga que ya llevaba tiempo viviendo en su cabeza se avivó con rapidez, infectando todo lo que encontraba a su caso y aniquilando su raciocinio.

Harley era consciente de las intenciones de Paula por provocarla, pero no se encontraba capaz de responderle. No se encontraba a sí misma lo suficientemente convencida de que Paula se eequivocaba como para rebatirle algo porque, de hecho, coincidía con ella.

Harley era una asesina.

Lo había sabido desde hace tiempo atrás, desde que empuñó la navaja aquella noche y mató a la primera persona de tantas.

Lo supo cuando no sintió ningún tipo de remordimiento al ver todos aquellos cuerpos tirados uno junto al otro, con la mirada perdida y el rostro desencajado. Lo confirmó cuando tuvo que acabar con todas aquellas personas que habían invadido alexandría aquel día, pero lo había terminado de aceptar aquella noche, tras haberle arrebatado la vida a una persona completamente indefensa, mientras dormía, tal y como había hecho la primera vez.

Y aquel ser en su cabeza que no paraba de reproducirse no hacía más que recordarle lo poco que se arrepentía de haberlos matado; le hacía saber que lo haría de nuevo si era necesario y, casi con una voz fría y gélida, como si no tuviera alma alguna, le recordaba quién era.

Una asesina.

Un monstruo.

Paula rió levemente al ver la expresión de Harley y se puso de pie.

—Durante un tiempo sentí remordimiento —le confesó—. Lo más duro fue cuando maté a la primera, pero a partir de ahí todo se volvió mucho más fácil y dejé de contarlos cuando llegué a la decena. Ya ni siquiera sentía nada... —Se agachó de nuevo y ésta vez miró a Harley a los ojos—. No, no soy como tú. Soy mejor. Y estoy creando un mundo nuevo —se tomó un momento para luego rodar los ojos—. El mundo de Negan.

—No... —susurró Carol detrás de ella—. Matamos a Negan.

Molly rió al mismo tiempo que tosía y, cuando consiguió recuperarse, sonrió divertida.

—Oh, cariño, todos somos Negan.

Harley miró a Carol frunciendo el ceño.

Habían matado a todos los salvadores. No podía quedar ningún otro con vida más que los que estaban en aquel lugar y los que Paula había pedido que vinieran.

Negan tenía que ser alguno de ellos.

Sin embargo, la sonrisa burlona de Paula les dejaba bastante claro que no tenían ni idea de dónde se habían metido.

En cuanto la puerta de aquella mugrienta habitación se cerró y las dos alexandrinas se quedaron solas, todo se sumió en un profundo silencio.

Carol miraba en ocasiones a Harley, algo confusa por su cambio de actitud desde la última vez que la vio, pero no se veía con fuerzas para preguntarle qué era lo que había pasado.

Es por eso que ambas se quedaron quietas durante un tiempo, en silencio sin hacer nada, hasta que Harley suspiró y decidió que debían actuar ahora que parecían tener una oportunidad.

Para ella ya no había salvación ninguna, pero tenían a Maggie y al menos debían intentar salvarla de cualquier modo.

Es por eso que se acercó hacia Donnie quien permanecía inconsciente. No estaba segura de si seguía vivo o no, pero su brazo había empeorado demasiado y su aspecto, ya bastante demacrado anteriormente, ahora se veía incluso peor.

Con dificultad, intentó tomarle el pulso pero tener las manos aún atadas hizo el proceso algo complicado, por lo que no fue capaz de notarlo con seguridad.

—Morirá dentro de unos minutos si es que no lo ha hecho ya —le informó a Carol con voz neutra—. Tenemos que darnos prisa.

Vio que él llevaba puesto un cinturón, por lo que lo desabrochó con algo de dificultad y usó la hebilla para agujerear y rasgar la cinta que la mantenía atada. 

Estuvo durante bastante tiempo moviendo sus manos sobre aquel pequeño objeto metálico pero, cuando consiguió liberarse, se giró hacia Carol para ayudarla.

Justo cuando se giró vio que ella ya se había liberado y que ahora estaba haciendo lo mismo con sus pies.

Al verla, al principio se extrañó mucho. Era como si la mujer asustada y débil que había mostrado ser minutos atrás delante de todas aquellas personas hubiese desaparecido y ahora la remplazase la Carol que había conocido desde el principio.

No le dio demasiadas vueltas a ello y se dedicó a quitar la cuerda que le servía a Donnie como torniquete.

Cuando lo hizo, su brazo comenzó a desangrarse y supo que, si no había muerto antes, lo haría ahora por culpa de ella.

Aun así, Harley se mantuvo ocupada sin apenas pensar en aquello.

—¿Qué estás haciendo? —quiso saber Carol, acercándose a ella cuando se hubo liberado.

—Ayúdame a llevarle allí —le pidió Harley, señalando la esquina más cercana a la puerta—. Tenemos que atarlo antes de que se convierta.

Antes de lo que pensaron tuvieron al cadáver de Donnie atado a una de las tuberías.

Esperaron a que se convirtiese, lo cual no pasó mucho tiempo después debido a su herida.

Ambas repasaron con rapidez y en susurros el improvisado plan que habían armado y, cuando lo vieron oportuno, comenzaron a hacer ruido, dando golpes contra la pared y todo lo que encontraban a su paso.

Aquello atrajo la atención de Molly quien, al oír aquel estruendo, se dirigió a la habitación en la que ellas se encontraban.

En cuanto abrió la puerta, Donnie, siendo ya un infectado, se abalanzó sobre Molly y le mordió, pero ella consiguió zafarse de él y clavarle un cuchillo en la cabeza.

Harley, que se había mantenido escondida todo ese tiempo salió y se tiró sobre Molly, haciendo que ambas cayesen al suelo.

Forcejearon un poco y, cuando consiguió quitarle el cuchillo a la mayor, se lo hincó con rabia en el cuello, provocando que borbotones de sangre cayeran sobre su rostro y pecho.

Con una mueca de desagrado, se echó hacia atrás alejándose del cuerpo de la mujer y cayó de culo en el suelo, intentando respirar entre la sangre espesa que cubría su nariz y boca.

Con manos casi temblorosas, intentó como pudo retirar la mayor parte de sangre que pudo y los mechones de pelo que habían quedado pegados a su rostro.

Su mirada entonces se posó sobre Molly, cuyo cuerpo se encontraba completamente quieto en el suelo. Su respiración se alteró justo antes de que Carol recogiera el cuchillo que Harley había dejado caer y lo hincó en la cabeza de la mujer, impidiendo así que pudiese volver luego como un infectado.

Harley siguió cada uno de los movimientos que la mujer mayor que ella hacía, mientras rompía un trozo de la camiseta de Molly y se acercaba a la joven, limpiando su cara con esmero aunque con rapidez por poder ser pilladas en aquel momento.

Tras haber ayudado a la morena con el exceso de sangre, la miró fijamente a los ojos y Carol pudo reconocerse a sí misma en la mirada de la joven. Entendió su dolor porque era uno con el que ella misma cargaba desde tiempo atrás.

Por ello, se incorporó y ayudó a Harley a hacerlo.

—Lo has hecho bien —le susurró la mujer mientras se dirigía hacia la puerta—. Vamos a buscar a Maggie. 

En silencio salieron de aquella mugrienta habitación y corrieron hasta que encontraron otra.

Con cuidado, la abrieron, y encontraron a Maggie dentro, completamente sola e intentando cortar las cuerdas que la mantenían atada.

Harley se adentró en la habitación y cortó con su ensangrentado cuchillo las cuerdas.

—¿Quiénes quedan? —quiso saber Maggie.

—Paula y Michelle —respondió Carol.

—¿Y los demás? —quiso saber entonces. Carol miró hacia Harley.

—Muertos.

Sin mediar una palabra más, salieron de la habitación y comenzaron a avanzar con cuidado, sin saber muy bien hacia dónde debían dirigirse pero atentas a cualquier movimiento por parte de las dos salvadoras que quedaban.

Harley y Carol iban delante, puesto que la primera tenía el cuchillo y la mayor una pistola, por lo que dejaron a Maggie tras ellas, quien no contaba con nada con lo que defenderse. 

Andaron así hasta que encontraron un pasillo lleno de infectados.

—Es una trampa —supuso Maggie—. Los han puesto aquí para que no podamos escapar.

—Iré a buscar otra salida —se ofreció Carol—. Quedaos aquí vosotras dos.

Se fue por otro pasillo y Maggie y Harley se quedaron solas.

Harley cogió su cuchillo con fuerza, poniéndose alerta por si alguna de las dos mujeres aparecían.

—Harley —oyó que la llamaba Maggie en un susurro—. ¿Estas bien? —ésta no le contestó, por lo que volvió a insistir—. Harley.

Ella se giró para mirarla y simplemente asintió.

Justo en ese momento escuchó unos pasos y posó su mano sobre el pecho de Maggie para mantenerla pegada a la pared, mientras con la otra sostenía el cuchillo.

Justo cuando vio a la persona acercarse a ellas, Harley reaccionó y se echó hacia delante con impulso.

Consiguió hacerle un leve corte en Michelle debido a la sorpresa del momento, pero ésta con rapidez consiguió hacer que el cuchillo se escapase de las manos de Harley y cayese al suelo.

La espalda de Harley impactó contra la pared y dio un gruñido de dolor. Luego, sintió el antebrazo de Michelle contra su cuello, presionando con fuerza sobre éste.

Antes de que pudiese dejarla sin aire, Harley estiró su mano hacia delante y cogió con fuerza el pelo de ella, tirando hacia abajo.

La cabeza de Michelle se fue hacia atrás y, por lo tanto, la presión sobre su cuello cesó. Harley aprovechó ese momento para darle una fuerte patada en el estómago que le hizo caer hacia atrás. Luego, miró hacia Maggie.

—Vete —le pidió. Maggie negó con la cabeza.

—No voy a dejarte sola.

Harley fue a decirle de nuevo que se fuese de allí, pero sintió que una mano se enrollaba alrededor de su tobillo y tiraba de ella.

Perdió el equilibrio y cayó al suelo, dándose un fuerte golpe en su brazo derecho, pues todo su peso había caído sobre éste. 

Sintió que Michelle se ponía sobre ella y, antes de que pudiese hacer algo, le dio un puñetazo en la cara a Harley.

Su cara se giró hacia la derecha debido al impacto y sintió un amargo sabor a sangre inundando su boca.

En ese momento vio que Michelle tenía una pistola en su bolsillo, por lo que estiró el brazo e intentó cogerlo, pero antes de poder hacerlo recibió otro puñetazo.

Tras éste, Harley escupió toda la sangre que se había acumulado en su boca y se sintió mareada.

A aquellas alturas, tras todo lo que había tenido que pasar durante el día, Harley sentía que las pocas fuerzas que le quedaban comenzaban a mermar.

Michelle la mantenía apresada contra el suelo mientras le atestaba golpes en cada zona que podía del cuerpo de Harley y ésta apenas era capaz de hacer algo para quitársela de encima.

Al menos esperaba que Maggie le hubiera hecho caso y hubiera huido de allí buscando la salida para poder darle algún tipo de sentido a lo que estaba soportando en ese instante.

Fue al cuarto golpe en su estómago, cuando el cuerpo de Harley se dobló bruscamente y de sus labios salió un quejido entrecortado, dejó de sentir el peso de la mujer sobre ella.

Desde su posición, mientras intentaba recuperar el aire perdido, fue capaz de ver de forma borrosa cómo Michelle y Maggie forcejeaban con dificultad.

La alexandrina contaba con clara desventaja y Michelle apenas parecía cansada después de haber molido a palos a Harley. Esta última era consciente de que, si no se levantaba y ayudaba a su compañera, ésta acabaría como ella o peor.

Pero su magullado cuerpo apenas era capaz de responderle y su borrosa visión le hacía ver dos manchas moviéndose más que dos cuerpos.

Una mancha se unió a ellas y un disparo se escuchó, el cual retumbó por el lugar y aquel tenso silencio fue roto por el sonido de un cuerpo cayendo sin vida al suelo.

Alguien se acercó a Harley y sacudió su cuerpo, pero ella apenas era capaz de distinguir su rostro.

—¡Harley! —oyó que le gritaban y frunció el ceño, mirando a la persona que había delante de ella—. ¡Harley! —volvió a gritar Carol—. Maggie está herida. Tenemos que salir de aquí. El bebé corre peligro.

La joven apenas había podido entender bien lo que le había dicho, pero era consciente de que debía obligarse a levantar y avanzar hasta encontrar la salida.

Solo le quedaba un poco más y podría descansar. 

Solo un poco más.

Con ayuda de Carol se incorporó y gruñó al sentir el dolor que los golpes de Michelle habían dejado en su cuerpo. Tuvo que apoyarse en la pared mientras Carol recostaba a Maggie sobre su cuerpo y la ayudaba a caminar.

Harley miró a la embarazada con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó con voz ronca. 

—Sí —contestó la mujer.

Harley asintió y se agachó para coger la pistola del cuerpo de Michelle, la cual tenía una herida de bala en la cabeza.

Ni siquiera se tomó tiempo para ver al cadáver. Simplemente cogió el arma y siguió a las dos mujeres.

Tras andar varios minutos se encontraron frente a un pasillo lleno de infectados.

—Los han puesto aquí para que no podamos pasar —dijo Maggie. 

—Tenemos que acabar con ellos con cuidado —sugirió Carol.

—Eso si seguís vivas —añadió una voz y las tres se giraron para ver a Paula. Ésta las apuntaba a las tres con una pistola, aunque su mano temblaba levemente y su mirada parecía algo ansiosa—. Me sorprende realmente que tres capullas débiles como vosotras hayáis llegado hasta aquí. Sois una puta basura.

Ninguna de las tres respondió a sus provocaciones.

Sabían que tenían la ventaja en el número, pero la situación se podía complicar en cualquier momento, por lo que no debían bajar la guardia.

Harley, con la pistola de Michelle en la mano, se planteó si sería lo suficientemente rápida para disparar a Paula antes de que ésta las disparara a alguna de ellas.

Quizás, si conseguían distraerla...

Carol se movió e hizo que Maggie se apoyase ahora sobre el cuerpo de Harley, quedando la mayor delante de las dos morenas.

—Iros —ordenó Carol.

—Carol —intentó replicar Maggie.

—Iros —repitió—. Es algo que necesito hacer.

Y Maggie intentó oponerse en varias ocasiones, pero la mirada que Carol le dirigió a Harley le hizo actuar aunque la embarazada le suplicara angustiada que se diese la vuelta y volviera junto a Carol.

Harley casi arrastró a Maggie lejos de Carol y, una vez que se encontraron cerca del pasillo lleno de infectados, dejó que su compañera se recostara contra la pared mientras ella buscaba algo con lo que poder acabar con todos ellos sin hacer demasiado ruido.

—Harley, tenemos que volver y ayudarla. Paula está loca...

—Estará bien, Maggie. Confía en ella.

La embarazada quiso seguir insistiendo, pero decidió mantener silencio cuando Harley le tendió una barra de metal del suelo y comenzó a matar a todos los infectados que veía.

Por ahora, tenía que resignarse a intentar encontrar una salida mientras confiaba en que Carol fuera capaz de manejar aquella situación por sí sola.

Ambas mujeres se centraron en aplastar cabezas, una tras otra, hasta que acabaron exhaustas y casi sin fuerzas. Habían bastantes muertos allí y ninguna se encontraba en las mejores condiciones como para hacer aquello de la mejor forma.

Sin embargo, consiguieron acabar con todos y siguieron su camino por el resto de pasillos casi a ciegas, sin saber realmente hacia dónde tenían que dirigirse ni si estarían dando vueltas en círculo.

Fue cuando giraron en una esquina que escucharon un sonido de unos pasos acercándose a ellas.

Casi por instinto, Harley tiró de Maggie hacia atrás para esconderla y le quitó el seguro del arma, esperado a que aquella persona terminase de llegar hacia su posición para disparar.

Justo cuando giraron por uno de ellos oyeron unos pasos siguiéndolas, por lo que Harley tiró de Maggie hacia un lado para esconderla y le quitó el seguro de su arma.

Sin embargo, ambas mujeres fueron sorprendidas cuando vieron que era Carol quien aparecía por el pasillo, intacta como si nada hubiera pasado.

Maggie se lanzó hacia ella y la estrechó en un abrazo cargado de alivio. Harley las miró y conectó su mirada con Carol, quien asintió hacia ella.

Harley le devolvió el gesto.

—Tenemos que salir de aquí —dijo entonces Maggie una que se separaron.

No sabían exactamente cuánto tiempo más estuvieron vagando por aquel lugar, pero cuando llegaron a unas puertas parecidas a las de un garaje, no perdieron el tiempo en intentar encontrar la manera de abrirla.

Debía haber algún botón por allí que la accionara automáticamente...

El sonido de unas pasos tras aquella puerta las hizo ponerse alertas de nuevo y se miraron entre ellas.

Paula había mencionado que había llamado al resto de salvadores y, si lo que estaban oyendo eran esas personas, definitivamente estaban muertas.

Aun así, las dos mujeres que estabas armadas le quitaron el seguro a sus pistolas y apuntaron, decididas a que si iban a morir finalmente de aquella manera, al menos darían un momento más de guerra.

Harley no fue capaz de ocultar su nerviosismo cuando la gran puerta metálica comenzó a elevarse y el sol del exterior la cegó momentáneamente. Entrecerró los ojos y enfocó la mirada para al menos ser capaz de ver a cuántas personas iban a enfrentarse, pero sus cansados ojos no pudieron diferenciar ninguna figura.

Era por ello que casi había decidido que la mejor idea era disparar sin pensarlo justo cuando escuchó a Maggie soltar un suspiro de alivio.

—¡Glenn!

La embarazada corrió hacia el grupo que ahora ingresaba en aquel horrible lugar y se fundía en un abrazo con su marido.

Por su lado, Carol sonrió hacia todas aquellas caras conocidas y no se sintió con fuerzas de negar el abrazo que Daryl le había dado sin pensar.

Harley apenas era capaz de comprender lo que estaba pasando hasta que tuvo a Rick frente a ella, mirándola con angustia a los ojos, intentando encontrar algo en ella que le hiciera comprender que se encontraba bien.

La castaña dejó caer al suelo la pistola mientras Rick posaba sus manos sobre sus mejillas, elevando su rostro para poder examinarla con rapidez.

Sin dejarla respirar, la estrechó con fuerza entre sus brazos y ella soltó un leve quejido, demasiado sensible tras los golpes como para soportar aquella acción. Aun así, pasó las manos por la espalda de Rick y lo atrajo más hacia su cuerpo.

Cuando volvieron a separarse, Rick retiró con su dedo pulgar algunas manchas aún frescas de sangre y sudor de su mejilla y conectó su mirada con la de Harley.

—¿Estás bien? —preguntó. Ella elevó la mirada y la fijó sobre sus ojos.

No. 

---

bueno, dos años.

increíble.

¿qué tal?

se me hace bastante raro volver aquí porque llevo tiempo alejada de wattpad, pero releí varios capítulos de esta historia y sentí que quería darle un final, así que aunque ya no lo lea nadie intentaré seguir subiendo capítulos hasta poder acabarla.

¡muchos besiitoss!

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