La Esmeralda De La Verdad. [C...

By RayanBoulila

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Jack Adams, un chico adolescente de 18 años, es un chaval tímido el cual descubre un misterio que cambia su v... More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Epílogo.
N/A.

Capítulo 4.

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By RayanBoulila

-¿¿Dónde está Elisa??-preguntó asustado a nadie. Pensó que era ridículo, puesto que no hablaba con nadie. Salió a la terraza,y estaba allí. El viento desolaba por completo la esperanza y forjaba un aire de inspiración.

-Hola.-dijo Jack en el preciso instante en el cual se produjo un profundo suspiro de Elisa.

-Cuando, veo este tipo de paisajes, con este viento, me siento muy bien. Como si hubiera despertado de un sueño profundo. Es como si hubiera llegado por fin a la cima de una montaña tras varias horas de esfuerzo. Y ahora siento el aire de la gloria y la victoria. Pero si nos retornamos en nuestra franca realidad, solo vemos a dos chicos que no avanzan nada. Lo que te quiero decir, es que tenemos que darnos un descanso en esta aventura, aprender a realizar el esfuerzo que conlleva cumplir un sueño u objetivo. Esa es la cruda realidad, ya que al fin y al cabo, de la misma manera, las expectativas son diferentes a las realidades, lo que no cae en tentación.-meditó Elisa.

-El aire inspira mucho.-dijo Jack mirando hacia el incesable horizonte, en el cual se encontraban varias praderas verdes.

Se quedaron pensativas las dos personas. Todo estaba callado. Se podía sentir la gran calma y paz que había en ese momento. No iban a salirse de lo normal, pues querían hacerlo a su manera.

-Bueno, ¿pues como vamos a ir al Puerto?-preguntó Jack.

-Si vamos a ir al Puerto, quiero que lo hagamos a mi manera. Si por algo he venido aquí, es por lo de La Esmeralda, pero también quiero disfrutar, no pasar toda mi estancia por esta ciudad, siendo perseguida por un bibliotecario loco, corriendo a buscar una gema, si no que quiero, al momento de que hago todo eso, descansar, disfrutar y por supuesto, cuando llegue el momento de la verdad, triunfar, si podemos.-dijo Elisa.

-Elisa... En realidad no soy como piensas. No soy un chico del cual puedas envidiar. Soy muy sentimental, soy sensible y tengo un poco de miedo a la oscuridad. No soy un tipo duro ni prefiero serlo. Antes de que sucediera todo esto, era tímido, y, gracias a ti, se me fue la timidez que era un rasgo principal de mi personalidad.-dijo Jack.

-Ya lo se... Me gustas tal y como eres.-dijo sonriendo Elisa.

Los dos chicos se vistieron, recogieron una mochila con comida para el camino y se fueron. No fueron caminando, ya que, como dijo Elisa, lo harían a su manera, disfrutando de la belleza de la ciudad, sin apresurarse, porque no dudaban de François, porque sabían que juntos lo podrían vencer.

Fueron caminando, sonrientes los dos, a la vez callados, dejando que el viento les pegue en la cara, pues, eran uno de los gustos personales de Elisa.

En una hora aproximadamente, llegaron a su destino.

-Hola, chicos, ¿qué queréis?-preguntó una mujer que estaba situada en la entrada del Puerto.

-Queremos ir a la biblioteca del Puerto. Por favor.-dijo Jack firmemente.

La mujer, les abrió el paso, y les indicó por dónde se encontraba la biblioteca. Entraron a la biblioteca, y supieron que iban a tardar un buen rato en encontrar el diario de Esther.

-Oye, Elisa, ¿por qué, mejor preguntamos a la mujer, si sabe algo del diario?-preguntó Jack.

-No podemos, a lo mejor es una cómplice del bibliotecario, o sabe algo acerca del tema. No quiero meterme en líos, y, además, ese diario lleva aquí desde hace más de ciento cincuenta años, seguramente no lo sabrá.-dijo Elisa.

Tras media hora de búsqueda, lo encontraron.

-Jack, ¡Aquí esta!-dijo Elisa.

Pues lo empezaron a leer:

Sábado, 17 de agosto de 1867:

-Hoy he conocido a un chico muy agradable. Mamá me dice que está bien conocer a nuevas personas pero mi padre no lo acepta. Desde que lo conocí siento que voy a estar con él hasta la fecha de mi muerte. Se llama Craig, Craig Smith, es muy guapo, un militar inglés, que resistió un ataque terrorista. También tiene una piedra muy bonita. Pero eso es lo de menos. Ahora, mi novio es Hector, pero he tenido la valentía de alojar en mi casa a Craig, ya que por culpa del ataque terrorista, le produjo muchas heridas, por eso le voy a ayudar. A parte de eso, desde que vino él a mi casa, mi novio Hector, ha estado adoptando un comportamiento muy extraño. No sé si será por el constipado que ahora padece, o por cualquier otra cosa, pero, solo espero que se cure cuanto antes, ya que en un mes viajamos a Helsinki con un barco.

Miércoles, 21 de agosto de 1867:

-Desde el viernes de la semana pasada, Hector habla mucho con Craig, pero no parece de que sea de buena manera. Yo también hablo mucho con Craig, por lo que creo que Hector está un poco celoso, sin embargo, con su fuerte personalidad, no dudo en que no le importo. Su comportamiento va de mal en peor. Casi no recuerdo al hombre del que yo me enamoré. Después de almorzar con Craig y Hector, los dejé y fui a la casa de mis padres, donde tuve una larga conversación. Mi madre me dijo que dejara a Hector y me fuera con Craig, cosa que no se si se la tomaría bien Hector, por lo fuerte que es literalmente. Sin embargo, intenté tener la osadía como para expresar mis sentimientos ante él y nunca esconderse de la realidad. Mi abuelo me decía que si quieres algo, ve a por ello independientemente de lo difícil que sea, pues yo lo haré. Al regresar a casa, no estaba Hector, pero estaba Craig, cosa que no comprendí por completo. Le pregunté a Craig dónde estaba, pues él me dijo de que se fue a tomarse una cerveza en el Puerto con sus amigos. Cosa que no me extrañé en absoluto, por lo que siempre va por la noche a los bares de los pueblos y cuando regresa, lo hace con semejante cansancio, que pareciera que estuviera allí durante una semana entera sin pegar ojo. Pues cada vez lo hacía con más frecuencia, y poco a poco, mi paciencia estaba llegando a sus límites.

Lunes, 26 de agosto de 1867:

-Ya ha pasado casi una semana. El motivo del cual escribo mi diario casi cada semana, pues es para verificar el progreso del comportamiento de Hector. De hecho, he investigado, y finalmente creo saber la causa del extraño comportamiento de Hector. Resulta que en los últimos días ha estado meditando, y me habla como si fuera su marioneta. Pues, como iba diciendo, Craig traía consigo mismo, al alojarse en esta casa, una gema, cuyo nombre, La Esmeralda de la verdad, siempre que Hector estaba con Craig, intentaba mirar de reojo la gema. Pasaron los días, su entusiasmo por la gema estaba creciendo aún más, hasta que se me hizo completamente agobiante. Sin andar sin rodeos, tú, o cualquiera que esté leyendo esto, la esmeralda venció a Hector y finalmente, le propuso a Craig un trueque. Le dijo, según Craig, que si él le daba la gema, pondría fin a nuestra relación y me iría con Craig. En ese momento, en el cual Craig me dijo eso, tuve el peor enojo que cualquier humano se hubiera imaginado. Quién, por favor que alguien me diga, qué mujer vale el precio de una mísera gema. Bueno, pues tuve tal enojo, que casi rompo el cuadro en el cual Hector y yo, sonreíamos. Después Craig me acarició la mejilla y me consoló. Había nacido nuestra relación amorosa. Como dice mi abuelo, no hay mal que por bien no venga. En ese momento, Craig me dijo que nos fueramos en un barco, por la noche del día siguiente hasta Sídney, para vivir en paz, y así, escapar de Hector de posibles asesinatos dada su personalidad.

Hasta ahí termina el diario, que era la parte final, el resto estaba cortado. Pero de momento, Elisa y Jack, ya procesaron la suficiente información para tener que aún leer más de ese preciado diario. Pues, los dos pensaron sin dudar, que el resto del diario lo tendría François, o estaría en algún lugar escondido.

-Dios mío...-dijo Jack.

-Increíble, Hector debe ser realmente una mala persona como para intercambiar una mujer a cambio de una gema.-dijo Elisa.

-No es el único.-dijo Jack.

-¿A qué te refieres, Jack?-preguntó con cierto entusiasmo Elisa.

-Pues, me refiero a que... Si Hector intercambió una mujer por una esmeralda, François intercambió su vida por la búsqueda de la gema. Antes de que vinieras, lo consideraba un buen bibliotecario, que realizaba de manera calmada su trabajo, pero desde que leyó ese libro, al igual que tú, su vida tomó el lado izquierdo, pues ahora vive muy presionado.-dijo Jack.

-En eso tienes razón.-dijo Elisa.

A penas eran aún las diez de la mañana, aún tenían tiempo por delante, pero quisieron ir a casa, ya que ese día, tuvieron muchos y diferentes sentimientos y sensaciones. Caminaron otra hora para regresar. En medio del camino, conversaban en lo mucho que les gustaba la literatura juvenil, dicho sentimiento, era mutuo por parte de las dos personas. También hablaron sobre cuestiones familiares, pues Elisa, era huérfana, y la adoptaron en Ámsterdam, lugar donde ella había nacido. Era hija única, y adoraba a sus nuevos padres. Por otra parte, Jack, había sido educado por sus padres, y desde pequeño era un niño muy aplicado. Pero dicho rasgo personal, no quitaba ni evitaba a otro. La timidez. Su timidez, lo hacía ser una persona amable, pero bastante anti-social, no había tenido un amigo en toda su vida. Sus únicos amigos eran la soledad y sus juguetes. La vida de Jack había dado un giro de trescientos sesenta grados al conocer a Elisa. Pues tampoco había vivido tantos sentimientos, en tan pocos días.

Llegaron a casa, y se fueron cada uno de los chicos a sus habitaciones a vestirse y se fueron a almorzar. Jack veía la televisión, Elisa estaba leyendo un libro, que se llamaba "Ciudades de papel" de John Green, que era el autor favorito de Elisa, por sus increíbles novelas, incluyendo por supuesto, "Bajo la misma estrella", que le dejó con la boca abierta y además lloró cuando leyó el final.

Jack estaba viendo la película de Titanic, de 1997, pues para después del verano, tenía pendiente hacer un trabajo de esta película, pues la estaba viendo tomando nota.

Después Elisa se asomó a la ventana y suspiró el aire limpio de San Sebastian. Era de los momentos en los cuales, la inspiración predominaba en ti al terminar de leer un fantástico libro.

Al atardecer, Jack se fue con Elisa al parque a pasear. Lo normal en chicos de su edad. Cuando llegaron al parque, se encontraron a varios de los amigos de Jack.

-Mira a quién tenemos aquí.-dijo un chico de pelo negro, alto y con una camisa de mangas cortas.

-Tenemos al cobarde de la clase con su novia enana.-dijo otro.

Los dos chicos los evitaron y prosiguieron el camino sin echarles cuenta.

-¿Quién eran esos chicos, Jack? ¿Te conocen?-preguntó Elisa.

-Sí, son los malotes, los idiotas, y los cobardes de la clase.-dijo enojado Jack.

Tras media hora de camino regresaron a casa. Ya era de noche, pues comieron la cena y, se fueron a dormir.

Jack entró a la habitación de Elisa.

-Hola, ¿qué lees?-dijo Jack.

-Estoy leyendo el diario de Esther, me lo he llevado para investigar sobre ciertos mensajes secretos que puede tener.-dijo Elisa.

-Ah, muy bien. Buenas noches.-dijo Jack.

Se fue a dormir Jack con mucho, pero que mucho cansancio, hasta tal punto que ni se puso en la sábana.

Bueno, aquí termina el capítulo, no sin antes deciros, mis lectores, que os agradezco todo el apoyo que he recibido este mes. Muchos de vosotros os preguntaréis, cuál es razón de la cual no he publicado el capítulo. Básicamente es por tema de trabajo y estudios entre otras razones. En este capítulo he decidido cambiar un poquito la dinámica de los personas, y que se note que ellos también tienen una vida social.

Gracias.

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