Blue: Cruel Intentions

By ritsuka10

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En el mundo omegaverse diferentes historias se entrelazan a causa de los instintos dominando los razonamiento... More

Capitulo 1: Dive
Capitulo 2: You and me
Capitulo 3: Blind
Capitulo 4: Stay with me
Capitulo 5: Paradise Circus
Capitulo 6: Coma
Capítulo 7: Save me
Capítulo 8: You
Capitulo 9: Lie to my face
Capitulo 10: Suffer
Capítulo 12: Secrets
Capitulo 13: Coward
Capítulo14: Tears
Capitulo 15:Never enough
Capítulo 16: La flor que nunca fui
Capitulo 17: Stop crying your heart out
Capitulo 18: Te regalo
Capítulo 19: Cruel Intentions
Capítulo 20: Blue

Capitulo 11: Rewind

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By ritsuka10


El par de manos dejaron escapar entre sus dedos la bolsa de papel, que lentamente fue cayendo, las piezas de pan se esparcieron por el piso llenándose de tierra y pasto. El omega dio un paso hacia atrás, en sus días de libertad la importante figura de YongGuk disminuyó, el miedo desapareció junto con algunos recuerdos. La tranquilidad creada en esos días desaparecieron, esos ojos mirándolo fijamente, esos labios atrapando un cigarro lo desarmaron, era imposible no temerle a esa asesina aura. Quiso huir pero el ávido cazador lo atrapó del brazo, sumergió las garras inmovilizando su cuerpo. Sin palabras de por medio. Bang comenzó arrastrarlo en dirección a un auto estacionado metros antes.

—¡Suéltame!.— El omega se defendió tratando de zafarse de las garras del depredador, porque ese era el momento de pelear por su libertad.—No eres mi dueño.

—¡TE EQUIVOCAS!.—Vociferó el hombre dejando escapar el cigarro, que fue a dar al piso, llevaba casi dos días sin dormir, la comida no lograba pasar por su cerrada garganta, perdió el apetito, sus ganas de existir desaparecen .—Existe un papel que estipula que eres de mi propiedad.

Esas palabras colmaron el límite del omega, era todo igual que el pasado. Él no era un objeto o animal exótico que un hombre comprá para usarlo cuando le plazca. Su hijo no nacería dentro de una jaula de oro, porque aún con los millones de wons seguía siendo un esclavo. Era momento de enfrentar a ese hombre, golpearlo en el único sitio donde una herida fuera dolorosa. Esa batalla la ganaría él, porque no estaba solo, porque ese bebé lo lleno de vida. Anhelaba su libertad más que migajas de una falsa relación.

—Ese papel dice que eres dueño de Zelo, yo no soy ese personaje, legalmente no puedes retenerme.— Le enfrentó alejando la mano del alfa, dio un paso hacia atrás.— Quizá en Seúl eres un hombre conocido pero aquí yo soy quien tiene poder, si grito todos los habitantes vendrán a defenderme.—El chico llevó las manos a su estómago que se escondía bajo una holgada sudadera negra.—Aquí no estoy solo.

Los nervios de YongGuk se crisparon, apretó los labios molesto para deslizar su mano entre sus bolsillos y sacar una maltratada cajetilla de papel. Le quedaban 3 rollos blancos de nicotina.

Llevaba 48 horas sin dormir, cuando el investigador un par de noches atrás le llamó, avisando que por fin encontró al omega en un remoto pueblo al sur de Japón. El alfa hizo todo a un lado para viajar a ese maldito lugar. No se había detenido ni a comer o descansar hasta volver a encontrarlo. Era imperante verlo en persona, estaba cegado en su propia frivolidad.

Su vista se vio atrapada por el último movimiento de manos, el omega se notaba extraño no solo por el cabello negro sino un nuevo brillo resalta por la esquina en esos enormes ojos. Sus mejillas abultadas, cargadas de color carmín, era la réplica perfecta de un artístico cuadro. Se enfocó en esa sudadera negra, no le daba buena espina debido que parecía ocultar un bulto. Recordó que el investigador, antes de cortar la llamada le dijo que debía darle otra noticia pero no lo dejo terminar.

—Tienes una conexión conmigo, no puedes alejarte hasta que yo lo decida.—Se enfrentó volviendo a estirar la mano pero esta vez no se dirige al brazo sino los dedos buscaban tocar el abdomen.—Yo soy quien manda, yo ...

Sus palabras no terminaron de formularse al sentir como la piel de sus dedos tocaban algo firme, era la circunferencia de una ¿panza de embarazo? levantó la prenda para revelar una playera blanca, debajo de ella un vientre bastante desarrollado se dibujaba. El omega estaba esperando un bebé, eso debía ser mentira. YongGuk continuamente revisaba el frasco de pastillas, era espectador cada mañana cuando Jun las tomaba, imposible que el chico quedara preñado. Tuvo que ser un juego sucio, quizá era una panza postiza, era inexplicable su estado.

Sus manos se posaron en los hombros del chico, hundió las uñas con fuerza. Era insoportable pensar que su pequeño omega fuera a ser madre. Tener que compartirlo con otro ser humano, la idea lo enfermaba.

—No es tuyo, no tienes porque preocuparte.—Lo enfrentó, elevó la barbilla orgulloso, no le temía a YongGuk, se cansó de ser débil.— Corta el lazo, no me importa.—Le escupió con tono frío.—Nada que venga de ti puede hacerme daño.

El rostro de YongGuk se contrajo, por primera vez el omega, o mejor dicho un ser humano lo desafiaba, lo miraba a los ojos y no le temía. Se dice que los valientes viven hasta que los cobardes quieren. Aún los ángeles caídos pueden desafiar a Dios. Correr, esconderse ¿Qué caso tiene? se pospone una pelea, si has de caer lo harás de pie como los árboles. JunHong se volvió uno de tronco fuerte, era un roble capaz de resistir la peor de las tormentas.

Ese olor desprendiendo del cuerpo del más alto volvía loco al alfa, ese aliento, ese calor escapando por cada poro de piel, anhelaba besarlo, guardarlo en sus brazos, lo necesitaba como el mismo oxígeno. Es factor indispensable para el sistema respiratorio. Esos rasgos seguían siendo los mismos, labios rosados, ojos llenos de vida, y ahora cargados de valentía lo embrujaba. Era enigmáticamente atractivo, ahora no solo sentía deseo carnal sino que admiraba su coraje.

—¿Es del beta?.—Le cuestionó, el menor asintió con un movimiento de cabeza, entonces Bang tiró al suelo el cigarrillo tomado antes, acercó más sus labios.—Ambos sabemos que mientes.

El espacio entre ellos desapareció. El alfa devoró los labios a su alcance, lo necesitaba, era un sediento navegando por dunas de arena por meses, esa boca era la fuente de su elixir. Introdujo su lengua, aflojo el agarre por los hombros para bajar sus manos hacia la cadera donde lo rodeo, aunque fuera más alto, él seguía teniendo el control de la situación. Succionó aquella boca sabor vainilla, era un adicto inyectando en las venas su droga favorita. Ambos se dejaron llevar por el efímero momento en una tarde fría de Otoño.

—No me toques.—Le gritó alejándose, lo golpeó en el pecho con ambas manos, Jun recobró la conciencia, no podía ser débil otra vez, dejarse llevar por fantasmas. —No es tuyo, no es tuyo. —Repitió varias veces, como si aquella mentira se transformara en una verdad capaz de convencer al mayor.—No llevo nada tuyo dentro de mi.

JunHong no estaba dispuesto a perder esa pelea. Levantó la mirada, limpio los labios con la manga de su sudadera. Para Bang él era un objeto, un baño donde expulsar sus necesidades, un premio para colgar en su pared de trofeos, era todo menos una persona. Su hijo no viviría bajo el yugo de una Familia tan desalmada, no sería un Bang, ahora conocía la historia de YongNam y su prometido fallecido, su propia vida corría peligro.

—Ambos sabemos que ese estúpido beta nunca te puso un dedo encima.—YongGuk estaba desesperado por volver a casa, estar con JunHong, poco le importaba el bebé, en caso de que no pudiera abortar, lo darán en adopción, había muchas manera de deshacerse de los estorbos.— JunHong eres mio.

Un nudo en la garganta se formó en el mencionado, era la primera vez que lo llamaba por su nombre y era una linda sensación, un calor invadiendo su pecho, entonces bajó la guardia, sus hombros descansan y se dejó envolver en un cálido beso. Él también necesitaba a Guk, lo extrañaba, trato de mentirse todos los días que era feliz sin él pero al verlo todo desapareció, ese beso, ese calor le recordaban sus viejos anhelos. Fue, era, será por mucho tiempo un omega enamorado del alfa que lo compró.

—Puedes quedarte en este lugar hasta que nazca el bebé.—El alfa señaló el vientre, sus dedos llegaron hasta la barbilla del omega, sus alientos se mezclaron, ambos ebrios de deseo.— Después tu y yo haremos un largo viaje, solo nosotros dos sin estorbo.

Una sonrisa se dibujó en los labios del omega. Cerró los ojos y se dejó llevar por el salvaje beso, caricias en su espalda lo asaltaban. Yongguk no dudaba que ese era su hijo, en un inicio pensó que se volvería loco, lo atacaría pero nada sucedió, se comportó como si ese pequeño ser dentro de sus entrañas no existiera, era un objeto más, un estorbo. Como él mismo lo nombró. No tenía interés por agregar a un bastardo a la familia Bang. El beso llegó a su final por la falta de aire. Los amantes se miraron fijamente a los ojos, el alfa sonría como un campeón que alza la corona después de una complicada competición.

—Te odio tanto, me provocas asco.—Artículo mirándolo fijamente a los ojos, elevo las manos para delinear el contorno del rostro—Nunca volveré contigo, prefiero morir antes de volver a besar.—Sus ojos perdieron sus chispa, su brillo, la sangre fue inyectada en su pupilas.— Atrévete a obligarme a escapar contigo y juró que me quitaré la vida, entonces nuestra conexión quedará rota .—Clavo las uñas en la piel pálida, su voz era agria y congelante.— Nunca más podrás formar un lazo con otra persona y quedarás impotente en tu época de celo.

El omega trato de seguir la mejor estrategia para una pelea de frente, atacaría. Una y otra vez se lanzaría a la yugular para que el cazador perdiera el conocimiento. Lo arrinconaba entre las cuerdas para que no pudiera reponerse, no tuviera la capacidad de contestar los golpes.JunHong, él era un cobarde incapaz de defenderse a sí mismo, débil a tal grado de una vez más aceptar ser el juguete de YongGuk pero lo que nunca perdonaría era su frialdad a su propia sangre. Abandonar a su propio hijo como si fuera la criatura de una mascota. Jamás le perdonaría no usar en su oración un "nuetro" porque eran una Familia. Si hubiese mostrado una pequeña muestra de amabilidad hacia su hijo todo sería diferente.

—Me mataré de la misma forma que el prometido de tu gemelo lo hizo.— Comentó orgulloso sin mostrar compasión ante el contrastado rostro del alfa.— Nunca más seré tuyo, buscaré la manera de lastimarme.—La uñas se metían en la carne morena.—Quiero que vivas con el hecho que un omega no se doblego ante ti.—Sus frentes se tocaron, la mirada de Bang parecía divagar en el pasado.— Prefiero mil veces irme al infierno que dejar que alejes a nuestro bebé.— Se deshizo del agarre para dar un paso hacia atrás y llevar ambas manos a su vientre.—Este niño es nuestro y es lo único tuyo que amo.

YongGuk se quedó mudo, las palabras escaparon de sus labios como un suspiro, nunca creyó que alguien tuviera el valor de enfrentarlo. El dulce omega tenía tanto veneno, lo dejaba escapar en una sola reunión. Por primera vez desde que lo conoció sintió un profundo respeto, quedó fascinado por su entereza moral. Era capaz de defender a su bastardo.

Esa mirada cargada de ira, frustración con un toque de temor se envolvió en un deja vu. Esa escena se vio conformado por un fragmento conformado por diferentes personajes, años distintos pero un mismo sentimiento.

La historia se repite por tercer vez. El alfa recordó al amante omega de su padre y al prometido de su gemelo, eventos eran similares, omegas esperando el hijo bastardo de un Bang. Jovencitos puestos al límite de sus sentimientos, los dos con un final similar. ¿JunHong seguiría ese camino?.

Bang llevó las manos a su cabeza para cerrar los ojos, en ese instante el omega aprovechó para salir corriendo sin detenerse a esperar. El alfa cayó al piso sujetando su cabeza, no, no soportaría la muerte de JunHong, él no sería incapaz de cargar con esa culpa sobre su espalda. A su mente llegó la imagen de aquel fuego devorando un cuerpo, la voz de una mujer con acento francés maldiciendo su apellido porque había perdido un hermano, aquellas frías tumbas. Dos omegas muertos.

YongGuk fue espectador de esas tormentosas historias, prometió nunca escribir una novela como esa, abrió los ojos para ver la palma de sus manos abiertas, él era un Bang, él también era un monstruo. Era como su ¿ padre o como su hermano? ¿Un cobarde o una bestia? levantó la mirada. JunHong había escapado y eso fue lo mejor.

Bang giro su rostro para mirar el camino donde la figura del menor escapaba, ese era el mejor escenario. El rostro de aquel pobre omega, amante de su padre, sonriendo se dibujó en sus memorias, la risa de un adolescente omega de origen francés también hizo acto de presencia. Su labio inferior tembló, no, no deseaba presionar a Jun a tal grado de orillaron a cometer una locura. Esos amantes, el de su hermano y padre perecieron cruelmente, los dos cargando un bastardo en el vientre.

Todos tenemos nuestro momento de epifanía, se abren los ojos del alma descubrimos la verdad, notamos los errores y las malas decisiones tomadas. Al alfa le basto un segundo, un instante para imaginar una tumba con el nombre de JunHong Choi para entender su error. Llevarlo a la muerte era el peor escenario, sus ojos se enfocaron en el pan dejado en el piso. Sus pensamientos eran confusos, las sensaciones en su cuerpo eran incoherentes. Una nostálgica sonrisa se formo en su cansado rostro, estaba deslumbrado por esa actitud mostrada. Se puso de pie para sacar nuevamente un cigarrillo y encenderlo, debía volver a Seúl, necesitaba enfrentar a su padre. Era una bomba de tiempo la existencia de ese bebé. Era su deber salvaguardar la integridad de ambos individuos. 

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