"Dos almas solitarias."
Meiko había recibido una terrible noticia esa tarde, su hermano mayor había muerto, ella no creía eso posible, su hermano mayor era un ejemplo a seguir, poderoso, fuerte, invencible.
Meiko debía admitir que esas palabras eran inmaduras de su parte, nadie era invencible o inmortal, la muerte es algo común, simple y a veces hasta deseable.
La chica tuvo que darse cuenta a corta edad, que su familia había muerto, y que las cosas no duraban para siempre.
Después de llorar a su hermano, emprendió un viaje, donde conoció personas interesantes, personas que la ayudaron y le enseñaron algunos trucos, otras tantas que solo se interpusieron en su camino, aprendió muchas cosas, pero después de un tiempo se dió cuenta de que viajar por el mundo no era lo que realmente quería.
Meiko aún era muy joven, y tendría mucho tiempo para visitar el mundo después, aún tenía mucho tiempo para volverse fuerte, invencible.
Decidió entonces finalizar su viaje, al menos por un tiempo, y volver a donde todo había iniciado y de alguna manera también había terminado.
Visitar una tumba y luego seguir su viaje, ese era su plan, pero al parecer su hermano mayor ya tenía planes para ella.
-Él es Naruto, hijo de Minato- lo señalaron a la distancia-
-¿Él es... mi sobrino?-
Algunas gotas saladas resbalaron por sus mejillas, rápidamente las limpió mientras seguía observando al pequeño rubio desde lejos.
-Naruto, que extraño nombre- susurró mientras ladeaba la cabeza- Yo...-
Nuevas lágrimas resbalaban impacientes, sus sentimientos la traicionaban y ella era muy sensible.
-Yo cuidaré de ti... con mi vida- susurró observando el columpio solitario, el rubio se había ido-
Meiko soltó unos sollozos bastante fuertes espantando a todos los presentes, entre ellos al Hokage y a los ancianos del consejo así como a algunos ninjas.
Ahora había dos personitas llorando.
Uno era un pequeño en medio del bosque, y la otra, bueno era una rubia que estaba muy feliz.
Después de todo ese tiempo sola, al fin, ella volvía a tener una familia.
Meiko sintió una presión en el pecho, ella no era la única que tendría una familia, después de todo, el rubio también estaba solo, ambos estaban solos, ambos necesitaban cariño, ambos podrían con esto juntos.