¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudek...

By BreakMinds

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«A Izuku Midoriya no se le dan bien las matemáticas, pero, ¿quién sabe? Quizás con su nuevo profesor las cosa... More

Capítulo 00
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 05
Capítulo 5.1
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Nota
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
♡BookTrailer♡
Capítulo 67
Nota
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Capítulo 93
Capítulo 94
Capítulo 95
Capítulo 96
Capítulo 97
Capítulo 98
Capítulo 99

Capítulo 04

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By BreakMinds

| Manzana verde |

La academia Yüei, prestigiosa y altamente solicitada por los estudiantes.

Cada año recibe más de mil postulantes y solo cien son aceptados.

Quién egresa de ahí tiene acceso a las universidades más prestigiosas de Japón sin problema alguno, incluso tenía convenios con universidades extranjeras.

El examen de admisión consistía en uno escrito, físico y psicológico.

Izuku Midoriya si bien siempre fue buen alumno, su timidez fue un gran problema, sobre todo en matemáticas. ¿La razón? Le avergonzaba preguntar sus dudas durante la clase.

Nuestro pecoso siempre soñó con estudiar en la academia Yüei por su alto prestigio y debido a esto, siempre se enfocó al 100% en sus estudios.

Cuando llegó el momento de rendir el examen escrito, solo fracasó en el de matemáticas, en el resto tuvo un excelente resultado, sobre todo en el examen físico y psicológico.

Gracias a esto, entró a pesar de no tener tan buenos recursos como la mayoría de los adolescentes que ingresaban ahí, que era por ser hijos de influencias. Como Todoroki Shoto, que a pesar de ser buen alumno, la propia academia le envió una carta de admisión exclusiva.

Izuku no cabía en la sorpresa cuando recibió la gran noticia de que había aprobado, su madre inundó el hogar con lágrimas de felicidad, abrazándolo tan fuerte que sentía que su columna se quebraría en cualquier momento.

— ¡Podré conocer a All Might mamá! —gritó emocionado ese día con sus ojos esmeraldas llorosos, mientras presionaba la hoja con sus dedos, emocionado.

— ¡Yo sabía que podrías mi niño! —exclamó Inko mientras le abrazaba fuertemente sin dejar de llorar. —No olvides pedirle un autógrafo cuando lo conozcas. —dijo sonriente, mientras le besaba en la frente y mejillas pecosas.

All Might es el héroe de las pesas, quien representaba a Japón por ser campeón mundial hace ocho años atrás y a la vez héroe por haber rescatado a más de veinte personas en un incendio masivo.

Su rostro quedó grabado como héroe nacional.

Hoy en día se dedicaba a dar clases de educación física, su mayor orgullo era instruir al futuro de la nación.

Izuku era su fan número uno, eso solía decir siempre. Desde pequeño lo admiraba y a pesar de los años esa admiración permaneció intacta tal como si hubiese sido el primer día, cuando descubrió las hazañas de All Might por televisión.

{...}

Volviendo al día de hoy, Izuku como todas las mañanas se levantaba para entrenar, era la acción más importante del día.

Le gustaba entrenar porque así se mantenía en forma y también porque le ayudaba mucho a relajarse y no pensar tan negativamente como usualmente lo hacía.

El ejercicio le daba seguridad y la suficiente autoestima para enfrentarse a la vida de forma positiva.

Porque si de algo le caracterizaba Izuku de una manera bastante remarcada era su propia inseguridad y baja autoestima.

Cuando regresó a casa, se metió a la ducha enérgico y mientras se secaba recordaba que materiales necesitaría llevar.

—Entonces historia, necesitaré llevar dos libros. —murmuraba feliz y centrado, mientras guardaba sus libros correspondientes y añadía una manzana verde junto a una botella de agua. Luego, comió un par de tostadas crujientes preparadas por su madre y se fue a clases.

Ya no tenía esa aura insegura como ayer. Y eso era porque no le tocaba matemáticas ni ciencias, que eran las asignaturas que no se le daban bien.

{...}

—Y es por eso que no me gustan los champiñones. —terminaba de relatar Uraraka.

—Vaya, quién diría que te puedes ahogar con un simple e inocente champiñón. —respondió Iida, meditando el relato de la castaña con su mano en el mentón.

—Yo creo que fue por comer apresuradamente, Uraraka-san. —respondió Izuku.

—Ahhh, —dijo, entendiendo todo de un instante a otro. —puede ser Izuku-kun, después de todo tenía mucha hambre. —añadió la chica, con una risita baja, tocándose la mejilla con su dedo índice.

—Aizawa-sensei aún no llega. —murmuró Todoroki sentándose en su respectivo asiento.

—Es normal, después de todo Aizawa-sensei siempre llega puntual. —respondió Izuku acomodándose en su asiento mientras ordenaba sus libros.

—Buenos días. —dijo de pronto el aludido con enormes ojeras, cargando un enorme libro.

Entró al salón dando pasos perezosos y bostezando.

Avanzó a paso lento hacia su escritorio y dejó aquel enorme libro en el, observando a sus alumnos con sus ojos inflamados y algo rojos.

—Espero que se hayan relajado en sus vacaciones, porque este año sufrirán conmigo, otra vez. —dijo con voz ronca mientras se sentaba con pereza. —Para empezar, lean desde la página cinco a la veinticinco y realicen un resumen, escogeré al que se me dé la gana al final de la clase y me lo tendrá que leer, comiencen. —agregó, al instante que sacaba su saco de dormir amarillo y lo posicionaba en el suelo del salón para tener su primera pequeña siesta de la mañana.

Todos sus alumnos suspiraron, ya estaban bastante acostumbrados a sus clases y la manera en la que su profesor enseñaba.

Kirishima comenzó a leer de inmediato o bueno, eso intentaba. La meta de ser el mejor estudiante este semestre se opacaba lentamente gracias a su amigo eléctrico.

—Entonces ella me dejó comiendo solo hermano, sólo porque le dije que comía más que yo, ¡pero es la verdad, tragaba como nunca! —escuchaba Kirishima cerca de su espalda, fastidiado.

— ¡Argh! Denki, deja de hablar y lee las páginas. —reprendió Kirishima cansado de escuchar sus desgracias. Necesitaba concentrarse en esta actividad.

—Pero bien que me hablas en el receso. —murmuró Kaminari, mientras abría el libro con pesadez y destacaba toda la hoja con su lápiz color amarillo. Para él todo, pero todo era importante.

Un suspiro extremadamente fuerte se hacía presente a cada instante.

Y un tic en el ojo nació en el pelirrojo.

Otro suspiro, aún más fuerte.

— ¡¿Podrías dejar de suspirar tan fuerte en mi oreja?! —exclamó irritado, volteandose con rapidez para enfrentar al causante de su desconcentración.

Kaminari le miró con molestia, eso notó Kirishima. Ya que cuando Kaminari se molestaba solía hacer mucho más pequeños sus ojos. —Bien. —murmuró, ignorandolo completamente.

—Bien. —respondió Kirishima, regresando a la página cinco a medio leer.

Acababa de comenzar a leer la página seis, cuando todo su cuerpo comenzó a tiritar debido a la irritación que estaba ejerciendo su cuerpo, era como una olla a presión.

— ¿¡QUIERES LEER MENTALMENTE, POR FAVOR!? —exclamó molesto, volteandose nuevamente hacia Kaminari quién dejo de leer debido al grito.

—No puedo. —respondió, desviando la vista de él.

Un tic aún más potente nació en el ojo de Kirishima.

— ¡No puedo concentrarme así, no puedo! —exclamó frustrado.

— ¡Pues no es mi culpa, cerebrito! —respondió el otro en su defensa.

— ¡Ustedes dos! —exclamó Tenya completamente molesto. — ¡Deberían ser conscientes con sus compañeros de clase y dejarlos leer! —reprendió agitando sus manos de una manera extremadamente tiesa, levantándose de su pupitre.

— ¡Es Denki! —Se excusó Kirishima. — ¡No me deja leer!

— ¡Eso no es cierto! —respondió el otro en defensa. — ¡No es mi culpa que él tenga orejas de murciélago! —agregó, con su ceño fruncido.

—Que tanto cacareo hay aquí. —gruñó Aizawa desde la oscuridad de su saco de dormir, abriendo sus ojos lentamente.

Estaba molesto.

—Ay no, ya lo despertamos... —murmuró Ashido, asustada.

—Están en tercer año y son peores que unas gallinas. —gruñó, con sus ojos enrojecidos, bajando lentamente el cierre de su saco de dormir. —Yo no estoy en un estúpido gallinero, mocosos. —agregó ya de pie, viendo a sus alumnos de manera amenazante.

—Lo siento, sensei. —Se disculpó Tenya. —Yo sólo estaba intentando calmar a Kirishima y Kaminari para que todos pudiésemos leer bien.

—Con que ustedes son las gallinas locas. —respondió éste, ignorando completamente a Tenya.

—Sensei, Kaminari no me dejaba concentrarme, lee en voz alta. —respondió Kirishima, asustado.

—Yo no puedo leer mentalmente sensei, usted lo sabe. —habló Kaminari triste.

Aizawa se golpeó la cara con la palma de la mano. Eran como niños pequeños.

—Bien... —respondió serio, al instante que lanzaba a Kirishima al pupitre más lejano del aula y dejaba a Kaminari ahí mismo. —Y más les vale que terminen su actividad a tiempo. 

Fue lo último que sus alumnos escucharon antes de verlo cerrar el cierre con pereza.

{...}

Pasó la hora definida y Aizawa despertó gracias a su alarma puesta con anterioridad, se levantó somnoliento con un par de mechones peli negros parados en dirección a quién sabe dónde.

Observó a sus estudiantes escribir concentrados, se dió un par de vueltas por el salón viendo el avance de sus alumnos, hasta que se detuvo frente a uno en particular.

—A ver, Sero. Léeme tu resumen, debiste haber terminado hace mucho por lo que veo. —dijo con voz grave debido a la pequeña siesta, mirando como el chico escondía su celular de forma obvia y se ponía a abrir el libro con descaro, sonriente.

—Ah, sensei aún no termino. —dijo, algo nervioso porque la verdad no había hecho nada.

Aizawa le quedó mirando más serio de lo normal y con un poco de esfuerzo visual divisó su hoja en blanco. Le había dado una gran oportunidad y su estúpido alumno la había desperdiciado por estar jugando Candy Crush en clases.

—Felicidades, tienes tu primer examen reprobado en historia. —informó mientras continuaba su caminata perezosa, pensando en quién sería el próximo.

Y como un balde de agua fría, Sero quedó muerto sobre su pupitre. Era la primera semana y ya tenía una calificación negativa y todo gracias a su ocio.

Aizawa observó a un chico de cabellos verdosos releyendo su resumen concentrado, con una mano en el mentón. Entonces se detuvo observando su avance a su lado.

—Midoriya, leeme tu resumen. —formuló Aizawa, mientras apoyaba su cuerpo en una de las esquinas del escritorio, cruzándose de brazos y piernas cerrando sus ojos lentamente.

— ¡Ah! —Dejó escapar Izuku junto a un sobresalto, levantando su vista de inmediato para así, toparse con el de ojos exhaustos. —Enseguida, Aizawa-sensei. —respondió, mientras se ponía de pie y comenzaba a leer su resumen.

Una vez terminó, Aizawa medio sonrió.

—Excelente como siempre, toma asiento. —ordenó mientras el peliverde se sentaba sonriente, atesorando su libro.

Izuku era uno de sus mejores alumnos, hacía todo con tanto cuidado y esfuerzo que daba gusto revisar sus trabajos.

—Por último, déjenme sus resúmenes en mi escritorio, este es el examen evaluativo, pueden retirarse. —dijo mientras se sentaba y miraba a cada uno de sus alumnos acercarse para dejar su resumen e irse.

— ¡Qué gran resumen Midoriya! —Se acercó Kirishima mientras le daba golpecitos en la espalda.

—Ah, gracias Kirishima-kun, la verdad me gusta mucho historia. —respondió algo avergonzado por el elogio, guardando sus libros en la mochila.

—Así me doy cuenta, hombre. —respondió sonriente posicionando sus manos en la cadera, de forma segura.

—Midoriya siempre ha destacado en el lado humanista. —habló Kaminari con admiración, mientras comía galletas.

—Todos podemos destacar, Kaminari-kun. —respondió Izuku lleno de motivación.

—No creo que destaquemos mucho en matemáticas con Yakuza-sensei. —respondía el rubio riendo a carcajadas.

—Sobre eso... —mencionó Kirishima recordando algo. —vi un folleto cerca de la salida que decía algo de matemáticas, quizás te interese Midoriya. —añadió, era consciente que el chico hacía todo lo posible para tener buen rendimiento en ese ramo.

— ¡¿En serio?! —exclamó con sus ojos iluminados. — ¡Muchas gracias, chicos! Nos vemos. —Se alejó veloz como el rayo hacia la salida.

— ¿Y tú que me ves? —preguntó Kaminari con cara de pocos amigos.

—Ahora cuéntame lo que tanto te afligia, idiota. —respondió Kirishima.

—Ahora ya no quiero. —dijo caminando hacia otra dirección, ignorándolo completamente.

— ¡Pero hermano! —exclamó el pelirrojo.
—Vamos, no seas así. Tienes que entender que este año debemos tener un buen rendimiento.

—Hmphf... —soltó el rubio, con cara de pocos amigos. —Tienes razón. —concluyó en medio de un suspiro. —Entonces, luego de eso me bloqueó hermano, todo porque le dije que comía peor que vaca.

—Es que andas de desesperado, no seas idiota. —Le respondió mientras le quitaba un puñado de galletas de su bolsita y se ponía a comer.

—De hecho, ella come peor que tú. —recordó.

— ¡¿Ah?! Hermano, debes dejar de ir a esas citas a ciegas. —respondió Kirishima impresionado, ya que nadie le podía ganar cuando se trataba de tragar como animal.

—No me digas nada, solo abrázame. —murmuró Kaminari con sus ojos llorosos, apoyando su nuca en el hombro izquierdo de este. —A este paso nadie me va a querer. —añadió.

—Pero que marica eres. —respondió Kirishima mientras lo apretaba con sus brazos. —Vamos por unas hamburguesas idiota. —invitó al rubio soltando el corto agarre, avanzando sonriente.

{...}

Midoriya llegó veloz a la salida y pudo ver la pequeña hoja al instante.

"A partir de hoy, martes 04 de Septiembre comienza el taller de reforzamiento matemático, a las 14:30 hrs. dirigido por Katsuki Bakugou en el aula 15.

Los días de reforzamiento serán martes y viernes."

— ¡Ah! ¡Pero si ya son las 14:15hrs, debo apresurarme! —exclamó viendo su reloj mientras salía corriendo en la dirección contraria.

Al ir tan apresurado por los pasillos no notó que venía cierto bicolor frente a él mirando su teléfono.

— ¡Lo siento mucho! Es mi culpa por ir tan apresurado por los pasillos. —Se apresuró a disculparse rápidamente y seguir su carrera cuando pasó a llevar del hombro al chico, aunque Izuku no notó que se trataba de Todoroki.

Todoroki al notar el apuro de Izuku lo agarró de la muñeca evitando que se escapara.

— ¿Sucedió algo? Estás muy agitado. —respondió mirándole a los ojos, preocupado.

— ¡Todoroki-kun! No noté que eras tú, lo siento. Comenzará el taller de matemáticas, ¿vienes conmigo? —decía mientras trotaba en su lugar para continuar su carrera motivado.

—Tengo que acompañar a mi madre al psicólogo, en otra ocasión seguro. —respondió Todoroki soltando el agarre, ya más tranquilo. —Mañana me cuentas como te fue, Midoriya. —añadió, mientras guardaba su celular en su bolsillo derecho del pantalón.

—Seguro que sí Todoroki-kun, ¡nos vemos! —exclamó al último alejándose rápidamente, despidiéndose con su mano extendida y una gran sonrisa.

Él solo medio sonrió, se acomodó su reloj y continuó su camino.

El aula 15 quedaba en el tercer piso, cuando Izuku al fin llegó y abrió la puerta, grande fue su sorpresa cuando no encontró a nadie.
— ¿Me habré adelantado mucho? —murmuró viendo la hora. —Aún faltan 10 minutos. —dijo para sí mientras tomaba asiento adelante y acomodaba sus cosas.

Para pasar el tiempo, comenzó a ver los libros que tenía el aula en la pequeña estantería.

—Me avisan a última hora de este cambio, ¡maldición! —gruñó una voz tras la puerta del salón, notándose una silueta de cabellos puntiagudos.

—Joven Katsuki, el sistema acá es así, se salió de mis manos. —respondía Toshinori tratando de calmar al muchacho.

—No pude comer nada por venir a esta mierda, además seguro y no viene ningún jodido mocoso. —respondió rabioso con su mano en el estómago, abriendo la puerta con agresividad.

Izuku quedó en shock ante el ruido de la puerta abierta con ese nivel de agresividad.

Y mucho más cuando pudo notar la presencia de unos ojos llenos de odio al mundo queriendo buscar a algo o alguien, hasta dar con él.

Se estremeció al notar su ceño extremadamente fruncido y su caminar intimidante en el interior del salón.

Katsuki lanzó su mochila con furia hacia su escritorio sin desviar la mirada hacia su alumno.

Que mal para él, Katsuki estaba de malas...

Muy de malas.

—B-B-Buenos días Bak—

Iba a saludar con notorio nerviosismo ante la situación y con aquellos fieros ojos carmines clavados sobre su silueta hasta que fue interrumpido por Toshinori.

— ¡¡Joven Midoriya!! ¡No esperaba verte aquí! —Saludó alegremente Toshinori, acercándose amigablemente al chico.

— ¡All Might! —grito Izuku emocionado.

— ¡Ya todo está bien! ¿Por qué? ¡Porque yo estoy aquí! —exclamó el otro en respuesta a la reacción del chico, con sus manos en la cadera sonriente.

— ¿Y qué haces aquí Joven Midoriya, mi chico? —Le preguntó Toshinori, no tenía idea que su preciado alumno tenía problemas con matemáticas.

Katsuki ante esto rodó los ojos con pesadez.

—Ah, —murmuró, jugando con sus manos. —leí el folleto en la salida y no dude en venir, después de todo siempre se me ha dificultado un poco matemáticas. —respondió Izuku algo avergonzado.

— ¡Pues estas en el lugar indicado! El joven Katsuki es un genio. —dijo con orgullo señalando al rubio que miraba con indiferencia, ya sentado con sus brazos cruzados.

Izuku ante esto solo se limitó a asentir con alegría y mirar sonriente a su profesor.

—Bien, no los interrumpo... —dijo Toshinori separándose del pecoso y dirigiéndose hacia Bakugou.

—Bakugou-kun, sé que tienes hambre, pero no te pases con el joven Midoriya... —Le murmuró.

Bakugou desvió su mirada con desagrado.
—Tch.

Toshinori sabía que si Bakugou normalmente ya era alguien muy difícil de llevar, con hambre y malhumor era como una bomba a segundos de explotar.

—Entonces mis muchachos, ¡nos vemos! —dijo Toshinori saliendo del aula, cerrando la puerta con suavidad.

—Buenas tardes, Bakugou-sensei. —dijo Izuku totalmente recargado ante la presencia de All Might, tomando asiento frente a él.

Bakugou presionó sus labios ante eso. — ¿Cómo era que te llamabas? —preguntó con molestia, sin quitarle la vista de encima.

—Midoriya Izuku, sensei. —respondió de inmediato.

¿Porqué me suena tanto ese apellido? Se limitó a pensar.

Aclaró su garganta. —Y dime mocoso, ¿desde cuando es que está ese maldito folleto en la pared? —preguntó de manera intimidante, acercándose hacia su alumno.

Estaba enojado, maldición. Sabía que no era culpa del chico pero eso no le quitaba las putas ganas de comer algo.

—Y-yo no lo sé... —dijo bajito, retrocediendo la cabeza de a poco ante el rostro extremadamente cercano del rubio, podía sentir en su mejilla su respiración pesada y lenta, llena de furia.

Era como un dragón, pensaba Izuku.

—Y porque mierda vienes a el primer maldito taller, ¿hah? Nadie nunca viene a estas mierdas el primer jodido día. —gruñó mirándolo fijamente.

Izuku solo se reía nervioso, retrocediendo.

— ¿Para aprender? —murmuró bajito con nerviosismo.

Entonces trago saliva cuando observó que su profesor continuaba mirándole con molestia extrema a una distancia bastante corta.

—Esto... —murmuró, observando hacia los lados con nerviosismo. —Si le molesta mi presencia yo me puedo retirar. —respondió tristemente, mientras cogía su mochila mirando al suelo de manera desanimada, levantándose para irse definitivamente.

Bakugou torció la comisura derecha de su boca con molestia.

—Estas muy equivocado si piensas que te dejaré escapar de mi aula, pequeño idiota. —gruñó mientras lo tomaba del hombro derecho y lo volvía a sentar con fuerza.

Izuku ante aquella sorpresiva acción de su profesor, se confundió bastante.

Segundos después, frunció el ceño.

¿Qué era lo que se creía?

—Disculpe mis palabras, —habló serio, observándolo de mala gana. —pero no pienso quedarme aquí con esa actitud que tiene ahora, sólo está tratando de intimidarme, yo vine aquí a aprender. —dijo firme con el ceño fruncido, sí, el chico era nervioso y todo lo que quisieran decir pero tenía carácter.

— ¡¿Hah?! —exclamó Bakugou acercándose peligrosamente.

¡¿Acaso el Chihuahua tenía el descaro de revelarse ante su presencia?!

—Si te quieres largar, hazlo, pero primero tendrás que pasar sobre mí, imbécil. —gruñó golpeando de manera brusca su pupitre con el puño, justo al lado donde tenía la mochila.

Izuku ante este gesto le quedó mirando con clara decepción.

Él pensaba que su actitud realmente no tenía sentido y solo soltaba palabras porque sí.

Algo que en verdad, es muy propio de Bakugou.

Izuku soltó un suspiro pesado. —Realmente creí que sería un buen profesor, por un momento pensé que al fin podría entender matemáticas, pero veo que estaba equivocado, con su permiso. —dijo mientras cogía su mochila de nuevo y se dirigía rápidamente a la puerta.

Bakugou esperó a que se acercara a su lado, justamente en donde se encontraba la puerta para arrinconarlo en la esquina de la pared.
— ¿Me parece que no fui lo suficientemente claro? —habló de manera dominante en su oído izquierdo, dejando a su alumno totalmente preso entre la pared y sus brazos. —Primero criticas mi manera de enseñar y luego simplemente te vas, ¿crees que esto es un maldito juego, pedazo de mierda? —susurró grave de manera intimidante, con su mano izquierda apoyada en la pared, apegándose a él desvergonzadamente.

Izuku realmente estaba perplejo. Jamás espero una reacción así de su profesor.

¿Acaso esto es algo normal?
Pensaba preocupado.

Debería gritar y pedir ayuda, pero los pasillos a esas horas siempre estaban vacíos.

¡¿Es que acaso se trataba de una broma?!
Aún si fuese así, esto era excesivo.

Suspiró luego de analizar la situación y asumió como la afrontaria, con valentía.

Alzó su mirada jade con decisión y chocó de manera tensa contra los escarlatas fúricos de su profesor. —No te tengo miedo. —respondió al fin mirándolo a los ojos con su ceño fruncido.

— ¿Y crees que yo a ti sí? —dijo acercando peligrosamente su rostro al cuello del chico.
Te podría morder tan malditamente fuerte en este instante que podrías morir desangrado aquí mismo, mocoso. —Le gruñó.

Izuku le miró en silencio, sin mover un músculo.

Aunque el nerviosismo le estaba ganando, ya que Bakugou observó perfectamente cómo al pecoso lentamente le invadía un pequeño temblor en sus labios.

Sonrió de manera burlona, mientras observaba como su alumno se mantenía firme, desafiante.

— ¿Haah? —soltó susurrante y amenazante a la vez a su lado, acercando su cabeza de una manera agresiva. — ¿No me crees capaz de hacerlo? No sabes con quien te estás metiendo, bastardo.

Izuku se estremeció y trató de zafarse del agarre rápidamente, totalmente sonrojado y asustado.

Nunca espero sentir los labios de su profesor cerca de su cuello.

— ¡E-espere! —exclamó asustado, empujandolo con fuerza. Aunque no logró moverlo mucho. —P-Porfavor, sólo quiero ir a casa, ¡esto no es normal! ¡¿Qué rayos le sucede?! —exclamó molesto y asustado, con sus ojos llorosos y temblando sin parar, el miedo le había vencido.

Pues sí, definitivamente esta mierda no es normal...

Gruñó Bakugou a sus adentros, analizando lo que acababa de hacer.

Puta madre, te pasaste esta vez imbécil.

Se regañaba a sí mismo al notar la reacción del menor, se separó rápidamente e intentó arreglar la situación.

Una sonrisa entre nerviosa y divertida salio del rubio ceniza mientras se paseaba de un lado a otro, rascándose la nuca. —Argh, lo siento mocoso, me gusta molestar, ha ha. —dijo divertido tratando de calmarlo.
—Ven siéntate, comencemos con la clase. —dijo relajado mientras tomaba asiento.

Izuku le quedó viendo con sus ojos de par en par por unos segundos.

Luego, volvió en sí.

Entonces, alzó una ceja.
— ¿Entonces simplemente estaba jugando, sensei? —preguntó incrédulo y con bastante desconfianza.

—Claro que sí mocoso, ven a sentarte. —respondió el rubio sacando sus marcadores de la mochila, tratando de parecer lo más calmado posible.

—Qué manera tan extraña de molestar... —murmuró aún molesto, suspirando rendido para dirigirse a su pupitre.

Al parecer se lo tragó.

Reía para sí mismo, no había sido una broma, por un momento la furia del momento lo dominó y se estaba desquitando con el pobre muchacho, casi la caga, lo sabía.

Agradeció profundamente el hecho de estar solos y que su alumno fuera tan inocente o idiota, las dos eran válidas para Bakugou.

Ya que otra persona, hubiese salido corriendo del aula sin pensarlo.

Pero estaba bien, el chico era valiente. Tan chihuahua no era.

—Bien, al estar solo nosotros presentes tendrás una clase personalizada, cuéntame, ¿qué es lo que te cuesta de matemáticas? —preguntó Katsuki mientras se le quedaba viendo con sus brazos cruzados.

—Bueno, la verdad... —murmuró pensativo y algo dubitativo. —Tengo problemas con geometría y álgebra, hay cosas que simplemente no entiendo, memorizo las fórmulas pero muchas veces me bloqueo y no sé como aplicarlas... —respondió bajito esto último desanimado, mientras tomaba asiento nuevamente.

—Necesito ver eso con mis propios ojos. —respondió el rubio mientras se giraba hacia la pizarra y comenzaba a escribir un ejercicio.

—Ven aquí. —murmuró mientras terminaba de escribir y se giraba para ver al chico a su lado.

—Ten. —Le entregó el marcador.

Izuku recibió el marcador con inseguridad y mirando el ejercicio comenzó a resolverlo de manera lenta.

—Ah, ah. Ahí estás mal, regla de signos, no lo olvides. —murmuró el mayor mientras cogia el borrador y borraba todo el desarrollo del menor.

— ¡Ah! Pero sensei, solo me había equivocado en el último paso del desarrollo. —dijo Izuku con sorpresa al ver como el rubio borraba con furia sus números.

—Pero te equivocaste idiota, el ejercicio te debe salir perfecto, no quiero borrones en mi pizarra, hazlo de nuevo y sin peros. —gruñó mirándole con el ceño fruncido.

— ¡Sí! —dijo obediente, mientras comenzaba a resolver el ejercicio de nuevo.

— ¡Regla de signos, idiota! —exclamó borrando nuevamente.

— ¡A-Ah! Lo siento. —Se reía de manera nerviosa mientras comenzaba otra vez y otra y otra.

Y otra vez.

Hasta que al fin pudo resolverlo de la manera correcta.

Katsuki le analizo por unos minutos. Sus carmines le estudiaban sin descanso.

—Bien, eres jodidamente lento, te pones ansioso y te equivocas, en resumen, tu maldita ansiedad excesiva es la raíz de tus problemas. —dijo el rubio con su mano en el mentón. —A ver, resuelve este ahora. —Agregó mientras le quitaba el marcador de las manos con rudeza y se ponía a escribir otro ejercicio.

De pronto, un incómodo sonido inundó el salón, era el sonido de un estómago hambriento.

Katsuki de inmediato dejó caer el marcador sonrojado y miro a su alumno con furia.

—T-Tú no escuchaste nada, mocoso. —gruñó mientras recogía el marcador y proseguía.

—No se preocupe sensei. —respondió notoriamente incómodo, mientras agitaba las manos. —Uhmm... ¿P-Puedo ir al baño? —preguntó tímidamente.

—Como quieras. —Se limitó a responder Bakugou mientras se sentaba.

— ¡No demoro! —exclamó Izuku saliendo veloz del salón.

Bakugou solo se limitó a verlo salir y sacar su móvil para jugar, así se pasaba el tiempo más rápido.

—Seguro Bakugou-sensei no ha comido nada... —murmuraba Izuku para sí mientras sacaba dinero de su bolsillo. —Dos sándwiches con dos jugos de naranja, por favor. —Pidió a la señora que atendía el pequeño negocio. —Gracias. —Se limitó a responder mientras pagaba y se devolvía al aula, procurando esconder los sándwiches. Sabía que si se lo entregaba personalmente él se podría molestar.

Entonces, durante el camino pensaba.

¿Realmente estará bien entregarle esto después de aquella desagradable situación?

Y es ahí cuando su madre entraba en sus pensamientos.

"A veces, debemos hacer lo que nos gustaría que nos hicieran, debemos ponernos en los zapatos de los demás y ser gentiles, mi niño."

Y sonrió.

Sí, estaba bien. Además ni siquiera dudo en salir para comprar aquellos sandwiches, su cuerpo se movió por si solo.

Regresó al salón y se sentó con rapidez mientras se quedaba mirando al rubio

¿Y ahora qué le digo? Pensó.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras asi? —preguntó Katsuki con pesadez sin despegar su vista del móvil.

—E-Esque creo que Toshinori-sensei lo buscaba, solo creo... —respondió notoriamente nervioso por su mentira mal formulada, mientras se rascaba la cabeza con ansiedad.

—Que idiotez, él sabe que yo estoy aquí. —dijo el rubio desviando la vista del móvil para mirar al pecoso frente a él.

—Sólo me pareció verlo cerca, hehe... —dijo riéndose de manera nerviosa.

Bakugou frunció el ceño.
—Más te vale que me estés diciendo la verdad. —gruñó levantándose con desgano mientras salía del aula.

En ese instante, Izuku se apresuró y puso el sándwich junto al jugo en uno de sus cajones abiertos.

—Oye, ¿qué se supone que me decías? Yo no vi a nadie cer— gruñó de inmediato notando a Izuku cerca de su escritorio. — ¿¡Qué mierda haces ahí!? —exclamó con furia frunciendo el ceño de manera exagerada, entrando colérico al aula, cerrando la puerta con un estruendoso portazo.

— ¡A-Ah! ¡No es lo que cree, sensei! —exclamó el pecoso notoriamente nervioso al notar al rubio acercarse furioso, levantando ambas manos en señal de inocencia absoluta. —Y-Yo sólo quería dejarle algo de comer. —dijo señalando el cajón con el sándwich y el jugo.

— ¡¿Hah?! ¿Por qué harías eso, bastardo? —exclamó el rubio cerca de Izuku sin quitarle la vista de encima.

—E-Es sólo que usted me ha ayudó tanto el día de hoy que yo también quise ayudarle en algo... —murmuró bajo.

Bakugou quedó perplejo por unos segundos, entonces desvió la vista al sándwich y luego le observó con detenimiento.

Observó sus labios fuertemente apretados y temblorosos, su respiración semi agitada por su nerviosismo y su leve temblor en las manos. —Más te vale que me estés diciendo la verdad... —respondió cruzándose de brazos.

—Yo n-no le estoy mintiendo sensei. —respondió Izuku nervioso.

Katsuki llevo sus dedos a su frente, masajeandola, tomo un poco de aire y lo miró.

—Es mi trabajo, idiota, ¿qué esperabas? —terminó murmurando mientras se sentaba con calma. —Ve a sentarte. —dijo con su mirada pasiva, casi feliz, mientras observaba al chico regresar a su asiento.

Ese pequeño idiota...

—No debiste hacerlo, maldición. —murmuró bajo, con sus mejillas carmín debido al esfuerzo que necesitó decir esas palabras, mientras cogía el sándwich y comenzaba a comer, se sentía jodidamente bien, al fin podía comer.

—Sí. —respondió Izuku mientras comenzaba a hacer lo mismo.

A pesar de todo, estaba contento. Hoy había progresado mucho en matemáticas en apenas una hora.

All Might tenía razón, Bakugou-sensei era un genio, realmente era asombroso, decía a sus adentros sin quitarle la vista encima, ilusionado.

Los minutos pasaron y había llegado la hora de retirarse.

—Hasta mañana, sensei. —Se despidió el pecoso mientras le dejaba su manzana verde en el escritorio. —Gracias por las lecciones de hoy. —Le sonrió mientras se retiraba.

Bakugou ni siquiera le miró, simplemente se inclino de hombros.

—Como sea. —Fue lo único que dijo mientras miraba hacia otro lado, esperando que ya se fuera.

Al escuchar cerrar la puerta giró lentamente su rostro algo confundido ante la actitud de su alumno.

—Con que Izuku, ¿eh?... —murmuró para sí mientras se quedaba viendo la verde manzana que relucía sobre su escritorio. —Interesante.

Cogió la manzana y le dio un mordisco.

Y con una media sonrisa y mirada extrañamente calmada, procedió a retirarse de la academia.

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Buenas

La cercanía aumenta y no de la mejor manera posible, pero, ¿qué se podría esperar de semejante pedazo de bestia? De todas maneras, me gusta hahaha.

Nos leemos prontito

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