Derek llama a Deaton. Llega en veinte minutos. Stiles había pensado que estaría aliviado de ver a Deaton cruzar su puerta de entrada, tan calmante como el sujeto-zen puede ser, pero no lo está. Lo aterroriza más de alguna manera. Hace que la amenaza de perder a Claude sea real.
Su papá también está despierto, agobiado y con líneas de dormir en la cara, silencioso y nada feliz.
Deaton revisa la habitación de Stiles junto a Derek.
Stiles se queda de pie en la puerta, dispuesto a cruzar el umbral. Claude está durmiendo de nuevo. Es pesada y a él le duelen los brazos, pero no la dejará ir por ahora. O nunca.
Deaton se pasea arriba y abajo por su habitación, revisando cuidadosamente alrededor de la cuna de Claude.
—Ceniza de montaña —deja escapar Stiles—. A excepción de personas, ¿hay algo más que podamos usar para cuidar la casa? ¿Para mantenerlo alejado?
Ha estado leyendo sobre hechizos y encantos.
La sonrisa de Deaton es pequeña y, Stiles decide escoger, simpática— Él ha roto las reglas del universo, Stiles, primero al crear a su hija y luego al enviarla aquí. Dudo mucho de que haya algo que yo pueda hacer para detenerlo de conseguir lo que quiere.
Stiles parpadea a través de las lágrimas calientes.
Su papá le pone una mano en el hombro.
Deaton pasea los dedos a lo largo de la cuna de Claude. Se detiene y mira a Derek— ¿Y dijiste que no parecía saber dónde estaba?
Derek asiente— Al principio, parece que no sabía que siquiera estábamos ahí. Le estaba cantando a Claude. Luego Stiles habló y fue ahí cuando se giró y nos vio. Parecía... sorprendido. Preguntó dónde estaba y luego se desvaneció —Derek junta las cejas en un ceño fruncido—. La habitación olía a magia, pero...
Deaton espera pacientemente.
El ceño de Derek se profundiza— Pero él no olía a nada. No tenía esencia.
— ¿Ninguna?
Derek asiente.
—Qué interesante —Deaton inspecciona la luz nocturna de Claude. Está emitiendo su brillo azulado de nuevo—. Ciertamente no puedo ver señales de que alguien más haya estado aquí. Usualmente magia como esa dejaría un rastro, pero no hay nada.
Derek se ve preocupado.
— ¡Sí pasó! —Dice Stiles de repente— Él estaba aquí. ¡No fue un sueño!
—No —dice Deaton cuidadosamente. Luego asiente para sí mismo, como si hubiera llegado a algún tipo de conclusión—. Pero tal vez lo era.
×
El viaje astral es real, dice Deaton.
Es algo real que no deja esencia o rastros de magia, porque es hecho completamente a través de la inconsciencia en un estado de sueño. Stiles realmente no lo entiende. Lo único que consigue sacar de la explicación de Deaton es que el papá real de Claude, el Increíble Mago Stiles, la buscó cuando estaba en una estado alterado de la inconsciencia –ya sea dormido o en un trance auto-inducido, o soñando. Probablemente no fue intencional, sugiere Deaton. Tal vez solo siguió su enlace y fue allí a dónde lo llevó.
— ¿Así que nunca estuvo aquí? —pregunta Stiles.
—No lo creo —dice Deaton.
Por primera vez en horas, Stiles se relaja un poco. Derek toma la oportunidad para alejar a Claude de él. Stiles casi se tambalea cuando pierde el peso demás y su papá lo sostiene del hombro para evitar que se caiga.
Van abajo a la cocina.
Son las tres de la mañana, todo el mundo está despierto, ¿así que qué más hay para tomar a excepción de café? En la esquina de la barra, la maquina burbujea mientras trabaja.
La voz de Deaton es calmante— Él fue, a pesar de todos los efectos, una aparición. Si estuvo aquí en el estado de sueño, no tenía ninguna habilidad para manipular objetos en esta realidad.
— ¿Pero qué pasa con la luz y la tormenta? —Stiles mueve los hombros entumidos y mira ansiosamente a Claude. Está en los brazos de Derek, aun dormida.
—Estuvo a juego con su aparición —dice Deaton.
— ¿Qué pasa si intenta volver, esta vez de verdad?
Deaton se ve serio— Me temo que no puedo responder eso.
—No puede llevársela —susurra Stiles, luego atrapa la mirada que Derek y su papá están intercambiando—. ¿Qué? ¡No!
Porque sabe exactamente qué están pensado: el Increíble Mago Stiles es su papá, no él. Y tienen razón, pero esto no es sobre lógica y jamás cambiará lo que siente en los huesos. Claude es su hija. El corazón se le arrancará del pecho si alguien se la lleva.
Una voz traicionera le susurra en la cabeza: ¿Justo como le rompió el corazón a él el enviarla lejos?
¿Y qué?
Que le jodan.
Hizo su decisión.
¿Verdad?
Cuando Stiles tenía ocho y había perdido a su mamá recientemente, su papá lo llevó de viaje a Sacramento. Solo fue un par de días para alejarse de todo. Más tarde descubrió que fue solo para que Melissa McCall pudiera vaciar todos los armarios de su mamá y enviarlas a Goodwill. Stiles había gritado tan fuerte cuando su papá botó su shampoo y cepillo de dientes en la basura que hubiera sido un desastre para él el quedarse y ver lo mismo con su ropa.
Así que, Sacramento.
Había un centro comercial cerca de su hotel y una tienda de animales allí. Todos los días, Stiles iba y miraba los cachorros y los gatos, y todos los días su papá le decía que no, que no podía tener uno. A excepción de una parte de él que no le creía. Una parte de él creía que se lo debía y no solo porque el universo tomó a su mamá y solo era justo y necesario que le diera algo en cambio, sino porque había una parte en su interior que sabía que nadie más en el mundo podría amar a esos cachorros y a esos gatos más que él. Su pequeño corazón se había encogido cuando los vio. Todo su mundo se había iluminado. Era imposible que no le dejaran llevarse uno a casa.
Imposible.
Nadie podría amarlos más que Stiles.
Era impensable que volviera a casa sin un cachorro o un gato.
Se sintió exactamente como ahora.
Nadie podría amar más a Claude que él.
Nadie.
Nadie podría decirle que no podía quedársela.
Nadie.
Stiles lloró todo el camino de vuelta de Sacramento hacia Beacon Hills.
Al segundo en que llegaron a casa, corrió a esconderse en el closet de sus papás como siempre hacía. Le gustaba el espacio entre los zapatos de su mamá, donde los dobladillos de sus vestidos caían y le rozaban la piel. Le gustaba acurrucarse ahí y llorar en la oscuridad y el silencio y el toque suave de las telas contra su rostro y brazos, confortándolo.
— ¡Stiles! —su papá había gritado, su voz rompiéndose sin esperanza— Stiles, no...
No abras el closet.
Se sintió como justo ahora.
Las puertas abriéndose, nada al interior a excepción de un vacío.
Su corazón roto.
Tuvo su primer ataque de pánico a los ocho años, frente al closet vacío de su mamá.
Está teniendo otro ahora.
×
—Respira, hijo.
La voz de su papá es la primera cosa que oye. Su pecho arde. Está temblando, acurrucado en un lado del sillón. Su papá está sentado en el borde, inclinándose sobre él y acariciando su espalda.
—Respira —dice su papá.
— ¿D-dónde está Claude?
—Derek la está llevando a la cama.
—No quiero que se la lleve. No es justo.
Su papá suspira— Lo sé, hijo. Lo sé.
×
Stiles no va a la escuela al día siguiente. Su papá está bien con ello. En su lugar, Derek y Stiles llevan a Claude al parque, luego de vuelta al loft. Stiles todavía está preocupado. Se coloca ansioso cada vez que deja a Claude para una siesta, asustado de que él vuela.
No lo hace.
Stiles lee aún más sobre viajes ancestrales y soñadores caminantes, y mientras que más aprende más se da cuenta de que Deaton tenía razón al llamarlo una aparición. No pudo llevarse a Claude. No en un sueño.
No le quita el miedo, pero lo deja respirar de nuevo, solo un poco.
— ¿Así que, vendrás a la barbacoa de mañana? —dice en la tarde del viernes, recostado en el piso de Derek, en el edredón que el mencionado movió de su habitación. Está recostado frente a él. Claude está sentada en medio de ellos, golpeando algunos cubos de plástico.
Había querido cancelar la barbacoa, pero su papá le había pedido que lo reconsiderara.
'¿Qué vas a hacer, hijo? ¿Encerrarte en un closet con Claude?'
'¿Esa es una opción?'
Su papá lo había abrazado. 'No, hijo. No lo es.'
Así que, aparentemente, la barbacoa seguía en marcha.
Derek extiende la mano y enreda sus dedos con los de Stiles— Creo que tu papá me dio trabajo en la parrilla.
—Oh, ese es un gran elogio —Stiles sonríe con aire ausente y balancea el libro que tiene apoyado en el estómago. Lo tomó prestado de Deaton. Está en un capitulo raro como el infierno sobre chamanes—. No deja a cualquiera acercarse a la parrilla.
—Le pregunté cómo le gustaba la carne —dice Derek, una sonrisa mezclándose en su voz—. Dijo grande.
—Le compraré carne de tofú —decide Stiles.
—Sudista —interfiere Derek.
—Buh —anuncia Claude.
Stiles odia cómo todo se ve tan precario ahora. Siente como que cada momento, hasta el más pequeño, fuera robado y cada sonrisa es falsa. Se siente frágil, como si solo un pellizco los rompiera a él y a todo su mundo en un millón de pedazos.
—Buh —le dice Derek. Deja ir la mano de Stiles, se coloca de lado y se alza sobre sus codos. Apila un bloque rojo sobre uno amarillo y luego sonríe cuando Claude los derriba—. También me dijo que hacías la mejor ensalada de papas.
—Hago una ensalada de papas decente —dice Stiles, cerrando el libro—. Mi papá solo piensa que es la mejor porque no puede hacer una ni para salvar su vida.
—Bueno, no puedo esperar para probar tu ensalada de papas decente.
—Ese suena como el eufemismo más sucio del mundo —resopla Stiles—. Mi ensalada de papas decente es la que trae a todos los muchachos a mi patio.
—Idiota —dice Derek con cariño.
—Potatowolf —le dispara Stiles de vuelta.
—Eso ni siquiera tiene sentido.
—Sí que tiene sentido —dice Stiles y atrapa la mano de Derek de nuevo.
Aprieta el agarra más fuerte de lo que necesita, pero Derek no la quita. Cree que entiende.
Stiles recién ha descubierto días como estos. No puede soportar la idea de perderlos ahora.
×
El clima del sábado es perfecto para una barbacoa. Un día brillante y cálido con una brisa fresca. Stiles no está completamente maravillado con la idea, pero se ha estado sintiendo mejor después de tener toda una noche de sueño ininterrumpido por apariciones usando su rostro.
—Siento como si debiéramos tener una línea en mitad del patio —dice Stiles—. Hatfields a un lado, McCoys al otro.
—Estás exagerando —dice Lydia, llevando un plato con ensalada a la mesa que su papá acondicionó allí esta mañana—. ¿Has visto cómo Claude los pone a todos tontos? No habrá peleas de facciones hoy.
Stiles camina de nuevo adentro.
La barbacoa comienza al medio día, pero Lydia ha estado aquí desde las diez, cortando patatas y haciendo ensaladas. Derek ya estuvo y se fue una vez. Dejó echa una piscina inflable y a Claude, y luego se fue a conseguir hielo.
Su manada llega antes de que él: Érica, Isaac y Boyd.
—Hola, chicos —dice Stiles—. Mi papá y Lydia están al fondo. Derek debería volver pronto y, Isaac, ¿quieres presentarle a Claude su nueva piscina?
—Um —dice Isaac, pero una vez que Claude lo ve no es como si tuviera opción.
— ¡Buh! ¡Buh Buh Buh!
Isaac es definitivamente su favorito de entre todos los betas.
Claude se ve adorable en su traje de baño. Pantalones amarillos de plástico lo suficientemente grandes para guardar su pañal y una camiseta con un pato en ella. Stiles le coloca su sombrero de dinosaurio rosa en la cabeza y ya está lista para la piscina.
—Amigo, ni se te ocurra quitar tus ojos de ella por un segundo —le dice Stiles a Isaac. Okey, tal vez solo haya una pulgada y media de agua en la piscina, pero ese no es el punto. Seguridad antes que nada.
— ¡No lo haré! —los ojos de Isaac son grandes.
Lleva a Claude fuera, seguido de Érica y Boyd.
Stiles escucha la puerta de enfrente abrirse y cerrarse— ¿Derek? ¡Es mejor que hayas conseguido el hielo!
Es Scott y Allison con Melissa. Scott está cargando papas fritas y refrescos. Y Melissa hizo un pie.
—Eres la mejor, Sra. McCall —chilla Stiles.
Ella le golpea la mano— Es el postre.
—Ruda.
Scott y Allison se dirigen al patio trasero.
—Así que, ¿cómo vas, Stiles? —le pregunta Melissa, intentando hacer espacio para el pie en el refrigerador.
—Bien.
Cierra la puerta de la nevera y lo mira— ¿En serio?
Stiles se siente como un animal atrapado— Um... ¿sí?
Melissa cruza los brazos sobre el pecho— Sabes, cuando Scott era un bebé, tuvimos esa gran fiesta con todos nuestros amigos y pasé toda la maldita tarde corriendo detrás de todos, y cuando estaba lavando los platos a la media noche, Raf me dijo: ¿por qué estás tan de mal genio, cariño? Es una fiesta.
—Oh —dice Stiles. Mierda. ¿Está teniendo una charla de madres con la mamá de Scott? Porque eso es más que extraño— Bueno, solo haré la ensalada de patas y luego iré al patio a socializar. Y estamos usando platos de plástico, así que, um, no hay mucho que lavar.
—Okey —dice ella— Ya le dije a Scott que él lavará los platos, de todas formas.
Stiles sonríe ante eso— Increíble.
Melissa sale al patio. A través de la ventana de la cocina, Stiles la puede ver acercarse a su papá en la parrilla.
Cuando Scott y él eran más pequeños siempre habían imaginado qué tan increíble sería que sus papás estuvieran juntos para que así ellos pudieran ser hermanos de verdad. Había sido una fantasía divertida, pero había perdido todo el brillo cuando empezaron a discutir sobre quién se movería a la casa de quién. Porque la habitación de Stiles estaba organizada justo hasta como había estado ahora y Scott podría usar un colchón en el suelo... A excepción de que Scott había pensado de que Stiles sería feliz durmiendo en un colchón en su piso.
Sí... no.
Era bueno que el papá de Stiles y la mamá de Scott fueran amigos y nada más.
Stiles termina la ensalada de papas y sale a buscar una cuchara para servir. No se da cuenta de que Derek está de vuelta y de pie detrás de él hasta que un par de manos cálidas se deslizan en su cintura.
— ¡Mierda! —Exclama— ¡Lobo ninja!
La barba de Derek le raspa contra la mejilla— Ah, la ensalada de papas decente de la que he oído tanto.
Stiles bufa una risa. No es lindo— Um, okey, ¿quieres ayudarme a llevar más cosas fuera para que podamos ver a Claude disfrutando de la piscina? Si mi papá te deja salir de la parrilla, al menos.
—Tomaré el riesgo —dice Derek y se acaricia contra la garganta de Stiles, marcándolo con su olor. Desliza una mano bajo su camisa y extiende los dedos sobre su abdomen. Es posesivo y afectivo a la misma vez, y su toque lo llena de calor y confort.
Llevan bowls y platos a fuera, luego Stiles toma una soda y se sienta en el pasto cerca de Claude y la ve salpicar por todas partes. Isaac está sobre ella protectoramente, brillando los ojos para hacerla sonreír y salpicar aún más.
Stiles se da cuenta de que debería socializar o lo que sea, pero que le jodan. Es agradable sentarse con el sol a relajarse. De todas formas, las personas vendrán a él. Incluso Boyd, y Stiles no cree haber oído hablar a Boyd más de cinco palabras en una oración. Nunca.
Lydia tiene razón, sin embargo. Claude transforma a las personas y a los lobos en unos tontos.
Y tal vez Derek también tiene razón. Tal vez Stiles es un creador de paz.
Algo cambió desde la otra noche. Cuando Derek viene y se sienta junto a él, sosteniendo hamburguesas, Stiles se inclina hacia él y Derek coloca un brazo alrededor de sus hombros y se ven completamente como una pareja y a nadie le importa. El papá de Stiles ni siquiera los mira. Solo les da un vistazi con cuidado por un momento, como si estuviera listo para golpear a Derek con sus pinzas de barbacoa en el segundo en el que le haga daño.
Es agradable.
Claude sale de la piscina con los dedos de las manos y pies arrugados. Derek la lleva dentro para cambiarla y Stiles se duerme a la luz del sol antes de que vuelvan. Luego se sienta de nuevo y coloca a Claude en su regazo y la alimenta con cucharadas pequeñas de ensalada de papa.
— ¡Buh! —aplasta un trozo de papa entre sus manos.
—Eso va en tu boca, pequeña —le informa Stiles—. Es delicioso.
—Es decente —dice Derek.
Stiles lo codea— No es cuches a Daddy. Solo está celoso de que no puede hacer una ensalada de papa como Tata.
—Buh buh —Claude aplasta más papas y grita de alegría.
La tarde está por terminar.
Su papá y Melissa han colocado las sillas armables en la sombra. Están conversando profundamente sobre algo. Probablemente sobre cómo una vez pensaron que tenían vidas relativamente normales con niños relativamente normales y, ¿qué demonios le pasó a sus vidas?
Scott y Boyd están con una pelota de futbol. Lydia está ojeando una revista de moda y señalándole algo a Isaac. Él se ve precavido. Érica y Allison están viendo algo en el teléfono de Érica.
—Soy un creador de paz —susurra Stiles.
Derek sonríe— Te lo dije.
Una hora después y Claude está dormida en su regazo y él está balanceando extrañamente un trozo de pie sobre un papel de plástico sobre su estómago. ¿Qué? Es casi una superficie plana tanto como ella se mantenga dormida. Derek bufa, recoge su plato y lo sostiene. Es la clase de servicio al que Stiles podría acostumbrarse.
—Me estás mal acostumbrando —dice él, complacido.
Derek se encoge de hombros— Lo sé.
El viento hace crujir las hojas de los árboles. Es un gentil ruido de fondo al inicio y luego Stiles se da cuenta de él. Mira hacia arriba para ver el mantel de la mesa levantándose y luego muchos platos de plástico están volando por todas partes.
Su papá y Melissa se aproximan a la mesa antes de que algo más se derrumbe.
— ¡Eso salió de la nada! —exclama Melissa.
Stiles mira al cielo. Nubes oscuras tinturadas de verde están plagando el cielo.
Su corazón se detiene.
Está consciente de Isaac y Scott riendo mientras persiguen la piscina inflable de Claude por todo el patio. Está consciente de Boyd y Lydia desechando los platos de plástico en la basura mientras pelean contra el viento. El cabello de Érica está por todas partes, un montón de risos rubios.
Derek está de pie sobre él ahora, inclinándose para recoger a Claude. Y luego se agacha para colocarlo a él sobre sus pies.
Un trueno resuena sobre sus cabezas.
Stiles no puede respirar.
De repente puede oír la estúpida canción en su cabeza de nuevo, como si hubieran sido semanas atrás, como si aún estuviera en la cocina buscando los Froot Loops y cantando it's raining men.
Un extraño cielo verde.
La tormenta suena.
Hay olor a ozono en el aire.
—Der —dice mientras el viento se levanta como un aullido, los truenos martillean el cielo—. Der.
Y de repente se ha terminado tan pronto como comenzó.
Las nubes se están disipando.
El cielo es azul de nuevo.
— ¿Qué demonios? —exclama Érica, pero suena como si estuviera a kilómetros de distancia.
—Der —dice Stiles con el corazón palpitándole— ¡Es él! ¡Es él!
×
Hay un hombre recostado en el porche frente a la casa.
Un chico, en realidad.
Huele a humo y ozono.
Huele a sangre y carne quemada.
A través de la cantidad de personas rodeándolo –su papá, Scott, Allison, Boyd, Lydia, todos-, Stiles solo puede ver vistazos de él. Su piel esta quemada con rayos rojos en algunos lugares.
— ¡Oh, mi dios! —exclama Melissa, abriéndose paso entre los otros— Stiles, cariño.
Ese no soy yo, piensa Stiles sosteniendo con fuerza a Claude. Ese no soy yo.
—Llévenlo dentro —dice su papá—. Vamos, llévenlo dentro.
El chico llora cuando alguien –Derek- lo levanta.
No lo toques, quiere gritar Stiles. ¡No lo traigan aquí! ¡Este no es su hogar!
Se aleja mientras Derek pasa de él, sosteniendo al chico en sus brazos.
Los ojos del muchacho parpadean, abriéndose. Algunas lágrimas se escurren de ellos.
—Derek —su voz está rota—. Pero, Derek, te vi morir.