Gota de sangre

Por Aomame_kz

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Sólo basta una gota de sangre y mi sacrificio. Y entonces, te veré de nuevo. Kaname X Zero Portada: Engineero... Más

Rosas dispersas
El amor es una rosa llena de espinas
Un baúl de rosas
Rosa blanca
Gota de sangre derramada sobre rosa blanca
Bloody Rose
Rosas color coral
Las espinas de una rosa
La rosa negra
Rosas rojas, luz de Luna
Epílogo El florecer de una rosa

La rosa escarlata

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Por Aomame_kz


Una hermosa rosa blanca se paseaba justo delante de sus ojos, inocente y pura, una rosa blanca...

—Kaname— una voz le llama a lo lejos mientras aquella flor se va difuminando, dando paso a un rostro que él conoce bien, cabello plateado y ojos violetas. Es él y lo está llamando, como siempre, al borde de los sueños, atrayéndolo a él, en un sueño eterno.

—Kaname— lo llama otra vez—Kaname— él extiende su mano y toca aquel cabello tan suave, que parece agua entre sus dedos; lentamente baja hasta su mejilla blanca y tibia; y sus dedos ansiosos delinean su barbilla, tocando sus labios.

Es Zero, su Zero, aquel que tanto ha amado durante tanto tiempo, así que su mano busca acercarlo, atrayéndolo por la nuca hacia él, hacia sus labios; Zero no opone resistencia, acepta la situación, se deja llevar.

—Kaname—están cerca, sólo un poco más—Kaname nii san.

Y entonces, por fin, abre del todo los ojos. Y sí, Zero está ahí a centímetros de él, y por ello se detiene.

—Zero— Kaname desvía el rostro y si pudiera, lo ocultaría en la almohada—¿Q–que haces?

Zero le sonrió de medio lado, antes de contestarle tranquilamente.

— Viene a despertarte, Kaname nii san, dormiste todo el día y ya es de noche, pero mi madre dijo que tenias que comer algo.

— Ah— se incorporó alejando a Zero con la mano—dile que en un momento bajo.

—¿Estás bien, Kaname nii san?

— Sí, anda ve y dile eso a tu madre.

Zero lo observó un momento, sonrió de nuevo y se levantó perdiéndose después tras la puerta; una vez solo, Kaname se llevó ambas manos al rostro.

Casi... estuvo a nada de besarlo, a nada...

***

—¿Y todo eso? ¿Qué es?— Dijo el vampiro señalando un montón de paquetes acumulados en una esquina de la sala.

—Eso– dijo Yuuki dejando caer una píldora de sangre en una copa y tendiéndosela— son regalos para Zero.

—¿Regalos? ¿De quién?

— De sus miles de fans. Te lo dije ¿o no? Es un chico popular. Y de alguna forma se enteraron de que ayer fue su cumpleaños. Desde la mañana no paran de llegar.

—Ya— miró con detenimiento cada paquete envuelto cuidadosamente con diferente papel— ¿Y Zero?

— Afuera

—¿Sigue siendo prefecto?

— Sí, sería un desastre si no fuera así, ¿recuerdas? Era el único que mantenía el orden. Aunque ahora, tiene que controlar a sus fans— Yuuki se rió por lo bajo, mientras Kaname caminaba hacia la ventana.

Afuera la luna seguía en lo alto y no había lluvia, por lo que la noche parecía ser tranquila y hasta amable. Lentamente bajó la vista. Rondando por el jardín una chica rubia, de increíble belleza y uniforme blanco parecía buscar algo.

***

—Minamoto san.

—¡Ah Ze chan!— la chica casi dio un brinco cuando lo vio.

—Minamoto san no debería estar aquí.

— Lo sé.

—¿Entonces porque no está en clase?

— ¿Acaso no es obvio?—la chica le sonrió mientras se acercaba a él—quería verte, Ze chan.

— Creo que ya le había dicho que no me llame así

— Mou, ¿Por qué tan serio Ze chan?

— Nunca he sido de otra forma.

— Eso es lo que me gusta de ti.

— Como sea, por favor, vaya a clase.

—¿Qué,  Ze chan, — La chica dio un paso más y se paró de puntitas alcanzando por poco el rostro de Zero– vas a llevarme a la fuerza?

— No creo que sea necesario— Zero la alejó tomando sus hombros— solo le informaré a la directora.

La chica sonrió— ¡Qué cruel, Ze chan!

—Minamoto san...

—sí, sí, ya me voy, pero antes déjame darte esto.

***

Kaname observó, con los ojos entornados, como aquella mujer le tendía a Zero un paquete, un regalo más, pensó. Pero a diferencia de cómo llegaron los demás, éste estaba siendo entregado de forma muy personal. Frunció el ceño.

— Hey Yuuki, ¿quién es ella?

Yuuki se acercó y miró a través de la ventana donde le señalaba Kaname.

—Minamoto Hiromi, creo que no hace falta decirte más, pero es de sangre noble.

—¿Es amiga de Zero?

— No lo sé... ¿Por qué? ¿Celoso?

***

—Gracias, supongo.

—Ze chan, te di un enorme chocolate el 14 de febrero, pero no recibí nada el día blanco.

—Ahhh buueeno— Zero odiaba cuando le decían ese tipo de cosas ¿cómo decir que simplemente no le dio la gana contestar ninguno? —. Eran muchos chocolates como para contestarlos todos.

— Sólo tenías que contestar el mío

—¿No cree que hubiera sido injusto para el resto?

— Claro que no, de eso se trata el día blanco, Ze chan, contestas los sentimientos de las personas que realmente te importan.

— Bueno, le regale algo a mi madre.

—¡Ze chan que malo eres! Pero no importa tarde o temprano recibiré algo de ti.

— Sí, bueno...Minamoto san, vuelva a clase.

— Claro, pero déjame darte tu abrazo, Ze chan.

***

La copa estalló derramando su contenido, sangre artificial se mezcló con la de Kaname, cuando la chica abrazó a Zero. Yuuki lo observó.

—Guarda tus celos, Kaname— le dijo—. Nadie de la clase nocturna sabe que estas aquí, además, Zero no sabe que los chicos de la clase nocturna son vampiros, y, según tú, así debe de continuar.

— Descuida— dijo él soltando los vidrios que aun penetraban en su piel, la herida, obviamente, sanaría más rápido de lo que se había hecho— . No son celos.

— No, claro que no— ironizó Yuuki.

***

Zero lanzó el paquete al aire y lo atrapó de nuevo. Iba de regreso a su casa, había terminado su ronda y no le importaba nada más que ir a dormir.

Entró a su casa y vio a su tío sentado frente a la ventana.

—Kaname nii san— dijo y aventó el paquete con el resto en aquella esquina de la sala— ¿Qué haces aquí? Pensé que habías vuelto a dormir.

— Ya no tenía sueño— Kaname, quien había seguido el paquete hasta que aterrizó, regresó su mirada a Zero.

—¿Me esperabas?—Zero se recargó en los brazos del sillón quedando cara a cara con Kaname.

—N–no precisamente.

—¿Ah no? — Zero volvió a sonreír— ¿Entonces qué, Kaname nii san?

— Nada, sólo no tenía sueño— Zero se acercó de forma peligrosa y él se incorporó de golpe apartándolo–, pero creo que, tú si deberías ir a dormir.

— Esta bi... ¿Qué pasó ahí?— dijo el joven señalando la alfombra con una enorme mancha roja— ¿Eso es sangre?

—No— Kaname lo tomó del hombro para que no se acercara más—. Es vino, lo derrame sin querer hace un rato.

— Ah— Zero se dio la vuelta y rodeó con sus brazos el cuello de Kaname—Buenas noches, Kaname nii san.

Sin más, le dio un pequeño beso en la mejilla, Kaname se sobresaltó y se alejó.

—¿Qué haces?

— Me despido...cuando era niño siempre me dabas un beso de buenas noches— dijo Zero señalando con el dedo índice su frente— y yo te daba uno de regreso, ¿cuál es el problema?... ¿Acaso ya no soy tan adorable como entonces? ¿Ya no merezco un beso de Kaname nii san?

— Bobo—dijo Kaname mirándolo seriamente—.  Tú, conforme pasan los años, ganas encanto. Sólo que ya eres mayor, ese tipo de beso, quizás, ya no es de tu agrado.

Zero se estiró y bostezó.

— Bueno— echó a caminar, al llegar a las escaleras y poner un pie en el primer escalón, volteó–, tal vez es hora de cambiar de tipo de beso.

***

Ese niño ¿qué pretendía diciéndole esas cosas? Acabaría pensando que Zero intentaba seducirlo de alguna manera. Pero no, eso no iba a suceder, porque si llegará a pasar... tarde o temprano Zero tendría que saber su verdadera naturaleza; y no solo eso, también, quien es él de verdad. Todo se repetiría.

Pero era muy difícil permanecer indolente cuando la persona que amaba era amada libremente por otras personas. ¿Celos? Pero claro que tenía celos ¿cómo no tenerlos? La próxima vez que esa chica estuviera cerca ¿qué haría?

***

—¡Ze chan!— otra vez Hiromi le dio alcance.

—No me llame así Minamoto san—repitió Zero, como cada vez que la veía–¿Qué sucede?

—¿Te gustó mi regalo?

—este... no lo he abierto.

—¡Ah! ¿Y por qué?

—Pues...

—Zero— una voz diferente se escuchó, Kaname estaba justo detrás de ellos—entra a la casa.

—¿Eh? ¿Por qué?

—sólo entra.

Zero se encogió de hombros y caminó hasta su casa. Hiromi no necesitó preguntar quién era el hombre castaño frente a ella.

—Kuran sama

— Aléjate de él.

—¿Eh?

— Sólo eso, ve a clase y no le des más problemas.

— S–sí, Kuran sa–ma.

Kaname, también, echó a caminar al interior de la casa. Una vez ahí, Zero le miró con la ceja levantada.

—¿Qué pasó Kaname nii san? ¿Para qué querías que entrara?

— Sólo quería que lo hicieras

— Pero lo querías por alguna razón.

—...ya es tarde y tu madre se preocupará.

— Já– Zero se rio y decidió subir a su habitación, pero siguió hablando mientras caminaba—.  Está bien si no me quieres decir, pero deberías ser más honesto. Además, mi madre debe estar en su quinto sueño; sabe que estoy haciendo mi trabajo.

***

—¡Kaname idiota!—Yuuki le miró desde el escritorio—lo primero que te digo que no hagas y es lo primero que haces. Ahora, toda la clase nocturna sabe que estas aquí.

— Tsk— Kaname se hundió en su asiento.

—¿No eras tú el que temía que Zero supiera un poco más de ti? Si algún estudiante, o la misma MInamoto Hiromi le pregunta acerca de su relación contigo ¿qué crees que suceda?

— No lo sé.

***

Zero entró al comedor, no vio a nadie, así que se dirigió a la cocina donde encontró algo de comer. Era viernes por la tarde y no tenía nada que hacer, su madre le perdonaba ciertos días como prefecto y ese era uno.

Sonriendo decidió buscar a su tío y salir con él a alguna parte, a donde fuera, lo único que quería era estar con él un momento a solas. Despreocupadamente subió las escaleras y pasó por el despacho de su madre. Habría pasado de largo, si su nombre no hubiera llegado a sus oídos; la curiosidad le ganó, porque la voz de Kaname, también, se filtro por la puerta.

***

— Te diré que es lo que yo pienso, Kaname. Es bastante simple, debemos decirle la verdad.

— No–dijo él testarudamente—, es demasiado para él.

—¿Y qué voy a hacer si me pregunta sobre su origen?

— La verdad que ya conoce, que tu lo diste a luz

— Sí, claro, eso lo sabe, pero no sabe que tú le diste la vida.

***

Zero se hizo para atrás llevándose la mano al pecho, su corazón de pronto se había desbocado, ¿qué significaba eso? si Kaname le dio la vida entonces era... ¿era su padre?

No se quedó más y salió corriendo fuera de su casa, en ese momento, deseaba estar solo.

***

—¿Entiendes lo que quiero decirte? No es que Zero jamás me haya preguntado sobre su padre y esas cosas. Cada vez,  sóolo le digo que tiene el mismo cabello de su padre, es todo y no es mentira, el señor Kiryuu era así ¿o no? Pero si le dicen que tú y yo estábamos comprometidos, que somos vampiros... ¿qué crees que haga?

— No lo sé, pero eso no tiene porque suceder.

— Eres un ingenuo Kaname.

***

Zero pateó una piedra, había bajado al pueblo buscando distraerse. Si Kaname no era su tío, sino, más bien, su padre, entonces ¿qué iba a hacer con lo que sentía? Es decir, ya había superado que fuera su tío, había aprendido a que eso no le importara, pero esto, simplemente, no podía ignorarlo.

Se sentó en una fuente y suspiró largamente, ¿qué iba a hacer con todo ese amor?

***

—No ha vuelto— dijo Yuuki—. Eso es muy raro; hoy no tiene que hacer rondas.

—¿A donde pudo haber ido?— preguntó Kaname mirando a su hermana seriamente.

— Un día como hoy...suele ir al pueblo con sus amigos.

Kaname se puso de pie y comenzó a caminar hacia la salida.

—¿Oye a donde...? 

— A buscarlo, hasta donde recuerdo este pueblo es peligroso, incluso para Zero.

***

Suspiró y se dio cuenta que tenía hambre; miró a su alrededor y descubrió un pequeño establecimiento llamado "La rosa escarlata";  realmente no importaba tanto, mientras pudiera comer algo. Se levantó y entró al lugar.

Era una especie de pub en el que se concentraban varias personas, principalmente hombres, no había mesas libres, así que se sentó en la barra junto a un hombre pelirrojo que le miro de reojo.

— Oiga— llamó al hombre detrás de la barra— ¿Tiene algo de comer?

— Sí, espere un momento.

— Jovencito— el hombre pelirrojo se acercóo, Zero lo miró ceñudo— , ¿qué hace un chico como tú en un lugar así?

— Qué le importa.

— Vaya, tienes un carácter fuerte, ¿eh?

— Déjeme en paz.

— Está bien—el hombre pelirrojo miró de forma significativa al de detrás de la barra, y éste puso un vaso de agua frente a Zero—bebe algo mientras esperas que te den algo de comer, yo también esperaba mi cena, pero ya está frente a mí.

Zero miró frente al hombre, pero no había nada. Se encogió de hombros y bebió un poco del vaso, lo cierto era que, también, tenía sed.

— Pues yo no veo nada.

—¿No?— el hombre le sonrió—eres joven, hermoso y además,  hueles muy bien. Me imagino que tu sangre ha de saber exquisita.

Zero lo miró con el ceño fruncido, ya no le gustaba como iban las cosas, así que se levantó, pero cuando lo hizo sintió que todo le daba vueltas.

–¿Qué...?

–Jovencito, ¿no te dijeron tus padres que no aceptaras nada que te diera un extraño?

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