Fleur: Mi desesperada decisió...

Ariana_Godoy által

69.8M 6.9M 11.6M

[COMPLETADA] Una noche fue suficiente para cambiarlo todo, para destruirlo todo. Él acabó con mi familia, con... Több

Prólogo
CAPÍTULO I
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
Capítulo V
Capitulo VI
Capitulo VII
Capitulo VIII
Capítulo IX
Capitulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capitulo XIII
Capítulo XIV
Capitulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capitulo XX
Capitulo XXI
Capítulo XXII
Capitulo XXIII
Capitulo XXIV
Capitulo XXV
Capítulo XXVI
Capitulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capitulo XXIX
Capítulo XXX
Capitulo XXXI
Capítulo XXXII
Capitulo XXXIII
Capitulo XXXIV
Capitulo XXXV
Capitulo XXXVI
Capítulo XXXVII
Capítulo XXXVIII
Capítulo XXXIX
Capítulo XL (Especial I)
Capítulo XLI
Capítulo XLII
Capitulo XLIII
Capítulo XLIV
Capítulo XLV
Epílogo
¡Fleur: Mi desesperada decisión ya en librerías!

Capítulo Final

1.7M 166K 601K
Ariana_Godoy által

"¿Quién dijo que se necesitan palabras para expresar sentimientos? ¿Es qué a caso nunca has sentido el poder de una mirada? ¿O lo deslumbrante que puede llegar a ser una sonrisa genuina?"

-Pierce Ferguson.

Capítulo XLVI

Pierce.

La sangre goteaba de mis nudillos en un ritmo lento pero hipnotizante.

Adam permaneció en silencio, recostado a un árbol con sus manos cruzadas sobre su pecho. Ya no había razón para que estuviera aquí, ya me había calmado y no tenía más balas. Tal vez, él tampoco quería volver y tener que lidiar con lo que estaba pasando allá adentro.

Apreté mis puños, causando que más sangre saliera de las cortadas de mis nudillos. Quisiera decir que dolía pero no, mi tolerancia para el dolor era impresionante gracias a todos esos años de sobrellevarlo.

El dolor físico era un área que tenía bajo control, el malestar emocional era otra cosa.

Malestar emocional...

Una sonrisa llena de auto-burla se formó en mis labios.

Ya sonaba como el idiota de Adam.

Pero, entonces, ¿Qué es toda es mierda que siento?

Esa era un pregunta a la que nunca le había encontrado respuesta. Tal vez, confundía la sensación de perdida de un objeto de diversión con celos o cualquier otra cosa, de todas forma, no importaba.

Escuché pasos y en cuestión de segundos tenía a Mason parado frente a mí a una distancia prudente. Sus ojos se quedaron en mis nudillos por unos segundos y luego subieron a mi cara, me dio una mirada fría, como si yo fuera inferior y lo era, había actuado como un idiota.

Él no tenia que decirlo, pero estaba seguro de que lo haría de todas formas.

—Me esperaría esta reacción de Adam,— lo señaló de mala forma, —Pero de ti, debo decir que me has decepcionado un poco, Pierce.

No dije nada.

Adam no podía evitarlo, —¿Fue Fleur?

Mason alzó una ceja, —¿Celoso? De verdad, que ustedes dos me molestan, ¿A caso soy el único que maneja esta situación maduramente?

Adam bufó, —Eso es fácil para tí porque no sientes nada.

Mason le da una mirada fría, —A ver, sabíamos que esto pasaría en algún momento, ella se siente atraída a los tres, no pueden ponerse así cada vez que ella decida disfrutar su sexualidad con alguno de nosotros, ¿Cómo carajos esperan que ella se sienta cómoda, que se sienta bien con esto cuando ustedes claramente no lo están?

Meneé la cabeza, —No empieces con tu charla psicológica, no es necesaria,— Mason abrió la boca para hablar pero seguí, —Tienes razón, ella se va a sentir juzgada si actuamos así.

Adam gruñó, —No te pongas de su parte, Pierce.

Me levanté, —Él tiene razón, Adam. Los celos no son algo que podemos permitirnos, no si queremos que ella se sienta cómoda con sentirse atraída a los tres.

Adam apartó la mirada molesto, pero no dijo nada más.

No sabía cuanto tiempo pasamos en ese claro, en silencio.

Volvimos a la casa, y en el momento que puse un pie dentro de ella, tuve una sensación extraña. Al entrar en la sala, me detuve en seco al ver a Fleur ahí, Adam y Mason se detuvieron a mi lado.

Sus piernas cruzadas, sus manos a ambos lados del sofá como si fuera la dueña del lugar.

Sus ojos brillaban de una forma que jamás había visto antes, nos regaló una sonrisa torcida que propagó una expresión de picardía por todo su rostro, —Hola, tomen asiento.

Mason, Adam y yo compartimos una mirada pero obedecimos, si ella quería conversar, lo haríamos.

Mason no podía quedarse callado, —Te extrañé, princesa roja.

Ella levantó una ceja, —Que halago, aunque no pueda decir lo mismo,— Mason parecía confundido, era extraño verlo así, —Oh, ¿Crees que me importas por ese beso que te di cuando asesiné a mis padres? Solo te veías follable, es todo. Los sentimientos no son lo mío, eso es de Fleur.— ella hizo una mueca de falsa confusión, —Creí que eso había quedado claro cuando maté a mis propios padres a sangre fría. Así que ahorremonos el sentimentalismo, y diganme, ¿Qué es lo que ustedes tres quieren?

Mason estaba equivocado, ella no era una princesa, ella era la jodida reina roja.

Mason apretó su mandíbula, pero la fascinación en sus ojos era clara, —Creo que debes mejorar tu actitud, después de todo—

—Shhhh.— ella lo calló, —No me hagas perder el tiempo con cosas banales, ¿Qué es lo que ustedes tres quieren? ¿Vivir con Fleur en una especia de cuarteto amoroso-sexual por toda la vida? No me malentiendan, eso suena jodidamente excitante, pero no es decisión de ustedes, es mía.

Mason se echó a reír, —¿Quién carajos te crees? ¿Crees que tienes el control en esta situación?

Ella ni siquiera parpadeó, —Yo siempre tengo el control, ¿O es qué de verdad pensaron que ustedes lo tenían?— fue su turno de reír abiertamente, —Que ilusos. Son tan arrogantes para ser personas tan fáciles de descifrar para mi.

Eso molestó a Mason, lo pude ver, pero Adam fue el que habló esta vez, —Hemos hecho mucho por Fleur, por mantenerla a salvo y en sano juicio.

—Eres tan dulce, Adam,— Adam casi sonrío por lo que parecía un cumplido, pero ella continuó, —que a veces me dan ganas de vomitar.

Sentí que era mi turno de hablar, —¿Qué te hace pensar que tu tienes algo que decir en esta situación? Solo eres una personalidad enferma de Fleur.

Mi insulto no le afectó, —A ver, ojos grises, pareces no entender que tu preciada Fleur sobrevivió todos esos años de abuso gracias a mi. Sin mi, ella se habría quitado la vida o estuviera en un sanatorio porque no era lo suficientemente fuerte para lidiar con eso, ¿O cómo crees que me formé yo? ¿De la nada?— meneó la cabeza, —A pesar de que su debilidad es desagradable para mi, es mi prioridad mantenerla a salvo ya que sin ella, no existo yo, simple supervivencia, así que por última vez, ¿Qué es lo que quieren?

Mason cruzó sus brazos sobre su pecho, —No tenemos porque darte explicaciones.

Ella suspiró, —Imaginé que dirías eso.

Ella metió su mano entre el sofá y su espalda, sacando un arma negra pequeña que reconocí de inmediato: Mi otra pistola. Todos mis sentidos se pusieron en alerta, y antes de que pudiera reaccionar, ella disparó a un lado de Mason, por poco dandole, la bala atravesó la ventana detrás de él, el vidrio agrientandose de golpe.

Mason y Adam estaban paralizados, yo intenté moverme pero ella me dio una mirada helada, —Ni siquiera lo pienses,— me apuntó, yo puse las manos en el aire, —Como decía, sabia que no cooperarían, por eso tomé provisiones, aprovechando el descuido de nuestro querido agente Pierce. Para ser los chicos malos, ustedes parecen tener demasiadas emociones.

Evalué la situación, estaba entrenado para situaciones como esta, —Baja el arma, no hay necesidad de eso, nadie aquí quiere hacerle daño a Fleur.

Ella ladeó la cabeza, —De eso no estoy muy segura, y ustedes no me terminan de aclarar que es lo que planean con ella, siento que no me toman en serio, así que seré clara,— apuntó a Adam, —Hablen o lo mato.

Mason meneó la cabeza, —Estas alardeando.

—¿O en serio?— le disparó a Adam, la bala rozó su hombro antes de clavarse en el sofá, Adam soltó un alarido de dolor, agarrando su hombro, —La próxima va para su cabeza, tengo muy buena puntería, entrené en casas de tiros cuando estaba tratando de comprar armas para matar a mi padre.

Le di una mirada fría a Mason, —No es momento para jugar al valiente, ella no es Fleur.

La princesa roja me sonrió, —Por fin alguien que lo entiende, ¿Entonces? Empecemos contigo, mi querido Adam,— Adam trataba de controlar la sangre saliendo de su hombro, a pesar de que la bala solo lo rozó, la sangre era muy escandalosa, —Y siento lo del disparo, nada personal.

La expresión dolorida de Adam no parecía molestarle en lo absoluto, Adam comenzó a hablar entre pausas por el dolor, —Yo... la amo, más que a... nada en el mundo. Jamás le haría daño, solo quiero estar con ella.

Ella volteó los ojos, —Ridículamente empalagoso pero te creo.— su arma me apuntó, —¿Y tú?

—Yo también la amo—

—No.— ella me interrumpió, —No mientas, ojos grises. Te daré otra oportunidad porque estoy de buen humor, y la verdad, sería un desperdicio matar a Adam, esta bueno.

—No se que es lo que siento por ella, pero es lo más cercano al amor que he sentido en toda mi vida.— dije honestamente, —Ella... — podía sentir los ojos de Mason y Adam sobre mi, —Ella me hace creer que mi diagnostico esta equivocado y que si puedo sentir.

La princesa roja entrecerró sus ojos, —¿Desde cuando? ¿Por qué ella?

No quería decirlo, pero sabía que tenía que decir la verdad, —La conocí cuando yo tenía doce años.— Mason arrugó sus cejas. El recuerdo tan claro en mi mente como si hubiera sido ayer.

—¿Estas llorando?— me había preguntado con curiosidad, alcé la mirada para ver a una niña rubia con un helado en la mano y un vestido de flores con demasiados colores, me limpié las lagrimas rápidamente, avergonzado. Ella se sentó en el columpio al lado del mío sin decir nada.

Nos quedamos en silencio un rato, hasta que ella habló después de darle una lamida a su helado, —Cuando quiero olvidarme de todo, me imagino que el columpio es mi nave espacial,— la miré pero sus ojos estaban en el cielo, mientras despegaba sus pies de la tierra, —Y que vuelo y me lleva por todas partes.

—Eso es estúpido.

Pensé que se molestaría pero ella me miró y me sonrió, sus ojos iluminandose, —Si el mundo es estúpido, ¿Por qué no podemos hacer cosas estúpidas?

Hablaba con una seguridad que me sorprendía, a pesar de ser menor que yo. Mis ojos bajaron a sus muñecas, tenía moretones en las mismas, ella siguió mi mirada y con su mano libre bajó las mangas de su suéter. Luego, ella apartó la mirada, concentrándose en su helado.

¿Eres como yo? ¿También la estas pasando mal? La pregunta nunca dejó mis labios porque ya sabía la respuesta.

Me le quedé mirando, ella lamió su helado y sonrío, señalando el cielo, —Oh, un arcoíris.

—¿Cómo puedes sonreír de esa forma?— tenía que preguntarle.

Su sonrisa se transformó en una triste, se encogió de hombros, —Llorar no sirve de nada, no cambia nada.

En ese momento, nació en mí una intriga consumidora sobre ella, todos los días a la misma hora la esperaba en el parque de la calle 12 para hablar con ella en los columpios, sabía que ella solo estaba en Canada por el verano mientras visitaba a sus abuelos así que quería aprovechar cada momento. Ella me entendía, me ayudaba a verle el lado bueno a todo, a disfrutar el sabor de un buen helado, apreciar cada momento fugaz de felicidad.

Ella se convirtió en mi escape.

Mi descanso de lo que vivía en ese orfanato todos los días.

Pero el verano terminó, y mientras las hojas danzaban y caían de los arboles con el otoño, yo seguía esperando todos los días en el columpio.

Pero la niña de los ojos brillosos y vestidos floreados nunca regresó.

Hasta el día que Adam me mandó a seguir a su novia, al principio, me parecía familiar pero no la reconocí. Ella había cambiado mucho, no solo se había convertido en toda una mujer, sus ojos ya no brillaban, ya no usaba ropa de colores, ya no portaba marcas visibles de lo que vivía, solo cicatrices internas que habían apagado su vitalidad.

Sin embargo, en una fiesta de Halloween que Adam organizó pude hablar con ella detrás de un disfraz de fantasma con mascara, su voz y su acento fue lo primero que me trajo recuerdos, luego su nombre, así que decidí comentarle lo que hablamos tantas veces en los columpios para confirmar que era ella.

—Quisiera tener un columpio volador para escapar de aquí y ver todo el mundo.

Ella sonrió por primera vez esa noche, esa sonrisa no tenía igual, —Yo solía decir eso, un amigo me dijo que eso era estúpido.

Adam se la llevó antes de que pudiera decirle más, pero ya yo sabía suficiente, era ella. La había encontrado después de tanto tiempo, y ahora si contaba con todos los medios para no dejarla escapar de mi. Ella me necesitaba tanto como yo la necesitaba a ella.

Volví a la realidad, les había contado a todos como conocí a Fleur pero sin detalles, ni muchas emociones, tampoco quería avergonzarme.

Por primera vez, pude ver una expresión en la cara de la princesa roja, lucía muy sorprendida, —Eras tú... ¿Fleur lo sabe?

Meneé la cabeza, —Ella no me recuerda.

La princesa roja asintió, y apuntó a Mason, —¿Y tú? ¿Qué quieres tu?

Le di una mirada de advertencia a Mason, no era hora de jugar, ella le dispararía si lo consideraba una amenaza. Mason se encogió de hombros, —Solo me parece una mente interesante para estudiar y descifrar.

La princesa roja entrecerró sus ojos, así que interviné, —Mason es psiquiatra.

Ella suspiró y bajó el arma, —Eso quiere decir que puedes ayudar a Fleur a lidiar con toda la mierda que olvidó, ¿No?— Mason asintió, —Bien, felicidades, nadie morirá. Bien, jueguen al trio, cuarteto o lo que sea, el psiquiatra la cuida, el empalagoso le da amor y tú, ojos grises, le das estabilidad y seguridad. Solo tengo una petición.

—¿Cuál?

—Ella tiene que recordar, no va a superar algo que no puede recordar.

Mason torció los labios, —Ella no puede manejarlo.

La princesa roja sonrió, —No tienes idea de lo fuerte que ella es, no la subestimes.

Ella se puso de pie, —La dejaré en su cuidado y sepan que es mi decisión que así sea.— puse el arma en el sofá, —Ah, y si le hacen daño, volveré y los mataré a todos, empezando por ti, ojos diferentes. Ella podrá sentir cosas por ustedes pero para mi no son nada. Adiós.— subió escaleras arriba dejando el arma sobre el sofá.

Al día siguiente, cuando bajó las escaleras y su mirada estaba en todos lados menos en nosotros, la vergüenza de lo que había pasado con Mason en su rostro, supe que Fleur había vuelto y era hora de hacerle recordar.

-

Días después.

Tuve que esperar unos días para que Fleur pudiera mirarme a la cara y hablar conmigo, no hablamos de lo que pasó con Mason, no teníamos que hacerlo y para ser honesto, no creía que pudiera hablar con ella de eso sin incomodarme.

—Necesito que vengas conmigo.

Fleur arrugó sus cejas ante el helado que le ofrecí, —¿Helado?

—Solo ven.

Salimos de la casa, dirigiéndonos a los arboles donde había instalado un par de columpios los pasados días.

Ella arrugó sus cejas, dandole una lamida a su helado, —¿Qué es esto? ¿Helados y columpios? ¿No estas muy grande para esto?

Le sonreí abiertamente, —Solo siéntate.

Ella lo hizo, su mano libre acariciando la cuerda metálica suavemente a uno de sus lados, una expresión confundida invadiendo su rostro.

Mason me había mirado de mala gana, —Recreas el lugar, el momento lo más que puedas y esto podría ayudar a que ella lo recuerde,— hizo una pausa, — ¿Pero si lo hace, puede que también recuerde al mal nacido de su padre? ¿Estas dispuesto a destruir todo lo que hicimos para que ella no tuviera que lidiar con eso?

Asentí, —Vivir en la ignorancia no es vivir. Ella no va a superar algo que no recuerda. Además es más fuerte de lo que crees, no la subestimes.— usé las palabras de la princesa roja.

Me senté en el columpio de al lado, y la miré, la sensación de familiaridad era tan abrumante que me incomodaba, —Levanta tus pies, imagina que el columpio—

—Es tu escape y puedes volar.— ella terminó por mí, sus manos temblando, —Yo... no se porque dije eso.

—Si lo sabes.— aseguré, extendiendo mi mano para tomar su mano libre, la cual seguía temblando, —Esta bien, tranquila, respira.

Fleur.

Mi cabeza palpitaba, mi pecho se sentía apretado, —Pierce...

—Shhh, esta bien, tranquila,— apretó mi mano de forma reconfortante. El helado, el columpio, la suavidad de su mano, el aire triste de su expresión, fragmentos incoherentes llegaron a mi uno tras otro.

—¿A dónde iremos hoy?— el chico de ojos grises me había preguntado, ambos estábamos tomados de la mano balanceándonos en el columpio.

Yo le había sonreído, —¿Vamos a Japón?

El chico gruñó, —¿Cuando vamos a ir a Paris?

—No te pierdes de nada.— le había dicho arrogantemente.

Apreté mi pecho con fuerza, los recuerdos abrumandome.

—Yo haría cualquier cosa por tí.

—¿Matarías por mí?

Él no lo había dudado, —Si.

Lagrimas gruesas bajaban por mis mejillas.

—¡Au!— él se había quejado mientras limpiaba las heridas de su mentón y una cortada de su labio con el kit de primeros auxilios que le había robado a mis abuelos, —Arde, para.

—Aguanta.— terminé y mientras guardaba todo en el kit, podía sentir su mirada sobre mí.

—No estaba jugando cuando lo dije.

—¿De qué hablas?

—Lo mataré si me lo pides.

Me las ingenié para sonreír, —Estaré bien, preocupáte por ti mismo, y no hagas enojar a nadie del orfanato.

¿A quién quería matar?

Papá, no por favor...

Recuerdos desagradables invadieron mi mente, dándome nauseas.

Para, papá, por favor.

No, no, no.

—Oh... Dios...— duele...

Era como si pedazos de mi cabeza se agrietaran, y piezas cayeran en su lugar, ¿Qué son todos estos recuerdos?

"Lo que yo viví." mi propia voz sonó dentro de mi cabeza, "Respira."

Brazos fuertes me sostenían, porque mis piernas se sentía como gelatina. Sin poder resistirlo más, me desmayé.

-

"Se que piensas que te salvé la vida esa noche en el techo, pero en realidad tu salvaste la mía."

Abrí mis ojos lentamente, el atardecer dandole tonos naranjas a mi habitación.

Lo primero que vi fue a Pierce dormido a mi lado, luciendo tan vulnerable, sus pestañas casi rozando sus pómulos, su cabello negro desordenado. Me giré para acostarme sobre mi espalda y vi a Mason a mi otro lado también dormido. Adam estaba recostado a la cabecera de la cama al lado de Mason, su cabeza caída hacia delante mientras dormía.

Me dolía la cabeza, lagrimas llenaron mis ojos y me controlé para no hiperventilar, no podía lidiar con los recuerdos, yo... yo había matado a mis padres, yo había dado la orden para matar a Camille.

Había sido yo.

Agarré mi pecho, tratando de respirar. Una mano se posó sobre la mía, miré a Mason quien estaba despierto, —Respira, una respiración a la vez.

Pierce tomó mi otra mano, —No estas sola.

Sentí las caricias de Adam en mi pelo, —Jamás estarás sola.

Comencé a calmarme, a ellos los había culpado tantas veces, ellos no eran mis verdugos, eran mis salvadores. Me habían dejado pensar lo peor de ellos todo este tiempo, solo para que yo no sufriera el peso de estos recuerdos.

Pero sobrevivir no era suficiente, quería vivir y eso solo lo lograría conociendo la verdad.

Y la verdad era liberadora. Ya no sentía culpa por sentirme en la forma que me sentía por tres personas diferentes, pero sentía tantas cosas inconsistentes y poco razonables.

Me perdí en la mirada gris de Pierce, el brillo en sus ojos, la tranquilidad de su expresión, —Yo...

Él puso su dedo en mi boca, —Esta bien.

Aún sosteniendo la mano de Mason, besé a Pierce. Él me respondió rápidamente, sus labios danzando con los míos en esa forma tan apasionada y posesiva que le gustaba besar. Me separé de él, y me volteé hacia Mason quien no dudo en besarme bruscamente, sin preámbulos, justo como era él. Sentí la mano de Pierce acariciar mi espalda mientras Mason mordía mi labio inferior con fuerza haciéndome gemir de dolor y deseo. Me separé de Mason y me puse en mis manos y rodillas para subirme encima de él mientras agarraba a Adam del pelo y lo atraía hacia mi para besarlo.

El beso de Adam eran suave y gentil, Mason me apretó de las caderas sentándome sobre él, pude sentir una mano detrás de mi pelo separándome de Adam. Pierce me besó de nuevo, llevándome a la locura. Dedos acariciaban mi espalda, mis pechos, mis piernas, se sentía maravilloso, perfecto. Pierce rasgó mi camisa, liberando mis pechos, los cuales Mason no dudo en atacar estando debajo de mí.

Y ahí en medio de la luz del atardecer, entre placer, gemidos y suplicas indecentes, entendí que este era mi hogar ahora, ¿Por cuanto tiempo? No lo sabía, pero preocuparme por el futuro no era algo que me interesaba.

Entre cuerpos desnudos y caricias pecaminosas, Pierce había susurrado en mi oído, —Bienvenida a casa, Fleur.


-Fin -


Nota de la autora: ¡Muchisimas gracias! No tienen idea de lo mucho que me sorprendió la buena recepción que tuvo esta historia, gracias por leer, gracias por votar y vivir conmigo esta locura. Los quiero muchisimo.

Se que los finales dejan sensaciones agridulces y se que algunas personas quedaron 'Qué' con el final pero yo estoy satisfecha, desde que comencé la novela, sabía que así quedarían, si esperaban un final común o uno triste, lo siento. No es una novela de romance, aquí se vale de todo, locura y cuartetos pues.

Canten aquí la bendita canción de Maluma de los 4, haha como han comentado eso en los pasados capítulos.

No se si haya un epilogo, por ahora estoy bien con ese final.

Una vez más, gracias.

Y nos vemos en algún otro proyecto loco que venga.

Ariana G. 

Olvasás folytatása

You'll Also Like

20.9K 2K 57
Bakugo es un integrante de la mafia japonesa de la UA que tiene que hacer un trabajo para asesinar a sus adversarios y tiene que hacer equipo con izu...
188K 25.3K 55
¡Está listo! El set de Tortillaland se abre nuevamente ante la próxima temporada y tiene todo preparado para recibir a sus participantes. Desde los v...
41K 3.1K 19
he visto que muchos critican este ship y la verdad no entiendo porque a muchos les gusta el Dislestia. pero respeto su decisión. solo voy a escribir...
98.1K 6.3K 35
✔ COMPLETA #62 Tú: 30/12/18 #294 De Todo: 26/12/18 #1 Infinity War: 10/05/18 #44 Spiderman: 30/12/18 #4 Thanos: 24/12/18 #90 Tú: 26/12/18 Tú, junto c...